BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59336
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 53: Visita

Narra Alma


 

A la mañana siguiente me desperté temprano. Hacía un buen día, desayuné rápido y decidí ir a dar un paseo por la ciudad para ir acoplándome a este lugar.

Fui a vestirme y cuando iba a salir por la puerta me llamaron al móvil.

-         ¿Si? –pregunté.

-         Cariño. ¿Cómo estás?

-         ¡Mamá! Bien, bueno, sí, ya me entiendes, ¿y tú? ¿y la familia?

-         Bien, echándote de menos.

-         Yo también a vosotros, pero ya sabéis que cuando queráis las puertas están abiertas, luego me conecto y pongo la cam., ¿vale?

-         ¿Te vas?

-         Sí, iba a visitar un poco la ciudad.

-         Dile que vaya con cuidado. –dijo mi padre.

-         ¿Has oído a tu padre?

-         Sí, pero tranquilos, no me meteré en problemas.

-         Es por los Vulturis, si te ven y averiguan que eres una Cullen, irán a por ti, y no quiero que te pase nada.

-         Tranquila. ¿Y como está Ja…? –no pude terminar su nombre.

-         Pues… -dijo mi madre. –cariño, no está muy bien, todavía no, pero le ayudaremos.

-         Gracias mamá. –solté una lágrima. –dile cuándo pase un tiempo un par de meses que gracias por el regalo.

-         ¿Nunca le dirás la verdad?

-         Puede. Hasta que no esté ya con otra, no creo.

-         ¿Otra? Cariño… no habrá otra, lo sabes.

-         Mamá, ahora no por favor, no quiero…

-         Tranquila, vete. Cuidado.

-         Lo tendré.

 

Salí de casa con una chaqueta que hacía fresco y empecé a recorrer la ruta turística.

Visité varios museos también, y luego llegué donde está el campanario, era bonito, muy bonito, grandísimo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y reaccioné a los pocos segundos de quedarme embobada mirando aquel edificio.

Cuando era hora de comer fui a mi casa y me preparé poca cosa.

Encendí la televisión y allí pasé dos horas, mirando una película, ese recuerdo me vino cuando Jacob y yo mirábamos alguna película en el sofá los dos juntitos.

Poco rato después me conecté al ordenador y vi que estaba mi madre. Rápidamente pusimos la web cam las dos para vernos, y me encontré una sorpresa.

-         ¡Sorpresa! –dijeron todos amontonados.

-         Familia. Que sorpresa. –dije con una sonrisa.

Hablamos un rato y programaron un día de visita todos, así fue en dos semanas vendrían.

Cuando oscureció decidí dar un paseo a la luz de las farolas de la plaza mayor.

Había poca gente por la calle. Era todo precioso de noche.

Cuando volvía a mi casa vi a Iván, el chico del avión. Estaba en dos casas más debajo de la mía.

Decidí llamarle para comprobar que fuera él.

-         ¿Diga? –preguntó.

-         ¿Iván?

-         Sí. ¿Quién eres?

-         Alma.

-         Oh, como estás. ¿Pasa algo?

-         Tranquilo, solo estaba comprobando una cosa.

-         ¿El qué?

-         Gírate.

 

Colgué y se giró.

-         Wow, hola.

-         Buenas, estaba comprobando que fueras tú.

-         Que haces a estas horas…

-         Vivo dos casas arriba. ¿Y tú?

-         Vivo aquí con dos amigos, compañeros de la facultad.

-         Que cerca que estamos. –soltamos unas risas.

-         ¿Quieres pasar? –me ofreció.

-         No, gracias. Me voy a casa a dormir, ya.

-         Si necesitas algo, ya sabes.

-         Gracias. Buenas noches.

-         Buenas noches. –nos dimos dos besos.

 

Fui a mi casa, por lo menos ya tenía un amigo aquí, en este lugar.

Me dormí enseguida esa noche.

 

 


Dos semanas después…


 

-         Pasad. –dije a mi familia que vinieron.

Me estrujaron como una muñeca de trapo y muchísimos besos.

Se quedaron durante dos días, los mejores días.

 

-         Echaba tus chistes malos, tío Emmet. –le dije dándole un abrazo, y se quedo con una cara K.O.

-         ¿Malos? –repitió.

-         Sí, cariño, nadie te lo ha dicho, aunque son malos, dan risa. –dijo Rosalie, mi tía.

-         ¿Qué?

-         Lo siento, pero aun así te quiero. –se dieron un beso, y todo solucionado.

Al ver el beso de mis tíos eché en falta una cosa.

Me levanté de la silla de la terraza y bajé bajo donde tenía el lobo de madera, lo cogí y lo acaricié en las yemas de mis dedos.

-         Cariño. –dijo mi madre, lo cuál hizo que sobresaltara.

-         Mamá…

Mantuvimos una breve conversación, por la cuál terminó interrumpida por mi abuelo, Carlisle.

-         Alma, ¿Cómo está tu sed?

-         Por ahora nada. ¿Pero hay algún bosque cerca?

-         Hay dos, te voy a decir, pero escucha en uno no debes ir nunca, me lo prometes.

-         Sí. ¿Qué ocurre?

-         Ve al que está más cercano del sur, está a diez minutos de aquí, y el otro está más cerca de la torre, ese pertenece a los Vulturis, entierran allí los cadáveres de las personas que beben su sed, te los podrías encontrar, y por favor…

-         Tranquilo. Gracias. ¿La torre? Es esa que hay en la plaza mayor.

-         Sí, no te acerques mucho por ahí.

-         Siempre paso y noto como un escalofrío recorrer mi cuerpo.

-         Es el poder que tienen metido ahí dentro, están todos ahí metidos, por eso al principio notarás como una corriente.

-         Sí.

-         Que no se te note que eres algo vampira.

-         No.

 

Lo que me había acabado de contar Carlisle, me impactó un poco por lo de los cadáveres muertos en el bosque.

 

 

En mi casa cuándo toda mi familia se fueron empecé a poner cosas, cosas que me trajeron y que me regalaron para la casa. Por supuesto mi tía Alice, ropa. Lo típico.

 

Fui a dar un paseo después de que se fueran y entorpece otra vez con el vecino.

Esta vez acepté la invitación de entrar a la casa.

-         Hola. –dije al ver al resto de los chicos.

-         ¿Ya? –dijo uno sorprendido.

-         Cállate. –dijo Iván. –no hagas caso de los que te digan.

-         Vale. –sonreí. –me llamo Alma. –me presenté.

-         Rob. –dijo el morenito con ojos azules grisáceos.

-         Paolo, pero me puedes llamar Pau.

-         Encantada.

Hablamos un poco todos, me sentí incomoda al principio al ser todo chicos menos yo. Pero fui cogiendo confianza poco a poco.

Cuando era hora de cenar me fui a mi casa.

Capítulo 52: Presentimiento Capítulo 54: Absurdos recuerdos

 


 


 
14639737 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10859 usuarios