Deseo Sombrío (+18)

Autor: Sombra_De_Amor
Género: Misterio
Fecha Creación: 24/06/2013
Fecha Actualización: 26/06/2013
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 8
Visitas: 5291
Capítulos: 7

En las profundas sombras de las montañas Tenebrosas se escondían monstruos. En aquel lugar se ocultaban las bestias del mal, que se alimentaban de los débiles; criaturas no humanas.

Edward Cullen lo supo a los diez años. Su padre era uno de ellos.

Ahora Edward lo estaba persiguiendo. Se estaba adentrando en el denso bosque, tenía que salvar a su madre, y el feroz viento le abofeteaba la cara y le cortaba las manos.

Su madre era un ángel de Luz, una vez oyó a su padre llamarla así. Pero eso fue antes de que el lado oscuro se apoderase de él y lo poseyese por completo.

Ojos amarillos y penetrantes acechaban a Edward a cada paso que daba en el bosque. Se quedó sin aliento al tropezar con un tronco astillado y cayó entre zarzas y troncos cubiertos de hielo. Las agujas de pino se le clavaron en las palmas de las manos y las yemas de los dedos se le llenaron de espinas. Se puso de rodillas y se hurgó en los bolsillos para intentar vaciarlos de hojas y hierbajos; sabía que su padre podía estar vigilándolo y que probablemente estaría preparado para saltar sobre él en cualquier momento.

 

Una historia intrigante que te envolverá, está es la adaptación del libro "Deseo Sombrío" de Rita Herron; y los personajes de S.M.

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Capítulo 6: Cap.-5

 

Cinco días para el despertar

Edward estaba leyendo la encuesta del centro BloodCore mientras se cuestionaba cuánta información personal podría revelar. Si en su departamento descubrían que estaba allí, le harían muchas preguntas.

Preguntas que no quería responder. Tal vez había sido un error ir hasta allí.

—¿Señor Cullen? —Una doctora delgada de unos treinta y tantos se acercó—. Hola, soy la doctora Marlena Bender. Venga por aquí.

Con la espalda muy rígida, la siguió hasta un pequeño laboratorio donde ella procedió a explicarle en profundidad el proceso al que se iba a someter.

—Esta investigación se lleva a cabo con fondos privados y es uno de mis proyectos personales favoritos

—le dijo—. El eterno debate, ¿se hace o se nace? A mí me preocupa especialmente, ya que yo misma soy el resultado de una violación y siempre he temido que mi padre biológico me haya transmitido sus tendencias violentas. Siempre he luchado contra ese miedo hasta el punto de decidir convertirlo en mi proyecto de vida.

Edward se relajó ligeramente.

—Comparto mi historia porque muchos de los pacientes de este estudio se muestran reticentes a revelar sus casos. Pero no se preocupe, sus resultados y sus análisis serán estrictamente confidenciales.

Le explicó que usaría códigos encriptados para evitar que los piratas informáticos pudieran acceder a los datos. Esto le hizo sentirse mejor y admitió que su padre había sido un mal hombre y que había asesinado a su madre.

—Es digno de admiración que haya elegido convertirse en un agente federal —le dijo—. Parece que los dos estamos luchando contra nuestro pasado. Piénselo un momento, si pudiésemos localizar los indicadores genéticos que identifican la agresión, o las pautas de comportamiento violento, las enfermedades mentales, podríamos analizar fetos o recién nacidos y tratarlos antes de que sea tarde, y probablemente podríamos erradicar el comportamiento criminal.

Su entusiasmo parecía sincero, sin embargo, Edward dudaba de que algún día pudiera prevenirse el comportamiento criminal por completo. Había demasiados factores.

—Mi departamento no sabe que voy a formar parte de esto —le dijo—. Mi anonimato debe mantenerse en todo momento.

—Por supuesto.

Preparó unos tubos de ensayo que había en el mostrador, le ató el torniquete en el brazo y le clavó la aguja. Él miró cómo la sangre fluía hacia el tubo y su ansiedad se despertó.

¿Era genética la violencia? ¿Había heredado las tendencias violentas de su padre?

Peor todavía, ¿sucumbiría algún día a la oscuridad y dejaría que lo consumiese, como había hecho él?

El cementerio siempre atraía a los fantasmas.

Isabella trataba de evitarlo, pero como su familia estaba allí, se forzaba a ir de visita y llevar flores por lo menos una vez a la semana.

Se había pasado despierta la mitad de la noche, asediada por los quejidos de Jane Vulturi y Leah Clearwater. No le había quedado espacio en su abarrotada cabeza para que otros espíritus contactasen con ella desde sus tumbas, llorando y deseando ser escuchados.

Un sonido metálico la sobresaltó. Al girarse sobre sus talones se encontró con que Emmet Laush estaba cavando una tumba para un entierro. Probablemente para el de Leah Clearwater.

Como si detectase que estaba siendo observado, Emmet levantó la mirada y ladeó su gorra de béisbol. Ella levantó la mano y lo saludó. Aunque era un chico guapo, siempre le había parecido un tanto raro: se pasaba el día hablando solo.

Obviamente, el resto del pueblo también lo consideraba algo extraño.

Se sacudió ese pensamiento y se arrodilló. Con suavidad colocó las flores en sus respectivos jarrones. Necesitaba consuelo de alguien que la entendiese, así que convocó al espíritu de su abuela.

Hacía tiempo que había dejado de llamar a su madre. La noche en que se quitó la vida se le había aparecido y le había susurrado que la quería y que siempre lamentaría haberla abandonado, pero que nunca la visitaría desde la tumba porque quería que reprimiese su habilidad y llevase una vida normal, libre de voces. Desde entonces, había sido fiel a su palabra: nunca la había vuelto a visitar.

—Abuela —dijo dulcemente—. Estoy aquí.

—Ya lo sé, cariño. —La voz de su abuela sonaba distante y grave, como una brisa marina alborotando elagua—. Ya sabía que vendrías.

—Entonces ¿sabes lo de Jane Vulturi y Leah Clearwater.? Necesito ayudarlas para cruzar hacia la luz.

—Sí, mi vida. Y me temo que habrá más víctimas del mal. —Su voz trinó—. Hay un rumor sobre el despertar de un nuevo líder del submundo. Una banda de recaudadores de almas se ha organizado en el lado de los vivos y reclaman almas para ofrecerlas en el momento de la coronación.

—¿Reconoceré al asesino?

—Tal vez sí. Tal vez no. Algunos demonios son metamorfos y pueden poseer un cuerpo humano y caminar entre vosotros.

Isabella tragó saliva.

—¿Qué puedo hacer para detenerlo, abuela?

—Confía en tus instintos y ayuda a los perdidos a cruzar —contestó. Isabella asintió. Había aceptado su destino hacía ya años.

—Va a venir alguien al pueblo —continuó su abuela—. Alguien con quien debes tener cuidado. Isabella se retorció las manos.

—Estás hablando de Edward Cullen, ¿verdad, abuela? Su abuela suspiró.

—Sí. Es peligroso, en su interior habita la oscuridad que vivía en su padre.

Isabella esperó a que siguiese hablando, pero la voz y la imagen de su abuela ya se habían apagado. El miedo se apoderó de ella cuando la niebla de la mañana espolvoreó los picos de las montañas. La vida animal ya se había refugiado en los bosques.

Se asustó.

Ya no era una niña ni una adolescente con la cabeza llena de pájaros. Esta vez debía prestar atención al consejo de su abuela y protegerse de Edward.

Pensamientos negativos machacaban a Edward mientras conducía hacia las Tenebrosas, hacia Quebranto, Tennessee. Los picos de las montañas sobresalían alrededor de la ciudad fantasma como soldados que vigilan una tumba antigua, una tumba de almas perdidas y malvadas.

Las palabras de Black sobre descansar mientras estuviese allí le vinieron a la cabeza. Aquel no era un lugar para descansar, era un lugar que atraía los problemas.

Las nubes de tormenta rugían sobre la cadena montañosa, los precipicios escarpados eran el escondite perfecto para cualquier perturbado. Recuerdos de su infancia sobre escaladas por sitios similares se desencadenaron y comenzó a sudar.

Un calor insoportable se apoderó de él, los sonidos que hacían las hojas al crujir o los animales corriendo para refugiarse en un escondrijo seguro retumbaron en su cabeza. Cogió aire y un olor a arcilla impregnó su pituitaria. Olía a tierra, a vegetación en descomposición, apestaba a la sangre de un animal que había sido devorado por los buitres, un animal cuyos huesos estaban tan deformados que resultaba imposible adivinar a qué especie había pertenecido. Escuchó la voz de su padre tratando de convencerlo, llevándolo hacia el interior del bosque, enseñándole a elegir una presa, animándolo a disparar.

Matar o morir.

Había enterrado sus recuerdos. El pasado ya no importaba.

Estaba aquí para trabajar y tenía que hacerlo, en cuanto lo resolviese volvería a su casa y pasaría al siguiente caso.


Hola de Nuevo Chicas aca estoy otra vez actualizando como la hermosa Kim pidio y está historia seguira hasta el final...

Esperando que ustedes comenten si les gusta o no?? me harian ese favor chic@s :D

Que tengan hermosa tarde/noche (depende de donde vivan) :-*

 

XOXOXOXOXO

Capítulo 5: Cap.-4 Capítulo 7: Cap.-6

 


 


 
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