Sumergida en el bosque pude sentir la brisa rápida, en un abrir y cerrar de ojos Edward estaba delante de mi, con una mueca mientras fruncía mas el ceño, signo de que le irritaba que le impidiera entrar a mi mente, sonreí.

-  ¿Qué es lo anda mal Rosalie? – pregunto el bajo su mirada llena de preocupación y curiosidad, no me llevaban muy bien con Edward pero en estos momentos necesitaba ayuda, mejor dicho, su ayuda.

-  Es… sobre las visiones de Alice, no se como decírtelo…

-  ¿tienes miedo? – no sonaba ni serio, ni burlón, solo sereno

-   Creo que si - ¡porque no podía emitir lagrimas! En estos momentos tanto que las necesito

-   Lo se – se me había olvidado ocultar mis pensamientos, volví a ocultar bajo el tarareo de mi música preferida

-  ¿Qué ocultas Rosalie?

Seguí tarareando mi canción, vamos Rosalie no pienses

- Lo siento Edward pero esto es difícil para mi

-  Te entenderé – respondió sinceramente

Mire hacia adelante, los largos pinos, el olor del lodo mojado… la lluvia comenzaba a extenderse hasta caer mas y mas fuerte, pero aun así ninguno de los dos movimos nuestras posturas

¿podía confiar en el? Me observo por un rato y asintió con la cabeza

Suspire, era el momento de decirle a Edward sobre mis sentimientos, sobre lo que estaba pasando.

Quite el escudo de mi mente y comencé a percibir imágenes nítidas de Jake, sus ojos… su cabello, su sonrisa, ni siquiera lo mire, pero podía sentir como Edward estaba tenso, apretó los puños con fuerza, y su vista estaba perdida en un punto del bosque

-   Esto… - comenzó a decir – no me lo esperaba, al parecer el perro llama mucha la atención – podía sentir el tono amargo de su voz

-   Necesito tu ayuda Edward, no puedo enamorarme del perro ¡no! ¡no!

En estos momentos necesitaba ayuda, me sentía completamente mal, porque primero Renesmee no me lo perdonaría, ni emmett ni ninguno de la familia

-   Creo que hay que hablar…

-  No, no hablare con nadie dijiste que confiara en ti – resople enojada

-   Así es, debes de evitar pensar en el Rosalie, Renesmee

-  Si lo se, para todos la única que tiene sentimientos es Renesmee, la única que siente, la única que puede enamorarse, no lo digo por mal Edward pero yo también tengo sentimientos, quizás no tenga corazón ni alma pero puedo sentir ¡acaso no entiendes! – me sentía completamente furiosa, se le marcaron unas líneas de enojo y tristeza en el rostro de Edward

-  Tómalo con calma Rosalie, quizás esto sea temporal, quizás esto se te pase

-   ¡no! No se me pasara Edward ¡esto esta incrementando! ¿Cómo lo detengo?

Volvía a sentir ese estúpido dolor en mi corazón de hielo, una presión que me guiaba a otro lugar

-  No se cómo… pero tienes que enfrentarlo Rosalie

Edward me deposito la mejor sonrisa, ahora si podía decir que era mi hermano, el sonrió de nuevo

-  Iré a buscar a bella a que Charlie, pronto hablaremos Rosalie

Yo solo asentí, pude recordar como bella le había dicho la verdad a Charlie, había sido hace dos meses más o menos, bueno  no toda verdad, guardamos varios detalles, era mucho para Charlie ya estaba viejo y podría darle algo, el acepto y comprendió de forma increíble todo lo que le habíamos dicho, al igual que su hija, sorprendente.

¿Esa era la visión que había visto Alice? De seguro que si, quizás ella vio… suspire, no, si lo hubiera visto me lo digiera ¿o no?

Me sentía irritada e incómoda ¿Cómo le diré esto a emmett? Le destrozaría el corazón, ¡maldito futuro!

La lluvia se volvió suave, y refrescante, empezó a caminar a pasos de un humano hasta la casa, en realidad no quería llegar, pude sentí como mi alma o mi corazón revivían otra vez, un olor que quemaba mi nariz pero no me importaba, mire hacia los pinos que estaban en frente de mi, esperando su llegada, a pasos rápidos se detuvo en frente de mi un lobo hermoso, lo observe bajo sus ojos inconfundibles, el solo emitió dos gruñidos, con toda mi fuerza de voluntad lo mire a los ojos, negando cada sentimiento hacia el perro, me acerque a el con la mano extendida y toque su suave pelaje, no era tan malo, reprimí una cargada en solo imaginándomelo haciendo vueltitas y todas esas cosas, pase mis fríos dedos por todo su pelaje suavizándolo poco a poco, era una sensación maravillosa, Jake retrocedió mirándome directamente a los ojos, me levante y me arregle mi cabello, me gire para observar el largo camino a casa, pasaron unos minutos y me dispuse a marcharme ¡que estúpida soy! No había dado un paso cuando una mano gruesa en mi brazo me lo impidió.