Narra Andrew
- María, ¿mañana por la tarde tienes algo que hacer? –le pregunté a mi novia.
- No, esta semana tengo más o menos tiempo no tengo que estudiar. ¿Por?
- Nada. Nos vemos mañana pasaré a por ti a tu casa.
- Vale cari.
Colgué y me dirigí hacia la cocina para prepararme el desayuno porque pronto me iría a la universidad.
- ¡Tete! –dijo mi hermana.
- Que quieres Celia.
- Nada, que si quieres algo cuando vuelvas me llamas, que me voy con Taylor al cine y luego a cenar.
- Vale.
Cogí el coche contento como siempre de estudiar en la universidad de artes de fotografía.
Por sacar buena nota en el selectivo me cogieron y encima con matricula gratis.
Cogí el coche en dirección a la universidad y mientras tanto en la carretera observé como un coche iba acercándose más y más hacía a mí. Me asusté un poco, pero cuando quise esquivarlo se empotró encima de mí. Tuvimos un accidente y resulté herido.
Pero cuando me quise salir del coche perdí el conocimiento.
Narra María
Al medio día empecé a llamar a Andrew pero no me lo cogía, yo cogí el autobús y me fui hacía casa, pero cuando llegué me encontré con una gran sorpresa.
- Celia… ¿Qué te pasa?
Le pregunté a la hermana de Andrew, que lloraba sin parar e iba corriendo hacía su casa.
- Mi… María… -se me lanzó a los brazos e iba su novio detrás de ella corriendo.
- ¿Qué le has hecho? –le miré mal a Taylor.
- Te juro que nada, es …
- ¡Andrew! –lloró más fuerte.
Entonces me preocupé su hermana estaba llorando por Andrew.
Algo malo debía de haber ocurrido.
- Celia, por favor dime ya de una vez que ha ocurrido.
- Ha tenido un accidente, está en el hospital.
- ¿Qué? –lloré yo ahora.
- Está…
Me temí lo peor.
- Vamos.
Cogí a Celia y a su novio y nos fuimos al hospital en autobús.
Entré corriendo por los pasillos y entonces vi a los padres de Andrew allí de pie en la sala de espera.
- María… -dijo su madre al verme y vino llorando a abrazarme.
- ¿Está bien?
- Está en el quirófano.
- ¿Pero que ha ocurrido? –dije como pude.
- Uno iba borracho en la carretera y tuvieron un accidente, el otro ha muerto, pero Andrew se ha llevado también un gran golpe y está inconciente aun no ha despertado, tiene algunos huesos del cuerpo rotos. Pero han dicho que dentro de lo que cabe está bien.
- Gracias a dios. –dije cerrando los ojos mientras caían mis lágrimas.
La hermana de Andrew se fue afuera a respirar, estaba mareada.
Llamé a mis padres para decirles lo de Andrew y subieron rápidamente al hospital.
- Cariño. –dijeron al verme y los abracé.
- ¿Sabéis algo? –preguntó mi padre a su padre.
- Aun nada, hace dos horas que están ya ahí dentro y nada.
Entonces un doctor dijo:
- Familiares de Andrew Castillo…
- ¡Nosotros! –dijimos todos y nos acercamos.
- Bueno, os voy a decir que se ha despertado –suspiré-pero esta destrozado, tienes un brazo roto y le hemos tenido que hacer una operación, se recuperará pronto y una de sus piernas tiene un gran corte que ya le hemos cosido y nada, ahora le subimos a la habitación, esta durmiendo, por el calmante. Pero está fuera de peligro.
- ¿Qué habitación? –le pregunté al doctor.
- Está destinado en la tercera planta la 345. ¿Y usted es?
- La novia. Gracias por todo.
- Tranquila.
Vino Celia y la abracé y me salió una lágrima de alegría al saber que estaba fuera de peligro.
Entonces fueron mis padres con Celia y el novio a la habitación y nosotros tres nos quedamos a esperar a que saliera del quirófano.
- Alma… –susurré al llamarla.
- Hola María, cuanto tiempo. ¿Cómo estás?
- Alma, Andrew ha tenido un accidente, estamos en el hospital.
- ¿Qué?
- Sí, esta en la tercera planta 345.
- Voy.
- Aun no ha salido del quirófano, te hago una perdida cuando esté.
- Sí.
A la hora o algo así salió y estaba en la cama lleno de goteros y su brazo escayolado y estaba con los ojos cerrados. Lleno de cortes por la cara, tenía una mala pinta. No pude evitar acercarme y besarlo con tanta delicadez y llorar. Él no se enteraba de nada, estaba dormido.
Narra Alma
Era medio día y estaba comiendo con Jake en la playa ya que hacía un espléndido día y Jake había cogido esa semana vacaciones para estar a mi lado.
Una llamada telefónica nos interrumpió nuestra conversación.
- Alma… -susurró María, no tenía buena voz.
- Hola María, cuanto tiempo. ¿Cómo estás?
- Alma, Andrew ha tenido un accidente, estamos en el hospital.
- ¿Qué? – que me estaba diciendo…
Jacob se dio cuenta de mi rostro y sabía que nada bueno era.
- Sí, está en la tercera planta 345.
- Voy.
- Aun no ha salido del quirófano, te hago una perdida cuando esté.
- Sí.
Cuando colgamos estaba tan nerviosa que mis emociones se apoderaron de mí y empecé a llorar.
- ¿Pero que ocurre Alma? ¿Qué ha pasado?
- Andrew… ha tenido un accidente de coche…
- ¿Cómo está?
- No lo sé, lo único que sé que estaba en el quirófano, nada bueno. Ahora luego iremos a verlo cuando esté en la habitación.
- Sí.
Jake me abrazaba bien fuerte y yo a él.
- Tranquila, estará bien.
- Eso espero.
Empezamos andar en dirección a mi casa para coger algo de mi casa ya de paso ver a mis padres que desde ayer no los veía.
- ¡Hola! –dije al entrar y Jake entro detrás de mí.
- Hola hija. ¿Cómo estás?
- Bien, pero me voy.
- ¿Ya? –dijo mi padre y pronto me leyó la mente. –Ah. Lo siento.
- ¿Qué ocurre? –preguntó dudosa mi madre.
- Andrew ha tenido un accidente de coche y nos vamos al hospital.
- Dios mío. ¿Pero todo bien?
- No lo sé. Espero que sí.
- Bueno cariño… espero que vaya bien.
Le di un beso a cada uno y nos salimos de la casa y cogí mi coche.
- ¿Y a mí no me das uno? –me preguntó Jake con una sonrisa, sabía porque lo hacía, para que no pensara tanto en el accidente.
- A ti ni uno. –lo miré y sonreí.
Antes de arrancar me acerqué a él y lo besé.
- Siempre tendrás mis besos.
- Y…
- No lo digas ni lo pienses que mi padre te mata.
Nos encaminamos al hospital y una vez allí corrimos casi por los pasillos y subimos hasta su habitación.
Se le veía tan inmóvil, pero me alegré al escuchar su corazón a un ritmo normal.
No pude aguantar una lágrima al verlo allí tan indefenso y María me abrazó.
- ¿Cómo está? –le pregunté.
- Aun no ha despertado, nos han dicho que ha sido un gran milagro.
Me arrimé a su cama y le cogí de la mano y noté su sangre debajo de su piel.
Jake se mantuvo a un lado de la habitación sin decir nada y yo veía en su mirada tristeza por Andrew, él le tenía un cierto afecto después de haberme salvado de una muerte segura un día en el bosque.
- Cariño, se está haciendo tarde… tus padres… -no me di cuenta que estuvimos casi toda la tarde allí asta que Jacob me lo recordó.
- Sí, vendré mañana. –le dije a María. – Adiós señores. Si ocurre algo contar conmigo para lo que sea. –me despedí de sus padres.
- Gracias cariño. –dijo la madre de Andrew.
- Adiós.
Nos marchamos y cogí el coche pero no me encontraba muy bien y Jake lo notó.
- Cojo yo el coche. –me dijo.
No le dije nada tan solo le di las llaves y me senté a su lado, eché la cabeza hacía atrás y empecé a tener frío. Algo no muy normal en mí.
- Alma… -susurró Jacob y abrí los ojos y le miré. - ¿Te encuentras bien?
- Sí, tranquilo. –volví a cerrar los ojos y noté su mano en mi frente.
- No, estás más fría de lo normal. Estarás resfriándote.
- Que no, que no. Estoy bien.
Al cerrar los ojos me quedé dormida. Me desperté cuando noté los brazos de Jake alrededor de mis piernas.
- ¡Que haces! –grité al ver que estaba en sus brazos. – Que susto me has dado…
- Lo siento. Estabas durmiendo y no he querido molestarte, pero bueno…
- Lo siento, es que me he asustado. Gracias. –me acerqué a él y le di un corto beso antes de que mi cabeza cayese contra su pecho.
¿Qué me estaba ocurriendo?
- Alma… ¡Alma! –oía gritar a Jake pero no podía abrir los ojos.
|