EL DESTINO TAMBIÉN PUEDE CAMBIAR

Autor: AnonymousGirl
Género: Romance
Fecha Creación: 13/12/2011
Fecha Actualización: 22/12/2011
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 32
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Capítulos: 7

EDWARD POV.

Era una daga ardiente que me calaba hondo ¿pero qué se supone que podía hacer cuando yo mismo la hube arrojado a sus brazos? y ahora la veia en sus ojos, sus mismos ojos, ¿pero quien era ella? ¿por qué ese olor tan peculiar? ¿por qué su mismo olor?

-Soy Renesme- la miré extender su mano hacia mi.. y en ese instante, dos ojos se posaron en los mios, pero ya no eran sus ojos, ya no era mi Bella... 

 


 ¿Qué pasaría si después de que Edward se marchara Bella se enterara de que está embarazada? Edward nunca pudo resistirse, después de una ultima noche, todo había acabado entre ellos, y ahora? 20 años después, Bella sigue como si los años no le hubieran pasado, pero tiene 3 cosas diferentes: una hija, una nueva familia, y unos nuevos ojos.. Bella, ya no es humana. 

DICLAIMER: Bien, como saben, los personajes aquí presentes son de S.Meyer, la autora de la saga "Twilight" solo la historia es mia, algunos personajes son inventados y solo hay uno, "Stefan" que solo tiene el nombre igual que el vampiro de TVD, pero no es el mismo, no se confundan. Sin más que agregar, los dejo con mi historia...

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Capítulo 7: NECESITO RESPUESTAS

CAPITULO VI. NECESITO RESPUESTAS

EDWARD POV.

Intenté con todas mis fuerzas retenerme en aquel lugar, y si Dios de verdad existía, sabe que lo intenté; pero aunque hubiese sido físicamente imposible, mis piernas me temblaban y mi muerto corazón se comprimía como muestra de dolor, sabía que me había equivocado abandonándola, eso ya me había quedado claro —y lo lamenté demasiado apenas lo hube hecho — pero ¿muerta? Esa idea no lograba entrar en mi cabeza, ella me lo había prometido, yo mismo le había hecho prometer que no haría nada para lastimar a Charlie, aunque sabía en mi interior que mis palabras solo reflejaban el miedo que tenía a que se lastimara a sí misma.

—Edward, sabemos que te duele hijo, no somos ajenos a tu dolor— la voz de Esme delataba verdadero dolor, y lo sabía, tanto ellos como yo habían amado tanto a Bella, aún más de lo que alguien normal, humano en realidad, hubiera podido amar; sabía muy bien, y lo decían sus pensamientos que sufrían igual que yo, no podría si quiera atreverme a decir que sufrían más, porque el agujero en mi corazón no me permitía si quiera pensar con claridad; el semblante de Esme se fue volviendo una máscara de dolor y vi en su mente mi expresión, aquella máscara inalterable y tranquila que había intentado mantener desde que me separé de Bella había desaparecido por completo, ahora solo estaba ahí, frente a la gran casa de los Denali, desplomándome como quien no solo pierde el amor, sino como quien pierde su alma —Pero no podemos dejarte así— su rostro ahora era una muestra de aplomo, la miré por un segundo evaluando su mente, pero en sus pensamientos solo estaba la decisión de hacerme seguir adelante, traté de sonreírle pero solo pude hacer que una mueca se posara en mis labios.

Las manos de Emmett se aflojaron a mi alrededor cuando dejé de mostrarme renuente a su agarre, ahora solo debía quedarme, poner mis prioridades antes que nada, y por prioridades me refería a mi familia, a la única que me quedaba, porque aunque me costara decirlo en voz alta, Bella ya no estaba conmigo, y ya no volvería a estarlo; tragué en seco cuando la realidad pareció golpearme, de un momento a otro el ambiente se hubo tornado de pena y desolación, Jasper no hacía su trabajo, y el rumbo de sus pensamientos no me ayudaba a calmar las ansias que sentía por salir corriendo y acabar con mi existencia.

—Jasper— Carlisle pareció notarlo al igual que yo, miró a aquel vampiro con los ojos llenos de dolor, el también estaba sufriendo, Bella había sido una hija más, y ahora ya no estaba; aquel rubio al que se dirigieron solo asintió y cambió el rumbo de sus pensamientos concentrándose en calmar nuestro dolor, tal vez ese don era lo indicado para tal situación, pero aún así nada de lo que él pudiera hacer podía disfrazar lo que sentía en ese momento.

—Edward por favor, di algo— esta vez fue Rosalie la que se adelantó entre todos y se acercó a mí —Bella nunca fue de mi devoción, pero también me afecta que ya no esté, esto está acabando con tu vida— lo último lo dijo con una nota de histeria en su voz, pero yo solo la escuchaba a medias, no quería dar explicaciones de nada, no quería abrir mi boca, solo quería sentarme en algún lugar y quedarme en silencio, sin que nadie pensara a mi alrededor, solo quería estar solo.

— ¿Qué vida?— mi voz sonó sombría cuando me dirigí a Rosalie —¿Acaso crees en serio que esto es vida?— sus ojos reflejaban exactamente lo que sus pensamientos gritaban, yo estaba en lo cierto, para Rosalie esto no era vida.

—No por eso puedes decidir acabar con tu existencia Edward, ¿Dónde nos dejas a nosotros?— me miró con cara de pocos amigos, y aunque estaba en lo cierto, no pude evitar sentirme egoísta, ¿y dónde me dejan a mí? ¿Dónde dejan lo que yo estaba sintiendo? Tragué en seco una vez más, los pensamientos de Jasper me hicieron girar a verlo, su cara se crispó en una máscara de dolor y los brazos de Alice lo hubieron rodeado inmediatamente, mi dolor era su dolor y no estaba siendo literal.

—¿Y dónde me dejan a mí?— la pregunta estaba hecha, muy a pesar de que mi sentido común me gritaba que mi familia no tenía la culpa de nada de lo que ocasionó mi sufrimiento, una parte de mi me gritaba que debía descargarme con alguien, los brazos de Emmett por fin me hubieron soltado y caminé de espaldas alejándome de ellos —No quiero herirlos, no quiero decir nada de lo que pueda arrepentirme— reflexioné por un segundo, no quería acabar con lo único que podía quedarme.

—No importa lo que nos digas— Esme me miró haciendo una mueca, pude ver la línea de sus pensamientos, decía la verdad y solo estaba ahí para brindarme su apoyo, ella había estado conmigo todo este tiempo, y era como una madre para mí, suspiré mirándola.

—Edward, formas parte de esta familia, y entendemos por lo que estás pasando— esta vez fue Carlisle el que habló –“No quiero obligarte a quedarte, pero al menos hazlo por Esme, podrás irte cuando estés bien y si aún lo deseas”— Carlisle había luchado por ordenar su mente para que yo fuera capaz de leer en ella lo que su cara trataba de disimular: súplica.

—No quiero lastimarlos, entiéndalo— podía echar a correr justo en ese momento y ni la fuerza de Emmett ni las visiones de Alice podrían detenerme, pero no quería hacerlo, quería ser capaz de despedirme de mi familia, y de marcharme sin tener que asegurarme de que no me siguieran.

—¡Basta Edward!— Alice habló por primera vez desde que la hube escuchado decir aquella fatídica noticia, su voz era dos octavas aun más alta de la que había usado Rosalie al dirigirse a mí, su rostro denotaba furia y solo me miraba a los ojos, como si todos hubieran desaparecido a mi alrededor me centré en ella, había dejado a Jasper junto a Carlisle y se había acercado tanto a mí que estaba seguro que podía sentir mi respiración muy cerca de ella —¿Crees que todo estos se trata de ti?— me miró con aquellos ojos negros centellantes de furia —Todos sufrimos Edward ¡Entiende que no eres el único! Y aparte vienes acá a decirnos que te marchas por qué quieres morir junto a Bella. ¿Acaso piensas que no hemos sufrido lo suficiente?, ¿Es necesario agregar tu pérdida? —supe en ese momento, que de haber podido, Alice estaría consumida en llanto, su rostro reflejaba el dolor que sus palabras me estaban causando y mi cara solo reflejaba el efecto que sus palabras causaban en mí —Esto dejó de tratarse de Bella desde el momento en que llegaste, se trata de ti, de nosotros, de estar juntos…— pero su voz se desvaneció antes de completar la frase, Alice tenía razón, estaba siendo egoísta pero no sabía cómo evitarlo, el nudo en mi corazón pareció apretarse aún más, impidiéndome si quiera respirar, me quedé pasmado en aquel lugar, de haber sido humano hubiera tal vez muerto de asfixia por durar tanto tiempo sin respirar, pero yo ya no observaba a mi familia, ni siquiera a Alice, que se empeñaba en penetrarme con la mirada, ella quería saber lo que estaba pensando y la reacción que sus palabras habían causado en mí, tomé una gran bocanada de aire cuando escuché cuatro pares de ruedas acercarse por la carretera que conectaba con la casa Denali.

—Esta discusión puede esperar— Emmett me miró de soslayo y solo hizo una mueca cuando se percató que no tenía intención alguna de poner un pie dentro de aquella, más que casa, mansión.

Los Denali habían llegado de su “excursión” como pude leerlo en la mente de Kate, se habían marchado hace dos días para disfrutar de otras opciones de caza lejos de los bosques que acostumbraban, Canadá les había parecido una buena opción, y por lo que pude escuchar, lo habían disfrutado; hice una mueca casi imperceptible para los ojos del resto de los vampiros que contaban animadamente al resto de mi familia la trayectoria de su excursión.

—Es una lástima que no hayan podido venir, pero veo que la familia ya se encuentra unida nuevamente — Eleazar pasó la vista por la estancia observando a Rosalie y a Emmett, por último a mí, pude ver su confusión en su mente, el al menos esperaba que me mostrara feliz al haberme reencontrado nuevamente con los Cullen, pero no podía estarlo, no sin Bella.

—Así es Eleazar, Alice se ha encargado de hacerlo— Carlisle miró a Alice con el rabillo del ojo que se había acercado a mí con una mueca adornando su rostro.

—Ya veo, pero Carlisle, ¿qué es lo que está pasando?— Eleazar se había mostrado interesado en saber por qué la tensión reinaba en el ambiente, no seguí escuchando la conversación, no quería escuchar en voz alta lo que tanto había intentado acallar; miré a Alice posarse frente a mí y la escuché suspirar, ni ella ni yo teníamos ganas de hablar, y mucho menos de discutir, me quedaba claro que ella solo estaba allí para mí y no quería que eso cambiara.

Negué con la cabeza cuando la miré posar su mano en mi hombro en señal de apoyo, no quería su lástima —que aunque sabía, no lo era, eso parecía—, ello solo palmeó mi hombro en señal de apoyo y nos miramos por lo que pareció un largo rato, su mente revoloteaba por tantas cosas que de verdad no podía encontrar una sola oración coherente en la cual poder centrarme, pero tal vez eso era lo que ella quería, solo estar ahí, sin intercambiar ninguna palabra, sin entablar una conversación que bien sabía, no nos llevaría a ningún lado, yo no cambiaría este sentimiento ni ella podría revertir el tiempo y evitar todo este sufrimiento.

Después de un rato, Alice solo me sonrió y se retiró con Jasper a algún lugar sobre el cual no me molesté en preguntar; poco a poco todos se fueron dispersando y me dejaron solo con mi dolor, evité por todos los medios que Tanya hiciera algún tipo de contacto conmigo, nada de lo que pasaba era su culpa, y precisamente por eso, tampoco quería herirla a ella y obtener otra excusa para seguir catalogándome como el monstruo que era; yo había acabado con la vida de Bella, jamás debí haberla dejado desprotegida, no así.

El remedio había sido peor que la propia enfermedad, y ahora el único recuerdo que me quedaba de ella era sólo la foto de nuestro primer baile juntos y las sensaciones que aún sentía cuando escuchaba su nombre, sensaciones y recuerdos que solo se transformaban en dolor cuando caía en cuenta de la realidad de los hechos, ¿qué hubiese pasado si Carlisle y Esme no le hubieran hecho ese regalo? ¿y si Jasper no la hubiere atacado? ¿qué hubiese pasado si el destino, el universo, o su mala suerte no hubiera hecho que se cortara con aquel papel?.

Pero solo me di cuenta que culpaba a otros, a Esme, a Carlisle, Jasper y hasta a la misma Bella, los culpaba por mi dolor, pero nunca me pasó por la mente culparme a mí, yo era el verdadero culpable de lo que estaba pasando, yo debía protegerla, no aquellos lobos que según los recuerdos de Alice habían hecho lo posible por mantenerla con vida.

Nada debía ser como ahora es, el destino había conspirado en nuestra contra, y no había forma de cambiarlo, el destino no podía cambiar; reprimí un sollozo para evitar atraer la atención de los vampiros que se habían desplegado en sus propias tareas, Esme intentaba pintar algo en su cuaderno de dibujo, Carlisle centraba por todos los medios su atención en un libro, Rosalie y Emmett compartían el mando de la Tv con las hermanas Denali y el resto de los vampiros solo habían desaparecido de la casa.

No fue necesario cavilar mucho para llegar a una decisión, aclaré mi garganta atrayendo la atención de todos los vampiros de la sala, pero solo quería la atención de Carlisle, le hice una seña para que habláramos a solas y caminé con calma hasta salir de la casa y adentrarme en el bosque; esperé a que se posicionara frente a mi e intenté ordenar mis ideas para saber por dónde empezar, siempre había sido bueno en ellos, pero algo nublaba mis sentidos y yo sabía muy bien que era: la desolación.

—Tengo algo importante que decirte— estudié su reacción, era una máscara inescrutable, de n haber podido leer su mente, estaba seguro que no hubiese podido detectar su reacción, sin embargo, su mente también estaba en calma, arrugué el ceño y aproveché su silencio para continuar —Necesito irme, alejarme— esta vez su semblante cambió y suspiró viéndome a los ojos.

Carlisle siempre había sido un buen padre, desde 1918, cuando lo conocí, había comprendido y aceptado cada una de mis acciones, desde revelarme contra él y vivir como nómada, hasta enamorarme de una humana —hecho que estaba claramente prohibido por los Vulturi—, sin embargo, no estaba seguro de cómo reaccionaría con lo que acababa de decirle, el mismo me había suplicado que me quedara por Esme, pero no podía soportar seguir intentando disimular mi dolor frente a los Denali, solo quería salir de ahí.

—Sé que estás mal hijo, y lo entiendo — su mano se posó en mi hombro en señal de apoyo y comprensión —Pero no quiero que te lastimes, Bella era importante para todos, y más aun para ti— hizo una pausa mirándome, preparado para ser interrumpido por uno de mis arrebatos, pero yo sabía que lo que decía era sincero y no pretendía callarlo —No puedo dejar que te lastimes tu y que nos lastimes a todos Edward, no quiero que muera, sé lo que planeas, Alice lo vio— me miró por un segundo con una máscara de dolor, no era esto lo que había planeado, no quería verlo sufrir, solo quería que entendiera.

—Carlisle— lo llamé en un intento para que me comprendiera, pero el solo negó con la cabeza y siguió hablando.

—Hazlo por Esme, Edward— me miró una vez más con ojo suplicantes. Sopesé la idea por apenas unos segundos, Esme había sido mi madre desde hace ya muchos años, tampoco quería herirla a ella.

Si mi partida en serio la iba a herir de esa forma ¿sería capaz de marcharme?; miré una vez más el rostro expectante de Carlisle, el como yo quería que la familia se mantuviera unida, pero a diferencia de mí, Carlisle si estaba dispuesto a sacrificarse por evitar el dolor a su esposa, podía retenerme si así Esme se lo pidiera, el la amaba, y yo no podía dañar a uno de los seres que más me había amado en esta vida, si acaso a esto podía llamársele asi.

—Entonces vayámonos— sus facciones se alteraron un poco por el giro de los nuevos acontecimientos, me miró como si de un loco se tratara e inclinó su cabeza intentando poner en su lugar sus propias ideas.

—¿Irnos? ¿A dónde?— la confusión crispaba su rostro.

Sabía que Carlisle no estaría contento con lo que mis planes señalaban, pero yo no tenía intenciones de frenarlos, debía obtener respuesta y si esta era la única forma de conseguirlo, eso haría, aunque me costará el odio de Rosalie.

—Forks me parece una buena idea— lo vi entornar sus ojos y luego un suspiro salió de sus labios, pero su mente me permitía celebrar, había ganado.

Conseguiría las respuestas de las preguntas que tanto luchaba por ahorrar a las personas correctas, ¿Cómo murió? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo se enteraron?. Las interrogantes invadían mi mente conforme veía a Carlisle acercarse a la Casa Denali, pronto estaría en Forks, el lugar de donde nunca debí haber salido.

 


 

DIGANME LA VERDAD ¿QUE TAL LES PARECIÓ? ¿VALE LA PENA DARME VOTITOS Y COMENTARIOS?

¡Gracias por leerme!

Capítulo 6: PUEBLO CHICO, INFIERNO GRANDE

 


 


 
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