POV Jacob
Bajaron las chicas y me levanté.
- ¿Vamos? –le dije a Alma.
- Sí. –dijo mirando a Seth. Y enseguida volvió su mirada a mí.
- Vamos. Bueno. Nos vamos, si queréis algo…
- Tranquilo. Buenas noches. –dijo Sue.
- Adiós. –dijo Alma.
- Ya hablamos. –le contestó Leah.
Salimos de casa Sue y le pasé mi brazo por los hombros de Alma.
- ¿Qué le ocurría a Seth? –me preguntó.
- Nada. Solo estábamos hablando.
- Me ha mirado… un poco raro.
- Lo he visto. No creo que sea nada.
- Oye… te tengo que contar un par de cosas que me ha dicho Leah.
- ¿Si? –sonreí.
- Sí. Ahora cuando lleguemos, te lo digo. Y más te vale que los apoyes.
- ¿Apoyar? ¿A quien?
- Ahora te lo digo.
Me quedé con la intriga… ¿apoyar a quien?
Llegamos y entramos en la habitación y ella se sentó en la cama y yo me cambié.
- ¿Qué hago yo? No tengo nada… -dijo susurrando.
- Ahora te dejo algo mío, ¿vale?
- Perfecto. –sonrió.
Le di una camiseta blanca que usaba para dormir.
Se quitó su ropa y yo mientras fui a beber agua.
- Madre mía… ¡Esto me viene grandísimo!
Entré con el vaso de agua a la habitación y la vi con mi camisa que parecía un saco de patatas y empecé a reírme.
- Aun así estás sexy.
- ¡No te rías de mí! -me dio un golpecito -¡Eres malvado!
No podía parar de reírme y ella se cabreó.
- Pues sabes que te digo, que santa rita, rita. Lo que se da. ¡No se quita!
- ¿Te lo piensas quedar? –la miré ahora.
- Sí. ¿Algún problema?
- Ninguno.
Me acerqué a ella y la cogí de la cintura y subió un poco. Nos dimos un dulce beso de enamorados. Luego empecé a besarla por el cuello y dio un respingón. – Lo siento. –me disculpé rápidamente.
- No es culpa tuya. –me besó.
POV Alma
Me dio como una corriente en el cuello. Pero no quería preocuparme de eso ahora.
No paramos de besarnos y cuando Jacob iba a quitarme la camisa pensé mientras me reía: Santa rita, rita…
Jake empezó a reírse también.
- Tranquila. Si no quieres…
¿Cómo podía ser así? ¡No aguantaba ni una sola broma!
Me quite la camisa y la dejé en el suelo.
- Por si acaso… jum… -lo miré de reojo y este se levantó para darme un beso.
Se puso encima de mí y no parábamos de besarnos…
Cuando íbamos a dormir, no tenía sueño y parecía que Jacob tampoco.
- Jake… -susurré.
Me giré para estar mirándolo. Este me miró con una gran sonrisa.
- ¿Qué pasa?
- Espero que esto no cambie, nunca.
- No cambiará.
- Me imagino dentro de unos años tú y yo con nuestra casita del bosque.
- ¿De verdad?
- Claro… tú… ¿no quieres?
- Es que has dicho años…
Levanté la cabeza dudosa.
- Años. Sí. ¿Por?
- Estaba pensando en… tengo unos ahorrillos…
- Jake…
¡Se me estaba declarando!
Mi yo de dentro estaba bailando.
- Tranquila. Solo irnos a vivir juntos.
- ¿Te gustaría? –dije ilusionada.
- Tú que crees. Y luego si eso…
- ¿Qué dices? Para… me estoy sonrojando. –empecé a reírme flojo porque oía los ronquidos de Billy.
- Eso es por que me quieres… ¿no?
- Normal. Te amo, con toda mi alma.
- Te amo. Y yo ahora desde este momento me voy a poner manos a la obra con nuestro nidito.
- Jake… -le di un golpecito en el brazo.
- Y algún día en el atardecer… el momento más bonito del día. Te pediré que tú. Alma Carlie Cullen Swan… seas mi mujer.
- Jake…
Me lo imaginaba todo y empecé a llorar. No quería que me viese y no se porque salí corriendo.
Llevaba solo la camisa de Jake.
Un minuto después Jacob vino hasta a mí. Preocupado.
Nos encontrábamos en la orilla del mar. Mirando la luna.
- ¿Estás bien? –me preguntó.
Me giré hacía él que se había sentado a mi lado y apoyé mi cabeza en su hombro.
- Sí… solo que me he emocionado. Y tonta de mí… no quería que me vieras así.
Me abrazó muy fuerte.
- Tranquila. No te agobies… todo a su tiempo. ¿Vale?
- Vale… -susurré.
- Cuando estés preparada… empezamos.
- Por mí ahora.
Jacob se levantó. – Por mi también.
- ¿Qué dices? No te lo tomes a pecho.
- Pues dime como quieres la casa.
- En que tenga lo esencial para nosotros, me es suficiente.
- Pues un baño en cada planta… tres habitaciones…
- ¿Tres?
- Por lo que pudiera ser.
- Jake…
- Espera. Luego la cocina. El comedor. Y por supuesto para ti… nuestro jardín.
- Vaya… -me lo estaba imaginando todo y me agradaba la idea.
- ¿Te gusta la idea?
- Sí. ¿Y sabes como me gustaría que fuese?
- ¿Cómo?
- Hecha como la de aquí.
Jake sonrió. –Eso está hecho.
- Te quiero Jake.
Nos levantamos para ir otra vez a la cama y me dormí.
|