Una vez arreglado todo el mal entendido que había sucedido hace unos momentos, ya las cosas se habían logrado calmar. Claro que, al contarles la historia de ahora como se encontraban las reglas con los vampiros, no pudieron omitir uno que otro chiste al respecto.
Estaban organizando una fogata antes de que comenzara a llover, no faltaba mucho para que todos empezaran a llegar. Me quedé unos momentos sentada en la arena, observando el cielo… El clima estaba bastante fresco, sentía algo de frío –considerando que solo traía mi traje de baño de 2 partes, con un suéter de playa de color blanco extremadamente delgado, casi transparente-. Di un suspiro… No sabía lo que tendríamos que enfrentar a partir de esto, se comenzaba un nuevo control sobre leyes… Pero, ¿todos las aceptarían?
Sentí como unos brazos me rodeaban por atrás la cintura, y poco a poco me iban haciendo para atrás, acurrucándome sobre su pecho. Él se sentó igual que yo en la arena para poder quedar en la misma posición. El frío que apenas me estaba comenzando a dar, fue desvanecido en aquel abrazo.
- Te amo… -susurró Jake en mi oído, para después darme un beso en mi mejilla.
- Yo más –le dije, y me volví hacia él para dedicarle una mirada retadora.
Él sonrió, y después no pudo sostener mucho tiempo mi mirada, así que miró el piso. Escuchaba como su corazón se aceleraba un poco más de lo normal. Me quedé contemplándolo varios segundos… ¿Qué le sucedía? Después, me volvió a mirar y soltó una risita. Ahora yo fui quién desvió la mirada… y cuando la levanté él me observaba. Esto se estaba convirtiendo en un juego de miradas, y dimos una risita. Poco a poco, fue acercando su rostro al mío, y a pocos centímetros quedamos.
- Ven –me dijo casi en un susurró-. Y te mostraré que… yo te amo mucho más –terminó de decir.
Se levantó antes de que pudiera reaccionar. Había quedando algo aturdida al tenerlo tan cerca de mí. Me acercó una de sus manos, invitándome a seguirlo. Sin pensarlo la tomé, y quedé parada a su lado. En eso, con una de sus manos rodea toda mi cintura por atrás, mientras que con la otra tapaba mis ojos.
- ¿Qué haces? –pregunté algo desorientada, pero di una sonrisa.
- ¿Sabías que te ves hermosa cuando sonríes? –me dijo él esquivando mi pregunta.
¿Qué tenía eso que ver con lo qué había preguntado? No dejaría que desviara tan fácil mi pregunta. Y me ponía un poco nerviosa al no poder ver nada, únicamente el negro.
- ¿Jacob? –volví a preguntar, pero ahora con un tono de voz más serio.
- ¿Nessie? –me preguntó él imitando mi voz. Ahora me crucé de brazos. Escuché como soltaba una risa-. Pero, me encantas aún más cuando estás enojada –no era necesario poder ver como para darme cuenta de que su rostro estaba demasiado cerca del mío-. Confía en mí –me pidió-. Nunca te dejaré caer –creo que pude entender el doble sentido en aquellas palabras-. ¿Confiaras en mí?
- Siempre –fue lo único que pude decir, para después comenzar a dejarme guiar bajo la obscuridad por él.
Sentía como nos alejábamos más y más del lugar… ¿Nos perderíamos de la fogata? No creo que estuviéramos ya tan cerca de todos en La Push. ¿A dónde me llevaba? En un momento nos detuvimos. Al principio había creído que nos internábamos en el bosque, pero poco después logré ir escuchando las olas del mar en la orilla. Ahora la arena acariciaba mis pies.
Él lentamente fue quitando su mano de mis ojos, y fui visualizando un camino de toda clase de conchas, caracoles de mar, pequeños corales… Además, como ya estaba obscureciendo, había pequeñas velas envueltas en frascos, alumbrando todo este lado de la playa. Estábamos ya bastante alejados de todos, ¿Qué parte era esta? No recuerdo alguna vez haber venido por acá. Fui también dándome cuenta de un ramo de flores al final del camino. Jake me tendió su mano para acompañarlo a caminar a través del caminito de piezas marinas. Un poco temblorosa la tomé. Estaba impresionada aún por todo lo que esto era, los adornos… entre más avanzábamos, fui visualizando una mesa con 2 sillas, casi junto en donde terminaba el mar. Cuando llegamos al final, Jacob tomó el ramo de flores y me tendió. Lo tomé sin dudar, y él mientras me dedicaba una sonrisa de las que tanto me encantaban.
- ¿Qué es todo esto? –logré preguntar con hilo de voz.
- Quería que este momento fuera especial para nosotros… especialmente para ti –me explicó.
Yo aún no podía hablar mucho. Esto era simplemente hermoso. Todo aquí lo era, parecía casi mágico… Poco a poco, ya la luz se fue extinguiendo abriéndole paso a la noche. Ahora si aquellas velas cumplían con su cometido.
- Pero… ¿por qué? ¿Qué… Es precioso, todo es… -comencé a decir con trabajos, todas las palabras se enredaban en mi lengua.
|
algo. No podía verlo con claridad porque él cubría aquel objeto con sus manos. Tomó una de mis
manos, con la que le quedaba libre. Me miró a los ojos con una nueva sonrisa que no creo haberle
podido ver antes… estaba, ¿nervioso? ¿Jacob estaba nervioso? Puse más atención a los latidos
de su corazón, y sentí como se incrementaban.
- Renesmee Carlie Cullen Swan –empezó diciendo, y al principio sentí extraño. Creí que había
hecho algo que le molestara, normalmente no era que él acostumbrara decir mi nombre completo-,
puedo jurarte que desde la primera vez que vi tus ojos… -comenzó a decir, y duramos durante
varios momentos sin desviar la mirada- supe que eras el amor de mi vida. Las persona con quién
quería compartir mis días –me decía en un tono demasiado tierno… su voz que lograba ser suave
como el suave soplido en una pluma-. Y quiero que así sea siempre –le iba a responder que igual
yo, pero él continuó hablando-. Así que, no estoy dispuesto a poder estar un segundo más de mi
vida sin ti… Te amo, y estoy dispuesto a protegerte hasta que mi corazón de su último latido
–apretó mi mano un poco, y vi como estiraba la otra en la que portaba un objeto que no lograba
ver que era-. Entonces… ¿Quisieras hacerme el honor? –estiró aquella mano, y cuando la abrió,
era una cajita.