POV Jacob
Me estaba arreglando mientras tachaba en el calendario un día más. Tan solo quedaban tres días.
- ¡Jacob! –me asustó la pequeñaza.
- ¿Qué pasa Alice?
- Aquí tenéis el número de teléfono del monasterio.
- Bien… -entonces me cortó.
- Acordaros de ir el viernes a las seis de la tarde.
- ¿Cómo?
- Me he adelantado y he llamado concediéndoos un sitio para que pudierais ir a verlo y tal, con el dueño.
- Alice… -puse los ojos en blanco.
- Se llama Julio.
- Perfecto, y de nuevo…
- De nada, de nada.
Se fue y ya era casi hora. Fui a casa de Bella y Edward y entré por la puerta.
- Jacob. –dijo Edward. – Está arriba.
- ¿Puedo?
- Por supuesto.
Subí y tenía la música encendida.
Llamé a la puerta y suponiendo que ella me oyese abrí.
Al no verla entré dentro de la habitación y oí cerrar la puerta, entonces fue tan rápida y saltó a mis brazos. Me dio un dulce beso.
- Eres tan…
- ¿Tan que eh?
Entonces se puso de pie y cogió el bolso.
- Vamos. Ah por cierto. Tu tía Alice me ha dado esto –le enseñé la tarjeta –Tenemos cita para el viernes a las seis.
- Vale. –sonrió. –Te he echado de menos.
Fuimos hasta el jardín de la casa de los Cullen.
- ¿Qué hacemos aquí? –me preguntó.
- Se que te gusta estar aquí, y he preparado un picnic en el bosque, en la charca.
- ¿De verdad? Nunca me has llevado ahí.
- Lo sé. Por eso, esta noche será inolvidable.
La llevé hasta allí y ya estaba todo preparado junto a la charca. Había un ramo de flores que dejo Esme.
- Jacob… ¿Por qué tanto?
- No hay porque tener una razón. Bueno la hay pero ya lo sabes.
- ¿Cuál?
- Lo mucho que te quiero.
- Jake… -se puso sonrojada.
- Es verdad, ¿quieres que lo grite a los cuatros vientos?
- Jake… no….
- ¡Te quiero Alma Cullen! –grité y ella me tapó la boca. Reímos los dos para terminar besándola como nunca lo había hecho.
- ¡Yo también Jacob Black! –me imitó.
- Te amo.
Cenamos y luego la acompañé hasta su casa.
- El viernes pasare a por ti a las cinco, ¿bien? –le dije.
- Perfecto. No aguantaré un día. Pero se intentará.
- Te amo.
POV Bella
Alice puso su cara de visión.
- Los Vulturis. Quieren a Alma. Otra vez.
- La carta.
- La recibiremos pronto. Alma, la recibirá. En muy poco.
- Vale. Estaremos atentos por todos sus movimientos.
- Deberíamos decírselo a Alma y a Jacob. –dijo Carlisle.
- Deberíamos. Pero, primero veremos la carta y luego hablaremos.
- Alma se irá a Italia. Lo vi Edward. –dijo Alice.
- ¿Por qué siempre tienen que estar los tíos estos detrás de todo? Alma no es como cualquiera, es humana mitad vampiro. Es especial. No hace daño a nadie. Porque.
- Porque la tenemos nosotros. La quieren. Tiene un don. O varios, quizás. –anunció Jasper.
- ¿Varios? –pregunté.
- Como tú cuando te convertiste. No atacabas a nadie. Y ella… es, tan extraño…
Al llegar a casa estaba Alma en el ordenador.
- Buenas noches, cariño.
- Mamá. Pasa.
- ¿Qué ocurre?
- Tengo un mal presentimiento. Ha sido acordarme de la boda y he visto en mi mente a los Vulturis.
- ¿Cómo? – me tensé.
- Si, no se. Serán tonterías mías.
- Descansa, vale.
- Buenas noches.
Alma tenía un mal presentimiento. Y es que pasará de verdad. Pero no dejare, nunca irse otra vez a Italia.
Bajé bajo y le susurre a Edward lo de Italia. Oía perfectamente el corazón de Alma relajado y sus respiraciones, estaba dormida.
- ¿Entonces? ¿Qué haremos?
- Esperar. No sabemos que quiere en realidad.
- La visión de Alice. Ella se encontraba en Italia, ¿y si va? Y no nos damos cuenta. –le dije espantada.
- La tendremos vigilada.
La noche pasó muy tranquila. Pensamos que teníamos que comprarle algo a nuestra hija. Y decidimos el traje de bodas y pagarle a ella y a Jacob el convite.
Empezó a sonar el teléfono y Edward lo cogió.
- Alice, ¿Qué ocurre?
- La he visto. La carta. Mañana la recibirá Alma.
- ¿Has visto cuando?
- La tendrá y en su trabajo la abrirá.
- Bella, que hacemos.
- No lo sé, Edward.
- Esperad… -se le fue la voz a Alice – acabo de tener otra visión. Alma se irá.
- ¿Cuándo? ¿Por qué?
- Está borroso… no lo veo. Será por Jacob o los propios Vulturis.
- Tenemos que pensar en algo. Ahora vamos.
Dejamos una nota a Alma en la puerta.
Hemos ido a casa de los abuelos. Tenemos que hablar de unas cuantas cosas, si necesitas algo llama o piensa. Te queremos.
Corrimos hasta la casa cogidos de la mano y antes de entrar le di un beso.
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