La chica de mis bajas pasiones. (+18)

Autor: Samanthablack
Género: + 18
Fecha Creación: 31/05/2013
Fecha Actualización: 16/06/2013
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 11274
Capítulos: 8

Está historia no es una más de solo sexo.

 

El amor, la pasión y el deseo se unen para darle vida a Isabella Swan y llevarla al camino de su felicidad.

 

 Edward Cullen, el típico hijo  de papi, millonario, piensa que tiene todo y que nadie le negara nada, pero un día llega una chica que le pondrá patas para arriba todo su mundo.

 

 

Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: En medio del dolor.

En medio del dolor

Mis ojos llenos de lágrimas, mirando las dos tumbas, mirando como bajaban a mis padres, como mis hermanas se desmoronaban, como entre Alice y Rosalie se abrazaban, como yo he quedaba sola mirando.

Unas manos tocaron mis hombros, sentí una suave presión, mi cuerpo se tensó pero al mirar me relaje solo un poco, el señor Cullen se encontraba detrás de mí, un traje de color negro elegante, unas gafas negras cubrían sus ojos, su cabello despeinado  y brillante.

-Lo siento- solo me dijo eso, apretó sus labios y yo no pude más, me abrace a él llorando por el gran dolor que sentía, sabía que todo sería diferente desde ahora, algo estaba cambiado o algo ya había cambiado, mi madre siempre decía, las cosas siempre pasan por algo.

Llore sin fija miento, llore porque acababa de perder a las personas que más me importaban, llore en los brazos del señor Cullen porque ahora lo sentía un gran apoyo, llore hasta que ya no pude más, hasta que mis ojos empezaron a serrarse, hasta que las fuerzas me faltaron y hasta que perdí la conciencia.

(*****)

Mis ojos me pesaban y también mi cuerpo, al mover un poco mis manos y mis pies me di cuenta que estaba en una cama, al abrir los ojos parpadee un poco, sentía que mis parpados pesaban, además de que mis ojos me ardían después de tanto llorar.

-Hum…- mis ojos veían todo negro, en el fondo estaba una pequeña luz. Estaba n mi habitación por cómo se veía todo, me resultaba terriblemente familiar.

-Pensé que no despertarías, estaba pensando en llevarte al hospital, pero Emmet me ha dicho que no tienes nada- su voz sonó en lo más profundo de mi habitación.

-¿Qué?- no entendía nada.

-Te desmayaste en el funeral, tuve que traerte a tu casa, ¿Sabías que mi hermano es el novio de tu hermana? Me lo tope en el funeral, además de que Alice está saliendo con mi hermano Jasper, todo es tan enredado- se dejó caer en mi cama masajeándose las cienes.

-Gracias, supongo- me senté en mi cama, y sentí un mareo al hacerlo, el señor Cullen estuvo enfrente de mí en segundos, me miraba con detenimiento encendiendo las luces.

-Te vez pálida, creo que lo mejor es llevarte a un hospital, mi padre te atenderá- el saco su celular móvil pero yo baje su mano, aferre su mano en la mía, le suplique con la mira, él tenía su ceño fruncido.

-No lo hagas, odio los hospitales, pero más a los doctores, es… una mala experiencia- me ruborice y mire a otro lado.

-Bien, pero tienes que quedarte aquí, te vez muy pálida y…-

-Estaré bien, es solo que aún no puedo asimilar lo que a pasado, un día era feliz y otro… soy un completo desastre, ahora no sé qué pasara, mis hermanas tienes sus vidas, creo que estaré en casa sola y empezare a mantenerme sola, Rosalie me había dicho que se iría a vivir con su novio, con tu hermano, Alice empezará a salir de viaje por sus estudios, y yo…-

-Hable con tus hermanas sobre eso, tal vez no sea el mejor momento pero, pensaba tener tu tutela, así tus hermanas no estarían preocupadas contigo, conmigo tendrás todo-

-Pero usted dijo que me quería lejos, no quería tener ningún rose conmigo- lo mire incrédula, el señor Cullen, quien tenía cara de gruñón y de enojón me estaba proponiendo cuidarme, ¿Eso era cierto?

-Preferí alejarte, ahora me doy cuenta que lo que no quería era llenarte de mierda de mí, quería alejarte porque yo era y seré tu perdición, si estas a mi lado te llenaría de mierda hasta la cabeza arrastrándote conmigo, pero me di cuenta que entre más pasaba el tiempo tú te metías en mi cabeza, ¿Por qué? ¿Isabella, que me estás haciendo? No puedo sacarte de mi cabeza, hoy cuando me entere de que saliste de la empresa llorando, cuando Benjamín llego a mi oficina diciéndome todo eso, pensé que algo te había pasado, créeme, todo tipo de cosas pasaron por mi cabeza, pero cuando Benjamín me explico que tus padres habían muerto, te vi a ti, desmoronándote sola, sabiendo que necesitabas de alguien, fue un impulso.- parecía sincero.

Mire sus ojos, sus verdes ojos que parecían esmeraldas, brillaban con tanta sinceridad y con tal sinceridad que yo me quede muda, nos había que decir, se estaba preocupando por mí y me lo confesaba, ese día que prefirió alejarme fue porque me estaba protegiendo y ahora, él quería protegerme de nuevo, ¿Eso era verdad? Siempre pensé que él era tan frio, que no tenía sentimientos, que era el típico riquillo que prefiere una noche de sexo a una relación seria de por vida.

Mire como bajaba los ojos, su semblante era serio y ya no traía esos lentes tan oscuros que opacaban sus ojos, pero había algo más.

-¿Qué tiene?- pregunte sin más, acercándome más a él y tomando sus manos, a veces era bipolar, ambos lo éramos, lo sabía.

-Le podría decir a usted que es el corazón, pero lo que me está matando es la soledad. Los recuerdos son los que matan lentamente, los que te hacen prisioneros- suspiro mirando nuestras manos juntas.

-¿Podría contarme que es lo que le pasa?- su mirada me lleno, hizo que mi cuerpo se estremeciera, se acercó un poco más a mi rostro, sentía su aliento rosar en mi cara.

-Después Isabella, después, ahora tienes que descansar- susurraba tan cerca de mí que me era inevitable no mirar sus labios.

Tan rápido como jamás lo había hecho sus labios devoraban los míos, y yo como la adolecente y hormonal que era me deje llevar, besándolo y abrasándolo por el cuello, sintiendo como sus manos acariciaban mis costados, como me tiraba hacia atrás, él se quitaba su saco y lo aventaba, se posó encima de mí pero sin dejar caer todo su peso.

Sus labios devoraban los míos, abrió mi boca haciendo que mi boca dejara pasar a su lengua, solté un gemido cuando su mano se adentró debajo de mi camisa.

¿Por qué me dejaba llevar así? Tenía que parar ahora, tenía que hacerlo, él era mi jefe y yo solo una estudiante que estaba de paso en su empresa para ser enseñada en la vida de fotografía, yo era una desconocida para él y el para mí.

Tenía que parar, tenía que hacerlo, pero no podía, no podía hacerlo ya, sus besos me hechizaban paso a paso, recorriendo mi cuello, quitándome la camisa y desabrochando mi pantalón.

Arqueándome mientras el masajeaba mis pechos, sintiendo como la excitación crecía poco a poco, gimiendo con cada rose que él me hacía, besaba cada parte de mí, haciendo que me retorciera en mi cama, quite su camisa botón por botón, acaricie su suave pecho que estaba muy bien formado por unos preciosos cuadros, y sus brazos que estaban musculosos, lo suficiente para resaltarlos.

Me quito mi pantalón y yo hice lo mismo con el suyo, la lujuria nos empezaba a embargar al igual que la pasión, era una sensación que jamás había sentido, se sentía tan bien, sentía como su piel rosaba con la mía, quito mi sostén aventándolo por el cuarto, beso y mordisqueo mis pechos, haciendo que mis suaves y delicados pezones se excitaran, sentía como su miembro crecía a cada caricia que yo le hacía, mi pie roso su miembro y el gimió, apretó un poco mi seno y yo gemí con él.

-Ya no puedo parar si me lo pides, ahora mismo es cuando más te deseo, te deseo completa, quiero poseerte, tu causas mis más bajas pasiones, teniendo siempre esos sueños donde tu estas para atormentarme, reprochándome por qué no soy capaz de poseerte, marcarte como mía- hablaba mientras su mano se introducía dentro de mi única ropa interior que quedaba, haciendo círculos en mi clítoris, y yo solo gimiendo y apretando las sabanas por el inmenso placer que me estaba haciendo tener.

-No quiero que pares. – gemí mas fuerte cuando unos de sus dedos se introdujo dentro de mí. – Quiero que me hagas el amor, ahora, no pares- mi excitación crecía más y más con cada penetrada que su dedo me daba, y Cullen también estaba conmigo, su notable miembro lo sentía en mi muslo.

-Pídemelo de nuevo, ¿Quieres que te haga mía?- saco su dedo e introdujo dos, me retorcí debajo de él. – Pídemelo, pero si te hago mía no habrá vuelta atrás, serás mía y de nadie más, me pertenecerás así como yo a ti, ¿Quieres que te haga mía? Dímelo-

-Si… hazme tuya- ahora es cuando yo no tenía conciencia de mis propios actos, mi cerebro no estaba para asimilar nada, mis padres muertos y yo perdiéndome entre los brazos que serían mi perdición total, no tenía nada que perder más que la cordura, pero sabía que después de este inmenso gozo estaban las tormentas, ¿Qué sentía por él? No lo sabía, era una inmensa atracción, cuando lo veía no podía dormir tranquila, sabiendo que estábamos en el mismo techo pero no hablábamos, sabiendo que él podría saber de mi pero yo de él nada.

Saco sus dedos de dentro de mí, quito mi última ropa interior.

-Hermosa- fueron sus palabras mientras él se quitaba su bóxer, haciéndome ver su gran y dotado miembro y haciendo que mi estómago se contrajera, y también haciendo que algo de conciencia llegar a mí.

Abrió mis piernas y se posiciono entre ellas, rosando su miembro en mi sexo, gemí y moviendo mis caderas buscando más de ese contacto celestial, pero algo me detuvo.

-Soy virgen- susurre roja de la vergüenza, estaba a punto de hacerlo y aún era virgen.

-Prometo no ser brusco, relájate y déjate llevar- me miro a los ojos y devoro mi boca de nuevo, yo como fiel que era de mi cuerpo me deje llevar ante ese tipo de caricias.

Poco a poco fue entrando en mí, sintiendo como mi virginidad se iba junto con el dolor, sentía que mi mundo se volvía de colores brillantes, sentía como desaparecía el dolor por haber perdido a mis padres, como cada cosa que antes tenía importancia ya no la tenía, no más, ahora solo me importaba todo lo que sentía junto a Cullen, lo que él me estaba  haciendo sentir.

Agarrando mis piernas y haciendo esa danza del vaivén, entrando y saliendo  mientras la habitación se llenaba de gemidos, mis ojos serrados demostrando que disfrutaba del momento, acariciando su espalda y sintiendo cada parte de su cuerpo, sintiendo como estaba  apunto de rendirme ante él, como con cada penetrada se intensificaba esto, como estábamos a punto de llegar al clímax.

-Mas, no pares, dame más… duro- pedí entre gemidos, él no me dijo nada pero apretó un poco más mis caderas y me embistió con más rudeza, grite, pero no de dolor, grite porque sentía que me estaba desarmando ante él, sentía que mi cuerpo temblaba, empecé a sentir como nuestros cuerpos se tensaban.

Sentía como yo empezaba a sentir ese calor del cual me habían hablado mis hermanas, Cullen apresuro más sus embestidas, sintiendo como estaba a punto de suceder.

Y fue ahí donde sucedió, explote sintiendo como un gran orgasmo me invadía haciendo que tocara el cielo, y segundos más tarde Cullen me llenó por completo de ese exquisito liquido tan caliente y húmedo, mi cuerpo flácido en la cama, había perdido todas mis fuerzas pero nunca me había sentido más viva como hoy.

-¿Te encuentras bien?- su voz hizo que lo volteara a ver, ¿Podría ser más adorable? Detrás de su fachada de rudo estaba una persona que se preocupaba.

-Perfectamente, nunca me había sentido mejor- me ruborice por mi comentario.

-No sabes lo que hemos hecho hoy, te has comprometido a tal magnitud que…-

-Se lo que he hecho, y no me arrepiento de nada, no arruines este momento, no lo arruines- tape sus labios con mis dedos, con su mano hizo que lo acariciara, mire como nuestras pieles se unían.

-Espero que puedas aguantar a este hombre que es tan bipolar como su corazón, pero es que no puedo vivir lejos de ti, tú eres una niña de mierda que esta volteando mi mundo al revés-

Sus palabras al decir "niña de mierda" no me lastimaron, al contrario, me causo gracia, se estaba declarando a su manera.

-Nunca pensé que en un mes te aria sentir esto-me burle.

-Fue amor a primera vista, supongo- se encogió de hombros besándome dulcemente.

-Supones bien-

-Aun así no te escapas, te iras a vivir conmigo, estarás bajo mi tutela, he cometido un pecado- negó sonriendo y dramatizando.

-¿Qué cosa?- lo mire mientras acariciaba su cabello broncíneo.

-Se supone que al tener tu tutela seria como un padre, pero los padres jamás se acuestan con sus hijas-

-Es asqueroso y repugnante- hice una mueca de asco pero sonreí.

-Tienes razón- me beso de nuevo, se puso arriba de mí y abrió mis piernas, gemí al sentir su miembro rosar en mi sexo.

-Hazme el amor, házmelo duro y por toda la noche-

Pedí, casi rogué.

Necesitaba tenerlo de nuevo, ¿Era así como tenía que empezar? Era muy rápido, pero no podía evitarlo.

________________________________

Hola chicas, queria decirles que el diapara subir sera los sabados, pero tal vez pueda actualizar entresemana una o dos veces, dependiendo de como ande de tareas, les dejare mi Facebook por si quieren ver las imagenes que ire subiendo sobre esta historia... Saludos.

 

Comenten si les gusto o que opinan y voten!!!!

 

https://www.facebook.com/lokelizabeth?ref=tn_tnmn

Capítulo 5: Infierno Capítulo 7: Un nuevo amanecer

 


 


 
14637146 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10856 usuarios