BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59331
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

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Capítulo 51: La despedida

Narra Jacob

 

 

 

Luego de comer hice la trayectoria desde mi casa hasta la de Alma.

Llevaba en una bolsa bonita, el lobo de regalo para Alma, tenía muchas ganas de dárselo.

Cuándo llegué a su casa, llamé a la puerta y salió ella, me sonrió y vi en la puerta a un lado, unas maletas. ¿Alguien se iba?, pero Alma me recibió con una sonrisa, luego de ahí cerró la puerta y salió hacía fuera donde me encontraba yo.

-         Buenas cariño. –le dije dándole un beso.

-         ¿Vamos al bosque? Quiero hablar contigo en otro sitio. –dijo con muecas.

Eso de hablar, las maletas… ¿Tendrían algo en común? Me produjo un escalofrío por la espalda, mala sensación, esto no iba a ir muy bien.

Ella, se encaminó delante mía hacía el bosque, yo la seguí.

-         ¿Pero que pasa? –le pregunté esperando una contestación.

-         Jake… -dijo una vez estando en el lugar idóneo, donde parece ser que ella quería.

 

 

 

Narra Alma

 

 

 

 

Una vez las maletas en el recibidor, esperando a que viniera Jacob a mi casa, rápidamente me lo llevaría al bosque a soltarle no se el qué, estaba nerviosa, y notaba cada vez como llegaba la hora de mi vuelvo para irme a Italia.

Entonces llamaron a la puerta, antes de ir le dije a mi madre que cogiera las maletas y cuando me fuera con Jacob que las metiera en el coche, y así luego sería irme corriendo al aeropuerto.

Salí afuera donde se encontraba Jacob.

-         Buenas cariño. –me dijo sonriendo como siempre, me encantaba esa sonrisa perfecta.

-         ¿Vamos al bosque? Quiero hablar contigo en otro sitio. –dije sin aguantar una mueca de tristeza.

Empezamos a caminar y llegamos donde yo pretendía.

-         ¿Pero que pasa? –me preguntó, pero no le respondí.

-         Jake… -dije preparada para empezar.

-         Ya lo sé, pero antes que nada espera, ten es un regalo mío por los cinco meses.

-         Jacob, no… por favor.

-         ¿No lo quieres?

Entonces él fue mi idea al instante, él me iluminó.

-         No. –le mentí.

-         ¿Por?

-         Por que no.

-         No es una buena contestación, pero si no quieres regalos… -dijo tristemente.

-         No quiero nada tuyo. –dije aguantando las lágrimas que querían salir de mis ojos, pero tuve valor de enfrentarlas.

-         Bien, pero no se que me quieres decir con eso.

-         Jacob. Joder, no se como decírtelo.

-         Decirme el qué.

-         Mira yo no se como he hecho que esta relación aguantara tanto, no lo sé. 

-         ¿Cómo? –estaba confundido.

-         Jacob, no quiero que esta relación siga adelante, así que me estoy despidiendo de ti.

-         ¿Te vas?

-         Sí, me voy, y no volveré lo más seguro.

-         Ya se por que te vas.

-         No, no lo sabes, ni quiero que lo sepas.

-         No quieres hacerme daño cuando tienes sed, ¿verdad?

Ahora agaché la cabeza, por que tenía toda la razón del mundo, pero tenía que seguir adelante, tenía que ser fuerte.

-         Lo sabía. –dijo afirmándolo él solo.

-         No es eso Jake, no me obligues a decírtelo.

-         ¿El qué? Venga, se que es eso, no permitiré que por semejante estupidez te vayas de mí.

-         Jake… -endurecí mi voz y me eché hacía atrás.

-         ¡Alma! –gritó y echó hacía delante, donde yo estaba.

Me cogió de los hombros y levanté mi cabeza y lo miré enfadada.

-         Suéltame. –le susurré.

-         No. –dijo.

Entonces me arrepentí de lo que hice. Cogí y lo empujé, lo aparté en medio segundo de mí.

Este empezó a temblar.

-         Jacob, me voy te guste o no.

-         Tú… -empezó a decir suspirando exageradamente. - … por qué.

-         ¡Por qué no te quiero! –le grité enfurecida.

En ese instante no pude contener una de mis lágrimas y se escapó.

Pero Jacob temblaba sin parar, pero se hizo un silencio eterno, que no me gustaba.

-         No me quieres… vale, así me lo aclaras todo. Pues vete, no quiero saber nada más de ti, supongo que eso es lo que quieres.

-         Sí. Y solo quiero que me hagas un favor, me lo prometerás. –dije ya con mi voz normal.

-         Dime. –empezó él también a tranquilizarse.

-         No hagas nada estúpido, y rehace tu vida. Sé feliz.

-         Mi vida eres tú, mi imprimación y más que eso, mi corazón te eligió a ti, yo te elegí, pero ya veo que eso ya no importa.

Cada palabra que decía, a mí también se me rompía el corazón.

-         Lo siento, no quería hacerte daño, no sabía como decírtelo.

-         Lo tenías todo planeado. –dijo y suspiró.

-         Sí, sé que soy cobarde, pero no quiero hacerte más daño.

-         Ves. Es por eso.

-         No, es por mí.

-         Sí, claro.

-         Jake, me lo prometerás.

-         Se intentará, pero no creo.

-         Gracias, debo irme, a cambio te diré que no sufrirás más por mí.

Me acerqué a él y puse mi mano en su mejilla.

Entonces por primera vez, vi a Jacob llorar, sus lágrimas caían por su mejilla, y yo ahora las pude aguantar.

-         Por favor, te puedo pedir yo una cosa antes de que te marches.

-         Lo que sea. –le contesté.

-         Un último beso, por favor. Quiero notar tu aroma por última vez.

Asentí con la cabeza y cuando juntamos nuestros rostros, nos besamos, era un beso con dolor, mucha tristeza y con lágrimas, ese beso me hizo llorar a mí también.

Disfruté lo mínimo que pude, saborear por última vez esos labios perfectos.

Nos separamos y le acaricié la mejilla.

Luego de eso salí corriendo hacía el coche que me esperaban mis padres.

Siempre recordaré la cara de mi Jake, con mucho dolor, y esa mirada.

 

 

Subí rápidamente al coche, las lágrimas salían sin cesar.

-         ¿Cómo estás? –dijo mi madre.

-         Mamá… -dije sollozando. –por favor, ahora no.

El camino hacía el aeropuerto transcurrió con un silencio inmenso, y mis lágrimas no paraban de salir.

Metí mis manos en el bolsillo y entonces noté algo, un objeto. Lo cogí y lo saqué.

Me quedé mirándolo y en ello había una carta.

 

Alma, no se que ponerte en esta carta, pero espero que te haya gustado mi regalo, sabes demasiado que te quiero, y siempre será así, no lo dudes nunca.

Te prometo hacerte feliz el resto de nuestras vidas, te amo.

Jake.

 

Después de leer la carta y de ver el precioso lobo cortado por sus manos me eché a llorar más fuerte, y vi a mi madre abrazándome, y yo me enredé a su cuello a llorar.

-         Mamá, nunca, en la vida, lo he pasado tan mal.

-         Tranquila, sé que eres una chica fuerte, más de lo que te piensas.

-         Lo sé, pero es que… uf.... –dije intentando tranquilizarme.

-         Mamá. –proseguí.

-         Dime, cariño. –dijo dándome un beso en la frente.

-         Por favor, dales esta carta a la familia, y diles que los quiero un montón, y pueden venir a verme siempre que quieran, igual que ustedes.  –le di la carta a mis padres.

-         Estamos llegando al aeropuerto. –anunció mi padre.

Respiré hondo y eliminé de mi cara las lágrimas.

 

Pocos minutos después cogí las maletas y me dirigí donde tenía que ir.

La despedida de mis padres fue dura, pero no tanto como la de Jake.

El lobo que me regaló me lo guardé en el bolsillo. Al menos tendría algo más de Jake.

 

 

Embarqué en el avión y mi próximo destino, Italia.

El vuelo duraba cinco horas largas, si iba todo bien. Estaba en la primera clase, ya que me lo podía permitir, y a mi lado se sentó un chico, tendría como unos dieciocho o veinte años.

Yo no le dije nada, empezó él.

 

-         Hola. –me saludó.

-         Hola… -susurré mirando el lobo de madera.

-         Esto… me llamo Iván, ¿y tú?

-         Alma. Encantada.

-         Supongo que seremos compañeros de viaje, ¿A ver algún pariente? –me preguntó el chico moreno de ojos verdes.

-         No, me mudo sola, necesitaba un cambio de aires.

-         ¿Sola? Sí eres joven.

-         Sí, tengo dieciséis años. ¿Y tú?

-         Yo me mudo a estudiar allí, a Italia, y tengo diecinueve años, bueno los cumpliré dentro de poco.

-         ¿Qué vas a estudiar? –le pregunté iniciando conversación entre nosotros.

-         Derecho.

-         Que bien.

-         Sí. Y sin importarme mucho ¿tienes novio? –esa pregunta me hizo llorar.

Lloré apartando la vista.

-         Esto… lo siento por la pregunta, no sabía que te lo tomarías mal. –me limpié las lágrimas.

-         Tranquilo. Es solo…una larga historia.

-         Has roto con él.

-         Sí. Le he dicho que no le quería, y lo amo, pero no quiero hacerle sufrir.

-         Vaya, lo siento.

-         No es nada. –dije acariciando el lobo.

-         Que precioso. –dijo al ver el lobo de madera.

-         Me lo ha regalado hoy. Cumplíamos cinco meses. –dije derramando las lágrimas.

-         Oh.

Dijo Iván y me dio un abrazo. La verdad es que este chico cada vez me caía mejor.

-         Oye, En que pueblo de Italia estarás. –le pregunté.

-         En Volterra, creo que se llama así.

-         Oh, yo también. Podríamos quedar de vez en cuando no estés ocupado.

-         Por supuesto. –dijo con una sonrisa.

Nos intercambiamos los números de teléfono.

Anunciaron que más de cinco horas serían 8 horas, por problemas de tiempo, irían más despacio. Aproveché y pegué una cabezadita.

Pronto llegaría el momento de bajar del avión.

Capítulo 50: Decisión Capítulo 52: Presentimiento

 


 


 
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