Edward POV
Si, definitivamente todo estaba en su lugar. Las cosas no han ido tan terribles como creí. Primero, porque Bella ha demostrado ser una chica normal, aunque solo cuando está en nuestro dormitorio, pues fuera sigue actuando como una divina. Como su tutor, estoy complacido. Como compañero, satisfecho. Como amigo, feliz. Y como...¿pretendiente, iba a decir? Creo que me ha afectado el sol.
Tenemos varias horas practicando. Como "jefe" de este equipo, soy el que mas sufre. El entrenador me trae presionado, pero Bella siempre esta al pendiente de mi, creo que se siente culpable por esto. Ya me dijo que Lauren lo consiguió, aunque eso no me hace muy feliz.
Hemos tenido momentos malos, y otros...mucho peores. Por lo general, toda tarde termina con uno de nosotros, sino es que ambos, azotando la puerta de su cuarto. Ya saben: actitud extraña de su parte y comentarios poco aceptables de la mía. Una relación sana de compañeros.
Como el incidente del otro día. En realidad, fue el sábado pasado, y hoy es martes. Esa tarde vimos una película de terror, así que me vi temblando y con una divina cobarde abrazada a mi pecho. Y cuando soñó el teléfono, pensé que iba a morir del susto. Pero solo se trataba de la madre de Bella, quien después de una "interesante charla madre a hija" terminó en el suelo. Nunca me había reído tanto. Aunque cuando se soltó llorando, me sentí realmente mal.
Pero, eso solo demuestra lo especial que es.
Y no es lo único que me ha dado a entender que no es todo lo que aparenta. Está aquella ocasión...
Flash Back
Había pasado aquella tarde en la biblioteca, un aburrida tarde de jueves, eran alrededor de las seis de la tarde. Llegué al dormitorio con mi mochila y algunos libros que había sacado prestados para terminar mi tarea, cuando el llanto de mi "divina compañera" llegó a mis oídos. Esa era la primera vez que la escuchaba llorar.
"La amo...ardientemente."-fue lo que alcancé a escuchar.
Abrí la puerta veloz, y ella pegó un brinco en el sillón. Se limpió las mejillas, compuso una sonrisa y apagó del televisor aprisa.
-Hola, Edward.-dijo con voz tranquila, aunque se notaba que había llorado antes. -¿Algo anda mal?-preguntó tras mi silencio.
-No, ¿y contigo?- ella negó con las mejillas coloreadas al verse descubierta. -¿Qué estabas viendo?-pregunté curioso. Ella desvió la mirada y escondió el control remoto tras su espalda.
-Nada-dijo nerviosamente.
-No te creo.-dije a escasos centímetros de ella. Se giró involuntariamente y en su rostro se notó la sorpresa. –Dame eso.-dije extendiendo mi mano, pero ella se negó.
Después de luchar con ella varios minutos, recibir algunos empujones, y hacerle cosquillas. Me levanté del suelo, donde ambos estábamos acostados, ella bajo mi cuerpo, e intenté normalizar mi respiración. Ella hizo lo mismo. Me senté sobre el sillón, y tomándola por la cintura con firmeza, contra todos sus reproches, encendí de nuevo el aparato.
-¿Orgullo y Prejuicio?- pregunté enarcando una ceja. Sus mejillas se tiñeron de rojo e intentó levantarse, pero no la dejé. -¿Estabas llorando con esta película?-la sonrisa en mis labios aumentó su sonrojo.
-Eres un tonto.-dijo molesta y escapando de mi agarre, se encerró en su habitación. Me fui a la mía, pero desde la puerta entreabierta, la observé regresar al sofá y terminar de ver la película, llorando de vez en cuando.
Fin del Flash Back
-¡Hey, Edward, fíjate por donde vas!-gritaron los miembros de mi familia y Bella. Las chicas tenían pocos minutos de haber llegado al campo.
-¿Qué?-iba tan distraído que no noté el bolso a una orilla del campo, así que tropecé y terminé inconsciente en el suelo.
Cuando abrí los ojos de nuevo, me encontraba en la enfermería, y Bella estaba a mi lado. Sonreía con burla, y sacó con su celular una foto de mi cara incrédula. –Al menos sigues vivo-dijo entre risas.
-¿Qué pasó?-pregunté incapaz de recordar algo.
-Te aseguro que te burlabas de mí.-dijo con aires de enfado. –Te distrajiste, te caíste y te desmayaste.- mis mejillas se tiñeron de rojo. Y asentí.-No te preocupes, tengo todo en video y saqué algunas fotos.- le dediqué una mirada furiosa. –Van al álbum.-dijo riendo y se fue.
En el álbum estaban las fotos de todos nosotros: los Cullen, Hale y Swan. Momentos humillantes, situaciones graciosas y cosas que no se deben olvidar.
Y esto, iba directo a sus páginas.
Una vez fuera de ese molesto mini-hospital, regresé con ayuda de Jasper a mi dormitorio. Pero no contaba con que hubiera reunión de "divinas" en él. Me quedé sorprendido al ver a las cuatro muchachas sentadas en el suelo de la pequeña sala, todas clavaron sus penetrantes ojos en mi y por un segundo, me sentí desnudo. Y para empeorar todo, Jasper ya se había marchado.
Bella se levantó y pude ver una disculpa grabada en las orbes chocolate, con un leve empujón me sacó del dormitorio y cerró la puerta tras su espalda. Aunque pude sentir al resto de las divinas pegarse a la puerta para escuchar.
-Lo siento, Edward.-murmuró en mi oído, de esa forma no lo sabrían.
-Esta bien.-dije un poco molesto y en un murmullo. Y me fui con mi familia.
Bella POV
Una vez abandoné a Edward e imprimí las fotos, me dispuse a pegarlas en el álbum. Enseguida de las que habían sido sacadas la tarde de terror. Pero alguien llamó a la puerta, pensando que era mi compañero, solo dije "pasa".
Los pasos de tres chicas me alertaron de mi error. Lauren estaba al frente, luego Jess y Ángela cerraba la puerta al entrar. Me miraron con fijeza, traspasándome con la profunda e intimidante mirada; molesta, se las regresé con las misma ferocidad y seguí con mi tarea.
-No te vas a retirar de la apuesta, ¿cierto?-preguntó Lau de forma vacilante.
-¿Qué apuesta?-pregunté sinceramente, ganándome una mirada de reproche y unos cuantos bufidos. –Te refieres a lo de Cullen, ¿verdad?-asintieron. –No estoy jugando.-dije resuelta. La sonrisa en los labios de Lauren fue borrada y por primera vez le temí.
-Escúchame, Isabella.-dijo tomando mi rostro fuertemente con una de sus manos. –Sabemos que estas jugando.-dijo mostrando su sonrisa más traviesa. –Te has estado comportando como una chica linda e inocente, y ambas sabemos, que no lo eres.-intenté responder, pero no me dejó. –Alice Cullen y Rosalie Hale, las estas usando para acercarte a él. Eres astuta, lo reconozco.-soltó el agarre.
-Estas equivocada si crees que yo...-
-No te preocupes, sé que podrás para fin de semestre.- dijo confiada. –Lo mismo pasó con tu novio, nosotras apostamos que lo harías antes del verano, y ocurrió la noche de la graduación, ¿me equivoco?- cómo es que ellas sabían tanto... –Dijiste que participarías cuando dejaras de ser virgen. ¡Despierta, Bella. Ya no lo eres!-
-¿Cómo sabes que Jake y yo, que la noche de graduación...?-
-Todos los saben, Bella. Las divinas y los atletas no tienen secretos. Es especial si se trata de sexo.- dijo Jessica mostrando una sonrisa maliciosa. –El capitán de fútbol del año pasado y la capitana de porristas de este, son el chisme de moda. Hablando de él, ¿ya han roto?-
-No, Jake y yo seguimos saliendo.-dije molesta, era imposible que se divulgara con tal facilidad mis asuntos personales.
-Debes dejarlo, Bella. Jake ya ha entrado a la universidad y tu debes ocuparte de ser una divina. Es lindo, estoy de acuerdo, pero eso no basta.-dijo Lauren.
Jacob Black es hijo de un amigo de mis padres. Vive en La Push, una reserva cercana a Forks. Nos conocemos desde que me mudé, y aunque es dos años mayor que yo, siempre fuimos muy amigos. Al terminar la secundaria, me pidió ser su novia, él ya iba a cursar su quinto semestre aquí en Twilight.
Esa fue la otra razón por la que no me molestó la idea del internado. Aunque mis padres no saben que somos pareja. Charlie no estaría de acuerdo, es muy amigo de Billy, y si las cosas fallan, arruinaríamos todo. Renée no cree en eso de tener una relación fija a esta edad, cree que es mejor probar con diferentes chicos.
Definitivamente mi madre sigue pensando como una divina. Me extraña que no se haya divorciado ya de Charlie.
-No terminaré con él porque tu lo digas.-estaba furiosa.
-Déjalo ya, Lau.-salió a mi defensa Ang. –Mejor hablemos de la fiesta del domingo.-dijo con una sonrisa. Las otras dos asintieron y se sentaron en el suelo, junto conmigo.
-¿Fiesta?-dije con una ceja enarcada, esperando que no se hubieran enterado que mi cumpleaños estaba cerca.
-Claro, tonta.-dijo Jess, soltando una de sus risitas. –Recuerdas la fiesta semestral de las divinas, ¿cierto?- claro, las divinas siempre ofrecemos una fiesta en la casa de Lauren. Su enorme casa en Phoenix.
La puerta se abrió y Edward se quedó de pie en el marco. Todas nos giramos a verlo y con malestar me levanté y lo obligué a salir, después de todo, esto era una junta de divinas. Tuve que disculparme y esperar a que, molesto como estaba, se fuera al cuarto de Emmett.
-Definitivamente, terminaran en la cama.-dijo Lauren apenas entré de nuevo.
-Creo que si.-dijeron Jess y Ang a la vez.
Mis mejillas se tiñeron de carmín. Esperaba que ellas no tuvieran razón.
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