Ya se hacía más la hora de partir. Todos los Cullen estaban preparados para irse. Rosalie y Emmett ya se habían adelantado…no me podría despedir de ellos. Cuando nos vieron llegar a Edward, Bella y a mí, ya toda la casa ahora si estaba sin un alma dentro.
- ¿Listos? –preguntó Esme con una sonrisa en sus labios-. ¿No vas a traer nada, Nessie? –preguntó al percatarse de que no tenía ni una pequeña bolsa.
- No… -susurré.
- No tienes de que preocuparte –interrumpió Alice-. Ya tengo todo planeado, tú serás mi mayor logró al remodelar toda tu habitación –me aseguró con una amplia sonrisa de oreja a oreja.
- No, Alice. Es que yo… no voy a ir –logré decir, a pesar de que se me quebró la voz-. Yo me voy a quedar.
- ¿Quedarte? –escuché la voz de Jasper un poco exaltada. Había logrado tener una gran conexión a partir de que experimente mi don con él, y ahora lo extrañaría mucho.
- Si esa es tu decisión, está bien –dijo Carlisle, y se acercó para darme un abrazo el cual correspondí-. Nos volveremos a ver –eso no era una pregunta.
- Si, así será –le aseguré.
- Mi Nessie… -fue lo único que pudo decir Esme, y también me dio un fuerte abrazo que duro bastante tiempo. Sollozaba como si de verdad pudiera llorar.
- Te quiero, abuelita. Nos volveremos a ver.
- Yo también, y mucho –dijo para después soltarme.
- Mi sobrina… más te vale por lo menos escribir, que yo si lo haré –dijo Jasper, para dedicarme una sonrisa, y después abrazarme.
- Claro, además cualquier cosa… ya sé que tengo una mente la cual visitar –dimos una risita, y ahora Alice me rodeaba con sus brazos.
- Mi pequeña sobrina… te voy a extrañar mucho, ¿Dime quién me ayudará a que tu mami acepté no repetir ropa? –me dijo recargando su cabeza sobre mi hombro-. Te quiero, Nessie. Y te juro que si no sé nada de ti, regresaré aunque no quieras –me advirtió y solté una risita.
- Claro, tía… Yo también te quiero. No te preocupe, supongo que contigo también tengo otra mente la cual puedo visitar.
- Siempre –me aseguró.
Me volví hacia mis padres, y aunque ya me hubiera despedido de ellos… lo volví a hacer. Los rodeo a uno con cada uno de mis brazos. Y ellos correspondieron mi abrazo. Sabía que no tenía que estar triste, nos volveríamos a ver…eso era seguro. Además nos hablaríamos por teléfono. Empecé a sentir que la vista se me empezaba a nublar, pero ahora no haría esfuerzo por controlar nada.
- Los voy a extrañar mucho –les dije apretándolos más contra mí.
- Yo también, hija…Y trataré de sacar mi escudo debes en cuando para poderte escuchar –me prometió Bella, y le sonreí.
- Si te gustan las mentes revueltas…bienvenida a la mía –contestó Edward, y le devolví la misma sonrisa.
- Peor que la mía lo dudo… -le aseguré, y les di un beso a cada quien en su mejilla-. Hasta luego.
- Hasta luego –dijeron todos en eco.
Una vez la despedida hecha. Los vi a todos alejarse en un parpadeo. Ahora si ya no habría rastro de ninguno, solo quedaba yo. Fue extraño contemplar la casa tan obscura y sin muebles. Era de alguna forma…triste. Ya no había vida ahí…. Pero, yo la regresaría, haría algo nuevo en esa casa. Es decir, aún tengo una tarjeta conmigo. Ahora que lo veo, no le vendría mal un poco de renovación a esta casa. No era que no me gustará como estaba amueblada, pero siempre hay una primera vez para un cambio.
Di un suspiro al volverme en dirección a La Push… Eran alrededor de las 3:00am. Él sería un chiste si estaba dormido a esta hora… Así que simplemente me lancé a correr hacia él. Sentía que ahora me superaba al correr, todo era diferente. Le diría cuanto lo amaba hasta quedarme con la boca seca de tanto repetirlo. Podía sentir que prácticamente volaba, ya no sentía la tierra sobre mis pies. El viento golpeaba mi rostro con mucha fuerza, y mis rizos se alborotaban por todos lados.
Empecé a sentir el olor de las olas mezclarse con la arena al golpear contra la orilla… y entre tanto, por supuesto… el olor a licántropo.
Fui disminuyendo la velocidad, y ahora notaba el cielo obscuro, sin nada que iluminara. Sin embargo, pude ir distinguiendo la silueta de alguien frente al mar, recargando una parte de su cuerpo contra uno de los tantos árboles. Era él. No sé que pudiera reflejar su rostro, pero lo único que pude hacer fue nuevamente echar a correr a todo lo que daba y cuando él se volvió al presentirme… creo que no logré pararme por completo, e impresionantemente por primera vez ¡Lo logré tumbar! Oh, Oh…
- ¿Nessie? –preguntó él con una ancha sonrisa, pero con la clara confusión pintada en sus ojos negros.
- ¡Jacob, te amo! –le grité. Me encontraba encima de él, por la tumbada que le había dado, y lo único que hice sin dejarlo hablar fue juntar mis labios con los suyos.
|
tomaba de la cabeza para presionarme más hacia su cuerpo que se encontraba debajo del mío. Sentía
tantas emociones en aquel beso… no era como ningún otro del que hubiéramos tenido antes. Este
realmente era especial. Había más allá del amor, de la pasión, la alegría se quedaba corta
comparada con lo que sentíamos nosotros.
- ¿Cómo es qué estás aquí? …ya te hacía lejos de Washington –me confesó una vez que nos
separamos un poco…pero, solo un poco.
- Pues…después de darle muchas vueltas al asunto, noté que si tú no podías venir conmigo…yo
iría hacia ti. Te amo, Jacob. Y no estoy dispuesta a volver a vivir sin ti –le aseguré.
- Yo también te amo demasiado… y de alguna manera me las iba a ingeniar para volver a estar
juntos. Créeme que yo tampoco estoy dispuesto a vivir un segundo más de mi vida sin ti.
- ¿Qué harías sin tu tacleadora personal? –bromee, al darme cuenta que seguíamos en el piso, y
yo encima de él.
- ¡Vaya! Puede que recordar cómo se veía todo desde arriba, aunque la vista desde aquí abajo me
agrada bastante –contestó con algo de picardía, y tomó mi cara con ambas manos para cercarlo al
suyo.
Ahora, él nos dio vuelta al mismo tiempo, y ahora él estaba encima de mí, mientras que yo abajo.