POV Alma
No podía pensar en claridad. Me estaban ocurriendo muchas cosas. El examen, ahora era como un tercer plano en mi vida.
Ahora lo único que me importaba era encontrar a Jacob; y Nahuel… ¿Por qué me volvió a besar? ¡Por qué me dejé!
Tenía que terminar con esto, tenía que contárselo a Jacob. No más mentiras entre nosotros.
Le quiero y eso no cambiará nada.
Pero en mi cabeza aun estaba Nahuel.
Fui corriendo por el bosque gritando el nombre de Jacob y por fin los pude ver.
Estaban hablando… pero Nahuel se le abalanzó. ¡Tenia que parar esto!
- Parad. ¿Qué pasa? Por favor chicos…
Me puse en medio de la pelea sin fuerzas algunas. Me giré para ver a Jacob pero no estaba, entonces me giré a ver a Nahuel, lo miré con enfado.
Pero un choque muy fuerte en la cabeza hizo que perdiera el conocimiento.
- Alma… Despiértate ahora. Los estás asustando. Y no te enfades con Jacob. Nahuel tiene ahora la culpa.
- Reneesme, ¿Qué haces aquí? Si estás muerta.
Nos encontrábamos en la casa de Los Cullen, pero algo aquí no estaba bien.
- ¿Dónde están todos? – le pregunté.
- Ya te he dicho que te despiertes… -me volvió a decir y tuve un flash antes de desmayarme.
- Dios… la pelea…
- ¿Recuerdas algo más?
- Nahuel me besó y después de decirle que quería acabar con todo eso se fue. Y es cuando me los encontré en el bosque, pero él se abalanzó…
- Piensa, Alma. No eres tonta. Yo lo veo todo y lo se pero tu no pero piensa.
Pensé y vi que Nahuel se abalanzó primero, y Jacob cayó pero fui corriendo y no lo vi y al girarme un golpe muy fuerte…
- ¿Y bien? –dijo Reneesme.
- Nahuel me escuchó… -concluí. – Jacob estaría en plena transformación, por su enfado…
- Exacto, Alma. Jacob sin querer es el que te golpeó. Cierra los ojos y te lo enseño. – puso sus manos en mi cabeza y vi el choque y mi caída y la reacción de Jacob y de Nahuel. Me impresionó.
- Nahuel… no parecía tan preocupado como Jacob…
- Lo sé, Alma. ¿Y ahora que piensas?
- No puedo pensar bien. Estoy mareada de todo esto y aun sigo pensando en acabar con todo esto.
- Que vas hacer. A dejar a Jacob y ya está. ¿Es eso lo que quieres?
- Sabes que no. –le miré de reojo. – Pero lo aré. Es mejor para él, le causo mucho daño, le amo con toda mi alma. ¿Pero que hago? Nahuel lo ha estropeado pero yo no se porque… me dejo besar.
- Sabes que tú y yo tenemos una conexión, ¿verdad?
- Más o menos. Y, ¿Qué quieres decir con eso?
- Que también quieres a Nahuel. Sé como te sientes… antes yo estaba igual que tú. Pero Jacob no estaba imprimado de mí, y de ti sí. Y yo también sé como miraba a Nahuel y como miraba a Jacob, y sabía que Nahuel era mi destino. Jacob… -cortó sus palabras.
- Jacob es mi vida. Toda mi vida, si no… ahora no estaría aquí si no fuera por él.
- Su sangre corre por tus venas ahora, una parte de él está en ti.
- Cierto. Entonces noto algo por Nahuel porque tenemos una conexión tú y yo.
- Sí. Pero, si quieres un tiempo a lo mejor aras lo mejor… es un consejo. Jacob estará ahí. Y lo sabes.
- No lo sé. Y si se cansa de mí.
- No pienses eso… haz lo que ahora quieres hacer. Suerte.
- ¡Reneesme! –grité y desperté y oí mi voz por todo lo alto y toda mi familia me miraba.
- Dios, Alma… estás bien... –dijo mi madre abrazándome.
- Jacob. Quiero ver a Jacob.
Me quité la vía de los goteros que tenía, mientras mi madre y mi abuelo me reñían. Y cuando iba a cruzar la puerta principal entró Nahuel, la última persona con la que quería encontrarme.
Entonces me abalancé hacía él dándole puñetazos. -¡¿Qué le has hecho?! – empecé a llorar cuando me apartó y me abrazó. - ¡Te odio! ¡Déjame!
- Está bien. Se ha ido porque no podía verte así.
- Vaya, ahora si que te quedas tú a ver como estoy, ¿no? Muy bonito.
Lo aparté y entré en la casa preguntando por Jacob.
- Cariño está en la Push.
- ¿Y papá?
- Con él.
- Me voy.
Le habría pasado algo a Jacob y estaba preocupada.
Cogí el coche de mi tía Alice.
Pensé en ella Tía te lo explicaré más tarde… te he cogido el coche.
Apreté el acelerador y me dirigí a casa de Jacob. Mis sentimientos eran preocupación, enfado, tristeza, amor… era un poco bipolar.
Llegué y mi padre salió de la casa dirigiéndose hacía mí.
- ¿Qué haces aquí? –dijo un poco enfadado y preocupado.
- Vengo a ver a Jacob, ¿Vale?
- No entres.
- ¿Por qué? –me preocupé más aun, y mi corazón empezó a latir más rápido. -¿Qué le ha pasado? ¿Qué le ha hecho Nahuel? – empezaron a derramarme lágrimas.
- Tranquila.
Dejé mi mente en blanco y corrí hacía dentro de la casa y mi padre vino detrás.
Entré en la habitación de Jacob y tuve que retroceder porque o si nos la lámpara se hubiera estrellado en mi cabeza.
- Te dije que no entraras. –dijo enfadado, mi padre.
- Papa. Déjame con él.
- Está descontrolado. No sabes si se transformara o no.
- Me tiene igual, es Jacob. –me giré.
Abrí la puerta y la cerré.
- ¡Alma! –gritó mi padre.
Espero que lo entiendas… si fuera mamá, actuarías igual que yo…
Entonces Jacob no se dio cuenta de que había entrado y tiró una foto donde estábamos los dos besándonos.
Me dolió, y mucho.
- ¡Jacob! – grité.
No me hizo caso y me abalance hacía él y esté se puso en defensa y me tiró al suelo, me pilló desprevenida, pero no lo hizo aposta. Así que me puse de pie y lo miré, tenía en la cabeza un trozo de esparadrapo. El golpe…
- ¿Ya? O vas a tirar alguna foto más nuestra… Si es así, dímelo ya.
- Alma. Estás bien.
- Sí. Pero tú no. Y he venido para decirte una cosa, y es el mejor momento.
- Que ocurre. –me miraba enfadado.
- Un tiempo, por favor.
- Nahuel. –dijo bufando.
- No. Nosotros.
Jacob estaba dolido, pero él no sabía que yo más. – Te quiero, pero… han ocurrido muchas cosas. Y no se si ahora mismo podré seguir adelante. Prefiero ir sola. Lo siento…
Me iba cuando me agarró fuerte y lo miré.
- Me dejas. No… estoy harto de que siempre tengas alguna excusa.
- Estás enfadado, lo sé. Y te aseguro que esto va a terminar.
- ¿El que? Tu y Nahuel…
- ¡Y dale! ¡Me besó! ¡Él! ¿Vale? –empecé a llorar. – Odio ser la hermana de Reneesme, solo por eso. Si tú supieras…
- Que sepas que el que te deja soy yo.
- ¡Pues perfecto! ¡Eres… un idiota! –le señale con el dedo. – Espero… bua… da igual.
- Que te lo cepilles bien… -ahí Jacob se pasó y mucho.
Fui cara a él y le di una ostia. – Se nota que no sabes nada de mí. ¿Y tú estabas conmigo? ¡No me conoces!
Salí de allí llorando y di un portazo.
Me senté en el coche y me fui a mi casa pero en medio de la carretera tuve que parar el motor.
Me estaba cogiendo un ataque de ansiedad. Lloraba sin parar. Todo por un estúpido beso.
- Cariño… -oí la voz de mi padre.
- Papá… -lo abracé. - ¿Porqué?
- Tranquila… Hablaré con Nahuel para que te deje tranquila y que se vaya ya.
- Papá… Jacob… Por que… Tan solo quería un tiempo solo… para hablar con Nahuel para que se fuera y descansar y volver con Jacob… pero él… me lo ha dejado todo muy claro.
- Estaba enfadado. Solo eso.
- Pero es un idiota. Me voy a casa, ¿Vale? Necesito dormir.
- Vale… me voy a por tu madre y ahora vamos.
Se bajó del coche y se me pasó un poco y fui hasta casa donde entre en mi habitación y empecé a ver todas las fotos con Jacob. Tuve que quitarlas, estaba destrozada.
Las guardé en el cajón.
Me acosté llorando en la cama y no sé cuanto tiempo pasó y empezó a llover.
Me puse el pijama y me senté en la parte de la ventana.
Observaba la lluvia y apoyé mi cabeza en las piernas.
Oí que llegaban mis padres y entró en la habitación mi madre.
- ¿Cómo estás? –me preguntó acercándose hacía mí. – Me lo ha dicho papá.
Me giré hacía mi madre y ella me abrazó. – Mamá… no se porque nos ha pasado esto… tengo toda la culpa y estoy fatal. Quiero a Jacob y él me ha dejado… ¿Qué hago?
- ¿Primero? No llorar. Tranquila que todo se solucionará. Nahuel no aparecido después de que te fueras. Creemos que se ha ido.
- Nunca se va. Le odio… -empecé a llorar más fuerte aun.
- Lo sé. Ve a descansar y mañana será un nuevo día y ve hablar con Jacob que estará mejor.
- No lo estará. Lo sé. Y tranquila id vosotros donde queráis que yo me quedo aquí.
Mi madre me dio un beso en la frente y se fue.
QUE PASARÁ EN EL PRÓXIMOOOO??? ESPERO QUE OS GUSTE.. Y CONTINUAD LEYENDO!
|