Estaba terminando de empacar solo lo esencial. Alice ya nos había dicho que no era necesario llevar nuestra ropa, ella ya tenía planeado el nuevo guardarropa de todos nosotros. Así que, realmente ya la casa de cristal estaba vacía, ya no existían muebles al igual que en mi cabaña. Era todo tan rápido, de una forma en la que nadie se logrará dar cuenta. Hoy en la madrugada nos iríamos.
Me asomé por la ventana, y observe el crepúsculo… Hoy había sido de esos raros días en Forks en los que salé el sol. Di un suspiro con los brazos cruzados. Ya hace 2 días de que no había visto a Jacob… no creo que tuviéramos nada de qué hablar después de esa discusión en La Push. Todavía puedo recordar su rostro dolido… esa forma que siempre usa, esa barrera de sarcasmo que siempre usa cuando sé que las cosas le están doliendo de verdad. Lo amaba… y no entendía por qué las cosas tenían que ser tan difícil de hacerse. Realmente yo no podría vivir sin él. Era mi todo, mi mundo, el suelo seguro por el cual podía caminar. El sol de mis días, el agua que acariciaba mi piel, las estrellas de mis obscuras noches… el satélite que me hacía tener un equilibrio en mi vida…ó existencia, aún no estoy segura de cuál de las 2. Pero, mi vida ya no sería más vida si no lo tenía aquí a mi lado. El sentido de cualquier cosa se perdería… ni siquiera alguna lágrima podría tener sabor. ¿Qué error estaba cometiendo?
- Aunque me duela decirlo, uno muy grande si realmente lo amas –me contestó una voz a mis espaldas.
Me di media vuelta –aún con mis brazos cruzados, y la vista nublada-. Ahí se encontraba Edward, recargado en el marco de la puerta. Sentí como mi labio inferior temblaba y me envolvió en sus brazos al presentir que ya no podía ocultar las lágrimas.
- ¿Por qué siempre es tan difícil…tomar decisiones? –dije con la voz quebrada a causa de las lágrimas, y devolviendo el abrazo, mientras escondía mi rostro en su pecho.
- Porque son parte del crecer –me explicó, acariciando mi cabeza-. Si son difíciles, pero si jamás aprendemos a tomarlas… nunca llegara el momento en que ya no se dificulten como la primera vez.
- “Pero… ¿Y si no las tomo bien?” -le dije a través de mi don, tocando su mejilla.
- No tienes que preocuparte por eso, tú eres muy inteligente. Y sabrás tomar la decisión correcta.
- Pero… puedo haber errores –logré decir con un hilo de voz.
- Mientras sea lo que tú realmente deseas…no habrá errores –habló la voz de Bella, y me despegué de mi padre para poderla ver. Ahí se encontraba a un lado de nosotros, y también deje que me rodeara con sus brazos-. No te preocupes por eso, uno muchas veces puede llegar a cometer errores, pero créeme, te lo digo yo que cometí demasiados, aprendes de ellos.
- Solo queremos que sepas, Nessie, que cualquier decisión que tomes, te apoyaremos –me aseguró Edward.
Los miré durante largos segundos…y me contemplaban con una sonrisa en sus rostros. Los quería demasiado, y me costaría demasiado dejarlos. No estaba acostumbrada a estar sin mi familia, pero… no sería un “adiós”. Simplemente un…hasta luego.
Les di el último abrazo. Los extrañaría, pero si nos volveríamos a ver. Estoy segura de eso, a todos…algún día lo haría. Pero, era el momento de poder escribir mi propia historia, el momento de poder vivir con la persona que iluminaba mis días, que me llenaba de vida. Aquella que simplemente siempre estaría ahí para mí cuidando mi espalda por si llegará a caer…él estaría ahí para cacharme. No podía venir por reglas que hay que cumplir, pero si de alguna manera yo lograra poder hacer esa unión, ¿Por qué negarme el momento a lograrlo? ¿Por qué no podía hacer que esto durara por siempre? Nadie me enseñaría a elegir, así que ¿Qué tenía que perder? Ahora las cosas cambiarían de rumbo, yo tomaría el control de mi vida… y simplemente la mía giraba en torno a Jacob. Donde fuera él… iría yo.
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