—¿Dónde está el Jeep?—preguntó Bella,cuando ellos cruzaron al estacionamiento.
—¿Piensas en el Jeep de Marco?—preguntó Edward con sorpresa.
—Sí.¿No tomaste prestado el Jeep para venir a buscarme?
—No.Traje mi propio coche—dijo él,entonces explicó—.Lo fuimos a buscar cuando Marco me llevó a mi apartamento a por una maleta con ropa.Él regresó en el Jeep y yo lo seguí en mi coche.Me siento menos…
—¿Prisionero?—preguntó Bella suavemente cuando él se cortó.
Edward gimió,pero asintió cuando él la condujo hacia el oscuro BMW.Abrió y mantuvo la puerta delantera del pasajero abierta para que ella entrara,entonces la cerró y caminó alrededor del coche hacia el lado del conductor.Bella se inclinó para abrirle la puerta a él y entonces él se sentó dentro.Ella se abrochó el cinturón cuando él puso la llave en el arranque y la giró,entonces levantó sus cejas cuando no pasó nada.Frunciendo el ceño,Edward trató nuevamente,pero el motor no estaba encendiendo.
—¿Qué dem…?—presionó el embrague varias veces y trató una vez más,entonces maldijo con frustración cuando nada pasó.
Bella mordió su labio cuando lo intentó de nuevo.
—Quizás podamos llamar un taxi.
—Estaba funcionando bien de camino aquí—murmuró Edward, intentándolo una vez más,entonces un sonido de golpecitos en la ventana les hizo dar un salto y vieron afuera al Padre Aro.El sacerdote estaba de pie afuera en el pavimento al lado de la puerta del conductor.
Edward bajó la ventanilla cuando él hizo un gesto y el hombre preguntó:
—¿Problemas?
—No enciende—murmuró Edward,intentándolo de nuevo.
El Padre Aro observó cuando giraba la llave y frunció el ceño cuando no pasó nada.
—Debe ser el arranque.Esto aún no enciende.
—No,no lo es—agregó Edward,recostándose en su asiento con un suspiro.
Él viejo hombre vaciló y entonces dijo:
—Estaba apunto de ír a recoger algunos suministros.Podría llevarle.¿A dónde iba usted?
—Ah,qué dulce,Padre,pero probablemente lo desviaríamos de su camino—dijo Bella,entonces mencionó el área donde su madre vivía.
—¡Ah!—exclamó Padre Aro,alegremente—.No está lejos de adonde me dirijo.Debe ser el destino.Venga,la tendré en su casa en un instante.
Alejándose sin esperar respuesta,caminó hacia la furgoneta con el logo del refugio en uno de los lados y Edward la miró interrogante.
—Se hace tarde—dijo él—.Y podría llamar al garaje y hacerlos recoger el coche para que lo miren mientras que nosotros dormimos.
Suspirando,Bella asintió y se desabrochó el cinturón de seguridad.
—Espero que no les importe,pero como estamos en el camino,pienso solo detenerme en los proveedores de la salida.
Bella miró hacia el frente de la furgoneta ante las palabras del Padre Aro,después afuera de las ventanas cuando él tomó la carretera.Según sus cálculos,estaban a menos de cinco minutos de la casa de su madre.
—Supongo que habría sido igual de rápido detenerse de regreso,pero sólo podría usar una mano para cargar los suministros y como no estarías conmigo de regreso…—le envió a Edward una mirada que expresaba una disculpa—.No le importaría,¿verdad?Puedo volver si usted…
—No,por supuesto que no,Padre—le aseguró Edward—.Apreciamos que nos lleve.Nos parece justo ayudarlo con los suministros.
Bella sonrió débilmente por las palabras corteses.Ella lo conocía lo suficientemente bien para reconocer que,mientras que él estaba en desacuerdo por el retraso,él sentía que sería rudo rehusarse a ayudar al hombre cuando los había salvado del pago de la tarifa de un taxi para ir a casa de su madre.
—Aquí estamos.
Bella miró fuera de la ventana,frunciendo el ceño cuando inició un largo camino hacia una gran casa blanca.Allí no había señales que pudieran indicar que era algún tipo de negocio.Esto estaba también en medio de la nada por lo que ella podía ver cuando miró alrededor.Allí no había casas de vecinos a la vista.Bella comenzó a sentirse de repente un poco incómoda.
—Ésta es la mujer que borda nuestro logo en todas las toallas,sábanas y fundas,Bella—le anunció el Padre Aro al estacionarse frente a la casa—.Ella es una de mis parroquianas,una buena y dulce anciana.
—Ah—murmuró Bella y sintió que se relajaba.
—Tarda un poco más de lo que lo haría una fábrica—siguió él alegremente cuando apagó el motor y desabrochó su cinturón de seguridad—.Pero ella es viuda y necesita el dinero,así que le traigo todas las sábanas y toallas siempre que conseguimos un nuevo lote.
—Eso es muy amable por su parte—murmuró Edward,desabrochándose su propio cinturón de seguridad.
—En realidad,me complace tenerlos a los dos conmigo—farfulló él—.Ella trata a menudo de que me quede para el té y tendré una excusa para no quedarme con ustedes dos delante.
Bella murmuró educadamente y entonces desabrochó su cinturón de seguridad cuando el Padre Aro abrió su puerta y salió.
—Parece ser un buen hombre,pero es muy hablador,¿no?—murmuró Edward una vez que la puerta se cerró y estuvieron solos.
—Él ha estado sufriendo de insomnio la última semana más o menos—explicó a modo de disculpa Bella,pero no estaba del todo segura de que el hombre fuera hablador si sufría de insomnio o no.Él trabaja días,ella trabaja noches.Ella,en realidad,apenas lo conocía.
—Bien,cuanto más pronto agarremos aquellas hojas,más pronto llegaremos a casa—dijo Edward,alcanzando el picaporte,entonces pausó y preguntó—.¿Cuánta luz del sol me puede tocar en esta etapa del juego?
Bella miró hacia el horizonte,notando que los primeros dedos del amanecer estaban arrastrándose hasta el cielo.Ella sacudió su cabeza.
—No estoy segura.Pero esto no debe tomarnos mucho tiempo sólo unos cinco o seis minutos de casa.Estarás bien.
Asintiendo,Edward abrió la puerta y salió,entonces dejó la puerta abierta y le ofreció su mano cuando Bella cambió de asiento y se sentó en el del copiloto y consiguió salir.
Era obvio que la dulce anciana quien borda el lino había estado esperando por ellos,la puerta ya estaba abierta y el Padre Aro estaba entrando en la casa en el momento en que Edward cerraba la puerta de la furgoneta.Se apresuraron por acercarse a él y los escuchó hablando cuando ellos se aproximaban,entonces se pararon y los miraron cuando empezaron a caminar hacia el porche.
—Dice que está todo hecho,que las estaba empaquetando—les informó cuando llegaron a la puerta—.Fue a poner la última de ellas en la caja.Es de esta forma.
Bella cerró la puerta del frente,así todo el calor no se escaparía y entonces siguió al hombre por el pasillo.Al final del camino,el Padre Aro se detuvo,abrió la puerta y la sostuvo para que ellos entraran.Bella murmuró,—Gracias—cuando ella siguió a Edward dentro del oscuro cuarto,iluminado sólo por una pequeña lámpara sobre una mesa al lado de la puerta.
Ella casi pisó a Edward cuando éste se detuvo de repente.
—Vamos—dijo el Padre Aro y Bella miró atrás,entonces se congeló ante la vista de un arma en sus manos.Ella lo miró inexpresivamente durante un minuto,la confusión reinando en su mente,entonces retrocedió y caminó al lado de Edward para examinar alrededor de él.Ella no estaba sorprendida de que allí no estuviera a la vista la pequeña anciana que bordaba linos.Bella se sorprendió cuando reconoció al hombre frente a ellos,apuntando con una segunda arma al pecho de Edward.
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