POV Alma
Cuando nos íbamos a mi casa paré a Jacob.
- Jake… tu padre, tu hermana… aun no lo sabe. Tenemos que comunicárselo.
- ¿Le vas a pedir nuestra bendición? –sonrió.
- ¿Quieres?
- Vamos.
Llegamos andando a la Push y estaban Billy, Sue, Leah, Seth, Paul, Embry, Esther, Sam, Emily… Vamos… estaban todos. Perfecto para decírselo.
- ¿Qué ocurre? –dijo mientras nos acercábamos.
- Estoy nerviosa.
- Estás a mi lado, tranquila que los lobos o comen.
Que tonto eres… Y él sonrió.
Cuando ya estábamos en ese círculo Jacob estrechó la mano con los de la manada.
Yo aun nerviosa me acerqué a todos dándonos un dulce beso en la mejilla.
- Papá… y como ya estáis todos… -empezó a decir Jacob y yo no me solté de su mano por si acaso me desmayaba - ¿Cómo puedo decirlo Alma?
Yo no podía articular palabra. Estaba más que nerviosa y con mi familia no tanto.
- ¿Estás embarazada? –dijo Seth y Jacob se rió.
- Nos casamos. –dijo por fin mi prometido.
Me gustaba como sonaba la palabra “mi prometido”. Pronto sería “mi marido”.
- ¡Enhorabuena! –gritaron todos y yo aun no podía estar tranquila pero me acerqué a Billy.
- Billy… -susurré. - ¿aceptas nuestro matrimonio? –le pregunté imitando a Jacob con mi padre.
- Alma… por supuesto que sí. Por fin Jacob se animó. Me alegro muchísimo. –me dio un abrazo y solté unas lágrimas, de alegría. – No llores preciosa. ¿Habéis pensado alguna fecha? –continuó.
Miré a Jacob y luego a Billy, su padre.
- Jacob dijo el 31 de diciembre.
- ¿Del mes que viene?
- Sí. No quiere dejarme escapar. –reímos.
- Pues si podemos ayudar en algo… solo decirlo. –dijo ahora Sam.
- Gracias. –dijo Jacob.
Ahora más tranquila ahora me acerqué a Jacob y le susurré a su oído.
- Tú padre nos da su bendición.
- ¿Se lo has preguntado? Enserio… -dijo mirándome a los labios y luego a mis ojos.
- Sí. –luego nos dimos un beso.
Estuvimos un poco allí y cuando empezó anochecer me llevó a casa.
Antes de entrar nos dimos un beso pero necesitaba uno más así que entrando por la puerta fui a velocidad vampiro hasta ponerme delante de Jacob y salté a su cintura.
- No puedo… tengo que hacer una cosa. –dije.
- ¿Qué pasa? –dijo mientras sonreía.
- Te amo. Gracias por hacerme feliz a cada segundo que transcurre.
- Lo mismo digo, Alma.
Nos dimos un beso y pronto oí gritar a mi tía Alice.
- ¡Alma! ¡Ven!
- La boda… -le dije a Jacob poniendo los ojos en blanco.
- Ya me contarás como te va hoy.
- Mañana nos vemos.
Un último beso y entré corriendo a casa.
- Alma, mira he ido a una tienda de novias, y hay unos trajes perfectos.
- Alice… espera, tranquila.
- Eso le he dicho yo, pero ni casa. –confesó mi madre.
- A ver… tú organizaste la boda de mis padres. Y quiero que me ayudes, ¿Vale? Lo necesitaré… pero…
- ¿Pero? –dijo poniendo pucheros, pero me puse firme.
- Alice, esta boda es de Jacob y mía. Queremos hacerlo bien, nos ayudas, por supuesto. Pero queremos elegir el sitio donde hacerlo, y que sea un sitio bien porque hemos pensado en la fecha de la boda.
- ¿Qué día amor? –dijo papá.
- El mes que viene, el 31.
- ¿Tan precipitado?
- Es perfecto, papá.
- Bueno… con Alice… os podríais asta casar mañana.
- ¿Queréis? –dijo Alice.
- Era una ironía, Alice. –sonreí.
- Bueno, Alma… lo entiendo. Yo te ayudo en lo que quieras. –sonreí porque Alice era muy activa, lo quería hacer todo ella, pero lo bueno que tiene es que es muy comprensiva.
Estuvimos casi toda la noche hablando de la boda, ya que no tenía sueño.
Hicimos en el ordenador las tarjetas, bueno Alice. Pero no las imprimimos porque quería consultarlo con Jacob.
- Entonces pongo que están cordialmente invitados el día 31 de diciembre…
- Alice. Aun no sabemos si a Jacob le gustará y además no sabemos donde cerebrarlo.
- Vale, vale, me precipité. ¿Quieres decir eso?
- Sí… Tú tranquila. Se que puedes organizar una boda en un día, en una noche. Pero… tranquila.
- Vale… haré yoga.
Estuve pensando en… el monasterio que había en Port Angeles.
Mi padre me miró.
- ¿Estás segura de llevar a nuestra familia vampiros ahí?
- Está a las afueras del pueblo. Está en medio de unos chales que no habitan en esas fechas. Y además me gusta… Es tipo a lo antiguo y además. Es muy acogedor. Des de fuera, lo parece.
- Si quieres consigo el número y llamamos y preguntamos.
- Vale. Iglesias no… -negaron todos –pero allí si que nos puede casar un sacerdote. En el jardín que hay…
- Perfecto. –dijo Alice.
- ¿Podremos decorarlo como queramos?
- Solo hay que preguntarlo. Mira lo consigues esta semana y el fin de semana que viene voy con Jacob. Si podéis un sacerdote…
- Me ocupo yo, cariño. –dijo mi padre.
- Vale. Pues entonces… mañana lo hablo todo con Jacob.
- Y relajaos… -dijo mi madre dándome un abrazo.
Pronto amaneció y decidí ir a cazar.
Me puse cómoda e hice unas cuantas carreras y pasé por donde Nahuel casi… y me descompuse.
Me acababa de acordar de algo no muy…agradable.
Y pensé en Reneesme.
Fui al prado caminando a paso humano y llegué en pocos minutos. Me senté al lado de la tumba y empecé a pensar en ella mientras me acostaba sobre las flores y la hierba húmeda.
- Ojala estuvieses aquí. Me hubiera gustado tenerte en estos momentos, de hermanas.
- Alma… -entonces oí la voz de ella. Sabía que estaba conmigo. – Siempre me tendrás. Y me alegro de que hayáis decidido casaros. La mejor decisión.
- Gracias. Y lo siento por lo de Nahuel…
- Alma. ¿Lo sientes? Pues yo no. No nos quería a ninguna. Era un egoísta.
- Esto… ¿Qué piensas sobre cerebrarlo en…? –ella me cortó.
- En el monasterio será todo perfecto. Ya verás. Y no te pongas triste ese día. Tú tranquila. Yo estaré viéndoos.
- Eso espero. ¿Por qué te puedo ver? Es impresionante.
- Somos hermanas. De sangre. Aunque es difícil de explicar eso… -rió entre dientes.
- No me explico porque… Porque a ti.
- Por que me tocaba a mí. La muerte es algo que nadie de vosotros podréis experimentar… Es algo fascinante. Pero doloroso.
- Reneesme. ¿Yo…? Que haré cuando Jacob ya no esté.
- Vivir tu vida.
- ¿Sin él? No lo había pensado.
- Lo que quieras. Ahí es tu decisión. Pero te recuerdo que tú no eres vampiro al cien por cien.
- Puedo morir.
- Sí. Piensa que Jacob es más mayor que tú. Aunque tenga esa forma ahora. Dentro de unos años quizás diez… empezará a envejecer.
- Su corazón se parará algún día…
- Tristemente sí. Pero eso se llama vida. Tener vida.
- Algo que yo…
- Tú tienes. Así que tranquila.
- Y alejarme de papá y mamá… Carlisle, Esme… los tíos… -me horrorizaba pensar en la muerte.
- Siempre te queda la otra opción.
- Convertirme.
- Exacto. Pero primero vive. No pienses en eso ahora.
- Te haré caso, hermana.
- Vive tu vida, vive por las dos.
- Lo haré.
En ese momento abrí los ojos y estaba ¿llorando?
Y había pasado mucho tiempo, era medio día.
Entonces vi a Jacob. Lo vi acercándose hacía a mí con esa sonrisa.
|