POV Alec
Renesmee, al haberse acercado a mí, ya me encontraba preparado para atacar a quien se le acercara. Todos los ojos presentes tenían sed de sangre por la pequeña cortada en los labios de ella. Inclusive yo. Increíblemente, no sucedió más que miradas. Ella, con una extrema lentitud, dudaba si tocar o no mi mejilla. Al final lo hizo, y tuve que contener un movimiento brusco por el bien de todos. Aún no me era fácil acostumbrarme al poder que ella descargaba en los demás. Podía ir sintiendo los recuerdos como si yo hubiera estado ahí… Cada vez se fue acercando más a la señora que sostenía a 2 niños de aproximadamente 4 años… Jane y yo. Al vernos entre los débiles brazos de nuestra…madre, tratando de protegernos de algo que no quería volverme a ver, solo quería observarla unos momentos más, los pocos que me quedaran con ella, verla por unos instantes, así fueran pocos. Su rostro tenía facciones hermosas, jamás podría creer que un humano pudiera contener aquella belleza si no la podía observar con mis propios ojos. Pero… se escuchaban los débiles latidos de su corazón entre más avanzaba la historia. Su rostro estaba cubierto por tierra, y no paraba de toser por la gran capa de humo que rodeaba el ambiente. Pero, al salir el vampiro de una obscuridad y llamas…
- …No puede ser cierto –termine mi pensamiento por lo bajo sin saber lo que podrían mis facciones reflejar en estos momentos.
Renesmee , soltó mi mejilla cuando todo avanzó hasta la escena del fin de ella. NO. “Quédate” le intenté suplicar, pero obviamente eso sería inútil. Ya no tendría sentido el poder querer a alguien que ya no existe. Sentí como Jane ya se encontraba a mi lado derecho, por un corto momento nos miramos mutuamente a los ojos. Ya sabía lo que había contemplado, ella lo pudo ver a través de mí, y sabía que pronto hablaríamos. Ella podría demostrar ser fuerte y entre mucho más, pero lo cierto es que nadie la conocía mejor que yo. Con un asentimiento de cabeza, nos enfocamos en las 3 siluetas más viejas. Esto pronto llegaría a su fin.
- Corre, Renesmee –le dije al oído a la pequeña hibrida-. No mires hacia atrás, fuera del castillo hay un túnel subterráneo, lo tendrás que a travesar hasta el final, cuidado. Es muy angosto, pero cuando veas el punto de luz, estará la salida. Salúdame a tu familia, y dales nuestras disculpas –dándole a entender que mi hermana pensaba igual que yo.
- No…no, Alec –me negó con un hilo de voz, mientras movía su cabeza a los lados como niña ¿Por qué siempre era tan terca?-. “No me iré sin ti” –me dijo con la guardia baja ante esas palabras, usando nuevamente esa extraña telepatía de tacto. Teniendo contacto con mi mejilla y su mano. ¿Qué acaso no podía dejar de hacer eso?
Sus ojos se fueron cristalizando en lo que transcurrían los pocos segundos. Me quedé contemplándola sin –por primera vez- saber que decir. No tenía lógica que ella quisiera quedarse conmigo teniendo la oportunidad de partir y ver a los Cullen. Cuando vi que se iban cristalizando más sus hermosos ojos cafés, desee no haber existido. Ya le había hecho una vez llorar, ¿Por qué lo hacía de nuevo? Era ya normal ser un monstruo…y ahora hacer llorar a una de las criaturas más… no sabría como describirla. Ella no era como a nadie que hubiera podido conocer antes, siempre logra ir un paso adelante. Ya era de mí provocar dolor en las personas que me rodeaban.
- “No sin ti” –me reafirmo su forma de pensar al ver que no decía nada.
- Renesmee… por favor, no hay nada que discutir –dije con voz firme, no podía arriesgarla conmigo-. Gracias por todo.
Nos volvimos al mismo tiempo –separando nuestras miradas-, y toda mi atención ahora se concentraba en la arrastrada de Abrielle en el intento de dar un golpe directo a mi hermana. Jane, no hizo el intento de volverse, pero tampoco de defenderse. No hizo falta. No lo comprendía hasta que lo observé. El escudo físico de Arenha estaba haciendo efecto en ella, en Jane, en Renesmee, y en mí.
Tras eso, la mayoría de los presentes nos fijaron en la mira para defender a Aro, Cayo, y Marco. Otros simplemente se quedaron en sus lugares, ya sabían que no les convenía volverse hacia nosotros.
Sin pensarlo, al ver ese movimiento de amenaza de la demás guardia, una sola persona me llego en la mente. Renesmee.
Tenía que protegerla, no habría más opción. Instintivamente, me coloque enfrente de ella con ademan protector. Mientras estuviera yo presente…no permitiría que más sangre inocente se derramase por aquí. Al ver la hermosa sonrisa de mi hermana, no pude contener la mía. Por fin alguien le daría su merecido a Abrielle con su revoltoso cabello rubio. Después de tanto tiempo ya no había reglas que tuviéramos que seguir y no poderla lastimar. Exacto… ya no había reglas. Esto no se pondría nada bien.
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los 3 vampiros de más siglos-. Llévate Nahuel, y a sus hermanas –ellos también tenían que
salir de aquí. Pero, al tratar de localizarlos, me encontré con la mirada de Arenha que negaba con
su cabeza. Idiotas, se habían ido por su cuenta. Morirían.
- “No, Alec…no lo haré, por favor, no” –volvió a ponerse terca con sus débiles intentos
de ruegue. Quería poder ver su rostro por última vez.
Me giré para poderla tener frente a mí. Pero, no tenía calculada la distancia que había entre
nosotros, y quedamos muy cerca. Me acerqué un poco más a ella. Me gustaba poder contemplar sus
ojos cafés, pero no ahora que brillaban por culpa de lágrimas que contenía.
- No hay opción –susurré, tratando de que entendiera la verdad.
- No… -fue lo único que pudo contestar antes de que la primera lágrima desbordara por su frágil
mejilla.
Acerqué mi mano para poderle quitar esa gota de agua. ¿Por qué me empeñaba en lastimarla?
Quería mantenerla a salvo, pero solo conseguía hacerle hacer algo repugnante. Al finalizar mi vida
humana me había hecho completo enemigo de las lágrimas, las odiaba. Jane y yo habíamos creado un
pacto sin palabras en el que jamás podríamos recordarlas… Sin poderlo pensar la abracé.
Podía escuchar sus pequeños sollozos, y como las lágrimas incontrolables salían por su pequeño
rostro.