BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59321
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

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Capítulo 54: Absurdos recuerdos

Narra Jacob

 

 

Pasó un mes, dos meses… después del último adiós de Alma.

Los últimos meses, no salía casi nada de casa, me quedaba encerrado en mi habitación, sin hacer nada.

La última visita de Leah, me quiso ayudar a salir de la “depresión” según decía ella.

 

“Jacob no estés así, que hay más peces en el mar”

-         Pero como Alma, no hay… -me volví a repetir susurrando.

Miraba por la ventana como la manada venía a mi casa hablar con Billy, y sin comentarios.

Sí, estaba deprimido por haber perdido el amor de mi vida, hasta que me sorprendió la visita de la menos esperada en mi casa.

-         Bella, que…

-         ¿Cómo te encuentras?

-         Pues no sé.

-         No tienes buena cara.

-         Que quieres.

-         Venir a verte.

-         Gracias. Pero la herida que tengo es demasiado grande, y no se puede curar, si es a eso a lo que vienes.

-         Sí, quería decirte una cosa de parte de Alma.

 

Las últimas palabras resonaron en mi cabeza, habían hablado con Alma y ella habló de mí

-         ¿El que? –logré aguantar el tono de mi voz.

-         Te acuerdas del lobo cortado a mano que le regalaste cuando… -agachó la cabeza.

-         Sí, cuando me dejó para irse no se donde. –dije triste y enfadado.

-         Dice, que lo tiene guardado, que siempre lo tendrá, y que gracias.

-         Bien. Si era solo eso, ya está todo dicho.

-         Jacob. –vino hasta a mí y me dio un abrazo. Lo cuál agradecí.

-         Alma no volverá, ¿verdad?

-         No lo sé, yo también la echo de menos, no sabes lo mal que me hace a mí veros así a los dos.

-         ¿Ella? Lo dudo.

-         No creas, está igual que tú.

-         Pero ella no me quiere… -dije confundido.

-         Sí que te quiere, bueno son cosas de familia, supongo, ¿no?, además Jacob, ya sabrás algún día. Por favor recupérate pronto.

-         No puedo. Se ha dio de mi vida, es como si a alguien le quitasen el alma.

 

 

 

Narra Alma



Dos meses pasaron, fui por segunda vez al bosque a alimentarme de sangre de animal.

Cuando terminé de beber la sangre, pasé por la plaza mayor y era media noche casi y me dio curiosidad por saber el bosque oculto de los Vulturis.

Fui a la velocidad de vampiros y vi a una chica rubia de ojos rojos, que me dieron miedo y junto a ella un chico también, tez clara, ojos rojos y pelo castaño, parecían hermanos.

Vi como tiraban a un foso del suelo un par de cadáveres. Me esperé a que se fueran para irme, para que no me pillaran espiando.

Sin querer pisé una ramita del suelo y recé para que no oyeran.

Se giraron y se miraron a los ojos, luego de poner una cara extraña se marcharon.

 

Fui a mi casa corriendo, me asusté un poco, desobedecí la orden de mi abuelo.

Volví hablar a los pocos días con mi madre y me dijo que habló con Jacob, y que no había cambiado para nada en absoluto, me preocupé por él.

 

-         Mamá, he visto algo en el bosque prohibido.

-         Alma, por dios bendito, ¿has ido?

-         Sí, sentí curiosidad y vi a dos, creo que eran hermanos. Daban miedo, te juro que no volveré.

-         Dile a papá, que sé que está ahí, si los conoce.

-         Sí, son Jane y Alec. –dijo mi padre. –por lo que me has dicho. No te acerques si al menos deseas la muerte segura.

-         No… que mal.

-         Sí.

 

 

Narra Bella

 

 

A las pocas semanas después de hablar con ella fui con Edward a casa de Los Cullen, nuestra numerosa familia, y allí estaban todos alterados, se notaba en el ambiente, y lo cuál me preocupó y a Edward también, por la cara que puso.

-         Alma. –dijo.

Solo esa palabra, ese nombre, el nombre de mi hija me preocupó.

-         Ten hijo lee. –dijo Carlisle entregándole a Edward un sobre abierto con un sello de cera rojo roto, ya estaba abierto. La resta de la familia sabían la noticia.

-         Los Vulturis. –dijo Edward al ver la carta.

-         Sí, lee, hijo.

-         Querida familia, espero que estéis de lo más bien por ahí, hace tiempo que no mantenemos comunicación, hace cien años, por lo menos. Y nos alegra saber que hay otra Cullen, Alma, si no me equivoco del nombre, por cierto una vampiresa con mucho talento.
Nos agrada tenerla cerca, muy cerca, ella no lo sabe todavía que la vimos en nuestras tierras, el bosque. Pero sí que nos dimos cuenta.
Vamos a darle una bienvenida como se debe, que sepa que la apoyamos y si necesita algo que estamos aquí para lo que sea.
Hablaremos con ella, y haremos algún transmite de ideas, para mejorar nuestra vida.
De forma educada y sin problemas, es un insulto para la nuestra especie, alimentarnos de propios animales, eso no me ha gustado para nada.
Sé que vosotros lo hacéis, estáis en vuestras tierras y me parece de lo más bien, pero aquí en Volterra… mandamos nosotros, y lo sentimos muchísimo, tenemos que comunicárselo a vuestra hija, nieta, sobrina… como queráis decirle, de forma correcta o incorrecta deberá aceptar, las consecuencias serán para luego.
Un abrazo desde Volterra.

 

 

Cada palabra pronunciada, cada palabra escrita en ese papel, manifestaba solo una cosa, coger a Alma y dios sabe hacerle el qué. Harían de ella lo que quisieran, y eso me preocupó. La vida de mi hija corría grande peligro.

 

-         Debemos ir. –dije finalmente.

-         Sí. Llama a Alma, pero no le digas nada de los Vulturis, dile que no salga de casa, que no es muy seguro, y ya está. Que vamos enseguida.

-         Vale.

Llamé a Alma comunicó y no lo cogió, volví a llamarle y por fin lo cogió.

 

 


 

Narra Alma

 

 

 

Iba caminando por la plaza con Iván que quedamos para tomar un café y de pronto sonó el móvil.

 

-         ¿Diga? –pregunté.

-         Alma, cariño. ¿Estás bien?

-         Sí, que ocurre. –noté la voz de mi madre alterada.

-         Esto…nada, nada. ¿Dónde estás?

-         Pues paseando con un amigo por el pueblo. –no le dije donde estaba por si me riñera de estar por la plaza.

-         Escúchame bien, no te alteres, ni te asustes.

-         Ya estoy haciéndolo, ¿Qué ocurre mamá? Dímelo.

-         No es nada, pero vete a casa y no salgas de allí. Ve con cuidado.

-         ¿Qué pasa?

-         Nada, pero por favor confía conmigo.

-         ¿Tienes que ver con Los Vu…? –no terminé de decir el nombre ya que tenía a un humano a mi lado y estaba absolutamente en este planeta, no sabía nada más allá de los humanos.

-         Sí. Cuídate, hazme caso.

-         Sí, mamá. Te quiero.

Colgué y esta situación me asustó un poco, acaso que tenía que ver con Los Vulturis, ¿ahora?

 

-         ¿Todo bien? –me preguntó Iván extrayéndome de mis pensamientos.

-         Sí, mi madre, me echa de menos.

-         Normal, con el angelito que les tocó, no me extraña. –dijo con una bonita sonrisa.

-         Gracias. –le sonreí.

-         ¿Damos una vuelta? –me preguntó.

-         Sí, vamos.

Salimos de la cafetería y fuimos a dar un paseo, era sábado por la tarde. Iván me resultaba familiar, se parecía un montón a Andrew.

Andrew. Resonó otra vez su nombre en mi cabeza, entonces noté la sensación de llamarle.

-         Un segundo, voy a llamar a un amigo. –le dije a mi amigo.

-         Claro.

Llamé a Andrew y lo cogió enseguida.

-         ¿Alma? –preguntó, y sonreí al escuchar su voz.

-         ¡Andrew! ¿Cómo estáis todos por ahí?

-         Bien, por que no vas al instituto.

-         ¿Estás solo?

-         Sí.

-         Pues te parecerá una tontería, pero estoy en Volterra, Italia.

-         ¿Qué?

-         Sí, por asuntos que ya sabes…

-         Oh. Lo siento. ¿Estás bien?

-         Bueno… Jacob, aun sigo pensando en él. –dije tristemente.

-         ¿Qué ha pasado en lo que teníais?

-         Rompí con él, no podía seguir por un problema que tuve, y aun lo tengo, hasta que no me recupere. Supongo que lo sabrás…

-         Sí, me imagino. Entonces, ¿no volverás?

-         No lo sé. Algún día iré de visita, lo más seguro. Bueno debo irme, ya hablamos por ordenador.

-         Claro. Te quiero guapísima.

-         Yo más, no te olvidaré.

-         Te mato como lo hagas. –me reí y él también.

-         Adiós.

 

Terminé de hablar con él y continuamos caminando, no me fijé que habíamos llegado hasta la plaza, al centro, cerca de la puerta de Sol.

Me paralicé al verla, ahí dentro habitaban Los Vulturis, tenía pánico, pero disimulé ese miedo, que no sabía que ocurría.

-         ¿Estás bien? –me preguntó preocupado al ver mi cara.

-         Sí, no era nada, solo recuerdos absurdos… -resoplé.

-         Ese tal... ¿Jacob?

Asentí y derramé la lágrima que quería salir de mis ojos.

-         Lo echo mucho de menos… no se por que me tiene que pasar estas cosas.

-         Que cosas.

-         Nada, problemas. Pero es jodido.

-         Sí… el amor a veces es jodido.

-         Demasiado. Pero bueno, cambiemos de tema por favor.

-         Hace bueno, eh. –miró al cielo y sonrió. Me hizo reír.

-         Sí, sobretodo el solazo que hace. –sonreí y sollocé.

-         No llores. –dijo acercándose a mí.

Estaba muy cerca, y que limpió suavemente las lágrimas que habían salido de mis ojos.

Bajó las manos hasta mi cintura y me atrajo a él, me quedé tonta mirándolo.

Estuve quieta y él se acercó demasiado para ocasionar un beso.

-         No, no puedo. –dije por fin, antes de besarme. –Por favor…

-         Lo siento. –se disculpó.

-         Tranquilo, ha sido mi culpa. Yo solo quiero ser tu amiga. Por favor.

-         Y lo eres.

-         Gracias, enserio.

Continuamos el paseo, pero tenía ganas de volver a mi casa, y saber más sobre lo que tanto le preocupaba a mi madre por la llamada. A mi también me preocupó.

-         Voy ya a casa. –le anuncié.

-         Vale, te acompaño.

Llegamos pronto y nos despedimos con dos besos.

-         Olvida lo que ha pasado. –me dijo amablemente.

-         Tranquilo, asunto olvidado. Gracias.

-         A ti.

-         Buenas noches.

 

Esa noche no tenía nada de sueño, estaba muy nerviosa. Por lo que opté informarme a través de mi familia, seguro que me lo dirían.

-         Tía Rose. –dije al llamarla.

-         Alma, ¿estás bien?

-         No. Quiero saber ciertas cosas de Los Vulturis.

-         No se nada.

-         Tía, se que lo sabes, igual que el resto de la familia, por favor, debería informarme para saber a lo que me voy a enfrontar.

-         ¿Enfrontar? Tú quieta monada.

-         Es una forma de decir. ¿Me lo dirás?

-         Sí. Escucha… Hemos recibido una carta, en esa carta ponía que te vieron en el bosque de su propiedad.

-         Mierda. Pensé que la rubia y el moreno, no me vieron…

-         Eso pensaste tú. Pero saben que eres una Cullen, y quieren saber sobre ti, no sabemos que harán. Tú quédate en casa, por favor, hazlo por tu seguridad.

-         Sí. ¿Pero me querrán hacer algo?

-         No lo sabemos, la cosa es que dicen que es un insulto para ellos que en sus tierras te alimentes de animales.

-         Que quieren que me alimente de personas. –dije irónicamente.

-         Sí, eso pretenden, investigar sobre ti y si es de cerca mejor, y si les convienes hacer un trato.

-         ¿Trato?

-         No sabemos más.

-         Vale, gracias tía Rose. Muchas gracias por la información.

-         Ve con cuidado. Si pasa algo llámanos, o por tu poder… ya sabes.

-         Sí. Buenas noches.

 

 

Narra Edward


 

Después de cazar junto a Bella, nos dirigimos hasta mi antigua casa, con el resto de la familia.

Varios pensamientos y gritos inundaban mi cabeza. La familia estaba discutiendo.

-         ¿Qué ocurre? –pregunté cuando entramos.

-         Rose, díselo. –dijo Alice.

-         A mí me pareció lo más correcto. –dijo molesta.

-         Qué pasa Rosalie. –dije serio.

-         Me ha llamado Alma, me preguntó que querían Los Vulturis de ella, y se lo conté. Antes de que digas algo, te doy mi opinión como tía de tu hija.
Me pareció lo más correcto, ya que es a ella la que le perjudica, ella es la que desde el principio debió de saber lo de la carta, y no ocultándole y decirle que vaya con cuidado. Es su vida. Podría ocurrirle cualquier cosa. Eso es todo.

-         Vale. –dije aceptando su respuesta. –yo creo que también tienes razón. No te voy a decir nada por eso.

-         Gracias, Edward. –dijo Rose.

-         Ahora, tranquilos, veré si le ocurre algo a Alma. –dijo Alice.

-         De acuerdo.

Capítulo 53: Visita Capítulo 55: Los Vulturis y Los Cullen

 


 


 
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