Hello!! si ya se como se me ocurre desaparce por tanto tiempo pero la explicaciones abajo disfrute el capi
Las cosas habían llegado demasiado lejos. El no estaba acostumbrado a tales demostraciones. Nunca la gente se había manifestado con tanto entusiasmo en favor de el. Como esperar que ellos recibiesen a su esposa con tanto fervor? Recorrió con los ojos el salón.
Precisaba repudiarla antes que fuese demasiado tarde. Ese era el momento para anunciar que la sangre de James le corría por las venas. Era la oportunidad de hacerlo publico, difamarla y sentir placer con su vergüenza. Podría repudiarla, humillarla y garantizar que nadie pero le dirigiese la palabra.
Pero cuando Edward contemplo aquellos rostros felices, orgullosos y llenos de esperanza, algo cedió en su ser íntimo. Por primera vez en su vida, el puso la consideración de otras personas por encima de si mismo. Desde que había tomado el lugar de su padre como señor de Volterran, nunca había puesto los habitantes del castillo antes que su persona. En aquel momento, el decidió mantenerse callado.
Tomo a Bella por la muñeca y cruzo a través del salón rumbo a la escalera. Todos los acompañaban como si fuese la noche de bodas. Edward paro y , con un gesto imperioso, les impedíos continuar. Pero las aclamaciones aun se oían.
Sólo cuando ya estaban en el cuarto y con la puerta trancada, Edward soltó la muñeca de Bella. Ella se llevo las manos a la cara y, con mirada horrorizada, dijo:
- Bebí demasiado vino .
Ansioso por poner la culpa de lo ocurrido en ella, Edward retruco. - Sin duda! Una monja emborrachada y...
- No estoy embriagada ni soy monja - protesto Bella indignada.
- Novicia, entonces. De cualquier forma, vos descreerás el convento con tu libertinaje.
- Como se atreve? Fuiste tu quien me beso! Yo no te tocaría ni para salvar mi alma del infierno! - garantizó ella con los ojos refuzilando.
- Pues fue una buena actuación la que hiciste allá abajo.
– Lo hice en consideración a las personas.
- Dices eso de la boca para afuera - respondió el,
Por suerte su padre no podía oír lo el oyó. Después de algunos instantes, dijo:
- Ve a descansar al colchón.
Tan perturbado estaba con los acontecimientos, que no percibió un leve golpe en la puerta. Pero tampoco suponía que alguien desobedecería la orden de no seguirlos.
Entretanto, dos personas hacían exactamente eso. Una se inclinaba con el oído pegado a la puerta y la otra le tiraba de la túnica.
- Y entonces? - Esme quiso saber.
Carlisle se enderezo y acaricio su barba grisácea. Estaba atónito con el comportamiento de los señores de volterran
- Ellos están de nuevo. Como perro y gato.
- Después de ese beso? Imposible!
- Oye tu misma - sugirió el apartándose de la puerta para que la mujer se aproximose
Tras unos instantes, Esme murmuro:
- Por todos los santos! Nunca imagine que oiría a Edward Manse levantar la voz. – Se enderezo y frunció la cara - Tal vez ese griterío sea una buena señal.
- Como es eso ? - preguntó Carlisle con aire de duda.
– Yo veo que nuestro patrón protesta demasiado y ríe poco . Si no le gustase su mujer, el la trataría con la frialdad que nos dispensa a todos. Pero está totalmente alborotado desde que la trajo aquí.
Sin entender la explicación, Carlisle sacudió la cabeza.
- En mi opinión, este muchacho precisa de unos consejos sobre los deberes del marido.
- Tienes razón. Tal vez vos podrías hablar con el y explicarle ciertos puntos.
- Ah, si? Y después terminar encerrado en la mazmorra por causa de mi buena intención?
– Algo hay que hacer . Caso contrario, no veremos a lady Isabella engordar. Ya que no puedo cuidar de la hija de Alice, quiero consolarme con la de mi señor.
- Nunca conseguirás impedir las por el tiempo suficiente para proveernos de un niño . Te lo Apuesto.
- Pues acepto la apuesta.
Ellos habían dado unos pocos pasos por el corredor cuando oyeron que la puerta del cuarto se habría y luego se cerraba con un estruelo. Carlisle puso un brazo protector sobre los hombros de su mujer, una silueta sombría paso por al lado de ellos sin notarlos.
Con pasos largos, Edward rumbeo hacia la escalera. Esme corrió detrás de el y Carlisle siguiéndolos por detrás . Llego al salón a tiempo de ver al señor de Volterran abrir la puerta y salir bajo la lluvia inclemente.
– Por todos los diablos! Que clase de hombre deja una mujer linda para enfrentar una tempestad? murmuro el.
Curiosamente, Esme sonrío.
Um hombre inquieto, Carlisle. Tal vez lord Edward ansíe empaparse a fin de enfriar su ardor.
Fuera del castillo, Edward elevo su rostro y dejo que la lluvia lo lavase. Fría y revigorizarte, esta le clariquedaba su mente confusa y llena de angustia.
Pocos días atrás, cuando iba hacia el convento, pensaba que todo estaba a su alcance. Pero ahora, gracias a su propio descuido, la vida se le escapaba de su control. Había que tener cuidado. Eso ya le había ocurrido y el se juro no reincidir en el error.
En Tierra Santa, James lo había abandonado a la merced de dos elementos, la bondad de los extraños y su propio cuerpo debilitado. Por Dios, como se revelaba contra aquellos días interminables. Había luchado mucho para recuperar las fuerzas, la fortuna y las propiedades. No estaba dispuesto a abandonar todo a causa de una mujer de cabellos lindos, aunque su misma gente la adorase. Tiempo. Durante años, Edward lucho para contener la impaciencia. Nuevamente se decía a si mismo “ tener calma y esperar”. Por el momento, Isabella era “la nueva” residente de Volterran. Pero cuando todos los habitantes del castillo la conocieran bien y ella no diese a luz el heredero esperado, las personas perderían el interés en ella.
El había su destino en sus manos. El de ella también. Y aunque no pudiese hacer nada en relación al dolor de estómago, conseguiría solucionar el incomodo ardor que lo atacaba un poco pero abajo. Enojado, frunció las cejas. Estaba sin mujer hacia demasiado tiempo y esa era la única razón por la que había besado a Bella.
Eso no ocurriría otra vez. No mantearía una concubina en Volterran pero tendría una mujer, a un día de viaje a quien el podía recurrir. El no había exigencias y lo conocía apenas como un caballero que le pagaba bien por sus servicios.
Edward se sentíos excitado al pensar en ella. Sus cabellos eran rojos y no café , ella no había las curvas graciosas de Isabella, pero seria capaz calmarlo. Tal vez el pasase unas buenas horas allá, haciendo todo lo que un hombre había derecho a exigir de una esposa. La idea le provoco un suspiro, pero el no miró hacia el castillo.
Iría inmediatamente . Eso resolvería uno de los dos problemas, y lo ayudaría a poner en orden sus pensamientos. Estaba decidido, Edward secciono varios hombres para acompañarlo. Dando ordenes, se dirigió al establo.
Encontró a Jacob allí , cuidando de los caballos.
– Voy a pasar algunos días afuera - aviso al montar el corcel.
- Que lo expulsa de su bello castillo en una noche como esta? - Jacob quiso saber.
La mirada penetrante del sirio parecía juzgarlo y a Edward no le gusto.
- Como sabrás, no le temo a la noche ni a la lluvia. Dejo mis propiedades en tus manos - dijo sin dar otras explicaciones.
- En cuanto a su esposa? A cuidado de quien va a dejarla? - preguntó Jacob.
Edward sentíos la desaprobación.
- Ella no se atreverá a fugarse. Pero así mismo, mantén un soldado en guardia todo el tiempo - respondió.
- Prestare ese servicio con placer – garantizó el sirio.
Edward lo miró desconfiado, pero como siempre, la expresión de su compañero no revelaba nada. Tal vez estuviese imaginando cosas. Viro su montura y salio a la lluvia. Iría a procurarse una mujer que pudiera aliviarle el cuerpo sin perturbarle la mente.
Instigado por una ansiedad inexplicable, Nicholas cabalgo hasta el amanecer. LOs ojos le ardían por no haber dormido, pero luego descansaría en la cama de la mujer.
Ella era una viuda y la pequeña casa donde moraba estaba deteriorara desde hacia mucho tiempos. Dejando a sus hombres bajo los árboles que rodeaban la propiedad, Edward rumbeo para la casa.
Antes de llegar, vio un caballo amarrado a un poste. Dudo y decidió esperar. No paso mucho tiempo para que u sujeto sucio y mal vestido saliera de la casa. Al ver a Edward, el sonrío mostrando sus dientes deteriorados y dijo:
- Buen día señor! Se Va a divertir bastante con esta puta. Marque mis palabras.
Atónito y en silencio, Edward vio al hombre montar y alejarse . El estómago le temblaba y la cabeza le latía a causa de la larga cabalgata durante la noche. Pero una parte de su anatonomia no lo importunaría mas. Aunque no hubiese estado con una mujer hacia mas de un mes, la idea de compartirla con aquel sujeto inmundo, lo dejaba Tellado.
Naturalmente podría procurarse otra, pero no había tiempo disponible . Maldición. Debería haberle pagado a la mujer para servirlo sólo a el.
Pero que importancia había eso? Era lo Mismo si la viuda atendía a una banda de hombre o no, ella podría satisfacerlo a el . Tan pronto como estuviese en sus brazos, olvidaría al sujeto sucio. Desmonto y golpeo la puerta.
El criado que le abrió lo reconoció y lo llevo prontamente a la sala. Buen comienzo, pensó el, menos desanimado. Tal vez fuese bueno que esa mujer perfeccionase sus habilidades en su ausencia. Ella conocía los trucos que una moza educada en un convento jamás podría imaginar.
Entonces, el la vio.
Sentada al frente de la chimenea , ella estaba enrollada en una manta de piel . Su pelo suelto estaba desgreñado. De repente, le pareció vieja y cansada. La sonrisa era forzado. El nunca había notado que la viuda era baja y flácida. Los cabellos y los ojos oscuros no habían brillo alguno.
Ella no había pecas .
- Sea bienvenido, señor caballero - dijo ella con voz seductora que siempre lo había encantado.
Ahora, le sonaba falsa.
- Hola, Tanya – la saludo el. La mujer entreabrió la manta e expuso sus piernas, Nicholas no sentíos nada.
- Pasaba por aquí y vine a verla.
- Naturalmente va a quedarse unas horas, no ? Edward sabia que podría poseerla en aquel instante.
– Lo Lamento pero no dispongo de tiempo. Tengo negocios urgentes que tratar.
El se aproximó pero no la toco. Discretamente, coloco unas monedas en el arca . La alegría de la mujer fue evidente.
– Esta seguro que no se puede quedar para uno rápido ?
- No - respondió el, dirigiéndose a la puerta y librándolos a ambos de la indignidad de reconocer su pasión apagada.
Bella descerca con un golpeteo en la puerta y se sentó rápidamente . El sol ya se filtraba por las cortinas. Estaría sola? Miró hacia la cama y la vio vacía y armada. Obviamente, su marido no había vuelto a la noche y sus horas de ansiedad y miedo habían sido inútiles.
Bella no sabia si se sentia enojada o aliviada. A donde habría dormido el ? Y con quien? Esta última pregunta le provoco una emoción tan fuerte que le costo percibir un nuevo golpe en la puerta.
- Entre! - grito.
Al ver aparecer a Esme , Bella forzó una sonrisa. La criada sacudió la cabeza con aire de reprobación.
-La señora jamás conquistará a lord Edward si continua durmiendo en el colchón sobre el piso .
Conquistarlo? Para que? , pensó Bella. Esme sabría donde el había pasado la noche?
Que diferencia hacia eso?, se preguntó al levantarse. Ella debería estar festejando el Hecho de que el hubiera encontrado otra mujer para atormentar.
- No tengo el pero mínimo interés en su señor, Esme. Y Usted lo sabe .
– No le creo. La señora parecía bien interesada anoche en el salón - argumento la criada.
La noche de ayer . De repente, el recuerdo de la prenda le surgió en la mente. Edward, encapuchado la había encontrado fácilmente. Eso no la sorprendía tanto como lo que pasó después. Nunca había sido besada y no había pensado que un acto tan simple pudiera ser tan estimulante.
Todos los detalles le vinieron a la mente. El contacto con su cuerpo rígido, la presión de los labios calientes sobre los suyos, la lengua invadiéndole la boca y a forzando a apoyarse en el.
Su marido le había quitado el aliento pero no la amedrento . Ni por un segundo, ella Temio su contacto. Le Había acariciado la nuca y el cuerpo haciéndola desear... que? A el ? Imposible.
Estupefacta Sophie noto seguía vistiendo apenas una camisa. Respiraba con dificultad y el corazón se le disparaba mientras Esme la observaba con una sonrisa maternal.
- Todo lo que sucedió fue solo para pagar la prenda y para satisfacer a las personas – explicó ruborizándose.
- Para mi todo fue muy real lady Isabella, y prueba lo que le vengo diciendo. Lord Edward siente atracción por la Usted, y podrá conquistarlo si hace un pequeño esfuerzo. Es pero fácil atraer las moscas con un miel que con vinagre.
- Quien quiere atraer las moscas de Edward de masen?' - preguntó bella mientras dejaba que la criada vistiera.
- Su vida seria mas fácil, mi señora. el comentario casi la hizo llorar.– No me voy a comportar como una ramera. Existen otras mujeres que lo recibirían con placer. El sólo me quiere para vengarse.
- Todo va a acabar bien, mi señora. Espere y verá. Un hombre no besa a una mujer de ese modo cuando sólo siente odio por ella. Piense en eso cuanto el Este ausente – le aconsejo Esme
- Edward se fue de viaje? A donde? - indago bella, sentindose curiosamente decepcionada.
– Nadie sabe. Dejo el castillo tan luego salio de este cuarto. Corría como si estuviese escapando del mismo demonio.
bella se sintió presa de una mezcla de emociones. Su marido estaba fuera y eso la dejaba pero relajada. Se Debería sentir exultante, pero no era lo que le sucedía.
- Después, mi señor salio bajo la lluvia como si precisase mojarse para apagar su ardor - coméntala criada, guiñando un ojo.
- Bien! ya que el no está es una buena oportunidad para que cambie la paja del salón y para lavar los ladrillos.
- Ese es trabajo para los criados - protesto Esme con aire de desaprobación.
– Entonces tal vez tu puedas ayudarme - dijo bella, sonriendo.
Acostumbrada a trabajar el día entero, sentía la falta de una actividad allí en el castillo. Por causa de las prohibiciones de su marido le costaba encontrar una.
Rezongando, Esme abrió la puerta pero con un grito de susto, dio un paso para atrás.
- Que pasa? - preguntó Bella espiando el corredor. En un costado sombrío, reconoció la silueta del sirio. El no era tan alto como Edward pero parecía ser tan fuerte como el. Usaba una túnica negra con bordes dorados. LA prenda oscura acentuaba lo moreno de su piel y lo hacia mucho pero atrayente.
Igual que el de Edward, su rostro había una belleza casi fémina, pero a diferencia de su marido, no lo había marcado por una expresión cruel. Jacob parecía muy
satisfecho consigo mismo y con su propia virilidad. No había duda para ella, desde la curva insinuante de los labios hasta la expresión de sensualidad de los ojos negros.
- Dios tenga misericordia de nosotros! Él demonio extranjero - gimió la criada.
- No hay razón para tener miedo - dijo Bella
- Ora, ese infiel surge de las sombras a propósito para asustar a una vieja - la criada rezongo al correr para la escalera.
Bella sacudió la cabeza. Aunque el sirio fuese diferente, el merecía ser tratado con respeto. Un poco incomoda ella sonrío.
– Mi nombre es Jacob. Recibí la orden de protegerla - explicó el.
Bella reconoció la voz, grave y melodiosa, que la había tranquilizado durante el viaje. Debía agradecerle pero no tuvo coraje. Los ojos negros parecían invadirle el alma. Se Sentía sofocada a solas allí con el, delante de la puerta abierta del cuarto. Con un esfuerzo preguntó:
- Ya comió hoy?
Con un gesto negativo, Jacob sacudió la cabeza.
- Pues entre, vamos a comer un pedazo de pan y a beber un jarro de cerveza. Digo en caso que tenga permiso para andar por ahí - ella agrego.
Jacob sonrío.
- La señora estará libre hasta que el vuelva.
Libre? Bella refreno un comentario. Eso no sucedería a menos que ... Escruto la expresión del sirio y recordó otra vez las palabras de el durante el viaje. Si bien no se conocían, el se tomo el trabajo de calmarla. Tal vez su extraño guardia pudiese ser convencido de ayudarla de manera pero concreta.
Agachada, Bella se afirmo en sus talones nos y paso las manos por la frente . Los ladrillos ya estaban lavados brillaban, pero el salón de Volterran era mayor que cualquier habitación del convento. Limpiarlo estaba llevando pero tiempo de lo ella había imaginado. Precisaban terminar antes de la hora de cenar .
Bella vio la silueta de Esme oscura a cierta distancia . Aunque no pudiese ver, sabia que estaba siendo observada. A pesar de las buenas intenciones, el extranjero la ponía nerviosa. El era atractivo y atento, pero algo en sus ojos negros la perturbaba.
Bella había desistido de la idea de conquistar su ayuda. No había nada que el pudiese hacer a no ser llevársela lejos, fuera del alcance de su marido. Así el sirio estuviese dispuesto a hacer eso, ella no había la certeza de querer ir . No estaría escapando de algo malo para caer en algo peor?
Irónicamente, se sentía menos preocupada al lado de su marido demoníaco que con este extranjero bondadoso. A Edward ya lo conocía bien, Jacob exigiría una vida entera para ser comprendido.
Y si se fugasen de Volterran, a donde Irian? Consumido por el deseo de venganza, Edward los perseguiría hasta los confines del mundo. Y ella estaría en una situación mucho peor, reflexionó.
Desvío los ojos del sirio y reasumió su tarea . Estaba errando al pensar con un tanta frialdad en usar al sirio, pues el la trataba con bondad. Era un sujeto decente y, si no fuese por los ojos negros...
Bella se estremeció. Las Horas bajo su atención sombría, la hacían parecer a su marido ser mas soportable.
Edward no estaba de buen humor. había cabalgado durante una noche de lluvia, en busca de alivio para su cuerpo. Pero ahora, después de un largo período sobre la montura, volvía pero frustrado todavía.
Maldición! Pensó en Londres. allá el encontraría lo que buscaba sin mucho trabajo. Tal vez hasta hallase una morena oriental , educada para satisfacer las necesidades de un hombre . Eso mismo; pensó pero animado.
Llevaría a Jacob con el y partiría inmediatamente. Pero, se acordó de Bella. Antes de ir en búsqueda del placer, precisaba ejercer la venganza.
No podía continuar posponiéndola.
Hasta entonces, platicaría el celibato. No seria difícil para un hombre con su disciplina. Muchas otras veces, había estado sin mujer por largo tiempo. No seria una de cabellos flameantes quien lo haría perder el control. Determinado, Edward entro en el salón, ansioso por ver a su esposa. Intentaba convencerse que era el deseo de rengaza lo que lo instigaba.
Isabella no estaba a la vista en lugar alguno. Encontró al administrador que le hablaba de unos ladrillos ...
Estremecido se preguntó si ellas habría fugado. Imposible! con Jacob viciándola. De cualquier forma, se sentía ansioso por la presión del administrador que le seguía hablándole.
- Donde está ella? – indago interrumpiéndolo bruscamente.
- Quien, mi señor? - preguntó el administrador .
- Mi mujer!
El administrador huyo hacia un costado donde unas criadas restregaban los ladrillos. Eso provoco un acceso de furia en Edward. Por que el hombre no le respondía? Donde estaría Jacob? Alarmado, el sentíos una contracción en el estómago.
- Donde está ella? - repetíos, furioso. Atónito, el administrador apunto con un dedo trémulo hacia el costado.
- Mi señor, su esposa está allí. Edward miró. Dos mujeres arrodilladas continuaban a trabajando. Un poco mas adelante entre las sombras de la chimenea , estaba Jacob en actitud de vigilancia.
Edward se aproximó a las mujeres. A la mas vieja la reconoció ... era Esme, pero la pero joven...Una Melba café se le escapaba de la toca.
- Isabella - el grito y la voz hizo eco en el salón. Ella se paro, se enjuago las manos y levantó la cabeza para responder.
– Quien pero podría ser?
Su calma sólo sirvió para ponerlo pero bravo y le dirigió una mirada feroz. La mujer bestia otro vestido reformado, había el rostro sucio y las manos enrojecidas. Por Dios! Se Trataba de su esposa y no debía estar arrodillada trabajando.
- Por todos los diablos, que piensas que estas haciendo?
- Lavando los ladrillos antes de colocar paja limpia - ella respondió en actitud de calma.
– Levántate ya! Tengo criados suficientes para hacer ese servicio - dijo, notando la mirada estupefacta de las otras personas.
Bella se erguíos con expresión de desafío.
- Y que tengo permitido hacer? No puedo cuidar los enfermos ni trabajar en la huerta. Por cierto , tampoco puedo limpiar los pisos.
- Su obligación es cuidar de mi.
- Ah, si? Vos desapareces antes de anoche sin decir a donde ibas ni cuando volverías - Bella grito.
Edward sentíos latir su cabeza . Estaría su mujer preocupada por el? Había sentido su falta ? Imposible !. Bella se había aliviado con su ausencia. Sacudió la cabeza y con rabia redoblada, dijo:
- Vaya a vestirse de manera decente, mujer! Es casi la hora de cenar y no quiero sentarme a la mesa al lado de una campesina sucia!
Ella soltó una exclamación y abrió la boca como si quisiese decir algo pero. Nicholas olvido el encanto de una morena oriental dispuesta a satisfacerlo. Su esposa se mostraba enérgica y lo contagiaba con su fuego. Se Defendía con tanta pasión que el imagino esa misma emoción desencadenada en otras situaciones.
Intento quitar la idea de su cabeza pero noto la suciedad en su rostro. Tuvo que esforzarse para no extender la mano y limpiarla.
Maldición! Estaba enojado, cansado y hambriento. La disciplina ya comenzaba a fallar. Vociferando órdenes para los criados, mando servir la cena estuviera lista o no. Después, dio un paso en dirección a su mujer que aun no se movía.
– Vaya rápido l! - grito apuntando a la escalera. Ella obedeció, pero no sin antes dirigirle una mirada de odio. Con los hombros erguidos, atravesó el salón con paso pero regio que el de cualquier reina y con su vestido reformado pero adorable que cualquiera de fina confección.
Observándola, Edward sonrío cierto de haber vencido a una mujer temerosa. Pero curiosamente, no había una sensación de triunfo, apenas a dolor de estómago y un cierto malestar físico. No vio la sombra de Jacob deslizarse para acompañar a bella.
A pesar del hambre , Edward apenas pellizcaba la con unida Bella había puesto un vestido azul marino que, para disgusto de el, le atraía mirar. El estómago le dolía y había la impresión de que el interior de su cuerpo se separaba en direcciones opuestas.
Ya era hora de castigar a esa mujer de lengua mordaz con quien se había casado. Ella no conseguía quedarse quieta y siempre encontraba una actividad que lo irritaba. De allí en adelante, Bella no lo avergonzaría pero ejecutando tareas de criados. LOs planes hechos habían sido abandonados cuando el la vio arrodillada lavando el piso .
Bella era una mujer linda, digna de ser esposa de cualquier hombre en buena situación. Ella podría usar vestidos elegantes, joyas valiosas y mantener las manos bien cuidadas. Eso no seria para beneficio propio, pero bien para beneficio de . Sentía placer en verla bien arreglada.
La mujer quería actividades. Por Dios, el se las proveería. Cuidaría de el como una esposa diligente, seria pero obediente, intenta y ansiosa por satisfacerlo en sus pero impero antojos. Estaría a disposición de el mañana ,tarde y noche, como un escudero, aunque, pero agradable a los ojos y pero estimulante para el espíritu. Ese seria o castigo adecuado para su mujer temerosa, pues era lo que ella menos deseaba hacer, reflexionó Edward sonriendo.
El buen humor momentáneo se disipo con la aproximación de Esme, que puso una copa sobre la mesa, delante de el.
- Sea bienvenido, mi señor. Es un placer que este de vuelta. Para festejar su retorno, prepare una bebida especial para mi señor - dijo la criada.
- De que se trata? - indago Edward, desconfiado.
- Un tónico, mi señor.
- Ahora no preciso de el. Lleveselo . Esme no obedeció y se aproximó pero.
- Sabe, mi señor, cuando vi. los arreglos en su cuarto, resolví enderezar la situación.
Edward no había la pero mínima idea de lo que ella estaba hablando y fijo su mirada amenazadora.
- Pruebe un trago , mi señor. Es una bebida maravillosa y le hará fluir mejor su sangre - insistió ella.
- Mi sangre corre muy bien.
Esme suspiro.
- Mi señor no me entiende Según la persona que me dio la receta, el tónico hará que su fluido vital sea recaliente y duradero.
Nicholas la miraba estupefacto, ella guiño un ojo, haciéndolo ruborizar . Sacudido por una furia tremenda, el se volvió hacia Sophie.
- Fue idea tuya? - indago.
Con los ojos desorbitados ella contesto.
- Claro que no! Ella me pedio una receta para un hombre que... - La piel clara de Bella torno roja . - Pensé que era para el marido de ella. No sabia que ella te lo Daria a ti,
. No quiero su fluido vital, ni estimular ninguna parte alguna tuya!
Del otro lado, el sirio soltó una carcajada. Otras personas pero discretas escondían sus risas. Edward sentíos la rabia crecer y exploto como un volcán. No lograba pero controlar su mente. Con un gesto brusco, volteo la copa, desparramando el líquido sobre la mesa.
– Sal de mi vista, Esme, antes de que te mande de vuelta a Fork - vocifero el.
La criada empalideció y mientras se retiraba un silencio profundo domino el ambiente.
- Edward
Su nombre pronunciado por Bella lo inmovilizo.
Sonó sube y agradable, provocándole un escalofrío. Sin saber por que, elle lo afectaba.
- Ella no había mala intención. Esme es una mujer bondadosa que se esfuerza por ayudarte.
Esme? Ella le hablaba con respeto de una criada? Giró hacia Bella y en voz baja, le recomendó:
- No la defiendas a menos que querías ser responsabilizada por su atrevimiento. O, quien sabe, no estarás ansiosa por compartir la cama conmigo? - el la provoco y la vio empalidecer. - Sabes, mujer no preciso de tónico alguno para estimular mi sexo. Quieres a probar?
Edward le agarro la mano y la coloco entre sus muslos .La respuesta fue inmediata. El simple contacto se transformo en algo pero. Completamente conmocionado, el sintío una onda de calor invadirle el cuerpo que lo llevo a empujar sus caderas contra sus dedos aprisionados. A pesar de la presencia de las personas y el terror estampado en el rostro de Edward el no le soltaba la mano.
En el siguiente instante , ella se levantó y huyo del salón. Atónito por su propia reacción, el la vio escapar y no la llamo. Cuando se calmo un poco, pensó que debería alegrarse con el pavor revelado por la mujer. Pero todo lo que sentía era una caricia caliente y latente.
Ahogándose, bella corrió escaleras arriba en procura de un refugio que no existía. Se Dio se cuenta de la inutilidad de su búsqueda cuando paro delante de la puerta de la habitación de Edwrad. No queriendo entrar, apoyo su cabeza en la madera.
Que Dios tuviese misericordia de ella, rezo para no pensar en lo ocurrido que la avergonzaba. Estaba tan horrorizada que casi había parado de respirar. Lo hacia con dificultad. el único alivio era sentir rabia junto con miedo. Frustrada, de un golpe en la puerta. Si al menos pudiese borrar el recuerdo del hecho . Lo que pero recordaba era la sensación de contacto humillante. Respiro profundo, luchando contra el miedo y la repulsa.
Pero eso no era todo que sentía. Debajo de esas emociones familiares, había algo nuevo, diferente y mucho pero aterrador. Era una presión centralizada en su corazón. Suspirando se le ocurrió que, por un instante, mientras había su mano presa contra Edward, sentía ganas de tocarlo en la nuca con a otra mano y de besarlo, perdiéndose en la sensación extraña. Hendiéndose.
La angustia la domino. Podía esquivar a su marido, pero no a si misma.
Inmersa en una tristeza enorme, hoyo un ruido a su lado, pero vio la silueta del sirio tomar forma. Recostando la cabezada puerta, ella erguíos los hombros.
- No tenga miedo del, lady Isabella. El no la lastimara - el extranjero dijo con un una vehemencia que la dejo compungida.
No quería que nadie la viese en esa situación vulnerable.
Bella sacudió a cabeza. Ansiaba librarse de la presencia de el. Pero para su sorpresa , Jacob había terminado de hablar . El le tomo las manos en las de el y prosiguió:
- Tenga confianza y recuerde que tiene amigos aquí. Lord Edward siente odio hace tanto tiempo que teme entregarse a otras emociones.
- Mentira! El no teme a nada. No queriendo discutir, Jacob la tomo por los hombros. El silencio parecía lleno de significados escondidos. Si al menos fuese lo suficientemente experta en descifrarlos, pensó Bella . A Edward ella lo entendía, a pesar de sus sentimientos confusos por el. Pero este hombre misterioso iba pero allá de su comprensión. Lo miró fijamente en procura de respuestas, pero la única que obtuvo fue el sonido de una voz profunda y amenazadora.
- Saca las manos de mi mujer - aviso Edward. Bella lo vio aproximarse con una expresión fría. El no había levantado la voz, pero el tono era pero temible que el de un grito.
Ella se estremeció, Jacob no pareció impresionarse. Le apretó los dedos levemente y antes de soltárselos se volteo hacia su amigo.
- Que está haciendo aquí con un mi mujer, delante da puerta del cuarto? - Edward preguntó llevando su mano hacia la daga en su cintura.
El sirio no demostró preocupación ni toco su arma, una hoja curva de aspecto peligroso.
-Vigilando a tu mujer con me pediste.
– Pero ya no tense pero esa obligación. Si te veo tocándola otra vez, yo te mato.
El sirio se inclino ligeramente hacia delante sin decir otra palabra. El hombre hacia como que la amenaza a su vida no significada nada, pensó Bella
el instante siguiente, ella concentro su atención en su furioso marido .
- Entra - ordeno el y fue obedecido. Una vez fuera do corredor escuro, Bella se sintió mejor y camino hacia el centro del aposento. Se Rehusaba a acobardarse delante de aquel monstruo.
Como un ángel caído, Edward era bello y terrible. No parecía realmente confiable. Ondas de calor emanaban del cuerpo de el, una con una combinación de odio que la repelía y de virilidad que la atraía contra su voluntad.
- que sus manos no te toquen una vez mas o, los matare a los dos - prometió el con una voz gutural.
El insulto dejo a Bella perpleja. Escruto la mirada de su marido, hallando que el no podía imaginar conducta reprobable entre ella y el sirio.
Con un mirada penetrante, que nadie podría creer inocente, el dijo
- Vos deberías saber que no es aconsejable sonreírle a un hombre.
- Nosotros estábamos solo conversando. Nada pero. Vos no confías en tus propios guardias? - Bella preguntó.
- No! Cuando se trata de vos, no confío en nadie - retruco el.
Sorprendida Bella sacudió a cabeza y murmuró su verdad:
- Vos estas celoso .
Edward no lo negó.
- Tu eres MIA de cuerpo y alma. Hago bien en aclararte esto. No quiero verte pero conversando con un el sirio ni mirando hacia donde este el!
El estaba celoso! Bella sintió una sensación extraña.
-Por el amor de Dios! El extranjero no significa nada para mi. Que el podría querer el con una mujer alta, desarreglada y de cabellos rojos? Para ser franca, el me pone nerviosa con su mirada sombría - dijo Bella .
Edward parecía pero calmo. Con la certeza de que ya había agotado su rabia. Aunque el la acusara de tener crisis el hombre se comportaba como un lunático a veces. Ella lo vio llevar su mano al estómago e percibió que el odio le había le agravado su estado.
- Puedo darle algo para aliviarlo - Bella dijo sin pensar y se arrepiento en seguida al haber Edward apartar a mano de su estómago rápidamente.
- Que?
La voz suave no la engaño, aun axial, ella persistió:
- El te de Hera alivia el dolor de estómago. No me cuesta nada preparártelo .
- No quiero nada que venga de sus manos. Tomamente te gustaría de tener la oportunidad de envenenarme. Eres la heredera de James. Tu sangre esta manchada.
Bella se replegó como si hubiese sido abofeteada. Nicholas hacia de todo por mostrar su lugar en el mundo de el. Su fin, era siempre el mismo : la venganza había prioridad.
Como podría acusarlo de estar celoso ? Su marido no alimentaba otro sentimiento que el de odio. Solo era el sentimiento de posesión el que precipitó la reacción de el.
Con un su corazón pesado, Bella cruzó los brazos y los apretó contra su pecho. De repente, se sentía helada.
- Presta atención, mujer, pues quiero dejar clara tu posición aquí en el castillo. No asumirás pero los deberes de una campesina y mucho menos de una criada. Obedecerás sólo mis ordenes, cuidarás sólo de mi, hablarás sólo conmigo y no mirarás a nadie pero que a mi. Ya tomaste un baño hoy?
La pregunta fuera de lugar, depuse de las ordenes ríspidas, dejo a Bella boquiabierta.
- No, yo... - comenzó ella, pero Edward levantó la mano, interrumpiéndola.
Ella apretó sus labios. Por que su marido había esa obsesión por la limpieza?
- Como mi esposa tomarás un baño diariamente - determino Edward.
En seguida, fue hacia el corredor a donde grito ordenes para que trajera agua caliente. La audacia de su gesto dejo a Bella atónita. Tendría su marido la intención de controlarle hasta los hábitos pero íntimos?
Con un expresión implacable, el retorno .
- Como te dije tu única obligación es cuidar de mi. Estarás a mi disposición de la mañana a la a noche. Todo lo que yo pida, vos me lo proveerás . Me Servirás mi café cada
Bella empalideció, pero estaba furiosa ,a punto de perder su respiración . Que tipo de tareas tendría que ejecutar? En el convento, cada un cuidaba de si y, en la casa de Newton limpiaba las chimeneas , fregaba los piso y hacia otros servicios. Que quería su marido de ella?
– Y harás todo de buen voluntad. Quiero que te esfuerces para que seas como un una mujer oriental . Ellas saben agradar, ser sumisas, obedientes y hasta consigue adivinar los deseos de su marido. En verdad, Bella, serás como una esclava. Mi esclava.
- Esclava?! SOS un bárbaro. No existen esclavos en Inglaterra . Volved a Oriente y conseguirte una infiel para satisfacer su voluntad - Bella dijo.
Ignorando sus palabras, Nicholas dio unos pasos y se dio vuelta.
– Cometes un error al criticar una cultura que no conoces. Hay muchas cosas buenas de Oriente para ser asimiladas . Las esposas se sueltan los cabellos para sus maridos.
El giró y esa vez sus ojos cenizas no habían expresión cruel. Envés de eso, brillaban con excitación.
- Me gustaría que adoptases ese hábito, mujer. En verdad, quiero ver tus cabellos ahora.
- Que? - Bella tartamudeo, sin entender la orden.
- Soltare los cabellos. Quiero verlos - murmuró el con una voz extraña. - Después tomarás un baño.
- Con vos? - balbuceo ella incapaz de creer lo que oían sus oído.
Su marido esperaba que ella entrase en la bañera mientras el permanecía a su lado? Algo le provoco una onda de calor . A pesar de esa sensación extraña, había miedo. Era pánico y sentíos la familiar contracción en la garganta. Edward lo notó.
No sabia que esperaba. Quizás compasión o tal vez el la auxiliaría. El era el único que podría ayudarla como había hecho pocas noches atrás. EN ese momento su marido la encaraba como si estuviese enojado con su desesperación.
- Fuiste violada? - preguntó bruscamente. Aturdida por tal pregunta, Bella intentó respirar profundamente.
- No, claro que no! De donde sacó esa idea?
- Tienes miedo a un poco de intimidad.
– Y por que no? Eres un bruto que abusaría de mi por placer!
– Jamás te levante la mano para . Alguna vez te lastime ? Por Dios, te podría matar sin que nadie me lo impidiera. Mientras , que cuando te pido que te sueltes los cabellos amenazas con desmayarte .
Irritado, Edward se dio vuelta Bella miró los hombros anchos de el. El la había lastimado muchas veces con su lengua venenosa y su mirada cruel, mas no físicamente. Con una voz sube, dijo:
- Ya trabaje como criada. Era una vida difícil pero la peor parte era cuando mi patrón me acariciaba.
Oyendo esto Edward giró para mirarla de frente pero no consiguió encararlo. Rápidamente, ella agrego:
- El nunca me violento. Apenas me arrinconaba y me pasaba las manos por el cuerpo mientras hablaba cosas indebidas .
Bella suspiro. Jamás había contado esa parte vergonzosa de su vida a nadie.
De repente, se vio siendo arrinconada contra la pared. Nicholas le tomó rostro y la miró fijamente . Ella no vio vergüenza, ni horror en los ojos cenicientos, apenas furia.
– El nombre de el - el marido exigió con voz ronca.
- De quien?
- Del desgraciado que te hizo eso .
- Michael Newton, de Seattle - Bella balbució estremecida.
Edward la soltó y atravesó el cuarto con pasos largos para ir a preparar su bolsa de viaje.
- Que estás haciendo? Acabas de volver a casa. A donde vas ahora? - preguntó Bella aun recostada contra la pared.
– Voy a matarlo, naturalmente.
- Que? No hagas eso! Vos no podes estar hablando en serio! - grito Bella.
El paro y dirigiéndole una mirada amenazadora.
- Sentís algún afecto por el miserable?
- No, pero tampoco quiero tener la responsabilidad de una muerte . Por el amor de Dios, por que todo precisa ser blanco o negro para vos? Todo o nada? Odio o indiferencia?
Edward no respondió, pero se aproximó trémulo de rabia.
si ya se que me quiere mandar a todo un ejercito de neofito pero ami favor digo que fue la culpa de la universidad que no me dejo tiempo ni para respirar pero ya estoy x fin de vaciones eso significa qu me pondre al dia con todas mis historia espero su comentrios plis que todas y todos este bien saludos y nos estamo leyendo pronto bye
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