El Despertar De Isabella (18+)

Autor: Bella_Yexsi
Género: + 18
Fecha Creación: 06/06/2013
Fecha Actualización: 27/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 8
Visitas: 7754
Capítulos: 6

 Unos padres a los cuales el tema del sexo es un completo tabú y un novio con excesivas prevenciones para no dejarla embarazada, llevara a Isabella una chica de solo 18 años con grandes deseos sexuales y ganas de experimentar a tener una aventura con el guapo y sexy Edward Cullen.

 

Por aca vengo con un nueva historia chicas...

Espero sea de su agrado

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Capítulo 6: Rendición

*Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen son propiedad de Stephenie Meyer. Yo solo los utilizo para crear mis propias historias.

*Advertencia: Está clasificada con "Rated M". Contiene escenas de sexo y vocabulario explícitos.


Muchísimas gracias a mi beta Sool Onuma, Betas FFAD. Beta de verano: Leticia Eugenia.

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Esta mañana se me había complicado todo, los nervios más los sueños no me dejaron descansar. El tiempo no había estado a mi favor y llegué tarde a la casa de Edward, haciendo esperar por unos cuantos minutos de más al chófer de una ostentosa y elegante limosina negra, que me aguardaba fuera para llevarme a mi destino. Después de mucho buscar, me decidí por estrenar el short de jeans que compré con Rose en el centro comercial el sábado, una franelilla blanca, mi cabello suelto y me calcé mis convers negras, más un poco de maquillaje.

Pedía al cielo por no encontrarme con Cullen al llegar, pero la suerte no estaba de mi lado, él estaba en la casa y había pedido que lo esperase en su despacho. Cuando entró unos minutos después de mí, se veía un poco molesto por mi retraso. Estaba nerviosa por estar sola nuevamente con él, pero eso no evitó que me sonrojara al verle. El traje azul que vestía le hacía ver jodidamente sexy… Me quedé boquiabierta cuando me hizo la propuesta, simplemente no lo creía.

¿Por qué yo? Me pregunté una y otra vez pero eso no importaba, por más que me negaba, mi cuerpo reaccionaba al contrario que mi mente, no quería engañar a Jacob, pero el beso de Edward me había convencido y sin más, solté las palabras que tal vez… quizás algún día me arrepienta de haber dicho…

—Lo haré, haz conmigo lo que quieras…

Edward tenía esa sonrisa torcida plasmada en su rostro, aquella que hacía que mi cuerpo se estremeciera. Sus manos viajaron a mis caderas para acércame a él y atacar nuevamente mis labios con los suyos.

Calor, deseo, lujuria…

Sentía su excitación en mi vientre… ¡Oh por dios es enorme! Me levantó tomándome por las caderas, sentándome con agilidad sobre el escritorio, su lengua exploraba mi boca acallando mis gemidos, mis dedos pasaban una y otra vez por su hermoso cabello, acercándolo a mí. Dejó mis labios para hacer un recorrido con los suyos por mi mentón y mi cuello hasta llegar a mis senos. Mordía delicadamente por encima de la tela, haciéndome jadear mientras lo agarraba de su pelo para que no se apartase y siguiese con su tarea. Sus manos recorrían el contorno de mi cuerpo subiendo hasta tomar mi cabello, me hizo arquearme para tener más acceso a mis pechos que ahora estaban fuera de la tela, libres para él.

Mi cabeza daba vueltas, todas las dudas se habían ido o al menos eso pensé, creo poder hacerlo… Disfrutaría de lo que Edward me daría, hasta que terminara.

El teléfono de la oficina lo hizo detenerse, se separó de mí dándome una mirada lasciva.

—Esto apenas comienza Isabella.

Lo tomó con toda tranquilidad, dejándome ahí sentada tratando de calmar mi respiración.

—La puerta a la derecha. —Me volteé para ver lo que señalaba, supuse que era el baño. Caminé presurosa para alistar mi vestimenta. No puedo creer lo que he hecho… Salí del baño luego de tomarme unos minutos y arreglarme, estaba más calmada y dispuesta a hacer lo que venía, cuidar a Nessie.

Lo vi hablando por el celular, su cara estaba seria, parecía perdido viendo por el ventanal. Pasé mi vista por su cuerpo, los pantalones se ajustaban perfectamente a su trasero. Caminé hasta la puerta para salir de allí, no quería tentarle más; estaba a punto de abrirla cuando él habló.

—Creo que está de más decir que esto queda entre tú y yo, Isabella. —Asentí abriendo la puerta para escapar, necesitaba pensar y claramente cerca de él, no podía hacerlo.

.

.

El día había pasado sin más encuentros con Edward, me dediqué a cuidar a Nessie. Ella estaba muy feliz porque pudiese cuidarla en su casa, me llevó de la mano por toda ella para mostrármela. Esta era mucho más grande que la mía, cinco cuartos, sala, cocina, una piscina bajo techo, el despacho de Edward y un cuarto de juegos para la pequeña, donde nos la pasamos la mayor parte del día.

A las seis de la tarde ya era la hora de retirarme, me despedí de la pequeña, y James, como supe que se llamaba el chofer, ya me esperaba afuera para llevarme de vuelta a casa. Edward no apareció para despedirse, tampoco en todo el día vi a Tanya, así que supuse que estaría con ella o en el trabajo. Mi celular vibró haciéndome saber que me había llegado un mensaje.

*Espero que lo haya pasado bien en su primer día, Isabella*

Era él…

*Si, todo muy bien señor Cullen*

Este hombre está loco, o tal vez los dos lo estábamos por estar haciendo esto.

*¿Cuántas veces tengo que decirte que me tutees Isabella? Ya me está molestando repartírtelo y te advierto que no te gustaría verme enfadado.*

Sus palabras en vez de asustarme, habían hecho todo lo contrario, me excitaban.

Descarada…

Estúpida voz… ¡Cállate!

Respiré profundo pensando bien mi respuesta y tecleé.

*Me encantaría verlo enfadado señor Cullen*

A la mierda con todo… quería picarlo, en realidad quería saber qué sería capaz de hacerme enfadado. Tan sólo la idea me emocionaba.

Su respuesta no tardó en llegar.

*No juegues con fuego Isabella*

Odiaba que las personas me llamaran por mi nombre completo, pero no me importaba que él lo hiciera, no entiendo por qué…

*¿No lo estamos haciendo ya?*

—Señorita Isabella, ya hemos llegado. —Sin darme cuenta me encontraba fuera de mi casa.

Me despedí de James y entré, saludé a Charlie y Renée que se encontraban ya cenando, me invitaron a acompañarles, pero la verdad, tantas emociones me tenían el estómago revuelto así que decidí mejor subir a mi habitación. Me recosté en mi cama y mi mente volvió atrás, a lo sucedido en el despacho de Edward.

Esto apenas comienza Isabella.

Sus palabras golpeaban en mi mente haciéndome estremecer por la anticipación. Mi celular volvió a vibrar.

*Sí y te sorprenderá lo bueno que soy jugando con él. Buenas noches Isabella*

¿Qué demonios? Estaba completamente loca, metiéndome en la boca del lobo… Dios… Pero, ¿por qué tiene que ser tan tentador?

La única manera de liberarte, es sucumbir a él.

Esa maldita voz no ayuda en nada.

¿Qué estoy haciendo? Necesito hablar con alguien, sabía que esto debía de quedar entre Edward y yo, pero necesitaba desahogarme. Tomé mi BlackBerry y marqué el número que me sabía de memoria.

—¡Hey Bells! Hasta que sé de ti amiga.

—Hola Rose, ¿cómo estás?

—Muy bien gatita, cuéntame… ¿Cómo te fue tu primer día en la casa del sexy Cullen?

Suspiré al recordar cómo había resultado todo.

—¿Qué pasó Bells? ¿Te hizo algo? Cuenta gatita… vamos.

—Rose, me ha pedido que estemos juntos y he aceptado. Dios… no pude negarme, en cuanto sus labios tocaron los míos, no tuve control de mí y accedí.

—Pero, ¿cómo así Bells? ¿Dejarás al chucho?

—No le digas así a Jacob Rose, y no, no lo dejaré. Edward me ha pedido que follemos Rose. ¡Qué follemos!

—Mierda amiga, eres una suertuda. Pero no entiendo, ¿cuál es el problema?

— ¿Qué cuál es el problema? Rose, él está comprometido y yo estoy con Jacob, no sé qué hice… —pasé mi mano por mi cabello nerviosa.

—¡Ah no! Bells… No te arrepientas ahora amiga, vamos cuéntame más.

—Ya veo que disfrutas con esto —escuché una risa de su parte—. Bueno, ha puesto reglas. Dijo que no dormiríamos juntos, sólo será sexo, además de que esto terminará cuando algunos de los dos nos casemos, lo cual me dio a entender que él sabe que Jake y yo vamos en serio.

—Entonces te investigó gatita, bueno… creo que están jugando con fuego amiga, los dos lo hacen. Yo sólo espero que tú no salgas quemada.

—¿Ves Rose? Demonios… ¿Qué hice? —Esto iba de mal en peor.

—No me escuches Bells, ¿olvídalo, sí? Disfruta amiga. Jacob no estará contigo hasta que se hayan casado y cuando eso pase, tú terminarás todo con el papacito de Cullen, así que nadie sale herido. —Tenía razón—. Sólo será sexo Bells, sólo eso.

—Sí tienes toda la razón Rose, sólo será eso.

Hablamos un rato más sobre ir al pub este fin, según Rose tenía demasiados días en abstinencia. Reímos un rato y me desahogué con ella, esto era lo que necesitaba… hablar con alguien que me entendiera, y ella siempre lo hacía.

Mi BlackBerry volvió a vibrar y mi corazón se aceleró, me tranquilicé un poco al ver que era Jacob quien llamaba.

—Hola pequeña, ¿cómo estás? —Actúa con tranquilidad.

—Muy bien amor, ¿tú qué tal? —Comencé a buscar un cambio de ropa y la toalla para ir a bañarme.

—Ocupado pequeña, mucho trabajo y la universidad, pero te prometo que mañana iré a verte. Ya te extraño. —Jacob va en el 3er. año de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Washington

—Yo también te extraño ya bebé, ¿cómo esta Billy?

—Mucho mejor, sólo era una gripe lo que tenía. Sue te manda saludos preciosa.

—Dile que también le mando saludos a los dos. Bebé, me voy a dormir, fue un día algo agotador. Nos vemos mañana…

—Excelente preciosa, te amo Bella…

—Yo también te amo Jake.

Corté la llamada y me dirigí al baño con mi toalla en mano para tomar una ducha. En verdad amaba a Jake, sólo buscaba la manera de desahogarme. No quería que nuestra relación terminara y eso pasaría si seguíamos como estábamos, con mi insistencia para estar juntos, para que fueran más que puras caricias. Sabía que él no aceptaría lo que estoy haciendo, ni siquiera porque él este en lo mismo no lo justificaba, pero de alguna manera creo entenderlo. Nunca vi indicios de que no me amase o que su atención se desviara a otras (por más que se acueste con ellas). Él me amaba a mí, yo soy la persona con la quiere casarse, con la que quiere pasar el resto de su vida e igualmente él lo es para mí, no hay dudas de ello.

Esto ayudaría a nuestra relación, aprendería de Edward, experimentaría todo lo que pudiese para ser la mejor con Jake luego. Resultaría bien…

Salí del baño ya vestida con un short y un camisón para dormir. Me acosté en la cama tratando de conciliar el sueño, pero después de media hora de dar vueltas en la cama el hambre se hizo presente. Bajé a la cocina para hacerme un sándwich.

Mañana James vendría a buscarme nuevamente, me parecía algo innecesario que pasara por mí todos los días, lo mejor será decirle a Edward que no, que me iré sola en mi auto.

Terminé de comer y subí nuevamente a mi cuarto, tome el celular. 12:00 a.m.

Joder…

No tengo nada de sueño.

Decidí seguir con el libro que Rose me había enviado.

Pídeme lo que quieras…

El loco de Eric le había regalado un vibrador en forma de labial a Jud. Que buenísima idea… Pasa desapercibido. Oh mi Dios… él había ido a su casa. Este hombre me iba a matar, era dominante, tan mandón, pero Jud no se dejaba. Me encantaba…

Cuando un hombre regala a una mujer un aparatito de éstos —murmura, mientras me lo enseña—, es porque quiere jugar con ella y hacerla vibrar. Desea que se deshaga entre sus manos y disfrutar plenamente de sus orgasmos, de su cuerpo y de toda ella. Nunca lo olvides.

Por un momento mi mente no estaba allí, no era Jud y Eric, éramos Edward y yo… Empecé a imaginar cómo sería estar en esta situación con él.

Mi corazón se comienza acelerar y siento mi sexo humedecerse mientras leo su primer encuentro, nuestro primer encuentro.

—Mierda de nuevo voy tarde —corrí para vestirme.

Me dormí de madrugada con el maldito libro. Pensaba que en el siguiente capítulo terminaría de ponerse buena pero no, se ponía mejor y yo quería leer.

Edward me matará…

Joder…

Corrí a buscar mis zapatillas negras que combinaban perfectamente con mi vestimenta. Un suéter de rayas blancas y negras con un short corte alto negro.

James ya estaba afuera esperándome.

—Lo siento James —dije apenada ya sentada esta vez en un hermoso BMW plateado, el sólo asintió y arrancó sin decir más nada.

Parecía estar molesto por algo. Llegamos a la casa Cullen sanos y salvos, gracias al cielo. James venía como si el mismísimo diablo le persiguiera para matarle.

Josefine me recibió sonriente, llevándome a la habitación de Nessie.

—Bells —corrió emocionada hacia mí al verme.

—Hola pequeña, ¿cómo estás?

—Muy bien… bueno no —su semblante cambió, la veía triste. Me arrodillé para quedar a su altura—. Papi se ha ido sin despedirse —¿por qué era así con ella?—. Creo… creo que hice algo malo.

—No pequeña, no creo que hayas hecho nada malo. A veces pues… —pensé un poco mi respuesta—, a los adultos nos pasan muchas cosas y nos sentimos mal. Él solo necesita estar solo por un momento, no quiere decir que esté molesto contigo.

—Pero, ¿por qué quiere estar solo? —preguntó dudosa, todavía triste.

—¿Recuerdas cuando Renée me regañó por haber tomado las galletas de su fiesta de té para nosotras? —Sonrió recordando nuestra travesura—, pues yo me molesté. ¿Recuerdas qué te dije que jugaras un rato tu sola y luego iba? —Ella asintió—, yo también quería estar sola en ese momento, pero después se me pasó y seguí jugando contigo.

—¿Entonces papi no está molesto conmigo? —Negué y ella sonrió.

El día paso rápidamente, eran las dos del mediodía y Nessie se había quedado dormida en su habitación. Decidí ponerme a recoger sus juguetes y las cosas que estaban fuera de lugar, no era mi trabajo, pero no me molestaba hacerlo.

Me parecía extraño… hoy no había recibido ningún mensaje de Edward y tampoco estaba aquí. ¿Se habrá arrepentido o yo imaginé todo lo que ayer sucedió?

Lo extrañas, admítelo.

¿Qué demonios? No le extraño, ¿cómo hacerlo? Sólo me ponía los nervios de punta tanto silencio.

Nessie despertó a las cuatro, merendamos juntas y jugamos. Ahora estábamos viendo "Enredados" sentadas en el enorme sofá en la sala, una gran pantalla LCD y palomitas.

Reíamos como locas con Flynn Ryder y Máximo sin dejar atrás al amigo de Rapunzel, el camaleón Pascal.

Un carraspeo me hizo voltearme…

Ahí estaba él.

Su cabello estaba un poco corto, al parecer lo había domado, un traje negro lo hacía ver serio, sofisticado, pero jodidamente sexy. Él tiene ese toque erótico que me despierta un sinfín de emociones sin siquiera tocarme.

—Buenas tardes —dijo dando una sonrisa de su marca personal.

—Buenas tardes Sr. Cullen —sabía que se molestaría, pero no me importaba, no ahora que lo veía así.

—Papi —Nessie se paró del sofá colocándose enfrente de él, ella sonreía. Estaba feliz de verle. Edward se agachó y ella besó su mejilla con cariño. Era la escena más hermosa que mis ojos han podido ver.

¿Por qué no puede ser así siempre con ella?

Se separaron y la mirada de Edward se encontró con la mía, sentí mi cuerpo vibrar.

Estaba nerviosa.

—Isabella, ¿puede venir un momento a mi despacho? —Asentí.

Nessie volvió al sillón para seguir con la película, Edward comenzó a caminar y yo tras él. De nuevo a ese lugar en donde me había besado y propuesto tener sexo. Su caminar era tan perfecto, no pude evitar ver su trasero…

—¿Le gusta lo que ve? —preguntó cuando estábamos fuera de su despacho y el abría la puerta para entrar.

—Eh… Sí —confesé un poco apenada porque me descubrió.

¿Cómo lo hizo? ¿Acaso tiene ojos en la espalda?

De pronto antes de llegar a su escritorio paró, mierda… ¿Qué va hacer?

—Manda un mensaje a tus padres diciendo que te quedarás aquí.

—No puedo quedarme —está loco. ¿Cómo voy a decirle que me voy a dormir en la casa de Cullen? ¿Y Jacob? El irá hoy… No.

—Isabella. No te estoy preguntando si puedes o no, te estoy diciendo que les escribas. —Se estaba pasando, ¿quién es para ordenarme?

—No lo haré. —Su cara era un maldito poema, estaba cabreado. La tensión se sentía, era palpable. Nuestras miradas estaban retándose, no bajaría la guardia, no me quedaría aquí.

Edward me miraba furioso, pero de pronto algo cambió. Una sonrisa apareció en sus labios, sus ojos estaban negros…

Mierda, ¿qué hice?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, me estremecí. Por primera vez, tenía miedo. Lentamente comenzó a caminar hacia mí y yo no podía moverme, no podía hablar, estaba perdida…

Parecía un león que acechaba a su presa… yo era la maldita oveja que él se quería devorar.

Cerré mis ojos esperando. Era una cobarde, ¿por qué me intimidaba tanto?

—Te necesito Isabella —susurró en mi oído. No hubo respuesta de mi parte, no podía hablar. De alguna manera lo sentía, sabía de su necesidad, porque era también la mía ahora.

Sus manos tomaron mis caderas posesivamente acercándome a él, sentía su aroma, su calor...

Mis ojos todavía estaban cerrados, sentí su respiración en mi cuello y luego sus suaves labios recorriéndolo. Pequeños mordiscos hacían escapar suaves gemidos de mi boca.

—Me quedaré —sentí sus labios curvarse en una sonrisa, él había ganado otra vez. Esto no era bueno, odiaba que tuviera este control en mí. Dio un beso en mi cuello para separarse de mí.

—¿Dormiré aquí? —pregunté cuando pude tomar el control nuevamente de mí.

—Sí.

—¿Pero no contigo?

—Ese es el trato. —Asentí, me sentí más tranquila sabiendo que no dormiría con él, sería extraño. Nunca he dormido con nadie, ni siquiera con Jake—. Recuerda avisar que te quedarás aquí.

Ahora tenía que buscar una excusa para mis padres y Jake… suspiré frustrada. Yo y mi estúpida bocota.

¿Por qué demonios tengo que aceptar todo lo que él me pide?

Él no pide, ordena.

Es verdad… Él no preguntaba si yo quería o no, con él era sí o sí.

Decidí por llamar primero a mis padres. Les dije que el Sr. Cullen tenía que salir urgentemente de viaje y no podía llevar a su hija, necesitaba que alguien la cuidara hasta su vuelta mañana. Para mi suerte, no hicieron muchas preguntas. Pensé de nuevo en buscarme un apartamento para independizarme, no podía seguir siendo siempre la niña de papi y mami.

Ahora sólo quedaba Jake…

Le envié un mensaje diciendo lo mismo que a mis padres, si contaba una historia diferente tal vez sospecharían que algo extraño ocurría y no quería eso. No lo tomó muy bien, tuve que prometerle que mañana le compensaría, todavía no sé cómo, pero lo haría.

Edward estaba en su despacho desde nuestra "conversación".

Fui hasta el sillón donde estaba Nessie y la llevé arriba para que se diera un baño. Edward llegó a la habitación indicándome dónde me quedaría y se fue. Nessie preguntó por qué me dormiría aquí y si tendríamos una fiesta de pijamas. No me quedó otra que mentirle también. Le dije que no podía quedarme en casa hoy por unos problemas, pero que sólo sería esta noche, espero que sea así. Ella sonrió y no hizo más preguntas.

Eran las siete, hora de la cena y yo no tenía hambre. No quería bajar… Todo esto era extraño, así que decidí irme a mi habitación.

Mi teléfono vibró y creí que era Jake pero no, era Edward.

*¿Por qué no bajas a cenar Isabella?*

*No tengo hambre*

Mentí, en realidad los nervios se habían pegado en mi estómago haciendo que este no quisiera nada.

*Tienes que comer, baja para que cenes*

*No, gracias*

Me molesta que me ordenara, joder…

No recibí más respuesta de su parte, me acosté en la hermosa cama de madera y admiré el cuarto.

Resaltaba la madera por doquier, los colores tierra y el amarillo le daban un toque sofisticado y elegante. Era realmente enorme, demasiado para sólo ser el cuarto de huéspedes.

¿Ahora qué hago? ¿Me desnudo o me quedo así? Joder… yo nunca he estado con alguien.

No pensaste en eso cuando aceptaste.

Me chocaba que esa estúpida voz tuviera razón siempre. Bueno… yo estuve con Eliot, aunque, ¿cómo se le puede llamar a eso sexo? El sólo se movió dentro de mí, se corrió sin hacerme sentir nada.

No tengo ninguna maldita experiencia, no tengo ni la más mínima idea de qué hacer… suspiré frustrada. Ya no había marcha atrás.

Esperé, esperé… y esperé hasta que la cómoda cama y las sedosas sábanas me hicieron caer en la inconsciencia.

Desperté sobresaltada después de un sueño que ahora era confuso, alcé mi rostro para ver de nuevo la habitación, todavía vacía. Él no había venido, ¿habrá sucedido algo?

Me levanté y me decidí por cambiarme, buscaría algo en los muebles para ponerme o simplemente me quedaría así. Al final, él me verá desnuda.

Me estaba quitando la camisa cuando escuché la puerta del cuarto abrirse, paré sin voltearme. Escuché sus pasos y luego lo sentí detrás de mí.

—Creo que estás haciendo mi trabajo. —Subió sus manos hasta el borde de mi camisa y dejé que la sacara por encima de mi cabeza.

—Te esperé.

—Surgió algo. —No daría explicaciones, yo tampoco se las pediría.

—Entiendo.

Sus labios se encontraron con mi cuello, besó, chupó y mordisqueó todo a su paso. Bajó sus manos hasta mis short, los desabotonó y comenzó a bajarlos mientras se agachaba a mis espaldas. Podía sentir su respiración fuerte… Cerré los ojos ante la sensación.

Cuando sentí que llegó a mis tobillos con la tela, levanté mis piernas una y luego la otra para que la quitara. Sus manos calientes quemaban en mi piel, se paseaban hasta llegar a mi sexo que latía impaciente. Sentí su aliento en mi trasero y luego un mordisco.

—Ah… —gemí de dolor o excitación, en realidad no lo sabía. Era un remolino de sensaciones las que me golpeaban, pero se sentía bien, muy bien.

Estaba de espadas, pegada a su pecho mientras quitaba mi sujetador dejando libre mis pechos, pasó sus manos por ellos mientras su lengua pasaba por mi cuello y mordía el lóbulo de mi oreja.

Su mano se adentró en mi braga hasta llegar a mi sexo, sus dedos pasaban por mis labios íntimos sin adentrarse en mí, torturándome, calentándome.

—Por favor —supliqué. Lo quería dentro, no lo soportaba. Pero en vez de eso su dedo pulgar fue hasta mi botón haciéndome jadear y restregarme contra él.

Esto era demasiado, ¿por qué me sentía así? ¿Era diferente con Jacob? ¿Era mejor?

Deseché el último pensamiento cuando sentí que dos de sus dedos se introdujeron en mí, jadeó. Entraban, salían, entraban y salían…. Era una maldita sensación que me estaba volviendo loca. Mis manos intuitivamente fueron a mis pechos mientras él me masturbaba.

—Vamos Isabella… déjate ir. —Mi cuerpo obedeció, sus jodidas palabras eran órdenes para mí y nunca me sentí más feliz de obedecerlas. El orgasmo llegó haciendo erizar mi piel, gemí gustosa cayendo en el abismo de placer que él me había entregado.

Pero era sólo el principio… eso lo había puesto más duro y ahora no era suave, no era lento, quitó mis bragas con inquietud, dejándome a su merced. Sacó su ropa tirándola en algún lugar de la habitación y quede pasmada cuando lo vi.

Oh, por Dios…

Su falo me apuntaba, era enorme… tal vez mucho más que el de Eliot, y si así era, me dolería.

—Acuéstate, Isabella —ordenó, obedecí sin todavía quitar la mirada de su miembro—. ¿Le gusta lo que ve? —preguntó y recordé a cuando me sorprendió viendo su trasero. Bajé mi mirada ¿avergonzada? ¿Cómo podía? Estaba desnuda frente a él, había aceptado esto.

—Quiero que te toques Isabella, quiero verte mientras tú me miras a mí. Imagina que soy yo. Coloca una almohada en tu espalda y abre las piernas —hice lo que me pidió—. Mírame Isabella.

Sus manos fueron hasta su pene erecto y comenzaron a masajearlo, bombeaban lentamente mientras él me veía. Era la escena más morbosa y loca que me haya podido imaginar, pero me ponía, me excitaba como nunca.

Mis manos pasaron por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, estaba húmeda, mojada por él. Comencé a tocarme como me gustaba, poco a poco fui introduciendo mis dedos en mi interior para comenzar a meterlos y sacarlos moviéndolos, haciéndome jadear. Veía a Edward observarme y era apasionante, sus ojos negros del deseo paseaban por mi cuerpo, él era perfecto. Su cuerpo estaba muy bien cuidado, abdominales tonificados, músculos firmes.

Me calentaba más verle, mordí mi labio y me preparé para introducir un tercer dedo, los ojos de Edward se abrieron más al darse cuenta, pero no dijo nada, no paró. Comencé a bombear dentro, fuera, dentro, fuera y sentía que ya el nudo en mi vientre crecía.

—Ah… —jadeé cerrando los ojos, buscando mi liberación. Sentí que tomó mis manos, me paró el muy maldito.

—No te dije que te corrieras Isabella.

—No sabía que tenía que pedir permiso.

No respondió, se montó encima de mí tomando con fuerza mis dos manos con una sola de él y sin más me embistió.

Dolor… Maldito ardor de mierda.

—No quiero que vuelvas a hacer eso Isabella —entró… y yo gemí—. No vuelvas a hacerlo. —Sus embestidas subieron de velocidad, ya no dolía… al contrario me gustaba. La fricción que su miembro hacia dentro de mí era colosal. Era enorme, grueso, lo que hacía que se sintiera mucho más cada vez que me penetraba.

Su mano soltó las mías y éstas fueron a su espalda acercándolo más, si es que era posible. Loca ironía, al principio había dolido, pero ahora sólo lo quería más fuerte, más cerca. Sus labios suaves y carnosos atacaron los míos mientras me follaba…

–Más… —pedí cuando se separó por falta de aire. Las manos de Edward fueron a mis caderas y me arremetió más duro, introduciéndose mucho más en mí si podía ser.

Gemí…

Uno, dos, tres, cuatro estocadas más… y el orgasmo me golpeó como nunca, dejándome exhausta y a Edward a mi lado con su respiración acelerada.

Me sentí agotada de inmediato, tenía sueño… Edward se levantó y miré cómo se quitaba el condón. ¿Cuándo se lo puso?

Estabas tan cachonda que ni viste.

Edward tomó la ropa sin hablar y se metió en la puerta de la derecha, supuse era el baño.

Lo hice…

Dios… si así era el sexo, ¿cómo demonios Jake se aguantaba con sólo tocarme? No lo podía creer, es la cosa más buena del mundo y pensar que yo me conformaba con mis jodidos dedos por tantos años, reí bajo de mi misma.

Me acomodé en la cama, tenía sueño… estaba muy cansada. Sí que es la cosa más espectacular, pero te dejaba completamente molido o tal vez sólo era porque es mi primera vez. Luego le preguntaría a Rose. Agarré las sábanas y me introduje bajo ellas.

Edward salió del baño ya vestido, me miró y sonrió. Caminó hasta la puerta y se detuvo.

—Buenas noches, Isabella. —Siempre tan educado, si cómo no.

—Buenas noches Sr. Cullen —dije para ver su reacción, el volteó y una sonrisa de su marca personal estaba en su rostro.

La puerta se cerró y estaba sola de nuevo, quería dormir. No podía ni pensar si así serían todas las veces que esté con él, llenas de morbo, dureza y quedar agotada sin siquiera poder soportar el sueño.

Si era así, valdría la pena… Quedar completamente cansada después de follar duro con Edward… valdría la pena.


Holis chicas ;) Lamento la demora en este cap pero creo que ha valido realmente la pena. Muchísimas gracias a todas las chicas que han dejado sus comentarios :3 Créanme que disfruto un montón leyéndolos, gracias por todos los votos.

Tuvimos el primer encuentro de estos dos ¿Qué pasara ahora? ¿Podrá todo ser solamente sexo o llegara a más?

Muchísimas preguntas más tendrán en su cabecita en estos momentos pero pronto tendremos la respuesta a todas ellas. Espero que allá sido de su agrado y que dejen sus lindos review haciéndome saber sus opiniones.

Las invito a unirse al grupo en Facebook donde publico adelantos, imágenes, videos y donde nos divertiremos con esta u otras de mis historias.

Besos, Las quiere. Yexsi

Capítulo 5: La Propuesta (POV Edward)

 


 


 
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