Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 8: Tratando de reparar su error

Noche sin tregua

-¿a que te dedicas?

-compro empresas.

-¿Qué clase de empresas?

-suelo comprar empresas que tienen dificultades financieras.

-entonces debes comprarlas a preciosa de ganga.

-bueno…la empresa que he comprado esta semana me sale al precio de ganga de un billón.

-¿un billón de dólares?

-si.

-caray… ¡debes ser un tío muy listo!...AIS…yo no terminé el instituto… ¿hasta cuando estudiaste tú?

-estudié hasta el final.

Bella rió levemente al ver la cara de Julia Roberts en la pantalla cuando Richard Gere soltaba ese comentario. Y es que estaba por enésima vez sentada en el destartalado sofá de su casa viendo pretty woman. Para variar, no podía faltar la tarrina de helado de Strawberry and cheesecake en su mano; se había convertido en un ritual.

Ese día Jake iba a haber ido con ella a ver una película al cine pero en el último momento había tenido que hacer un trabajo de clase y no había podido acudir. La verdad es que Bella no había aguantado más de una semana ignorando a su amigo después de aquel día en el hospital. Él había ido a visitarla cada uno de los cuatro días que había estado ingresada pero ella se negaba a verlo y Jasper, al que aún así le caía muy bien Jacob, no le dejaba pasar. A partir de ahí pudo volver a casa con la condición de estar en reposo una semana más. Bella pensó que todo volvería a la normalidad pero Jake siguió insistiendo y al final ella aceptó escucharle. Esa misma tarde volvía a ser los mejores amigos.

Por otro lado, Edward no había dado señales de vida ni había hecho intento alguno de volver a verla. Bella se sentía decepcionada pero casi más por ella por haberse hecho ilusiones que por él. Le dolía saber que en el fondo ella tenía razón desde el principio y solo era sexo para él mientras que ella había caído completamente enamorada a sus pies. Pero no podía hacer nada así que seguía su vida lo mejor que podía.

Se había mudado de casa por exigencias de Jasper, obviamente no quería seguir allí por los acontecimientos ocurridos pero ella no podía permitirse pagar por otra, quien en ese momento vivía con ella. Él había decidido quedarse con ella una temporada hasta que se sintiera segura ya que la veía temblar cada vez que se quedaba sola. Era normal que ella tuviese miedo pero no quería ir a terapia ni nada por el estilo; no quería oír hablar de médicos ni terapeutas. Así que él se limitaba a estar junto a ella mientras trabajaba a tiempo parcial para pagar el piso y seguir recopilando dinero para el tratamiento de Alice, a quien también conocía del orfanato. Le había ocultado la dirección de casa a Jacob antes de reconciliarse con él pero al parecer Jasper y él habían hecho tan buenas migas que este se la había dado sin problema alguno.

Mientras tanto, ya habían pasado dos semanas desde que había salido del hospital. Nada más pasar la fecha límite de su reposo, Bella se había empeñado en volver a trabajar. Y la verdad es que había dolido, y mucho. El médico que le había atendido, que resultó ser el padre de Edward como más tarde se enteró, le había advertido que debía dejar las relaciones sexuales para más adelante pero ella no podía hacer eso. Aunque eso si, había tenido que guardar reposo el día siguiente de cada trabajo por lo que en total solo había podido trabajar tres días.

Y ahí estaba, a las doce del mediodía cuando debería estar comiendo comida normal, inflándose a helado y viendo su película preferida. Jasper estaba trabajando en ese momento en el bar de Sam; no cobraba tanto como Bella ya que su amigo le había hecho un hueco incluso sin haberlo y estaba trabajando por la mitad del sueldo, pero algo era algo.

Estaba con la boca llena de helado cuando el timbre de la puerta sonó. Bella frunció el ceño; Jasper tenía sus propias llaves así que no podía ser él, Jake tenía trabajo y sino habría gritado… ¿Quién podía ser? Su cuerpo se tensó; no podía estar volviendo a pasar…Mike Newton no podía estar otra vez detrás de ella…

Ella no estaba segura de poder volver a lidiar con eso. Cuando habló con el doctor Cullen, este le había contado el estado en el que estaba su cuerpo había quedado y le había explicado las curaciones necesarias. El solo pensar que Newton volviese a tomarla la hacía estremecer…de echo lo conseguía solo recordándolo. Por suerte, todas las pruebas que le hicieron habían salido negativas y Bella no estaba ni embarazada ni contagiada de ninguna enfermedad que se pasase gracias al coito. De todos modos era aterrador el pensar que podía llegar a estarlo…No, no estaba dispuesta a volver a pasar por ello. Así que, decidida, cogió el bate de béisbol que había dejado Jasper en la esquina para cualquier emergencia y se encaminó hasta la puerta después de poner el video en pausa.

-¿Quién es?-preguntó.

Nadie contestó, o por lo menos nada se oyó. El problema era que Jasper había buscado una casa con la puerta de entrada muy gorda por lo que a no ser que el de fuera gritase, como hacía Jake, era imposible oírle.

-¿Quién es?-volvió a preguntar porsiacaso.

No hubo respuesta. Lo más sensato hubiera sido que volviese al sofá e ignorase el timbre pero Bella nunca había sido muy sensata y no temía. Así que con una mano empuñó el bate con fuerza y con la otra agarró el pomo de la puerta. Lo giró rápidamente con la idea de pillar al que estuviera al otro lado de improvisto y que no pudiera atacarla y la abrió mientras levantaba su arma e iba decidida a pegar a la persona que hubiera tocado.

Claro que tuvo que hacer mucha fuerza en contra de la dirección que tomaba el bate cuando vio delante de ella a Edward Cullen. Intentó echar los brazos hacia atrás consiguiendo solamente que el bate no fuese hacia delante y cayese en medio. Esquivó con centímetros sus pies haciendo un ruido seco al caer.

-¡joder, Edward!-chilló ella.- ¿eres idiota o que te pasa? ¡Me has dado un susto de muerte! ¡Estás loco!

-no es por ofenderte, Bella, pero eras tú la que estaba dispuesta a golpearme con ese bate.-se defendió él intentando aguantar la risa.

Ella lo fulminó con la mirada y Edward se puso serio por completo olvidando la divertida escena antes vivida.

-bueno y ahora que te has reído de mí, otra vez, y que he comprobado que el gilipollas que ha tocado el timbre no es Newton sino, eso, un gilipollas cretino.-se notaba a la lengua que Bella estaba enfadada con él.-me vuelvo dentro.

-no, espera, Bella.-rogó sujetando su muñeca.

El apartarse de él fue instintivo para ella sobretodo porque le había sujetado por una parte que todavía no tenía sanada del todo. Edward sintió su rechazo y desvió la mirada a donde había agarrado viendo las vendas que cubrían las delgadas muñecas de la chica. Empuñó las manos por no salir corriendo otra vez en busca de Newton.

-Bella, por favor.-pidió.

-no se te ocurra tocarme.-amenazó ella.- ¿Qué pasa? ¿Ya se te ha olvidado que solo soy una simple puta?

-Bella.-dijo él sintiendo el dolor que tuvo que afectarle a ella.-déjame explicarte, por favor.

-no quiero escuchar tus explicaciones.-negó.

-necesito dártelas.-murmuró él.-por favor. Escúchame.

-¿Por qué debería?-Bella se cruzó de brazos.

-porque estoy muy arrepentido y quiero…no, necesito, que me dejes explicarte.

-¿Cómo has sabido que vivo aquí?-le preguntó de sopetón.

-creo que está claro que me lo ha dicho Jake.-explicó él peor siguió al ver la expresión de la chica.-pero no te enfades con él; puedo llegar a ser muy persistente. Al principio se negaba y me ha costado días convencerlo.

-¿persistente, eh?-comentó ella.- ¿eso significa que no te vas a rendir de hablar conmigo?

-nunca.-afirmó rápidamente él.-necesito que me dejes explicarte.

-eso ya lo has dicho.-replicó.

-pero no me has dejado hacerlo.-se excusó.

-escúchame bien, Edward, porque no voy a volver a repetirlo.-susurró Bella.-te voy a dar una sola oportunidad para explicarme lo que tengas que explicarme y después desaparecerás de mi vida.

Edward tragó en seco. ¿Debía aceptar? La verdad es que no soportaba que ella le odiase tanto…pero el solo pensar en no volver a verla o hablarla hacía que su corazón se encogiese de golpe. Claro que no tendría más opciones de hablar con ella así que tuvo que aceptar. Asintió dubitativo.

-pasa.-dijo la chica.

-¿Cómo?-preguntó Edward confuso.

-he dicho que pases.-repitió ella-no creo que estar hablando en el rellano sea lo más adecuado. Si acabamos gritando molestaríamos a los vecinos.

-A, si, claro, claro-asintió él mientras seguía a su amada hacia el sofá de la sala.

Ambos se sentaron manteniendo una distancia prudente el uno del otro. Pasaron unos minutos en los que nadie decía nada; se limitaban a mirarse el uno al otro sin poder apartar la mirada de sus ojos. Al final, fue ella la que rompió el contacto.

-bueno, veo que no tienes nada que decir así que…-se levantó del sofá dispuesta a enseñarle donde quedaba la puerta a Edward.

-¡no! Espera, Bella.-él agarró la mano de la chica y la sentó de nuevo sin soltar la mano después.

Bella se sonrojó al sentir su mano junto con la de él pero no hizo movimiento alguno para soltarse. Sorpresivamente se sentía bien y a gusto.

-empieza pues.-animó ella.

-lo primero de todo, quiero pedirte perdón.-susurró.-no debí tratarte como lo hice. A veces soy muy burro, ¿vale? No se controlar lo que digo y ni siquiera lo pienso y le hago daño a la gente que quiero.

Bella no dijo nada; solo lo miró.

-soy un burro. Con mi madre me pasaba lo mismo y hasta la hacía llorar hasta que me di cuenta y tuve que rectificar todo lo dicho.-siguió.-pero contigo…no se que me pasó. Bueno, si lo se. Me desarmaste desde el primer momento que pusiste un pie en mi limusina. Mi idea no era para nada el acostarme contigo; ya sabes que solo quería que te alejases de Jake. Pero me sedujiste de una manera que nadie había hecho. Traté de resistirme pero me fue imposible. Puede que pienses que es una chorrada pero he tenido muchas mujeres guapas alrededor y las ignoraba a todas; estaba metido en mi trabajo. Hasta que apareciste tú.

Ella abrió los ojos con sorpresa. ¿De verdad había causado esos estragos en él? Le parecía increíble…era un hombre tan guapo…

-me volviste loco esa noche y no pude resistirme a tus encantos.-prosiguió.-intenté ser cuidadoso y creo que lo conseguí ya que en ningún momento pensé en ti como una…mujer de la calle.

Bella sonrió internamente al sentirle incómodo por no saber como definir la palabra puta sin ofenderla. Le pareció terriblemente mono.

-después al día siguiente no estabas en la cama y me decepcioné terriblemente ya que justamente te había pedido que te quedases. Lo único que se me ocurrió pensar fue que para ti había sido solo como un cliente más. Se que no debía enfadarme ya que yo no era quien para decirte nada pero para mí había sido especial y había sentido que me respondías igual.-suspiró.-es algo así como que me hice ilusiones…por eso me enfadé tanto y me sentó tan mal…pero me di cuenta de que eras distinta cuando vi que no te habías llevado el dinero. Antes no lo sabía pero ahora entiendo que fue algo duro ya que de verdad necesitabas el dinero por tu hermana.

El corazón le latía fuertemente en el pecho a Bella por lo que Edward estaba diciendo. Nunca se imaginó que esas palabras pudieran salir de su boca. Quería decir algo, sentía que debía, pero su garganta estaba atorada así que se limitó a seguir escuchándolo.

-entonces decidí buscarte. Pero no te encontraba. Cada vez me desesperaba más; no hablabas con Jake y yo no sabía más que tu nombre y eso no me servía para mandar a nadie en tu busca. Había pasado casi un mes y estaba derrotado, sin ganas de hacer nada y con menos esperanzas a cada minuto que pasaba. Pero cuando por fin te encontré, de casualidad aquel día, volví a sentir esperanza.-contó Edward.-he de admitir que mi primera escusa para hablarte era el darte el dinero que te merecías por tu…trabajo, pero luego pasó lo de los matones, intenté ayudarme y todo se salió de mis manos. En cuanto te besé me olvidé de porque estaba haciéndolo y simplemente me dejé llevar. Y lo peor de todo es que tú me seguiste con el mismo ímpetu y eso no ayudó a que parase.

Bella se mordió el labio inferior sintiéndose más nerviosa cada vez. ¡Claro que le había respondido con el mismo ímpetu! Ese hombre era irresistible y encima la había tratado como nadie. ¿Quién en su sano juicio le rechazaría? Luego recordó que ella había sido la que había parado todo y se preguntó su tendría que haber dejado que siguiese.

-entonces tú paraste y yo me sentí realmente confuso. ¿Solo me habías seguido la corriente porque estabas en peligro por los matones? Me dolía pensar eso pero yo había sentido que de verdad lo querías.-continuó-y quise saber porque habías parado. Si hubiese sabido que ibas a decir eso y yo iba a ser tan estúpido como para contestarte lo que te dije no hubiese insistido. La verdad es que al principio no entendí lo que querías decir con eso de que te había tratado como a una prostituta ya que el día que nos acostamos pensé que estaba tratándote bien, pero luego recordé la frase que te dije al final, después de besarte.-aferró con más fuerza las manos de Bella entre las suyas.-por favor, Bella, perdóname. No quería decir eso. Simplemente me asusté de lo que estaba sintiendo. Ten en cuenta que nunca había sentido atracción de verdad por ninguna mujer hasta que tú apareciste y sentí miedo. No sabía como reaccionar.

Bella estaba como congelada. ¿Edward estaba tratando de decirle que sentía algo por ella? No podía ser…él era un hombre guapo y rico y ella solo era una pobre chica que tenía que vender su cuerpo para ganar dinero. Era como pretty woman y ella sabía que las películas eran fantasía pura y dura.

-me sentía fatal y me encerré en casa durante una semana. Lo único que hacía era beber, comer, llorar y dormir.-Bella abrió la boca asombrada.-si, lo se, es patético.

-Edward…

-pero Jake me obligó a salir del hoyo. Él no entendía que me pasaba porque nunca se lo conté pero quedaba todos los días conmigo e intentaba animarme. El día que te pasó lo de…bueno que te ingresaron en el hospital, me llamó diciéndome que su mejor amiga estaba mal y que no podía quedar. Estaba tan devastado que le dije que lo acompañaría; él no debía pasar eso solo.-suspiró.-pero cuando te vi en esa cama…tan magullada…tan…rota, quise llorar por no haber podido protegerte. Me sentía culpable de alguna manera sintiendo que era mi culpa y Jake se dio cuenta de que me pasaba algo. No tuve más remedio que contarle todo, no quería mentirle, y él me contó tu historia. Lo hizo a buenas, Bella, no lo culpes. Después de que nos echases de tu habitación, tengo que decirte que lo comprendo, te sedaron y volví a entrar yo solo. Convencí a mi padre de que me dijese que te había pasado y me admitió que te habían violado y que según los análisis había sido Mike Newton.

El solo escuchar ese nombre hizo que Bella se tensara abruptamente lo que Edward notó. Pensó rápidamente una forma de tranquilizarla y se decidió por usar sus manos ya que las tenía entre las suyas. Con delicadeza, las sujetó entre las suyas y empezó a acariciarlas. Ella se sonrojó ante tal muestras de cariño íntima pero no se apartó ya que se sentía muy bien. Cuando se relajó por completo, Edward entrelazó sus dedos con un gesto completamente íntimo y tierno.

-lo busqué; llevo todo el tiempo desde que me enteré en su busca, pero según descubrí se ha ido a vivir fuera, a Europa.-le explicó.-pero juro que cuando consiga encontrarlo lo mataré con mis propias manos.

Bella le dio un apretón a sus manos y acarició con el pulgar la piel de Edward.

-tranquilo, da igual.-susurró.-no merece la pena.

-¿Qué no merece la pena?-gritó él.- ¡claro que la merece! Ese bastardo te violó, Bella, y de debe pagar por ello. Tiene el suficiente dinero como para salir sin cargos su le denuncias, aunque creo que deberías hacerlo, pero me tomaré la justicia por mi propia mano.

-Edward, por favor, para.-le rogó ella al verlo fuera de si.-me asustas cuando te pones violento.

Edward, al darse cuenta de que Bella tenía lágrimas en los ojos y que estaba realmente atemorizada relajó su semblante. Se llevó las manos de la chica a la boca y besó sus nudillos dulcemente.

-lo siento, Bella, lo siento.-le susurró.-no quería asustarte.

Tuvo unas ganas inmensas de abrazarla y atraerla a su pecho para poder protegerla de todo pero no estaba seguro de la reacción que tendría ella. Por eso, se limitó a mirarla mientras ella volvía a estar en estado tranquilo. El video se apagó dado que llevaba tiempo sin dársele al play y la televisión empezó a sonar en un canal de música. La canción maybe I'm Amazing llenó la habitación. Bella suspiró.

-parece que la canción nos persigue.-comentó más para si misma que para él.

-¿tú también la recuerdas del día del bar?-preguntó curioso Edward.

-si.-afirmó ella.-era como si fuese la banda sonora.

Ambos rieron quedadamente.

-Maybe I'm afraid of the way I love you-cantó bajito Bella sintiéndose identificada con ese trozo de canción.-Maybe I'm amazed at the way you pulled me out of time
And hung me on a line. Maybe I'm amazed at the way I really need you.

-Maybe I'm a man and maybe I'm a lonely man who's in the middle of something. That he doesn't really understand.-cantó Edward siguiendo la canción mientras Bella lo miraba. -Maybe I'm a man and maybe you're the only woman who could ever help me. Baby won't you help me understand.

La música siguió sonando y Bella volvió a tener ganas de llorar. Una lágrima rebelde se escapó de su ojo aunque ella intentase evitarlo y no pasó desapercibida para Edward, quien levantó la mano y la secó suavemente.

-siempre te hago sufrir.-se lamentó él.-tú no mereces tener a alguien como yo en tu vida. Eres demasiado buena para mí.

-Tal vez todos demos lo mejor de nuestros corazones sin pensarlo a aquellos quienes menos piensan en nosotros-murmuró Bella sin darse cuenta de que lo estaba diciendo en voz alta.

-T. H. White.-susurró tristemente él a sabiendas de que la frase la decía por él y que tenía toda la razón.

-no sabía que conocieses esa frase.-murmuró confundida Bella.

-no se que imagen tienes de mi pero me gusta mucho leer y me se muchas frases.

-no quería ofenderte.-dijo avergonzada ella.

-Las lágrimas más amargas vertidas sobre una tumba, son las palabras nunca dichas y las acciones jamás realizadas.-susurró él.

-Morilla.-murmuró Bella.

-lo que intento decir es que…siento haberte hecho todo lo que te hice y entiendo que no quieras volver a saber de mí.-susurró.-pero no quiero que me odies; no lo soportaría.

-no se porque te importa tanto que te odie o no.-comentó ella.

-me importa y mucho.-aseguró Edward.-que te sea indiferente me duele pero que me odies no lo soportaría. El solo de pensarlo me pone malo. No puedo aguantar que me odies porque yo te amo, Bella.

La chica abrió los ojos se la sorpresa y su corazón pareció detenerse. ¿Había escuchado bien? ¿Edward Cullen acababa de decirle que la amaba? ¿A ella? ¿A una vulgar prostituta?

-¿Cómo?-consiguió pronunciar saliendo levemente de su estupor.

-¿tan difícil es aceptar que te amo?-preguntó desesperado Edward.- ¿que desde el primer momento en que te vi me encandilaste y que me vuelves completamente loco?

Bella había dejado de respirar por completo ante esa declaración de parte del hombre. Le parecía increíble lo que le estaba diciendo. Era irreal pensar que ese dios heleno se hubiese enamorado de una chica normalita como ella. Edward por su parte esperaba ansioso una reacción de la chica pero al ver que ella no hacía movimiento alguno se entristeció de sobremanera y decidió dejarla en paz; al fin y al cabo le había prometido que cuando terminase de explicarle saldría de su vida.

-bueno, gracias por haberme escuchado hasta el final, Bella.-susurró mientras se levantaba del sofá soltando la mano de la estupefacta muchacha.-y ahora, como te he prometido, me iré y no volverás a verme. Saldré de tu vida como tú querías.

Edward esperó un par de segundos de pies junto a la chica a que ella reaccionara. En el fondo de su corazón todavía esperaba que ella dijese algo y lo parase. Pero Bella no dijo nada así que se dio la vuelta y caminó hacia la salida. Ella vio todo eso a cámara lenta; como Edward le soltaba la mano, como se levantaba, como la miraba, como se daba la vuelta y para terminar como se alejaba hacia la salida. Pero no fue hasta que lo vio sujetar el pomo de la puerta de la entrada de casa cuando reaccionó. Se levantó del sofá como un resorte y lo llamó.

-¡espera, Edward!-gritó pero no logró dar más de dos pasos en su dirección cuando se tropezó cayendo al suelo y torciéndose el tobillo.

Le salió un aullido de dolor involuntario mientras se llevaba las manos a la zona afectada por inercia aunque sabía que no podría hacer gran cosa. La llamada, junto con el ruido sordo al caer y el sonido lastimero de la voz de Bella, hicieron que Edward se diese la vuelta para ver que ocurría. Se asustó cuando vio a Bella tirada en el suelo con una mueca de dolor en la cara y no dudó un segundo en correr hasta ella.

-¡Bella! ¿Estás bien?-le preguntó histérico cuando llegó hasta ella y se agachó hasta quedar a su altura.- ¿Qué ha pasado?

-solo me he caído y me he torcido el tobillo.-susurró en voz baja.

Edward no se lo pensó dos veces antes de alzarla en brazos haciendo que ella tuviera que agarrarse a su cuello por la impresión. La llevó hasta el sofá de nuevo y la sentó en él. Se sentó él a su lado y cogió delicadamente el pie de ella entre sus manos para examinarlo. La sensación de los dedos del hombre recorriendo tiernamente la piel de su pie hizo que mitigara el dolor que sentía haciendo que solo pudiera sentir lo bien que le sentaba que Edward la tocase. Bella cerró los ojos disfrutando de esa leve caricia y sin darse cuenta suspiró. Entonces abrió los ojos rápidamente rezando para que Edward no se hubiera percatado de su desliz y lo encontró mirándola fijamente. Se quedaron así por un tiempo que les pareció horas y de repente se encontraron con que iban acercándose poco a poco.

-Bella.-susurró-¿te duele?

Ella se limitó a negar con la cabeza totalmente hipnotizada por los verdes ojos de él. Iban acercándose más y Edward levantó una mano para acunar la cara de Bella. Ella volvió a suspirar y cerró unos pocos instantes sus ojos. Cada vez estaban más cerca y sus alientos de mezclaban sumiéndolos en un dulce sopor del que ninguno quería salir. Estaban a milímetros y ya podían saborear la boca del otro.

-Edward.-susurró Bella embelesada.

-dime.-contestó él en voz baja y ronca.

-no te vayas.-le rogó.-por favor.

-me quedaré contigo para siempre si es lo que quieres.-contestó él.

-quédate.-susurró Bella antes de que sus labios se juntaran.

Las manos de Edward fueron directamente a la cintura de la chica mientras que las de Bella se aferraban con fuerza a la nuca de él juntándose todo lo posible. Sus lenguas entraron en juego con ternura en ese dulce beso donde se demostraron sin palabras todo lo que sentían en uno por el otro. Se besaron con lentitud, sin prisa alguna, queriendo alargar el momento lo máximo posible. En ese momento estaban sumergidos dentro de su burbuja y nadie lograría sacarlos de ella.

Bella estaba extasiada bajo el influjo de los labios del hombre que tanto había amado sin querer llegar a ello. Estaba encantada en sus brazos y sentía una emoción que solo con él conseguía sentir; el estar completa.

Edward por su parte habría sido capaz de saltar de alegría en ese momento de no haberse encontrado haciendo algo de mayor provecho. Volver a sentir los labios de Bella sobre los suyos, moviéndose acompasadamente, hacía que su corazón latiera a mil por hora y se sentía el hombre más feliz del mundo.

Se estuvieron besando hasta que les faltó el aire. Entonces se separaron muy lentamente unos pocos centímetros, lo justo para poder respirar. Sus frentes siguieron unidas y sus labios estaban a una distancia en la que si hablaban se rozarían. Ninguno abrió los ojos durante un tiempo hasta que él se decidió a hacerlo observando la belleza de Bella desde tan cerca. Su mano, que subió desde la cintura a su mejilla, se apretó más sobre su piel.

-Bella.-la llamó haciendo que ella abriese los ojos por fin; Edward sonrió.-te amo, mucho.

Creyó ver un atisbo de sonrisa en la cara de ella antes de que volviese a atacar su boca solo que esa vez fue con pasión, hambre, fiereza. Se apegó al cuerpo del hombre aferrándose a su cuello como si su vida dependiera de ello y él, después de varios segundos de sorpresa, la estrechó contra él fuertemente agarrándola por la cintura. En un arrebato, Bella pasó una de sus piernas por encima del regazo de Edward sentándose a horcajadas encima de él pero sin abandonar los labios de él. Sus lenguas danzaban a una velocidad de vértigo atrayéndolos a una espiral de pasión que ninguno de los dos había sentido nunca.

Pero Edward estaba levemente confuso aún. Él le había declarado a Bella que la amaba pero… ¿Qué había de ella? ¿Sentía ella algo por él? ¿O era simplemente un juego? No, no podía pensar en eso…ella había demostrado que no era como las otras…pero él quería saber la verdad y no le valía con acostarse con ella; quería que Bella le dijese si de verdad sentía algo por él o no porque no quería sufrir. Por eso, aprovechó que les faltó el aire y ella deslizaba sus labios por su cuello para hablar, aunque el toque sobre su piel era suficiente para desconcentrarlo por completo.

-Bella, espera.-ella seguía besando la sensible piel de su cuello.-preciosa, espera, por favor, necesito saber si…

Pero dejó la frase inconclusa cuando Bella mordió su cuello succionando. Sus manos en las caderas de ella se agarraron con más fuerza aún y cerró los ojos. Su respiración se volvió entrecortada y estuvo a punto de olvidarse de su objetivo pero cogió fuerzas para volver a hablar.

-Bella.-la volvió a llamar.-tú…

Ella se separó de golpe de su cuello y agarró con ambas manos su cara. Lo miró a los ojos haciendo que Edward se perdiese en ellos y no pudiese hilar ninguna frase.

-yo también te amo.-le confesó muy segura.-desde el primer día que te vi.

Edward sonrió como nunca había hecho al escuchar eso. Bella parpadeó varis veces totalmente deslumbrada; esa sonrisa le hacía ver más guapo aún e iluminaba toda su cara haciéndole parecer un ángel caído del cielo. Él, viendo que ella se había quedado mirándole fijamente sin hacer movimiento alguno, acunó su cara de nuevo con ambas manos y besó una sola vez sus labios haciendo que ella volviese a la realidad.

-no sabes cuanto me alegra oír eso.-susurró besándola de nuevo.-Dios…eres tan preciosa…te amo tanto…

-yo también, no te lo imaginas.-murmuró ella pero luego bajó la mirada.-pero no podemos…tú…yo…tú eres rico y yo…

-Ss.…calla.-ordenó él poniendo un dedo sobre los labios de ella.-ahora que se que me correspondes, nada ni nadie va a lograr separarme de ti. No te voy a dejar ir.

-Edward…-susurró Bella.

-te amo y mientras tú también lo hagas siempre estaré contigo.-prometió.

La chica se lanzó a sus brazos besándolo con todo el amor que albergaba su corazón. Edward le respondió al instante envolviéndola en un apretado abrazo haciendo que la inexistente distancia entre ellos desapareciese. Se fundieron el uno con el otro en una sinfonía de sentimientos casi desbastadores.

Se besaron una y otra vez, respirando lo justo cuando se les acababa el aire y volviendo a ellos cuando lo recuperaban. Los besos se volvieron más apremiantes, más profundos. Ambos supieron lo que querían hacer pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso; Edward temía que ella se asustase y Bella que él pensase mal de ella. Por eso, la chica solo acarició sus cobrizos cabellos apretándolo contra él. Después de unos minutos, Edward posó la frente sobre la de ella mirándola a los ojos mientras veía como ambos respiraban superficialmente.

Bella quería hacerlo, quería que Edward le hiciese el amor. Pero sentía que él podría malinterpretar su petición y tenía miedo de que la dejase. Pero al fijar sus ojos en los de

Él comprendió que él lo deseaba tanto como ella.

-vamos a mi habitación.-pidió en un susurro.

Edward sonrió y la alzó haciendo que ella enredase sus piernas en su cintura. Ella volvió a juntar sus labios mientras el hombre caminaba trastabillando hacia el pasillo donde pensó que estarían las habitaciones ya que no había más. Bella reía suavemente cuando él se topaba con algún cojín o silla con el que tropezaba y estaba divirtiéndose a pesar de que más de una vez casi cayeron al suelo; su mente solo le decía que caer al suelo con ese hombre no podía ser tan malo. Mientras tanto, Edward luchaba por conseguir llegar a su objetivo. Llegó allí e intentó abrir la puerta de la izquierda.

-no.-lo paró Bella.-esa no es mi habitación. La de la derecha.

-podías habérmelo dicho antes.-gruñó él.

-venga…no te enfades…-susurró ella poniendo cara de pena.

Edward no respondió al instante, no con palabras por lo menos, sino que la pegó a la puerta que ella le había indicado y se dedicó a besarla arduamente. Ella le correspondió sonriente.

-abre la puerta.-gruñó Edward contra sus labios.

-eso intento.-contestó ella.-pero no puedo.

-sujétate fuerte.-ordenó.

Bella hizo lo que le pedía y Edward soltó una de sus manos. Ella pegó un gritito cuando pensó que caería pero no fue así y él consiguió abrir la puerta. El hombre entró a la habitación besando a la chica y cerró con el pie la puerta de un portazo. Ella volvió a reír contra su boca mientras Edward andaba a ciegas en busca de la cama hasta que chocó contra el borde y cayeron en ella; él encima de ella.

-eres un patoso.-rió divertida Bella.

-me encantaría ver como caminas tú a ciegas conmigo en brazos.-contestó él.

-algún día lo probaremos.-respondió ella mordaz.

-si, pero ahora mismo prefiero besarte.-declaró él volviendo a ocupar sus labios.

Ella sonrió contra su boca alborotando sus ya de por si rebeldes cabellos. El ambiente se volvió a caldear como en el salón pero esa vez ambos sabían que iban a hacer. Bella movió sus manos por su cuello hasta llegar a sus hombros y de ahí pasó a los botones de su camisa. Los soltó entre beso y beso para luego quitársela pudiendo contemplar ese cuerpo que le encantaba sin prenda alguna. Se mordió el labio inferior inconscientemente y Edward lo miró alzando una ceja.

-¿te gusta lo que ves?-preguntó divertido.

-me encanta-contestó ella.-pero que no se te suba el ego a las nubes.

Edward sonrió y la volvió a besar como antes mientras llevaba sus manos a la parte de arriba del enorme pijama de Bella. Se lo quitó por la cabeza dejándola en sujetador.

-con ese pijama estás de lo más mona.-le comentó.

Bella se puso como un tomate al recordar que era uno azul oscuro con patitos amarillos.

-me lo regaló mi hermana hace unos años.-le explicó.-sigo teniendo la misma talla que entonces.

-no te decía en bromas que estás muy mona-susurró Edward mientras besaba el inicio de sus pechos.-pero en este momento te prefiero sn nada, si no es molestia.

-no eres el único con ese pensamiento.

-trato hecho.

Se besaron intensamente haciendo que sus lenguas jugasen de nuevo entre ellas. Las ropas fueron desapareciendo poco a poco. Edward simplemente se dedicó a desvestir a Bella delicadamente solamente besándola. Ella se dejó hacer al mismo tiempo que se deshacía de las prendas que tapaban el cuerpo que tanto anhelaba. Cuando por fin se quedaron desnudos, él la miró de arriba abajo con una mirada abrasadora que hizo que ella se sonrojase y mirase a un lado. Pero el hombre quería ver sus brillantes ojos chocolate también así que sujetó con cuidado su mentón haciéndole que volviese la vista en frente.

-no me prives de la belleza de tus ojos, Bella.-le pidió.-eres difícil de leer y solo así puedo ver tus pensamientos.

-me da vergüenza que me mires así.-explicó ella.

-¿te cohíbe que te mire?-ella asintió débilmente.-no debería. Eres preciosa, Bella, y solo te contemplo para poder convencerme de que en realidad eres real y estás conmigo. Aún no me creo que sientas lo mismo que yo.

-no siento lo mismo.-él hizo una mueca de disgusto.-yo te amo mucho más.

-lo dudo.

Dicho eso, volvió a besarla mientras acariciaba su cuello tiernamente. Siguió el camino hacia sus hombros mientras sus labios se dirigían hacia su cuello besándolo lentamente. El camino siguió descendiendo hasta que llegó a la curvatura de su pecho, el cual acarició sin prisas la parte de arriba. Pero cuando bajó un poco más y rozó su pezón, Bella gimió débilmente y se arqueó un poco contra él. Edward tomó esa reacción como un incentivo a seguir y abarcó todo su seno con su grande mano. Empezó a masajearlo con destreza mientras ponía mayor atención en la cúspide rosada que lo coronaba y en ese momento estaba dura, haciendo que ella soltase repetidos jadeos.

-¿te gusta?-le preguntó viendo como ella se retorcía levemente bajo su cuerpo.

Ella solo atinó a asentir, incapaz de pronunciar palabra alguna en su estado. Eso, hizo que Edward sonriese muy contento con su trabajo.

-pues no he hecho más que empezar.

Su voz sonó como una amenaza pero desde luego Bella no se quejó de que la cumpliese. Edward bajó la cabeza hasta el pecho que hasta ese momento había estado masajeando y puso sus labios alrededor de su enhiesto pezón succionando suavemente. Ella se arqueó sin control y gimió intentando controlarse. La mano de Edward se dedicó a masajear el otro seno mientras su lengua delineaba una y otra vez el que tenía en la boca. Los jadeos salían sin poderse contener de la boca de Bella mientras ella solo podía dejarse llevar por esas placenteras caricias. Estuvo unos minutos así, degustando la piel de Bella, hasta que decidió dar el siguiente paso.

Edward abandonó su pecho para volver a besarla y ella se agarró fuertemente a su ancha espalda aferrándose con necesidad. La mano de él se deslizó hacia abajo hasta que llegó a su vientre pero de repente Bella se tensó. Él la miró confuso y vio que tenía cierto temor en sus ojos brillando.

-Bella, ¿Qué pasa?-le preguntó suavemente.-si no quieres da igual…lo siento…

-no es eso.-contestó ella bajito.-es solo que desde que Newton me…hizo aquello, las relaciones que he tenido me han hecho algo de daño.

-¿hiciste caso de las indicaciones de mi padre para tu cuidado, pequeña?-le preguntó cariñosa pero seriamente.

-si, lo hice.-aseguró ella.-bueno, quizás debería haber esperado algo más para volver a la rutina pero no podía…no con Alice en su estado…

-tranquila, Bella, no voy a obligarte a nada.-la besó suavemente por un tiempo corto.-no vamos a hacer nada que te pueda dañar.

-pero yo si quiero hacerlo, Edward, quiero que me hagas el amor.-le dijo-además se que tú serás cuidadoso conmigo no como los otros y no me harás daño. Encima, contigo si que quiero hacerlo y eso me imagino que ayuda, ¿no?

-no puedo, pequeña.-susurró poniendo un mechón detrás de su oreja.-en este momento eres muy frágil y no quiero dañarte.

-Edward, por favor, te necesito.-suplicó.

Él se lo pensó un rato. No podía hacerle el amor, eso sería muy peligroso y aunque hasta ese momento ella estuviese bien nadie decía que su cuerpo no pudiese llegar a su tope estando con él, aunque fuese delicado, y se desgarrase. Por otra parte, deseaba a esa mujercita con toda su alma. Pero esa no era razón alguna para poner en peligro la salud de Bella. Pero ella insistió.

-Edward, por favor.-rogó por segunda vez.

-muy bien.-contestó él sonriendo al encontrar la solución.-te haré el amor. Pero debes de saber, pequeña, que hay muchas formas de hacer el amor.

Bella no entendió a que se refería pero no pudo pensar mucho más antes de que Edward volviese a atacar sus labios. Le correspondió gustosa pero el beso fue más corto de lo que hubiera querido. Él se separó de ella haciendo que gruñese disconforme y fue bajando sus besos por su pecho y su ombligo. Antes de que Bella se diese cuenta de sus intenciones llegó a su entrepierna y la besó de lleno; ella gimió sin poder contenerse.

Edward saboreó feliz ese sabor que tanto había anhelado desde la primera vez que se vieron pero no pudo reprimir el preguntarse si alguien se lo habría hecho desde aquella vez. Negó mentalmente; esos cretinos que pagaban por ella no sabía apreciar lo bueno de ella y solo se limitaban a buscar complacerse a si mismos sin saber que cuando ella gemía realmente era el sonido más bello de todos. Succionó entonces con más fuerza sintiendo a Bella estremecerse.

-no…Edward…no…para.-pedía ella avergonzada entrecortadamente.

Él, en cambio, sonrió internamente complacido por ser capaz de crear esas reacciones en ella. Degustó tranquilamente los jugos que Bella iba poco a poco desprendiendo; su sabor era extraordinario.

-Edward.-gimió ella de nuevo.

El hombre soltó un gruñido y después levantó las piernas de la chica para ponérselas en los hombros y poder, así, profundizar más aún las caricias que le estaba proporcionando con su lengua. Ella se estremeció más fuerte si cabía y perdió toda la cordura; sus manos volaron al cabello de Edward juntándolo todo lo que podía a su cuerpo sintiendo como la lengua del hombre penetraba repetidamente su húmeda cavidad.

-no pares.-le rogó entonces.

Edward se sintió victorioso ante esas palabras pues acababa de hacer que Bella cediese ante sus caricias sin negarse a recibirlas. Gruñó, feliz, sujetado firmemente los muslos de la chica mientras acrecentaba el movimiento de su boca. Los gemidos de la chica empezaron a hacerse más fuertes a medida que transcurría el tiempo y el calor inundaba su cuerpo. La pasión y el olor a excitación inundaban la habitación haciéndola parecer más acogedora aún pero también más pequeña. Claro que a ninguno de los dos les importaba lo más mínimo.

Los gemidos de Bella llenaban la habitación mientras la sangre de Edward comenzaba a hervir gracias a los preciados sonidos eróticos que salían de la boca de la chica. Ella sintió la ya conocida burbuja que se aglomeraba poco a poco bajo si estómago, solo cuando Edward la tocaba, a punto de explotar y estiró del pelo de él sin darse cuenta. El hombre, al percatarse de la situación, incrementó más aún la rapidez de sus movimientos.

Edward sentía todo el calor de esa parte de Bella, la ardua aceptación, el húmedo deseo y la lujuria que pronto sería satisfecha. El sabor era totalmente embriagador y devastador y le hacía excitarse él mismo sin que siquiera le hubiese tocado. Cuando vio que esta estiraba fuertemente de su pelo inconscientemente, aumentó el movimiento e instantes después ella llegó a su límite. Edward degustó su placer, conteniendo el suyo propio, haciendo acopio de todas sus fuerzas para no ceder ante el impulso de tomarla y hacerla suya; la amaba demasiado para lastimarla. Succionó todos los jugos que su intimidad desprendía sin dejar que ninguno escapase; eso era para él, como para los dioses la ambrosía. Saboreó sin control todo ese interior cálido y sedoso que tan loco le volvía.

Bella siguió convulsionándose durante unos largos segundos en los que creyó morir al tocar el cielo para luego quedar tumbada y quieta, luchando por recuperar el aliento perdido. Edward se dio un festín ahí abajo y cuando terminó, subió por su cuerpo besando todo a su paso. Cuando alcanzó sus labios, los besó con todo el amor que pudo. Ella consiguió reponerse lo suficiente para abrazarlo y corresponderle el beso. Pero cuando ella fue a profundizarlo, él se apartó de ella; frunció el ceño.

-¿Qué pasa?-preguntó confusa y algo dolida por el rechazo.

-no te enfades, cariño.-susurró él apartando un mechón empapado de sudor de su cara.-pero en este momento mi autocontrol está rayando el tope.

Bella bajó la vista inconscientemente a esa parte de Edward que tan viva sentía contra su estómago y casi abrió la boca al verlo; nunca se había fijado en ella pero podría asegurar que era la más grande que había visto nunca. Sintió la mirada de él sobre ella y levantó la cara para ver que Edward le estaba mirando con una sonrisa socarrona dibujada en la cara; solo entonces se dio cuenta de que tenía la boca levemente abierta. Retiró su mirada rápidamente mientras sentía el calor subir a su cara a una velocidad de vértigo entendiendo que se estaba sonrosando. Él rió ante ese gesto y acarició su mejilla.

-me encanta cuando te sonrojas.-le susurró divertido.-sobretodo si soy yo el que lo logra.

-no seas creído.-consiguió murmurar ella aún muerta de vergüenza.

-no te avergüences de mirarme, Bella, porque yo pienso mirarte ese cuerpo perfecto que tienes durante mucho tiempo.-le dijo él.-pero será mejor que no sea ahora. Tienes que descansar.

-pero, Edward, tú…tu problema…-balbuceó señalando tímidamente hacia abajo.

-no te preocupes, amor-Bella brincó por el apelativo y sonrió felizmente.-puedo soportarlo. Todo por ti.

-pero…puedo ayudarte si quieres.-ofreció sonrojada.

-tranquila, cariño, duerme.-la abrazó y ella se recostó en su pecho.

Se quedaron abrazados un rato, mientras Edward le tarareaba una nana a Bella. Ella no tardó en dormirse y él se quedó contemplándola. Pasados los minutos, él también se durmió escuchando la acompasada respiración de ella, sin dejar nunca de abrazarla.

Capítulo 7: El amor y el odio van cogidos de la mano Capítulo 9: todo queda claro

 
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