Me pasé la semana en casa de los Cullen, averiguando más cosas sobre los vampiros. Alice me contó, que además de tener unas condiciones físicas superiores a las de cualquier humano, poseían poderes  mentales: para mi sorpresa, Jasper podía controlar las emociones. Sí, el mismo chico tenso y tímido que había conquistado el corazón de mi amiga tenía la capacidad de aportar, tanto una dosis de tranquilidad cercana a la del sedante más potente, como una de euforia o violencia en cuestión de segundos. Y mi consejera, amiga, hermana mayor y pareja de Jasper podía ver el futuro al igual que una vidente, algo que me pareció de lo más curioso y me ayudó a entender algas cosas.

Y para variar, esa extraña voz masculina seguía atormentando mi mente más veces de las que me gustaría.

El jueves por la mañana me desperté un poco sofocada y asustada a la vez. Había soñado con “el vampiro” pero había sido un sueño demasiado real. Él estaba en un callejón oscuro golpeando mortalmente a un hombre mientras yo veía la escena desde un tercer plano, en una esquina de la calle. Es raro, pero yo realmente disfrutaba viendo la cara ensangrentada de horror del hombre y la sonrisa diabólica del vampiro. Era como si estuviera en la piel de… Edward.

“¿Por qué me seguía sonando tan raro su nombre?”

Cuando llegó el viernes por la tarde, Alice me vistió con una elegancia que aún no comprendía por qué me asombraba si sabía perfectamente lo bien que se le daba la moda. Me hizo ponerme un vestido negro de encaje pero que cubría lo tenía que cubrir, hasta la mitad de mis muslos. Y me calzó unos zapatos de tacón no demasiado altos a juego con el vestido.

-¡Estás genial!-gritó contenta.-Seguro que esta noche eres punto de mira de muchos chicos…

-Alice no empieces.

-Ya lo sé, tú vas con Mike.-asimiló paciente.-Pero eso no quita que puedas intercambiar alguna mirada con algún atractivo “galán”.

Negué con la cabeza. Yo nunca me había considerado una chica guapa, ni siquiera mona, más bien normalita, del montón. Pero en cuanto Alice me dio permiso para mirarme en el espejo, me quedé sin palabras.

“Esa chica tan preciosa no podía ser yo… No, definitivamente, alucinaba con las habilidades de Alice.”

-¿Tengo o no tengo razón?-vaciló de nuevo.

-Eres… genial.-tartamudeé.

-¡Lo sé!-rió orgullosa.- Y ahora… ¡venga, vete! ¡Vas a llegar tarde!

Hice un giro con la cabeza para ver el reloj de la habitación y…. ¡Dios! No es que fuera a llegar tarde…. ¡Es que ya iba con 10 minutos de retraso!

Salí pitando de la casa de los Cullen y tomé un taxi.

……………………………………………………………………………………………………………………………………

Cuando llegué a mi destino, me dio la impresión de que me había equivocado. Era un local demasiado pequeño y cutre. Saqué el papelito donde tenía apuntada la dirección para comprobar que lo tenía bien escrito, y para mi sorpresa fue así.

-¡Pss! ¡Bella!-me llamó la atención Mike asomado desde la puerta de la entrada.-¡Vamos, pasa!

Al entrar, vi que su aspecto en el interior estaba muy lejos del que proporcionaba en el exterior. Todo estaba medio oscuro, únicamente iluminado con la tenue luz de los láseres de colores de la pista de baile, pero aún así llegué a divisar la barra de bebidas, algunos sofás, al dj y unas escaleras decoradas con una alfombra roja que conducían a la planta de arriba. El único defecto quizá era la cantidad de gente que había y la altísima música. Espera… Mike me había traído a una discoteca.

-¡Ven! ¡Quiero presentarte a unos amigos!-me gritó para que le oyera.

Me condujo, agarrándome de la mano algo que molestó un poco, hasta la zona de los sofás. Nos detuvimos frente a un grupo de chicos y  chicas que estaban como ausentes. Vi que para no ir gritándoles mi nombre, le susurró algo al oído de uno y éste se lo fue pasando a lo demás. Al cabo de unos segundos, 6 pares de ojos se centraron en mí. No sabía muy bien qué hacer o decir, así que me quedé callada.

-Mira, el chico de la izquierda es Eric,-me dijo al oído.

Moví la cabeza para saludarle.-el del medio es Tyler,-siguió.-y el otro Max. Las chicas son Ángela, Tania y…-“no… ¿Jessica?”-Bueno, ahí está Jessica.

Me invitó a que me sentara con ellos mientras él iba a por algo de beber. Me coloqué con el grupo de las chicas, justamente, al lado de la tal Ángela, la única que no parecía una modelo anoréxica y teñida.

-Hola.-la susurré, ganándome un sobresalto por su parte.-Tú eres Ángela, ¿no?

-Sí.-contestó cortante y dándome la espalda para volver a meter el hocico en el tema que estuvieran tratando sus “amigas.”

Indignada por su acción, me tuve que quedar calladita y sentada en los cómodos cojines del sofá mientras observaba el ir y venir de la gente.

Pasó un buen rato y Mike seguía sin llegar: “estaba empezando a preocuparme”.  Me levanté indiferente, dado que no se alterarían si me ausentara unos minutos, y fui a buscarle. Me acerqué a la barra, pero no le vi. Seguí buscándole por toda la sala, recorriéndomela de arriba abajo, pero nada. Hasta que me percaté de que, el único lugar que no en el que no había mirado, era  la planta de arriba. Me encaminé a las escaleras y las subí delicadamente, deleitándome con la ensoñación de ser una actriz de Hollywood. Con cada paso que daba, notaba como la esponjosa alfombra roja se hundía en mis pies a la vez que acariciaba suavemente la fría barandilla de plata. Cuando llegué, tuve que bajar de mi nube.

Estaba en un largo pasillo con numerosas habitaciones a mis lados y, casualmente, todas cerradas y con una corbata colgada en el picaporte. El sonido de la estruendosa música aún retumbaba aquí arriba, así que decidí encaminarme al final del pasillo para haber si así lograba despejarme un poco.

Al llegar a la otra punta del pasillo, vi que había una salida de emergencia la cual estaba abierta, y decidí traspasarla para tomar el aire. Lo que no tenía planeado fue lo que segundos después visualicé…

Dos chicos, seguramente borrachos, se estaban peleando en el callejón que daba a la puerta. No le di importancia, de no ser porque observé que uno de ellos, el que estaba acabado, era Mike. Tardé unos segundos en reaccionar, pero cuando me dispuse a hacerlo, el otro se dirigió a mí.

-Vaya, si tenemos hasta una espectadora…-vaciló, deteniendo sus golpes.-Y he de admitir que no está nada mal…-siguió pícaro, acercándoseme hasta que mi espalda tocó la fría pared de ladrillos.

-Déjale.

-No te pongas celosa,-rió, echándome todo su aliento con olor a alcohol.-Ahora es tu turno, cariño…

Mike apenas podía levantarse, tenía la cara ensangrentada y las rodillas lo le respondían; tenía que arreglármelas yo sola. Vi que el borracho tenía intenciones de besarme, pero antes de que eso sucediera le empujé.

-¡Qué haces, niñata!-me escupió furioso al gritar. “Deseaba morirme, ahora sí que la había fastidiado pero bien”-¡Te vas a enterar!

Pero antes de que pudiera esperarme el peor castigo por parte del tipo, alguien encapuchado lo agarró por la nuca y lo alejó de mí, lanzándolo contra la pared de enfrente.

Era Él… Edward.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::.

Chicas siento mi tardanza en publicar pero esque estaba con los examenes finales y me había quedado un poco estancada en la historia :( de todas formas gracias x seguirme y espero k os haya gustado el capi

besosss :)