ROBERT P.O.V

Rob, ha sido solo una noche de sexo, como otra cualquiera, nada más…pero no, esta vez había sido diferente, había sido con Bella…Oh, diós, ¿qué me estaba pasando? No podía parar de pensar en ella. Se cumplía una semana desde que no la veía y, sinceramente, la había echado de menos, no sabía por qué, pero la había extrañado mucho. No paraba de pensar en ella. Solo pensaba en acariciarla, en besarla y en hacerla mía una y otra vez. Deseaba verla, así que decidí llamarla para quedar con ella.

BELLA P.O.V

Llevaba toda la semana pensando en él, en sus caricias, en sus besos, en sus movimientos, en su aroma… Bella, para. Quítatelo de la cabeza. No te ha llamado, seguramente para él fue una simple noche de locura, nada más…pero para mí no lo fue. Quizás porque fue mi primera vez…no lo sé, pero necesitaba estar otra vez atrapada entre sus brazos. Necesitaba sentirle dentro…

El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos. Me levanté de la cama y cogí mi teléfono que estaba sobre el escritorio. Me entró una inmensa alegría y a la vez un inmenso nerviosismo al ver que en el móvil ponía: Robert. Me estaba llamando. No me lo podía creer…¿querría verme de nuevo? Para salir de dudas, cogí el móvil y lo descolgué.

-¿Diga?-me temblaba la voz.

-Hola Bella-me respondió sensualmente, lo cual hizo que le siguiera el juego. Deseaba verle.

-Hola-le respondí en tono sensual, insinuándome.

-¿Te parecería bien que nos viéramos de nuevo?

-Me parecería estupendo-caí en la cuenta de que no podía ir a ningún sitio: Alice me había castigado sin salir durante 10 días e iba por el séptimo, me quedaban 3 más.

-Pues dime la hora y el lugar-su voz me recordaba a todos los momentos que vivimos en aquella habitación de hotel.

-Solo que…hay un problema…

-¿Qué problema?

-No puedo salir, estoy castigada

-Así que no puedes salir eh…-me contestó sensualmente

-No, pero eso no significa que no pueda verte-dije en tono suplicante sentándome en la cama.

-¿Qué tienes en mente? ¿Qué te secuestre?- se rió

-No, que vengas a mi casa sin que mi hermana se entere

-Y, ¿cómo hago eso?-se quedó pensativo-¿Entro por la ventana?

-No tonto, por la puerta. Puedes entrar sigilosamente-solté una leve risita-mientras yo distraigo a mi hermana.

-Me parece buena idea- se rió

-Vale, ¿Cuánto tardas?- pegué un brinco para levantarme de la cama y dirigirme al armario

-En 15 minutos me tienes allí

-Ok, te estaré esperando, no tardes-le supliqué

-Tranquila, pronto estaré allí, contigo-me dijo sensualmente y colgó.

Tiré el móvil a la cama y entré en mi cuarto de baño a asearme. Me lavé los dientes y me solté el pelo para hacerlo más sensual. Me eché un poco de brillo en los labios. Ya estaba lista para él. Vestía unos shorts vaqueros y una camiseta negra de manga corta con encima una camisa de cuadros azul clarita y desabrochada. Me senté en la cama a la espera pensando en él, en como me haría suya esa vez…le deseaba tanto… unos golpes en la puerta me sobresaltaron haciendo que saliese de mis pensamientos lujurioso.

-Bella-era Alice

-¿Qué?-pregunté algo molesta

-Voy a salir un rato, no volveré tarde. ¿Quieres que te prepare algo para cenar?- seguía tratándome como a una niña pequeña

-No, no hace falta, me lo prepararé yo- la respondí algo molesta, cuando se enteraría de que tenía 16 años a punto de cumplir 17, pues estábamos a 1 de Agosto y mi cumpleaños era el 13 de Septiembre. Ella, sin embargo, no cumpliría los 20 hasta el 17 de Octubre.

-Vale, adiós Bella- no la contesté, no era justo que tuviese que estar durante 10 días castigada en pleno Agosto por el simple echo de haberme acostado con Robert.

Oí como bajaba las escaleras rápidamente y salía por la puerta dando un portazo. Seguí allí, en la cama sentada esperándole. Pasaron los minutos y no llegaba, estaba empezando a preocuparme…¿Tú Bella, preocupándote de alguien? No me reconocía. Aquel hombre me había hechizado.

De pronto oí el timbre y supuse que era él. Bajé corriendo las escaleras, abría la puerta y allí estaba, con una torcida y sensual sonrisa que me volvía loca. Vestía muy parecido a mí: unos vaqueros, una camiseta gris de manga corta con una camisa de cuadros en tonos rojos y  abierta. Se le podía notar sus abdominales, eso me hizo desearle más.

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