BELLA POV
-Edward, podrías venir un momento.
Llamé a Edward para que viniera para el salón. La idea de Alice no era tan mala, y ya todos la sabían. Tan solo de pensar que lo vería sin camisa nuevamente, mi corazón comenzaba a acelerarse. Yo sabía cual era el propósito de ellos, ver mi reacción, sabían que me iba a poner nerviosa y lo más probable que hasta me ruborizara. Cuando Edward llegó todos estaban riendo, caminó hacia donde yo estaba y se sentó a mi lado, y yo por supuesto ya comenzaba a ruborizarme solamente de pensar lo que le iba a pedir.
-Que deseas, te puedo ayudar en algo.-me dijo acariciándome la mejilla.
-Si la verdad si me puedes ayudar, te puedes quitar la camisa.-le dije.
Se levantó y se paró delante de mi, lentamente fue desabotonando la camisa, planeaba hacerme sufrir y lo estaba logrando. Podía sentir mi rostro que cada ves se ponía más rojo, y mi corazón latía demasiado rápido, como si quisiera salirse. Todos no dejaban de reírse, sabían que esto pasaría y lo estaban disfrutando. El terminó de zafarse la camisa y se la tiró a Alice, se lo tenía bien merecido por la idea que había tenido. Se acercó a mi y se sentó a mi lado, ya mi corazón latía demasiado rápido y de seguro el podía notarlo. Lentamente se acercó a mi oído para susurrarme.
-Esto se está saliendo de control lo sabes.-me dijo muy bajito.
-Porque dices eso.-le dije mirándolo
-Porque tu corazón va tan aprisa como si quisiera salirse de tu pecho.-me contestó.
-Ya sabes que eso sucede siempre que estas a mi lado, y si estas sin camisa más.-le dijo sonriendo.
-Tu me pediste que me la quitara.-me contestó.
-En realidad fue Alice, tus hermanos no tienen buenas ideas.-le dijo.
-Que ustedes dos están susurrando ahí.-nos dijo Alice.
-Nada.-le dijimos al mismo tiempo.
-Y bien que quieres que haga por ti.-le dijo al oído.
-Discúlpame por lo que te voy a pedir, pero no puedo dejar que ganen, Emmett me mataría.-me dijo al oído sonriendo.
Se levantó tomándome de la mano para ir hacia donde estaban los demás, quería que todos oyeran lo que iba a pedirme, no quería ni imaginarme, las ideas de Emmett no debían ser muy buenas. Cuando llegamos con los demás yo me separé un poco de el.
-Bella, quiero pedirte que me hagas algo.-me dije sonriendo.
-Y que será esta vez.-le dije, yo ni me imaginaba lo que estaba a punto de pedirme.
-Quiero que me hagas un striptease.-me dijo.
Yo quedé impactada con lo que el me había pedido, de seguro mis mejillas estaban rojas.
-No puedes estar hablando en serio.-le dijo.
-Se que no vas a hacerlo así que al parecer chicos gana…
-Y quien te dijo que no lo voy a hacer.-le dije interrumpiéndolo.
Pero es que acaso el estaba loco…no, no estaba loco, solo quería que perdiéramos, y ellos ganar, pero se equivocaba si creía que esto se iba a quedar así. Me giré hacia Rosalie y Alice.
-Rosalie, Alice, las necesito en mi habitación.-les dije.
Y diciendo esto salieron hacia mi habitación, comencé a caminar pero antes me acerqué a Edward, le puse una mano en el pecho, y le dije lo suficientemente bajo para que los demás no escucharan.
-Tu fuiste el que lo pediste no yo, al igual que tu no puedo dejar que Alice pierda, veremos quién se rinde primero.-y diciendo esto salí hacia mi habitación.
Cuando llegué Rosalie y Alice me estaban esperando y se me quedaron mirando extrañadas.
-Que es lo que estás tramando Bella.- me dijo Alice.
-Nada Alice solo no pienso dejar que perdamos.-le dije sonriendo.
-Y exactamente como pretendes hacer eso.- me dijo Rosalie.
-Bueno primero voy a necesitar ropa muy seductora.- le dije a Rosalie.
-Déjame eso en mis manos.- y diciendo esto salió.
-Alice voy a necesitar un par de tacones negros y unas medias de encaje.-le dije.
-A tus órdenes Bella.-me dijo.
Y enseguida salió por la puerta. Me quedé ahí y comencé a buscar entre las cosas que me había comprado Alice el día anterior. Buscaba algo para ponerme debajo, algo que hiciera que el se quedara con la boca abierta, y lo encontré. Entre las muchas cosas que Alice me había comprado había un juego de biquini negro y dorado, era perfecto, y no dejaba mucho a la imaginación. Me dirigí hacia el baño y me lo puse se veía bastante bien, aunque más tarde le preguntaría a Edward como se veía.
Salí del baño y ya Rosalie había regresado. En sus manos traía un conjunto de short y una blusa que tapaban solo lo necesario, era perfecto.
-Que crees de esto.- me dijo Rosalie.
-Es perfecto creo que a Edward le dará un infarto.- le dije sonriendo.
-Bueno si tiene los mismos gustos de Emmett, le va a gustar.- me dijo sonriendo.
Al poco rato llegó Alice, en sus manos traía un par de tacones negros bien altos y unas medias de encaje.
-Creo que eso es lo que necesitaba Alice.- le dije.
-Lo sé.- me dijo sonriendo.
Me puse las medias los tacones y el short, cuando me iba a poner la blusa tuve una mejor idea.
-Alice, trajiste contigo la camisa de Edward.- le pregunté.
-Si Bella, porque preguntas eso.- me dijo ella.
-Porque no me la pasas, creo que me vería muy bien con ella puesta.- le dije sonriendo.
-Es una gran idea Bella, pero déjate los botones de arriba abiertos.- me dijo Rosalie.
-Y anúdatela bien arriba.- me dijo Alice.
Cuando terminé de cambiarme ni yo misma me reconocía. Si Edward quería un striptease pues se lo iba a dar como era debido.
-Parece que ya terminamos la primera parte.- les dije sonriendo.
-Es que acaso falta algo más.- me dijo Alice.
-Si, Alice baja y pon una silla en el medio del salón, y también cierra todas las ventanas y pasa las cortinas.- le dije.
-Pero Bella no se verá nada.- me dijo.
-De eso se encargará Rosalie.- le dije mirándola.
-Y que tengo que hacer Bella.-me dijo de lo más emocionada.
-Muy bien, busca un disco con una canción bien sensual, y coge unas velas y ponlas por toda la habitación.
-Bella estas segura de querer hacer esto.-me dijo Alice.
-Si Alice, si el quiere ganar, pues tendrá que aguantar.- le dije riendo y Alice y Rosalie no pudieron evitar reír también.
Alice y Rosalie salieron de la habitación, ahora solo quedaba esperar a que ellas terminaran de preparar las cosas, cuando Rosalie pusiera la canción, entonces me tocaría a mí hacer mi parte. Estaba demasiado nerviosa, no se si era por lo que estaba a punto de hacer o porque tenía miedo de que Edward hiciera una locura.
Me preparé mentalmente para lo que tenía que hacer. Al poco rato decidí asomarme para ver como iban las cosas, ya estaba todo oscuro. En eso comenzó a sonar la música, este era el momento de mi entrada.
Comencé a bajar lentamente las escaleras, como era de esperar Edward se me quedó viendo, era como si no creyera lo que estaba viendo, y para ser honestos…ni yo misma me creía lo que estaba haciendo, ni como estaba vestida.
Llegué hasta donde el estaba y comencé a bailar a su alrededor, pasándole la mano, suavemente por los hombros, y por el pecho, el cual estaba desnudo por culpa de Alice. Podía sentir su corazón latir aceleradamente, al igual que el mío, era una suerte que el no pudiera sentirlo. Continué bailando hasta que era hora de pasar a la segunda fase. Me separé lentamente, y me paré delante de él, continué bailando. Lentamente me fui zafando la camisa, quería verlo sufrir por no saber que había debajo, terminé de zafar la camisa dejando al descubierto el top del biquini. La camisa se la arrojé a él, lentamente me acerqué a él e hice algo que sabía que lo volvería loco…me senté en sus piernas.
Lentamente fui deslizando mis manos por todo su pecho, era una suerte que no hubiera mucha iluminación, podía jurar que mi rostro tenía el más rojo de los tonos. Pero entonces el hizo algo que me dejó sin aliento, algo que yo extrañaba y deseaba…me besó, es que acaso estaba loco, se le olvidó que estaban sus hermanos y a mi también. Por un momento no me interesó que nos vieran, le devolví el beso con locura y con pasión justo como el lo estaba haciendo. Al parecer no pensaba rendirse, así que debía recurrir al último recurso que me quedaba. Me separé de él y me levanté e hice lo último que el pensaría que iba a hacer. No quería que esto fuera así, me hubiera gustado que fuera en privado, solo nosotros dos, pero no quedaba otra opción si queríamos ganar. Lentamente al ritmo de la música, fui deslizando mis manos por todo mi cuerpo hasta llegar al cierre del corto short.
Coloqué mis manos en el cierre, entonces ocurrió lo que yo esperaba, Edward se levantó de la silla y fue hacia donde yo estaba, se acercó a mi y con sus manos sujetó las mías impidiendo que me lo quitara, para después decirme muy bajito.
-Lo siento Bella, por pedirte que hicieras esto, pensé que no lo harías, pero no puedo dejar que continúes con esto…ustedes ganan.-me dijo dándome un beso en los labios, y abrazándome dulcemente.
En eso se encendieron las luces y todos se nos quedaron mirando, Edward aún me estaba abrazando. Emmett tenía una cara que demostraba lo furioso que estaba por haber perdido.
-Lo siento mucho Emmett, pero será mejor que le pagues a las chicas.-le dijo.
-Edward no puedo creer que nos hallas hecho perder, es que no pudiste aguantar unos minutos más.- le dijo Emmett.
-Ponte en mi lugar Emmett, si Rosalie te hubiera hecho lo mismo, estoy seguro que habrías aguantado menos que yo.- le dijo sonriendo.
Todos se echaron a reír ante su comentario, mientras Edward continuaba abrazándome. Ahora con la luz encendida Edward me observaba mejor, su mirada se quedó por un instante clavada en mi. Tomó la camisa me cubrió con ella. Mi respiración estaba acelerada al igual que la de él, y no era para menos, después de lo que acababa de hacer. Necesitaba cambiarme, quitarme todo esto y volver a ser la Bella de siempre. Me giré lentamente hacia Edward.
-Mejor voy a cambiarme.-le dije.
-Déjate la camisa, te queda mejor que a mi.- me dijo sonriendo.
-Lo haré pero al menos me tengo que quitar los tacones, todavía no entiendo como es que sigo de pié.- le dije sonriendo.
Me separé de el y fui hacia mi habitación, al parecer había funcionado mi plan, ni siquiera Edward pudo aguantar. Me quité los tacones y las medias, el short decidí dejármelo, en un final me quedaba bien. Y como Edward me lo había pedido, me dejé la camisa y la anudé esta ves por la cintura. En lugar de los tacones me puse unas zapatillas negras. Cuando terminé de cambiarme bajé hacia el salón nuevamente.
Cuando llegué ya habían recogido las cosas y las ventanas estaban nuevamente abiertas, fui hacia donde estaba Edward, que ya tenía otra camisa puesta y sin que yo me lo esperar y sin darme tiempo a reaccionar me sorprendió con un beso. Definitivamente el estaba loco, me separé de él y lo miré con preocupación, no sabía si sus hermanos sabían o no lo nuestro.
-No te preocupes, ya todos lo saben…Emmett se encargó de eso.- me dije sonriendo.
-Y como el se enteró.- le dije.
-Ay quienes no pierden la costumbre de escuchar detrás de las puertas.- me dijo mirando a Emmett.
En eso me tomó de la mano y se acercó a mi susurrándome en el oído.
-Ven conmigo.-me dijo.
Me condujo hacia el garaje y una ves allí nos dirigimos hacia un gran auto negro, no sabía de marcas, solo conocía el del Alice y porque ella a cada rato me lo recordaba. Nos montamos y salimos de la casa
-Hacia donde vamos.-le dije después que salimos de la casa.
-A un lugar que hace mucho no voy.- me dije sonriendo.
Condujo todo el camino digamos que demasiado rápido para mi gusto, aunque el camino no estaba en buen estado. Yo no podía hablar, estaba demasiado avergonzada por lo que había hecho que no quería ni mirarle a la cara. Finalmente después de media hora de viaje llegamos al final del camino. Edward parqueó el auto y nos bajamos. Es que acaso el pensaba seguir a pie, estaba loco o no conocía bien mi torpeza, me quedé mirándolo.
-Vamos a caminar.- le dijo un poco preocupada.
-Si quiero llevarte a un lugar especial.- me dijo sonriendo.
-Lo siento pero no me vas a hacer caminar, capaz que me enrede con una raíz y caiga al suelo, soy demasiado torpe.- le dije y el no pudo evitar reírse ante mi comentario.
-No lo parecías hace un rato.- me dijo sonriendo y yo no pude evitar ruborizarme ante su comentario.-Y puedo hacer algo para convencerte.- me dijo acercándose a mi.
-Lo siento pero en estos momentos no hay nada que me convenza de ir.- le dije.
Entonces se acercó a mi y me besó lenta y apasionadamente, nuestros labios juntándose, su cuerpo pegado al mío. Colocó sus manos alrededor de mi cintura, nuestras lenguas juntándose hasta perder el aliento, y yo me perdí, ni siquiera me acordaba donde estábamos. Cuando nos separamos lo miré sonriendo.
-Bueno puede ser que ahora camine un poco.-le contesté.
-No te preocupes, yo no dejaré que te caigas.-me dijo sosteniéndome la mano y pasándome el brazo por la cintura.
Comenzamos a caminar, alguna que otra ves yo gracias a mi torpeza tropezaba, pero gracias a que Edward me estaba agarrando no llegué a tocar el suelo. Caminamos durante una hora por el intrincado bosque, ni siquiera habíamos cogido por el camino, al poco rato el se detiene.
-Por favor podrías cerrar los ojos, quiero que sea una sorpresa.- me dijo.
Los cerré haciéndole caso, quería saber de que se trataba todo esto y solo podría saberlo si hacía lo que el me pedía. El me sostuvo por detrás guiándome para que no me callera. Podía sentir como la hierva iba cambiando debajo de mis pies, ya no resbalaba, ahora se podía sentir unas finas hojas que me rozaban las piernas.
De pronto un extraño olor me invadió completamente, era delicioso, parecía como a flores aunque no sabia decir porque tenía los ojos tapados por las manos de Edward. Me condujo otro buen tramo hasta que por fin se detuvo.
-Espero que te guste, suelo venir aquí a pensar, y cuando necesito tranquilidad, nadie lo conoce solo yo y ahora tu.- me dijo al oído y me destapó los ojos.
Estaba parada en medio de un prado lleno de flores, había de todos tipos no sabría decir sus nombres, todo era hermoso, lleno de diversos colores pero los que más predominaban eran los azules, y al contraste con el verde hacía que todo pareciera mágico, como sacado de una película. Todo era realmente hermoso, no podía creer que todavía existieran lugares tan lindos en el mundo como este.
Caminé por todo el prado admirándolo en todo su esplendor. Cuando me giré hacia Edward el me estaba mirando sonriendo. Se veía tan lindo cuando sonreía y ahí en el prado, el contraste del verde y el azul de las flores con sus ojos, hacía que se viera aún más lindo. Corrí hacia el no podía creer que alguien alguna ves me enseñara un lugar tan lindo. Me tiré a sus brazos y el me recibió abrazándome. Luego me separó para besarme, como tantas veces lo había hecho, tierna, dulce y apasionadamente, como solo el sabía hacerlo. Cuando se separo de mi me miró aún sonriendo, con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba.
-Parece que te gusto mi lugar preferido.- me dijo.
-Si me encanta, no sabía que estos lugares existieran.- le dije sonriendo.
-Pues ya ves que si existen, y este ahora será nuestro lugar especial, donde podremos estar solos sin que nadie nos moleste.- y diciendo esto me dio un corto beso.
Edward se sentó en el prado y me tendió una mano para que lo acompañara. Lo cual hice inmediatamente. Me senté delante de él y me puse a contemplar el hermosos paisaje que tenía delante. Sentada así entre las flores y los brazos de Edward podría estar eternamente.
Pasamos todo el día conversando sobre nosotros. Sobre lo que nos gustaba y lo que no, nuestras canciones favoritas, que para coincidencia teníamos la misma “Claro de Luna” de Debussy, al parecer el también era un amante de la música clásica. Me contó que tocaba el piano desde chico y que también aprendió a tocar la guitarra. Yo por mi parte le conté que cuando niña solía practicar ballet pero lo tuve que dejar por mi torpeza, Edward se tuvo que reír ante mi comentario. Si el supiera que no pasa un día sin que yo no haga nada torpe, entonces si me creería. Estaba tan entretenida conociendo más de Edward que ni cuenta me di de la hora que era, ya empezaba a atardecer. Me giré hacia Edward.
-Edward creo que debemos irnos, todos deben estar preocupados.- le dije.
-Solo espera un momento, este es el momento del día en que más lindo se ve.- me dijo.
-Porque.-le pregunté, no sabía porque lo decía, solo era el atardecer.
-Ya verás.- me dijo el.
Y me hizo girar la cabeza hacia donde se ponía el sol, cuando el sol comenzó a ocultarse, todo el prado se tiño de un tono naranja rojizo lo cual hizo que pareciera un lugar encantado, era como si estuvieras en otro planeta. El tenía razón, este era el momento en que mas lindo se veía el prado y eso que solo lo había visitado una sola ves. Estaba entretenida mirando el atardecer cuando de pronto Edward me giró hacia el y quedé mirándolo a los ojos.
-Sabes como se ve mejor el atardecer.- me dijo el sonriendo.
-No como.- le dije.
-Así.-y diciendo esto me besó.
Esta ves no fue tiernamente, esta ves era con deseo con pasión, como si nuestras vidas dependieran de un beso. Se pegó a mi y esto hizo que mi respiración se acelerara al punto de casi no poder respirar, mi cordura no sé ni donde estaba en esos momentos, lo único que tenía deseos era de estar en los brazos de Edward. Así que me pegué más a el para abrazarlo como si en ese abrazo, se me fuera la vida. Al poco rato el se separó de mi.
-Debemos irnos, ya comienza a oscurecer y no quiero que nos perdamos.- me dijo sonriendo.
-Es que acaso no te sabes el camino.- le dije asustada este era lo que me faltaba.
-Si me lo sé, solo quería verte la cara que ponías, te ves muy linda cuando te preocupas.- y esto hizo que me sonrojara.
-No deberías hacerme eso, no sabes lo torpe que soy, yo me pierdo hasta en mi propia casa.- le dije sonriendo.
-No te preocupes, no lo haré más.- y diciendo esto me tendió la mano.
El camino de regreso pareció más corto, cuando llegamos al auto ya era de noche, por suerte Edward siempre andaba preparado y llevaba una linterna, nos montamos en el auto y nos dirigimos hacia la casa. Cuando llegamos todo estaba oscuro, no sabía porque, pero pensé que todos estarían preocupados por donde nos habíamos metido. Edward parqueó el auto en el garaje y entramos a la casa. Definitivamente todo estaba apagado, no había ni rastro de Alice ni de los demás. Edward fue encendiendo las luces y en la mesa de la sala se encontró una nota. La tomó y la leyó. Mientras lo hacía pude ver como su rostro cambiaba hasta echarse a reír lo cual no entendí. Él me tendió la nota y pude ver porque se reía.
Edward:
Suponemos que te llevaste e Bella a tu lugar secreto y sabemos que no regresarán hasta la noche. Fuimos a hacer unas compras para la cena, así que cuando lleguen no preparen nada. Espero que cuando lleguemos no nos encontremos con ninguna sorpresa indeseada.
Regresamos pronto Alice, Jasper, Rosalie y Emmett.
PS: Si piensan sentarse en el sofá tengan cuidado no se caigan. Emmett
No pude evitar reírme también ante las ocurrencias de Emmett, era como decía Alice, el no podía dejar de hacer chistes. No quería ni imaginarme lo que el estaba haciendo con Rosalie para que se hayan caído del sofá. Edward se acercó a mí y me acarició la mejilla, al parecer me había ruborizado solamente de pensar en lo que estarían haciendo aquellos dos.
-Estas pensando en lo mismo que yo.- me dijo él aún acariciando mi mejilla.
-No lo sé, en que piensas tú.-le dije sonriendo.
-Estaba pensando en lo que estaban haciendo Emmett y Rosalie para que se hubieran caído del sofá.- me dijo acercándose a mi.
-Y ya sabes que era lo que estaban haciendo.- le dije poniendo mi manos alrededor de su cuello.
-Bueno creo que algo de esto.- me dijo al oído.
Y diciéndome esto, me cargó en sus brazos. Mi respiración se aceleró notablemente y el de dio cuenta. Me llevó hacia el sofá donde me acostó y lentamente se acomodó sobre mi pero sin dejar que yo sostuviera su peso. Y comenzó a besarme, a acariciarme, a hacerme sentir como nunca me había sentido. Ya mi respiración era insoportable y comenzaba a perder la cordura. Así que me dejé llevar por sus caricias, quería ver hasta donde nos llevaba todo eso, y esta ves si no lo detenía él, yo no lo haría.
Comencé a besarlo desesperadamente, lo necesitaba con locura. No sé en que momento sucedió, que me giró para yo quedar sobre el. Me senté sobre él y comencé a zafar su camisa mientras el me acariciaba por debajo de la mía. Su contacto en mi piel hacía que me estremeciera. Sus manos se dirigieron hacia mi camisa y la comenzó a zafar hasta quedar con ella completamente abierta exponiendo el top del biquini. Cuando estaba a punto de quitarme la camisa, fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta al abrirse. No era posible que siempre ocurriera algo para interrumpirnos, pero según la nota ellos no se demorarían en llegar.
Lo más rápido que pude me cerré la camisa he hice el intento por levantarme. Pero mi torpeza siempre tiene que aparecer y perdí el equilibrio y en un intento de no caerme me agarré de Edward que también intentaba abrocharse su camisa y los dos caímos al suelo. Tuvimos que echarnos a reír, era imposible evitar hacerlo en ese momento, ya que nos acordamos de lo que nos dejó dicho Emmett.
De pronto sin darnos cuenta estábamos Edward y yo en el suelo, por suerte con la ropa nuevamente abotonada, riéndonos mientras todos los demás nos miraban extrañados aunque riéndose también.
-Yo les advertí que tuvieran cuidado no se cayeran.-nos dijo Emmett riéndose.
-Solo intentábamos averiguar porque tú te caíste del sofá Emmett. –le dijo Edward.
-Y tuvieron éxito. –nos dijo riéndose.
-Porque crees que nos caímos Emmett. -le dije.
-Ya ves Alice, nosotros no somos los únicos que nos caímos. -le dijo mirando a Alice
Todos continuaron riendo mientras yo y Edward nos levantábamos del suelo. Después todos nos dirigimos hacia la cocina para preparar la cena. Antes de llegar allí, yo me detuve, Edward se me quedó mirando.
-Necesito darme una ducha. -le dije a Edward.
-Está bien…no necesitas ayuda. -me dijo sonriendo.
-Sabes que si pero hoy no. –le dije sonriendo.
Me acercó a el y me dio un beso, y se dirigió hacia la cocina a ayudar mientras yo me dirigía a mi habitación a darme un largo baño. El día de hoy había sido en verdad agotador, aunque había sido maravilloso. Me metí en la ducha y fue de lo más relajante. Cuando terminé salí solamente con la toalla y me puse a buscar que ponerme. Me puse un short de mezclilla, este no era tan corto como el otro pero me quedaba bien. Para arriba me puse una camiseta negra y decidí ponerme unas sandalias bajitas. Cuando bajé todos se encontraban aún en la cocina al parecer estaban terminando de preparar la cena. Edward se encontraba conversando con Alice, cuando me vio se dirigió hacia donde yo estaba, se acercó a mi y me dio un beso y luego me susurró.
-Ahora me toca a mi, porque no vas ayudar con lo que falta. -me dijo él.
-Esta bien, pero dudo que con mi torpeza ayude mucho. –le dije sonriendo.
El me dio otro beso y se hacia su habitación. Me quedé mirándole hasta que desapareció por las escaleras. Me dirigí hacia donde estaban todos y me puse a ayudar. Alice vino hacia donde yo estaba y me susurró muy bajo.
-Bella, que tanto te gusta mi hermano.-me dijo ella, y que le iba a decir yo.
-Bueno, lo que hice por la mañana no contesta tu pregunta.- le dije sonriendo.
-Bueno si, pero quería saber si estas enamorada de él.- ella tenía que preguntar eso precisamente.
-Si Alice estoy enamorada de tu hermano, contenta.-le dije sonriendo.
-Si mucho, me alegro por los dos.-me contestó sonriendo…es que acaso ella pensaba contárselo.
-Por favor no se lo cuentes.- le pedí.
-Está bien, eso te lo dejaré a ti.- me dijo con una sonrisa en su cara.
dejen su comentario soy nueva en esto y este es mi primer fan fic
|