BPOV
Desperté después de una noche reparadora, después de una noche llena de emociones junto a la familia Cullen. Volví a ver a esos ojos esmeraldas que me cautivaron. Volví a ver al primer hombre que a hecho que mi cuerpo reaccionara teniendo sensaciones nuevas, verdaderas. Sensaciones que en mi vida no había tenido, ni deseado.
En mi piel aún tenía el efecto de estar tomada de su mano. Él tenía unas manos suaves, velludas, pero a la vez varoniles, con unos largos dedos especiales para deleitarme con una hermosa melodía. ¿Cómo sería sentir sus manos explorarme por todos lados? – Deja de pensar esas cosas Bella- pensé.
Reaccioné y me bajé de la cama, me fui a dar un baño y despejarme y empezar a organizarme para mañana el primer día en el hospital y para hoy que tendré el reencuentro con mi mejor amigo. Sí con Jacob, ansiaba poder conversar con él después de tanto tiempo, él había sido mi mejor amigo y el único en mi niñez y cada vez que venía a ver a mi padre él hacía que mi estancia fuera más interesante.
Siempre pensé que nuestra amistad duraría por siempre. Yo desde que entre al instituto y menos cuando entré a la Universidad en otro estado, nos alejamos, pero el sentimiento estaba allí. Seguía igual cómo antes, al verlo en el hospital con delantal de médico me llenó de orgullo, él era un buen muchacho, esforzado y sobre todo un hombre que se merecía lo mejor.
Desayuné sola ya que Charlie se había ido a pescar muy temprano, lave los trastes y me fui al dormitorio para asearle ya que con tantas cosas en estos días llegaba solo a dormir y a estirar mi cama y ordenar por ahí. Ya eran casi medio día cuando sentí el ruido de una moto fuera de la casa, observé por la ventana y vi que era Jacob, había llegado temprano, pero lo entendí ya que sabía que estaba ansioso por nuestro encuentro.
Sentí tocar la puerta y bajé de inmediato, abrí y estaba ahí con esa sonrisa que se caracterizaba cuando niño mostrando sus dientes blanquísimos, con un brillo en sus ojos. Me lancé a sus brazos para darle un fuerte abrazo. Al hacerlo me percaté cuanto había cambiado su cuerpo, ya no era el chico delgado, con cabello largo, ahora era un hombre atractivo con fuetes brazos fornidos, duro como piedra, con una espalda ancha. Me imaginaba que su novia agradecía tener un hombre como él.
Cuando éramos pequeños a él le gustaban dos mujeres y me decía que cuando creciéramos iba a ser difícil decidir ya que a las dos las quería. Una era Leah una chica de la misma reserva, muy bella. Y la otra era yo aunque yo siempre le dejaba claro que él era mi mejor amigo y que jamás pensaría en él como otra cosa.
Ahora lo sabía más que nunca ya que con haber cocido a Edward sabía que él era el hombre que quería para toda la vida. Y Jacob era el amigo de siempre.
-¡Jacob! Por fin llegaste- le dije eufórica.
-Sabía que estarías aburrida ya que Charlie anda con mi padre y Carlisle y sabía que estabas sola- me dijo con alegría en su tono.
-Bueno no he estado tan aburrida, he estado aseando mi dormitorio- le dije riéndome.
-Bueno espero que hayas terminado ya que te vine a buscar para ir almorzar a la casa y estar en la Push durante la tarde, así lleva tu traje de baño- me dijo guiñándome el ojo.
-Ok, pero debes saber que aun no he aprendido a nadar y que no espero saberlo ahora, así que no me bañaré, solo tomaré un poco de sol, aunque dudo que salga algún rayo- le dije riéndonos al mismo tiempo. -¡espérame un rato! ¿ok?
Subí rápidamente, me cambié me puse mi bañador de una pieza y bajé ya estando lista. Se me había olvidado que me subiría a su moto. Era extraña la sensación, nunca me había subido a una y de pronto me dieron ganas de hacerlo.
Bajé después de estar lista y salimos, puse mi bolso cruzado y me pasó su casco, él iría sin él, se lo agradecí porque en el fondo estaba ansiosa pero aterrada al mimo tiempo.
Nos fuimos y con sentir el viento en mi rostro, recibí la más rica experiencia. Iba abrazada de la cintura de Jacob y sentí su abdomen duro igual que sus brazos. Me sonrojé al pensar que mi amigo se había convertido en un hombre muy atractivo.
Llegamos a su casa y estaba igual a como era antes. Una casa sencilla y modesta, pero con una calidez enorme. Me senté en su sofá y me eché para atrás recordando los momentos que habíamos pasado antes.
Cocinamos unos pescados que tenía en el congelador, pelamos unas patatas y las cocinamos para acompañarlos. Jacob hizo casi todo ya que no me dejó a ayudarlo mucho. Mientras tanto yo me deleitaba con el paisaje, era tan cómo lo recordaba. A pesar del tiempo no había cambiado nada. Almorzamos, conversamos de nuestras experiencias en la universidad y los desafíos que se vendrían ahora en mi trabajo y las expectativas que tenía él después de dar su examen final.
Después de un rato, lavamos los platos y nos fuimos a la playa, caminamos y nos instalamos, nos sentamos y me llevé mis rodillas a mi pecho y las abracé mirando el océano. Me imaginé en ese momento estar con Edward en ese lugar tan hermoso.
-¿en qué o en quién piensas Bella?- me preguntó con curiosidad.
Me reí y me di vuelta y lo tomé de los tobillos y lo voté a mi lado. Comenzamos a jugar, luchando en la arena, recordando cuando éramos niños. Nos reímos tanto cuando los dos nos llenamos de arena mojada nuestro rostro, nos veíamos tan chistosos. En realidad me di cuenta que le echaba de menos. Que mis momentos de niñez habían sido muy importantes en mi vida y sobre todo su hermosa amistad.
-¿Bella? ¿te puedo preguntar algo?- me dijo con timidez.
-Claro, todo lo que quieras- le dije con una sonrisa en mis labios.
-¿Hay alguien en tu corazón?- me dijo con cautela ruborizándose un poco.
Le miré y sonreí antes de contestar.
-Bueno hay muchas personas en mi corazón que son muy importantes- le dije sabiendo que eso no era lo que me estaba preguntando.
-¡Bella! Eso no es lo que te pregunté- me dijo frunciendo su frente.
-Jacob antes de llegar a Forks, no había nadie, solo que hace unos día atrás conocí al ser más hermoso, sencillo, tierno, con unos ojos que me hechizaron y que desde que le vi, no pienso en nadie más- le dije sin decir el nombre.
-¿Es Cullen cierto?- me dijo sin tapujo.
Me sonrojé al escuchar que él lo sabía.
-¿y cómo lo sabes?- le dije sorprendida.
-bueno tu me contaste que lo habías conocido en el hospital y vi ese día como brillaban tus ojos cuando me lo dijiste- me dijo con una sonrisa en sus labios.
-bueno ya lo sabes, es Edward y creo que le pasa lo mismo que a mí- le dije con resignación -En realidad Jacob no sé qué me pasa, es algo nuevo, pero pienso todo el día en él. Es como si mi cuerpo necesita de su presencia aunque este lejos pero cerca de la vez- le dije con euforia.
-Parece que enamoraste Bella- me lo dijo con resignación. –Edward es un buen amigo, muy fiel y leal, además de ser un buen hijo, muy responsable, ejemplar tanto o más que sus hermanos. Si no te a dicho nada aun es porque debe ser complicado para él esta situación ya que él nunca a tenido novia o algo parecido, siempre se dedicó a sus debes en la universidad a pesar que ahí muchas chicas lo codiciaban y lo acosaban. Él nunca tuvo una mirada o un sentimiento por alguien.
-¿Jacob, y tú tienes en tu corazón algún sentimiento especial por alguna mujer?- fui más directa al preguntarle y le miré.
-bueno tu sabes que siempre he tenido ojos para dos mujeres, pero una ya tendré que descartarla- me dijo riéndose.
-¿o sea que Leah sigue en tu corazoncito amigo?- pregunté.
-sí, aunque estamos lejos, pero sigue aquí. Hablamos casi todos los días y nos vemos por el MSN, claro no es lo mismo que estar juntos, pero algo es algo mientras terminamos nuestros estudios. Ella esta estudiando biología marina, así que pronto estaremos juntos, solo le falta algunos meses par ello- me dijo con ansias es sus palabras.
-me alegro amigo, me alegro que estén juntos y que sus sentimientos están fundidos en sus corazones- le dije esperando en mi corazón que nuestros sentimientos con Edward fuesen igual o mejor que eso.
En eso nos abrazamos tan fuerte por lo que nos habíamos confesado y en ese momento sentí que alguien nos miraba, pero fue una sensación extraña, no había nadie a nuestro alrededor. Estuvimos abrazados por algunos minutos, nos soltamos y nos fuimos a la casa a comer algo ya que habíamos pasado toda la tarde en la playa y no habíamos llevado nada para el estomago y ya nuestros estómago nos estaba pidiendo a gritos algo de comida.
Después de eso me llevó a casa y nos despedimos. Entré luego feliz de haber estado con mi amigo de la infancia y de las confesiones que nos habíamos hecho. Sonreí como una chiquilla al pensar que era verdad lo que sentía por Edward. Él me había cambiado mi esquema de vida y de pensar, ya que añoraba con verle de nuevo o simplemente escuchar su voz. Me fui a la cama pero antes revisé la libreta de Charlie donde salían los números de teléfono importante y encontré el de la residencia de los anoté en mí celular pensando en llamar a Edward para saludarle o simplemente escuchar su voz sin decir nada. Estaba loca, no sabía que me pasaba, años atrás no hubiese pensado hacer nada de eso.
Ya eran las como las diez de la noche y antes que se me hiciera más tarde marque el número y por desgracia sonaba ocupado, colgué e intenté de nuevo y seguía ocupado, me rendí y me quedé con las ganas de escucharle y maldije por saber su celular para por último mandarle un mensaje de texto.
Me quedé dormida con la sensación de frustración en mi corazón y sentía ganas de llorar por no haber cumplido mi objetivo. Pero el cansancio llegó y quedé profundamente dormida sintiendo cómo una lágrima bajaba por mi mejilla.
No supe cómo llegó la mañana y me levantaba para dirigirme a mi primer día de trabajo en el hospital, Charlie me llevó después de desayunar. Llegamos y el jefe de personal era un atractivo varón llamado James y me dio la bienvenida y me mostró mi casillero para guardar mis cosas.
Comencé con mis obligaciones vistiendo con mi cabello tomado y un delantal blanco, solo llevaba eso puesto y mi ropa interior con unas pantys medias de color blanco, me sentía feliz estar vestida con mi uniforme oficial. Creí en ese momento que era un poco provocativo pero me dio igual al pensar que le hacía un favor a mi persona. Inicié haciendo revisión de los medicamentos en algunos pacientes, me dirigí a mi casillero para buscar algo que se me había quedado, entré y encontré entre la abertura de la puerta un papel, me reí y la tomé en mis manos y la abrí para leerla.
Mi querida Bella,
Lamentablemente hoy no he tenido ningún sueño. Solo sé que mi dormir fue pensando en ti al leer tu nota una vez más y mi despertar fue hermoso porque lo hice con tu imagen en mi mente.
Solo quiero que sepas, que a mí me pasa lo mismo que a ti, no dejo de pensar en ti. Vienes a mi mente en todo momento. No niego que me da susto esto, pero me agrada sentir que me haces sentir vivo.
Me gustas mucho, más de lo que te imaginas. No quiero interponerme entre tu nuevo trabajo. Tú sabes que estoy en mi preparación para el examen final y quiero concentrarme pero a la vez quiero estar tranquilo que sabes que me interesas y que no quiero que esto se acabe, sin haber empezado.
No dejes de pensar en mí,…yo no lo haré.
Espero verte pronto para y decirte todo esto mirándote a tus hermosos ojos que me han hipnotizado.
Tuyo desde ahora,
Edward.
Al terminar de leerla me llevé la nota a mi corazón y sonreí de felicidad, llevé la nota hacia mis labios y la besé.
–sí Edward, me gustas tanto y pensaré en ti hasta que nos veamos. Me gustas más de lo normal, serás mío, solo mío, ya eres mío y yo tuya y de nadie más. Te haré feliz como yo lo seré al estar a tu lado- dije voz alta. No me importó si había alguien, reaccioné y vi a mi alrededor por si había alguien, guarde mi nota en mi casillero y salí de ahí con una sonrisa de par en par, me inundaba la felicidad al saber que a Edward no le era indiferentes.
Cumplí con mi turno del día y regresé a mi casa. Volví a leer la nota de Edward y sentí la necesidad de llamarle, pero iba a respetar lo que me había pedido en la nota de esperarlo. No quería arruinar nada por mi impaciencia. Quería verlo y abrazarlo y volver a tomar sus manos.
La tarde corrió tan rápido que llegó la noche y me entregué a Morfeo pensando en mis ojos esmeraldas que ansiaba verlos.
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