Despierto cuando el despertador suena y me duelen los huesos del cuerpo, la cama que me han dado es bastante cómoda pero tampoco es que esperase demasiado. Hoy es el primer día de vacaciones, así que tendría tres meses para estudiar las asignaturas pendientes hasta el inicio del nuevo curso.

Me levanto y recuerdo lo que pasó anoche, los hombres que había conocido hasta ahora, no habrían aguantado demasiado, simplemente me habrían follado de mil maneras y luego dejado, pero al parecer este hombre era diferente o quizás no funcionaba en la cama... pero entonces ¿como se lo había montado con Esme y con su esposo... era bi...?.

Tengo tantas preguntas para ese hombre que me duele la cabeza, me late y me dan como latigazos en ella.

Me meto en la ducha y cuando salgo me pongo uno de mis pantalones y una camiseta de manga corta negra.

Al salir algo me roza los pies y doy un pequeño salto, un gato de color negro con ojos grandes y verdes me mira y maúlla.

Lo tomo en brazos y lo acaricio en la cabeza, el gato ronronea y me hace sonreír, me gustan los gatos, son mucho más tranquilos que los perros.

Bajo las escaleras y me dirijo hacia la cocina o hacia donde pienso que está la cocina, no tiene perdida, está en la planta baja al lado del salón es una enorme cocina americana de color blanco y negro, igual que el salón, este hombre le gusta lo minimalista, y moderno, todo alta tecnología y calidad.

Dejo al gato sobre el suelo que vuelve a maullar y se acerca a su plato donde inclina la cabeza. Abro la nevera y le pongo en el plato un poco de leche fresca, el gato me roza y bebe la leche. Vuelvo a guardarla y me dispongo a prepara el desayuno para el señor, las labores de casa también estaban implícitas en el trabajo y no quiero fallar en mi primer día.

Pongo la radio que hay sobre una de las estanterías y suena la canción “Don't wake me up” de Chris Brown. La dejo sonar mientras termino de preparar el café, caliento la leche y hago huevos revueltos con bacon, pongo las tostadas a tostar y justo cuando salen siento que me observan, giro mi cabeza y ahí está él, perfectamente vestido con un traje y con el pelo peinado hacia atrás, se sienta en la mesa de metal que hay en una de las esquinas y me mira fijamente. Hace un gesto con su mano para que le lleve la comida y la pongo sobre la mesa.

Quito la música y hace un gesto de mala gana arrugando su frente.

-¿Esa es la música que escuchan los jóvenes de hoy en día?-.

-Si... más o menos- murmuro-.

-Siéntate a desayunar-.

Me siento frente a él y tomo una tostada, me sirvo un poco de leche en el café y pongo el azucara, termino la tostada mirándole fijamente.

-Desde ahora cuando estés en casa estarás desnuda, hay calefacción así que no te resfriarás...-.

Asentí y tragué la tostada que estaba masticando.

-Nadie excepto yo puede verte desnuda-.

Volví a asentir.

-Y nada de masturbarse-.

-Nunca lo hice-.

Se le calló la tostada y reprimí una risa, por poco se mancha la camisa blanca que llevaba en ese momento.

-¿Como?-.

-Nunca me he tocado ahí...-.

-¿Ahí?-.

-Si... no me gusta ser vulgar a la hora de hablar...-.

-Entiendo...- me mira fijamente- tengo que irme, volveré a la hora de comer, espero que todo esté en su sitio cuando vuelva Jane-.

-Lo estará señor...-.