Cayo la noche y Charlie junto con Sue, se despidieron para irse. Traté de aparentar que todo estaba bien, con mi mejor sonrisa, mi mejor risa… toda una máscara de alegría que se despegó de mi rostro en cuanto aquellas personas que tanto quería se fueron, dejando la puerta a sus espaldas.
- ¿Mamá?… ¿Papá? –dije con un hilo de voz, mirando el piso.
- Nessie, sabíamos que este día tenía que llegar –comenzó mi mamá a hablar.
- Si, lo sé… -contesté por lo bajo-. Por eso…estaban Alice y Jasper arriba.. ¿cierto? –levanté la mirada, y vi como mi papá daba un asentimiento de cabeza. Claro, ya estaban comenzando a empacar.
Sin decir nada, aún con mi vista ausente… con toda mi persona muy lejos de la realidad, me di media vuelta hacia la puerta trasera.
- ¿A dónde… -empezó a preguntar Bella, pero estoy segura que Edward la detuvo. Él le explicaría, ya lo había leído en mi mente.
- Nessie, será mejor que mañana hables con él –me dijo mi papá, y me detuve.
- ¿Cuándo nos vamos? –pregunté, con la mirada puesta en la puerta.
- Dentro de 2 días –contestó Edward-. Es solo en lo que termina los tramites de traslado en el hospital, Carlisle –explicó.
¿2 días? ¿Tan rápido? ¿No podía haber un poco más de tiempo? Sentí un hoyo aún más grande en mi pecho al escuchar eso… Ya no había tiempo que quedara. Seguí caminando hacia la salida.
“Será mejor entre más rápido él se entere”, les dije a los 2 a través con mi don. Ya lo había podido usar con más facilidad, pero no lograba controlar la energía que me quitaba hacerlo bruscamente sin concentración.
Una vez que llegué a La Push –ya el sol se estaba metiendo, eran alrededor de las 18:00pm. Y él se había ido a acompañar a Sue y a Charlie-. Caminé por la playa para llegar a su garaje, seguramente estaría ahí. Me quité los zapatos para poder sentir la arena sobre mis pies… respirar por lo menos una vez más el aire mesclada con la sal. No sabía cómo decírselo… Pero, todavía cabía en mí una débil esperanza.
Sentí como alguien me tomaba por atrás de la cintura, y me levantaba por el aire. Jacob.
- ¡Nessie, mi vida! –decía él, y junto sus labios con los míos-. Iba a ir en estos momentos a tu casa –una hermosa sonrisa de adueño de su rostro, y sentí como los latidos de mi corazón se hacían más fuertes, pero miré nuevamente el piso-. ¿Nessie? –preguntó ahora con tono de voz preocupado.
- Jake… -susurré, y al levantar mi mirada, me encontré con sus ojos negros. Él me despegó de su cuerpo para poderme contemplar mejor, y rodear mi rostro con sus manos-. Tenemos que hablar
- ¿Qué sucede, Nessie? –preguntó con su rostro a pocos centímetros del mío.
Me quede en silencio por unos momentos… Estoy segura que el usar mi “don” no sería nada cortes de mi parte. Estás noticias se debían de dar sin cobardía, y tendría que aprender a enfrentar esto. Una vez más me atreví a mirarlo a los ojos, y cuanto lamente hacerlo. Me contemplaban de una manera tan profunda, que podía ver la angustia que le causaba mi silencio. Estaba preocupado, y no era para menos. No sé que pudiesen reflejar los míos, pero el dolor podría ser una de las tantas cosas…
- ¿Qué sucede, Nessie? –volvió a insistir con la pregunta, pero ahora con su rostro más separado del mío.
Di un pequeño suspiro de resignación. Nuevamente vi el piso…y logré que de alguna manera mi garganta pudiera hacer salir esas palabras.
- Nos vamos… -dije con un hilo de voz, controlando las lágrimas. Y parecía que estaba apenas a ir procesando aquellas palabras.
Se alejó de mí, y veía como cerraba sus manos en forma de puños a causa de tratar controlar los temblores.
- ¿Cuándo? –fue lo único que logró decir.
- En 2 días… -le contesté aún con un hilo de voz.
- Ah… -fue lo único que me dijo. Durante otro momento de silencio, estuve a punto de romperlo, pero él se adelantó-. ¿Y tú… te quieres ir? –podía sentir su dolor tan claro como si fuera el mismo, y es que así era. Su dolor era el mío, como el mío era el suyo.
- Son mi familia, Jacob –le contesté-. Pero… tú también lo eres.
- Entonces, quédate –me contestó, y levanté mi mirada bruscamente hacia él. Parecía que ya se había calmado, y ahora solo existía tristeza en sus ojos.
- No puedo… -le dije, y pareció que esas palabras fueran cuchillos que enterraba en su cuerpo. Se acercó a mí, y envolvió mis manos con las suyas.
- Si puedes –me contradijo-. Quédate aquí…conmigo –me suplico, y noté que sus ojos se ponían rojos. Al parecer, yo no era la única que contenía el llanto-. Te acabo de recuperar, Nessie.
- Pero, Jake…
- Por favor, ¿por mí? …¿sí? –lo miré totalmente desconcertada. Me estaba haciendo elegir, y eso no era justo.
- Por favor, Jacob… no hagas esto más difícil –le contesté, y me aparté de él-. No puedes hacerme elegir.
- No lo estoy haciendo –ahora sonó a la defensiva.
- Si lo estás haciendo –le dije con el mismo tono, pero no sonó tan fuerte como a él.
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- No sola… -coincidí con él, y me miró confundido-. Ven conmigo –le expliqué-. Vámonos
juntos a iniciar una nueva vida, que solo nos pertenezca a ti y a mí. Empecemos nuestra historia
–la vista me seguía nublando.
Se quedó unos largos momentos observándome… Estaba pensando muy claro mis palabras, algo
analizaba en ellas. Después dio una risa sin ganas, y me miró.
- Ojala pudiera –bufó.
- ¿Cómo? –ahora mi voz había salido, como si me estuvieran estrangulando-. ¿Por qué no? –me
costaba trabajo lograr que las lágrima se quedaran guardadas.
- Soy ahora un nuevo Alfa, ¿recuerdas? No puedo irme, no me está permitido hacer eso ahora. No
puedo dejar la tierra Quilet sin protección.
- Pero, aún está Sam. Ya hay un Alfa, no tienes que seguir aquí –trate de poder encontrar de
alguna manera un motivo por el cual pudiéramos estar juntos.
- Las cosas no son tan fáciles, Renesmee –ahora parecía estar enojado. Y me dolió más el que
me llamara por mi nombre, nunca lo hacía.
Cuando él se ponía así, lo mejor sería no seguir en esta discusión. Lo conocía, y a pesar del
enojo que tenía, lo amaba demasiado como para arruinar aún más las cosas.
- Entonces… -fue lo único que pude decir, antes de que la primera lágrima desbordara por mi
mejilla- creo que… lo mejor será que me vaya a empacar.
- ¿Te vas a ir? –ahora su máscara de frialdad y sarcasmo, habían pasado a la angustia
nuevamente.