
5. Prologo
Los días pasaron. La verdad es que no sucedieron grandes cambios en ese tiempo. Nos manteníamos en aquel hotel, saliendo todas las noches para intentar buscar algunas pistas sobre el paradero de Joham. Pero no teníamos ningún éxito. Aquello cada vez era más frustrante. Los abuelos hacían uso de todas sus amistades por la zona, pero nada parecía darnos una pista.
La pista que nos había dado Gabrielle, la dirección de Joham, no había sido más que una perdida de tiempo. No se si realmente ella nos dio una pista falsa o tan solo fue victima de Joham. Pero la dirección a la que nos dirigimos con ansia y esperanza no resulto mas que una perdida de tiempo. Otra vez igual que al principio. Había que volver a la pista inicial. Grecia.
Mientras tanto todo seguía más o menos con la normalidad que podía haber en la Familia Cullen. Alice y Jasper se encontraban volcados en la búsqueda de Joham, visitando cada rincón de Grecia e intentando provocar visiones en Alice. Rose y Emmet ayudaban a su manera… creando el caos en el hotel. Las constantes quejas de Rose y las pesadas bromas de Emmet sacaban de quicio a Jake mas de una vez. Sobre todo… después de lo sucedido entre el y Leah. La cual se paseaba como una reina por todo el hotel. Me sacaba de quicio como se pasaba la mano por la barriga o se ponía hablar con su estomago tranquilamente mientras caminaba por los pasillos. Mis padres sin embargo… seguían en su línea de… tratarme como una cría, supongo que lo hacían para compensar en al situación en la que me encontraba ahora… con Jake. Jake… ese era un tema a parte. Desde el “encuentro” que había tenido hace unos días Jake parecía haber cambiado. Era mucho más cariñoso que antes… y eso era algo difícil… sinceramente. Sin duda intentaba compensarme. Yo lo sabia y mas de una vez había intentado hablar con el. No tenia por que hacer esto, yo le di mi “bendición”, el no… el no tenia que hacer esto. Su cambio repentino de aspecto reflejaba muy bien las dudas que tenia. Quería ayudarle… pero no podía, no me salían las palabras adecuadas. No podía ni imaginarme como debía sentirse… iba a ser padre… el… el… ¡No podía ni pensar con claridad! Me deshice de sus brazos y salio de aquella especie de salón en la habitación principal, la mas grande… y la de mis padres.
-¿A dónde vas cariño? –me pregunto Jake algo confuso.
-Voy a ducharme, creo que me hace falta –señale mi cuello completamente lleno de sus babas. Se rió dulcemente y me abrió los brazos. No pude resistir y di media vuelta hacia el. Me abrazo y me beso dulcemente.
-Ale… ahora ya puedes ir donde quieras –rió mientras me soltaba.
-Jake…-no dije nada más y salí de la habitación.
Me dirigí hacia nuestro cuarto. No había nadie, era un alivio. Odiaba llegar a el y encontrarme con Emmet o Jasper dormitando por la zona. El concepto de “mi cuarto” no debían entenderlo muy bien. Fui directa a la ducha. Necesitaba pensar un rato… a solas.
Me metí en la ducha. El agua fría me despejo un poco e intente encajar todas aquellas piezas sueltas que vagaban por mi mente. Joham… ¿Dónde estas? ¿De que te escondes?¿Que te a llevado a hacer todo esto? ¿Tan solo tu ansia de saber?...Kate… pobre Kate… ¿en realidad ella había sido una victima mas de Joham para alcanzar sus objetivos? ¿Cómo se sentiría después de ver la abominación en la que se a convertido su hija?...Kahiel…aquel nombre produjo una extraña sensación en mi cuerpo. Un frio escalofrió me recorrió toda la columna… me hizo perder el equilibrio y tropecé al salir de la ducha.
-Ahh, maldita sea –me dije a mi misma mientras me frotaba la frente.
Me había dado un buen golpe. Seguro que me saldría un buen cuerno. ¿Cuerno? Me reí ante esa idea… en realidad ¡Ya tenia dos! Me reí de mi misma, mientras me envolvía en aquella suave toalla. Pase una mano por el espejo intentando verme reflejada en el espejo. Había mucho vaho en el baño. No se veía prácticamente nada. Limpie con la mano una y otra vez el espejo. Al fin podía ver mi silueta… aunque aun borrosa.
Un pequeño hilo de sangre me bajaba desde la comisura de los labios hasta la barbilla. Aquello me sobresalto. Me limpie con la mano. Pero mayor fue mi sorpresa cuando comprobé que en mi mano no existía rastro alguno de sangre. ¡Era imposible! ¡Si me vi en el espejo! ¡Tenia sangre! Volví a pasar desesperadamente la muñeca por mi boca y busque ansiosamente esa sangre. ¡Nada! ¡No había nada!
Volví a mirar mi reflejo borroso en aquel espejo empañado. Me tuve que llevar la mano a la boca para no gritar. Unos ojos negros y profundos me miraban. Su cabello rizado estaba envuelto en un puro enredo. Su rostro demacrado y más pálido se acentuaba con dos profundas ojeras violáceas alrededor de los ojos. Su boca ensangrentada me sonrió y dejo escapar una pequeña risa. ¡Quien era esa! Me miro y como si hubiese escuchado mi pregunta me respondió. Su voz me sonó familiar.
-¿A caso no me reconoces? –rió. Pero sus ojos no desviaron ni un milímetro de los míos.
-¡Quien eres! –grite asustada al espejo.
-Soy tu misma Reneesme.
O_o_kristy_o_O
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