I will make you never suffer (+18)

Autor: DLBG
Género: Romance
Fecha Creación: 08/12/2011
Fecha Actualización: 17/02/2012
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 12
Visitas: 13074
Capítulos: 8

Bella y edward tienen 16 años, eran amigos, tras pasar un verano separados Edward se da cuenta que ama a Bella. Una Alice súper hiperactiva, una Rosalie que cuando conversa la mayoria de sus temas terminan hablando se intimidad, Emmet súper gracioso, un Jasper que esta muy enamorado. Edward y Bella tendran que pasar mucho obtaculos para poder seguir juntos.

***

Nunca te hare llorar (+18) [en proceso] les dejo el link, pasen a leer si les interesa

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2637&id_capitulo=0


 

 


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Capítulo 5: "Tambien es mi primera vez ;$" (parte I)

 

El juego comenzaba, cuando Edward me vio y sonrió, yo le devolví la sonrisa y le dije “suerte” sin emitir sonido, el me respondió “te quiero” y yo me sonroje y luego él se puso a reír, y el entrenador lo reprendió. Cuando el árbitro dio el pitazo inicial, los chicos del colegio tuvieron el control de la pelota, Jasper y Emmet se movían sincronizados, Jasper tenía el balón y luego se lo entrego a Emmet y lograron acercarse a la canasta del equipo contrario pero no lograron anotar. El primer periodo transcurrió con que los equipos estaban en empate. El descanso fue de cinco minutos. Cuando los equipos volvieron a la cancha.

El tiempo pasaba y ninguno de los equipos lograba anotar para poder ser el ganador. Cuando solo quedaban quince segundo Jasper le dio el balón a Emmet y entre los dos se lo fueron pasando hasta llegar donde estaba Edward, él estaba al lado de la canasta contraria, entonces Jasper le entrego el balón a Edward, solo quedaban cinco segundo, Edward lanzo el balón, yo cerré los ojos. Todos estallaron en gritos y aplausos.

Me cargaron y me dio vueltas por el aire, yo sabía de quien se trataba, me abrace a él y hundí mi nariz en su cuello aspirando su delicioso aroma.

-      Congratulation! - lo felicite, dándole un pequeño beso en su cuello- ganaron y tu anotaste la última canasta- lo bese en los labios, cuando me dejo en el suelo, él puso sus manos en mis cara para que no nos podamos separar, estaba vez fui yo quien tomo la iniciativa de profundizar el beso, delinie sus labios con mi lengua, él abrió sus labios un poco para yo así poder profundizarlo. Nuestras lenguas hacían un baile sincronizado, nos separamos por falta de aire, Edward me abrazo por la cintura, quedando mi espalda en pecho.

-      ¡El SABADO EN MI CASA A LAS NUEVE, FIESTA!- grito Alice, el gimnasio se lleno de murmullos, gritos y aplausos, nosotros nos fuimos al estacionamiento, todos juntos con sus respectivas parejas.

-      ¿Qué vamos a hacer a ahora?- pregunto Jasper.

-      Vamos a celebrar, a tomarnos unos tequilas- dijo Emmet que tenia cargada a Rosalie en su espalda, tipo caballito.

-      ¿A dónde?- pregunto Rosalie- a esta hora no hay ningún lugar donde vendan alcohol tan temprano-

-      Vamos a casa, Esme y Carlisle se fueron de viaje, llegan el domingo, ¿a qué hora? No se- aclaro Alice

-      Van a tener que tomar ustedes cuatro- les dijo Edward.

-      ¿Por qué?- nos pregunto Alice con una sonrisa.

-      Bella dijo que me iba a preparar una cena si ganábamos y anotaba- le contesto Edward.

-      Entonces dejamos la celebración para mañana, mañana en la tarde-

-      Mañana vemos, hoy lo único que quiero hacer es descansar- le respondió Edward y luego deposito un beso en mi cuello y dejo descansar su cabeza  en mi cuello, aspirando mi olor.

-      ¡Descansar!- bufo Emmet- así le llaman ahora- y luego se carcajeo.

-      Vamos, no le prestes atención a Emmet solo le gusta molestarte- me consoló Edward- le gusta molestarte, solo eso.

-      Vamos, tengo que ir a mi casa y decirle a Charlie- tome la mano de Edward y fuimos al auto, cuando estábamos arriba le grite a Alice- ¡ALICE, ME QUEDO EN TU CASA HASTA EL DOMINGO, POR SI CHARLIE TE PREGUNTA!- Alice me miro, me sonrió y me articulo “disfrútalo” yo me sonroje.

-      ¡CUIDENSE!- nos grito Emmet y luego añadió- ¡USEN CONDONES!- y se puse a reír.

-      Emmet no los molestes- le regaño Rosalie.

-      Pero Rosalie, es que es tan divertido molestarla, ver como…- deje de escuchar ya que mi novio prendió el carro y piso el acelerador a fondo.

Estaba nerviosa, tenía que cocinarle a Edward ya que se lo había prometido, luego de eso tendría que entregarle su regalo, su regalo consistía en una camisa color azul con una corbata debajo de esa camisa tendría una lencería de color negro muy provocativa. Mis dos mejores amigas me habían conducido hace tres días atrás al centro comercial de Port Ángeles, luego que yo les conté que cumplíamos un mes, no sabía que regalarle, Alice me dijo que le comprara una camisa, una camisa azul y una corbata, ¿una camisa? ¿Para qué? Si él nunca usaba camisas, Rosalie me dijo “espera y veras” luego me dijeron que las acompañara a comprar ropa interior, y hay me hicieron comprarme una diminuta lencería color negro. Me dijeron que la camisa era para que le haga un baile y debajo de la camisa tendría que ponerme la lencería y luego le regalaría la camisa. Le bailaría la canción  “I'm A Slave for you” de Britney Spears.

-      Un dólar por tus pensamientos- musito una voz de algún lugar.

-      ¿Ah?- fue lo único que logre decir, luego sacudí mi cabeza de lado a lado, tratando de despabilarme- lo siento, a veces me pierdo en mis pensamientos, algunas veces me pasa muy seguido.

-      No te disculpes, te quiero tal como eres, con tus dos pies izquierdos, tus ojos cafés y tu forma de ser tan efusiva por las mañanas.- me miro hacia fuera y luego esbozo una pequeña sonrisa- vamos, entremos, tenemos que decirle a Charlie que te vas a quedar en mi casa hasta el domingo.

-      Caminamos hasta mi casa tomados de la mano, cuando estábamos por llamar a Charlie le solté la mano, el me miro extrañado.

-      El domingo le decimos, que tal si le decimos a ahora y no me deja ir a tu casa-

-      El domingo- dijo en un susurro, yo asentí.

-      ¿Papá? Llegue- nadie me contestaba- Charlie ¿a dónde estás?- alguien venia bajando la escalera.

-      ¿Bella?- ¿Quién mas podría ser?- ¿Qué haces a esta hora en casa?- me pregunto- ¿y con Edward?- me miro alternando la mirada de Edward a mí, de mi a Edward.

-      Te hubiese contado si estuvieras en casa aunque sea cinco minutos y que no vinieras solo a dormir- yo negué con la cabeza- Edward está conmigo- Charlie abrió los ojos como plato- quiero decir esta aquí conmigo porque me voy a quedar a dormir en la casa de Alice, ya que se aproxima el fin de semana y no quiero pasarlo sola, además Alice va a realizar una fiesta porque los chicos ganaron su primer partido-

-      Felicidades- le dijo Charlie- lo siento pequeña es que he estado muy ocupado. Pero el lunes aremos una cena y te contare el porqué de mi ausencia.

Subí a buscar mi bolso y deje a Edward con Charlie en el primer piso. Agarre el bolso y baje, Edward estaba parado, mi mal educado papá de seguro no le había dicho que se sentara.

-      Vamos, Edward, ya tengo el bolso. Papá el domingo estoy de vuelta-

-      Bella, porque no mejor te quedas hasta el lunes. Y te vas directo al instituto con los Cullen-

-      ¿Por qué?- estaba confundida.

-      Porque…esto…yo…voy a ir a pescar con Billy y no…no quiero que estés sola en la casa- Charlie me estaba mintiendo, cuando mentía miraba para cualquier otro lado menos a los ojos.

-      Si tú quieres, entonces nos vemos el lunes, que tengas un buen fin de semana- salimos de la casa, Edward me ayudo a llevar el bolso. Encendió el auto y partimos hacia un lugar ¿Qué lugar? No tenía la menor idea, luego de unos cinco minutos me desespere y tuve que preguntarle- ¿A dónde vamos?-

-      Espera y veras, es un lugar sorprendente te va a encantar, es un lugar muy especial para mí y de seguro te va a encantar- Edward me miro un breve momento y luego volvió su vista a la carretera.

-      Charlie estaba muy extraño, nunca se comporta así, ¿Qué me estará ocultando?- papá siempre que me quedaba por unos días me decía que volviera pronto y esta vez era totalmente diferente, quería que me quedara más tiempo.

-      No sé, cariño, pero si es algo importante te lo dirá- luego de que me dijera eso, el resto del trayecto lo hicimos en silencio.

Luego de unos diez minutos, el paro el motor del carro al lado de una cabaña, la cabaña se veía hermosa. Estaba rodeada por los arboles, ninguna cabaña o casa estaba alrededor, solo esa pequeña cabaña estaba ahí. Edward me ayudo a bajar y con nuestras manos entrelazadas entra a esa cabaña.  Por dentro estaba decorada sencillamente, pero se veía muy acogedora; una chimenea, un comedor con cuatro sillas, un sillón, un televisor, una cocina muy modesta pero hermosa. En resumidas cuentas la casa era preciosa. Edward dejo mi bolso en el suelo y luego me llevo al sillón que estaba en medio de la sala, al frente de la chimenea.

-      ¿De quién es esta cabaña?-le pregunta, ya que no quería sentirme culpable de que el allá arrendado una cabaña por lo que yo le dije sobre un lugar donde yo le pudiera cocinar.

-      Esta cabaña es mía, mis padres me la regalaron cuando cumplí quince años, me gusta venir aquí cuando estoy enfadado o necesito un lugar para estar solo, me pareció un lugar ideal para pasar el fin de semana aquí-me dijo la último en un susurro.

-      Es perfecto, deberías ir a darte una ducha mientras yo preparo la cena- luego me di cuenta de que no sabía si el tenia lo necesario para que yo pudiera cocinar- Edward, ¿tienes lo necesario para que prepare una lasaña?, ya que dijiste que era tu preferida-

-      Claro, amor, la despensa y el refrigerador están repletos de alimentos- con esa última frase, se fue hacia una habitación.

Me dirigí a la cocina, tenía que darle su premio que hace un mes atrás le prometí, una lasaña preparada por mis propias manos, hice una lista mental de los ingredientes que necesitaba: 1 Paquete de lasaña, carne picada, tomates  ajo, albahacaorégano, cilantro seco, pimienta,1 lata de champiñones, queso mozzarella rallado, queso cottage.

El paquete de lasaña, la lata de champiñones y el queso rallado lo encontré en un mueble que estaba al lado del refrigerador. El resto de los ingredientes excepto la pimienta los encontré en el refrigerador.

Al moler los tomates en un pequeño puré, luego de poner a dorar los ajos en una pequeña olla con un poco de aceite incorpore la carne y deje que se guisara, agregue los champiñones que estaban cortados en pequeñas tiras, agregue las especias y le puse un poco de sal y por ultimo le coloque el puré de tomates y deje que se cocinara un poco más, y retire del fuego. Luego calenté el fuego a temperatura alta, mientras en un molde puse un poco de aceite y cubrí con la primera capa de laminas de lasaña y luego puse el guisado de carne hasta cubrirlas por completo y le agregue el queso rallado, repetí la misma acción cuatro veces, en la última le coloque el queso cottage. Lo coloque en el horno y baje la temperatura a media y tendría que esperar cuarenta minutos para que estuviera lista.

-¿Por qué no te vas a bañar?- yo negué mirando el horno- no creo que se queme, además yo voy a estar aquí, confía un poco en mí, no soy tan mal cocinero- Edward hiso un puchero hermoso yo solo fui capaz de mirarlo embobada, asentí rendida y me levante de mi asiento camine hacia el lugar donde él había entrado hace unos minutos atrás, cuando estaba enfrente de una puerta, entre a ese cuarto, en ese lugar había una cama matrimonial, esa pieza tenía un enorme ventanal que cubría la pared enterada dejando ver el patio de esa hermosa cabaña, saque de mi bolso, mi brasier, mis bragas unos short y una polera y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida, ya que tenía miedo de que se pudiera quemar la lasaña. Me puse mi ropa interior y luego mi polera y mis short.

Cuando entre a la cocina me sorprendí, ya que la mesa estaba con los platos y los cubiertos puestos, también habían dos copas.

-      Ya que te demoraste tanto decidí poner la mesa- bromeo Edward.

-      ¡Ey!- lo pegue con mi mano en su hombro- no fue tanto tiempo-

-      Fue mucho tiempo- me aclaro él y luego miro al horno- la lasaña esta casi lista- salió un olor exquisito- mejor dicho esta lista- se corrigió.

-      Ve a sentarte yo te sirvo- él me obedeció, yo saque la lasaña la corte en seis porciones, fui hasta la mesa y le serví, él solo me sonrió luego de que los dos tengamos lasaña en nuestros platos él sirvió vino en nuestras copas.

Empezamos a comer, de repente Edward alzo su copa y dijo:

-      Por nuestro amor- yo le sonreí y chocamos nuestras copas, el resto de la comida la pasamos en un cómodo silencio solo escuchando el cantar de los pájaros. Cuando terminas de comer empecé a retira los platos, cuando solo me faltaba un solo plata Edward se paro y me agarro de la muñeca para que quedáramos frente a frente.

Subió su mano a mi cara y empezó a acariciar desde de mi sien luego mis ojos que estaban cerrados para disfrutar mejor de sus caricias, mis mejillas que se sonrojaron, mi pequeña nariz en donde dejo un beso que me hiso soltar una risa nerviosa y por ultimo mis labios que beso despacio y yo le correspondí. De un momento a otro el beso se volvió más demandante, su lengua penetro mi boca sin compasión, saboreando cada rincón de mi boca yo solo fui consciente del momento en que Edward me agarro del trasero y me hiso enredar mis piernas alrededor de su cintura me sujeto contra la pared y él así pudo acariciar mis piernas y las sujeto fuertemente, yo me aferre a su espalda para no caerme. Conmigo en esa posición camino hacia la habitación donde hace unos momentos atrás nos habíamos duchados. Cuando entramos a la habitación Edward se sentó en la cama conmigo encima de él. Mis pierdas estaban a cada lado de su cadera. Cuando estuvimos sentados Edward acaricio mis piernas delicadamente, fue subiendo sus manos, sus manos fueron subiendo por los costados de mis caderas. Fue subiendo hasta colocar sus dos manos en mis mejillas.

-      Bella, te…deseo…tanto…-dijo con voz entrecortada.

-      Edward…yo…no…-no me dejo continuar, me dejo sentada en la cama, mientras él estaba al lado de la puerta para salir en cualquier momento.

-      No te preocupes Bella, no pasa nada si tu no estas listas o no quieres hacerlo conmigo- ¡mierda! La había cagado, él me había malinterpretado, no era lo que yo le quería decir.

-      Claro que quiero hacerlo contigo y estoy más que lista, lo que pase es que yo… yo nunca…- no pude continuar ya que Edward me silencio con un beso.

-      Tu, tú, ¿nunca has estado con un hombre?- yo negué y mis mejilla se sonrojaron- ¿estás segura, segura de seguir adelante en esto?- yo volví a asentir.

Él me miro y se sentó encima de la cama con las piernas abiertas, palmeo el sitio al frente de él para que me sentara,  me senté de frente a él con mis piernas a cada lado de sus caderas, me abrazo y me beso en el hombro, primero me beso el hombro hasta llegar a mi mano derecha, a esta mano le dio un beso en cada dedo y luego la llevo hacia su pecho, en el lugar donde debería de estar su corazón, cuando sentí su corazón.

-      Siéntelo, solo había latido una vez a si, ¿y sabes qué vez latió hacia?-yo negué- hace un mes, cuando aceptaste ser mi novia, ese día ha sido uno de los mejores de mi vida- le sonreí y lo bese, solo un pequeño roce.

Empezó a repartir besos por toda mi cara. Luego roso sus labios con los míos, con despacio y con ternura. Con su mano derecha acariciaba mi mejilla y con la otra me abrazaba por la cintura. Me dejé llevar con un suspiro recostándonos en la cama, él nos hiso rodar para que él quedara encima de mí, junte nuestros labios y yo abrí mi boca y deslicé mi lengua en búsqueda de la suya. Gemimos al unísono cuando nuestras lenguas hicieron el esperado contacto. Mis manos viajaron hasta su cuello donde lo acaricie tiernamente. Noté como su mano descendía suavemente por mi cuello, llegando a mi clavícula y bajando por mi pecho sin detenerse, solo palpando y al llegar a mi cintura levantaba un poco mi polera y trazaba círculos imaginarios sobre mi piel. Cuando se arto de hacer círculos imaginarios, tomo mi polera y me hiso levantar mis brazos para que así pudiera sacármela. Edward ataco mi cuello, chupó debajo de mi oreja y me estremecí por completo, su boca abierta contra la piel de mi clavícula lamía y besaba sin detenerse, arrancándome suspiros y jadeos. De pronto comenzó a sonar una canción en el reproductor.

 

“Despacio comienzo en tu boca

Despacio y sin quitarte la ropa

Mi cama no merece tu cuerpo

Virgen como el amazonas

Mucho para un lobo callado

Ideal para el amor…”

 

Llevé mis manos-algo temblorosas-al inicio de su polera y las metí por dentro, los músculos de su torneado vientre se tensaron con mi toqué y sonreí. Él siguió con su tarea de acariciar mis labios con los suyos mientras sus manos paseaban por mi cuerpo a su antojo. Comencé a subir su polera, y él levantó los brazos para que pudiera sacarla por su cuello. Al tenerlo de nuevo con su torso desnudo para mí, me mordí el labio y un "Mm" escapó de mi boca. Edward sonrió de medio lado. Al quedarme en brasier frente a él me sonrojé un poco, sobre todo cuando noté la manera deseosa en la que él me miraba de arriba abajo, mis pezones se endurecieron solo por verlo. Sus manos se colocaron a cada lado de mis costillas y Edward llevó su boca a la zona donde mis pechos se juntaban, beso entre medio de mis pecho ya que hay había una pequita y yo eché mi cabeza hacia atrás con un gemido. Las yemas de sus dedos hicieron el camino hacia atrás y con un movimiento pulcro el broche de mi brasier hizo "clic". Lo ayudé a sacar completamente la prenda y Edward se quedó mirando unos segundos mis pechos, endurecidos y casi adoloridos. Sus manos los masajearon y pellizcaron mis pezones. Para estos instantes yo solo podía gemir y arquearme para él. Su lengua trazaba círculos en mis pechos, succionaba mi pezón y lo mordía despacio. Comencé a frotar mis piernas, una contra otra necesitando fricción. Notaba el calor de mis mejillas, mi respiración estaba agitada.

“Despacio voy por tu corazón

Despacio y me detiene un botón

Mientras dices basta me ayudas

Es la guerra en tu vientre

Entre el sigue y el detente

Que hace decisivo el presente…”

Edward rápidamente acercó su mano al borde de mis short y desabrochó el botón y la cremallera. Yo estaba tan ansiosa que levanté mis caderas para que sacara el molesto pantalón de una vez por todas.

Él al ver mi gesto se rió entre dientes. Sin dejar de mirarme a los ojos sacó el short por mis piernas, acariciando cada zona de piel que descubría. Los tiró al suelo sin contemplaciones. Fue mi turno de sonreír cuando vi como se relamía los labios mirando mis pequeñas bragas de encaje. Sintiéndome osada llevé mis manos al inicio de sus vaqueros y desabroché el cinturón sin esfuerzo, aunque al llegar al broche sí tuve más problemas, Edward volvió a reírse roncamente y los desabrochó él mismo. Al quedar en boxers negros, sus muslos eran firmes y torneados, como las piernas de un deportista, bueno él es un deportista, juega basquetball. Y esas dos hendiduras a cada lado de su pelvis me estaban volviendo loca, me incorporé y acaricié esa zona tan exquisita de su cuerpo. Edward gimió y se quedo arrodillado en la cama mientras yo seguía tocando su cintura y sus muslos. Me sonrojé furiosamente al notar el bulto de sus boxers, su miembro dio una pequeña sacudida cuando mis manos pasearon por la cintura de su ropa interior. Tracé con las yemas de mis dedos el camino de vello oscuro que salía desde su vientre hasta casi su ombligo, deleitándome con la textura suave y a la vez algo rugosa por los vellos. Entonces bajé mi cabeza y besé la hendidura de su pelvis, Edward gimió, su sonido fue a parar hasta mi húmedo y excitado sexo. Con un movimiento rápido él volvió a tomar el control, sujetó mis rodillas y las separó para quedar completamente encima de mí. Su miembro se apretó contra mi centro y mis caderas embistieron contra él en un acto reflejo. Cuando hice eso me sonroje, yo no era así, malditas perras pervertidas, mis queridas amigas nótese el sarcasmo, me hicieron volverme una adolescente cachonda ya que ellas me contaron ese mismo día que fuimos al centro comercial lo que me esperaba para esa primera vez y me dieron algunos consejos, como lo que acababa de hacer.

“También es mi primera vez

Pondré el concierto de Alan Juez

Para relajarnos juntos…”

 

Noté lo duro que estaba, me era difícil respirar, Edward comenzó a acariciar uno de mis pechos mientras volvía a besarme, hambriento, paseando su lengua por mi paladar, saboreando cada parte de mi boca, mientras yo me embriagaba con la suya. Embistió su miembro contra mi palpitante centro y gemí arqueándome para él, entonces volvió a posicionarse a mí lado y lloriqueé, necesitaba esa exquisita fricción. Su boca llegó hasta mi oído y sus dientes apretaron suavemente el lóbulo de mi oreja.

-      Dime ¿Qué quieres?-Lloriqueé más fuerte, el sonido su voz ronca y excitada iba a parar rápidamente a mi vagina, haciéndola humedecerse y palpitar aún más fuerte-Vamos Bella, pídelo cariño. Quiero escucharlo-Siguió besando mi cuello.

-      Tócame…por favor…por favor…-suplique casi desesperada.

-      ¿Dónde quieres que te toque?-Su boca comenzó a succionar la piel de mi clavícula, mi vientre estaba tensó y mi coño palpitaba, la calidez de su boca contra mi piel mandaba descargas eléctricas a todo mi cuerpo. Cogí su mano y la llevé a la zona donde necesitaba sus atenciones, provocando un sonrojo en mí y Edward se sorprendió o eso me pareció a mí por el jadeo-gruñido que escapó de su garganta. Había salido la Bella pervertida, ella muy pocas veces salía y muy pocas personas la conocían.

 

Su mano entró a mi vagina, sus dedos separaban suavemente mis pliegues, acariciando. Grité cuando uno de sus dedos entró en mí y comenzó a bombearlo, su pulgar apretaba mi clítoris y mi cuerpo temblaba de anticipación.

 

“También es mi primera vez

Siente como tiemblo ya vez

Tuve sexo mil veces

Pero nunca hice el amor…”

 

Edward sacó su mano de mi centro, lo mire mal y el dejó escapar una ronca carcajada. Se puso de nuevo encima de mí y embistió contra mis caderas, los dos gemíamos por la fricción. Besó mi cuello mientras seguía moviéndose, yo acaricié su ancha espalda y clavé mis uñas en ella cuando sentí las manos de Edward en mi trasero. El siguió bajando dejando besos por mis pechos, y mis costillas hasta llegar a mi ombligo, me quitó mi último trozo de tela y besó mi sexo, la punta de su lengua masajeó mi clítoris, me retorcí de placer. Dos de sus dedos entraron de nuevo a mi coño, embistió despacio sin dejar de chupar y besar. Mi cuerpo tembló violentamente, las palpitaciones se hicieron más fuertes y las cosquillas de mi vientre se acrecentaron y bajaron hasta mi centro. Entonces me corrí, y todo mi cuerpo experimentó el placer más exquisito, mis caderas seguían moviéndose frenéticas, ahogando las últimas sacudidas de éxtasis. La lengua de Edward seguía acariciando mi clítoris, suavemente y dejando que me regodeara en mi primer orgasmo.

 

“Despacio voy por tu cintura

Despacio y me detiene una duda

Si es que realmente merezco

Robarme a la niña

Y regalarte a la mujer

E inscribirme en tu ayer…”

 

Mi novio subió dándome besos por las costillas y pechos hasta posicionarse de nuevo arriba de mí, acaricié su espalda y él gimió, volviendo a embestir contra mí. Bastaron unos besos y roces para que mi cuerpo pidiera más. Enrosqué mis piernas alrededor de su cadera y me restregué contra él para que supiera que necesitaba más aún, lo quería todo.

Llevé mis manos a sus bóxers y comencé a bajarlos lentamente, Edward gruñó pero siguió con su cabeza enterrada en mi cuello. Los dejé en sus rodillas y él se los sacó con una sacudida, la punta de su pene acarició mi vagina haciéndome gemir, se sentía caliente y duro.

Me miró a los ojos, se notaba que estaba nervioso.

“También es mi primera vez

Pondré el concierto de Alan Juez

Para relajarnos juntos…”

 

-      ¿Estás segura?, después de que entre en ti no hay vuelta atrás- estas tan nervioso, claro que estaba segura.

-      Amor, claro que estoy segura, te amo no lo olvides, te amo, hazlo-gemí cuando volví a restregarme contra su miembro desnudo, Edward jadeó y sus ojos quedaron en blanco. Buscó a tientas en la mesita de noche hasta sacar un sobre metálico, lo abrió con su boca haciendo un gesto de asco al sabor amargo del contenido. ¿Cómo sé que sabe amargo?...Solo diré que a Rose y a Alice les gusta investigar. Vi como deslizaba el condón desde su punta hasta que cubrió un poco mas de la mitad de su miembro. Me lamí los labios. Edward sujetó mis muñecas y las subió hasta mi cabeza, las agarró con una mano y con la otra posicionó su miembro en mi entrada. Jadeé de anticipación, mi cuerpo se tensó al notar como hacía algo de presión. Comenzó a meterlo lentamente, no sentía dolor, era algo así como una presión molesta al principio, pero cuando su punta estuvo casi dentro un latido punzante azotó mi entre pierna. Ahogué un gritito ahogado en su cuello.

“También es mi primera vez

Siente como tiemblo ya vez

Tuve sexo mil veces

Pero nunca hice el amor…”

 

-      Relájate, para que así pueda pasar el dolor- Siguió entrando suavemente, aunque el placer que había experimentado ya no estaba en mi cuerpo, era muy consciente de cómo mis paredes vaginales se abrían dolorosamente al paso de su pene.

-      Te amo-me susurró al oído justo antes de embestir toda su longitud dentro de mí con un gruñido, grité y me removí debajo de él, que permanecía estático. Mis ojos comenzaron a picar, mi vagina se sentía adolorida y tensa alrededor de su pene. Edward se quedó quieto, respiraba entre cortado—Relájate cariño, sé que es incomodo. Hazme saber cuando estés lista—Sus palabras me relajaron, yo no era la única que estaba sufriendo y Edward estaba haciendo todo para que el dolor amainara, acariciaba mi cabello dulcemente y besaba mi cuello y mis mejillas. Tomé aire rudamente, respirando el aroma natural de su cuerpo. Entonces probé moverme un poco, mi novio al notarlo apretó su agarré en mis muñecas. Aún dolía, pero no era un dolor tan desagradable como al principio. Edward zafó mis manos y dejo ambas a cada lado de mi cabeza, sujetando su peso en los codos. Yo seguí moviéndome despacio, acostumbrando mi cuerpo.

-      Sigue Edward-Le pedí, haciéndole saber que estaba lista para él. Cuando se movió gemí, no de placer si no de angustia, mi vientre estaba algo tenso aún, pero no volví a quejarme. Dejé que él se moviera despacio, embistiendo lentamente, mi cuerpo se acostumbraba a él.

 

También es mi primera

Pondré el concierto de Alan juez

Para relajarnos juntos

 

Sus embestidas eras lentas y suaves, acaricié su espalda y su firme trasero con las yemas de mis dedos, besé su cuello y él buscó mi boca. Me concentré en sus besos, en las caricias que me otorgaba y me relajé completamente. Sus embestidas crecieron en intensidad, aunque Edward nunca perdió el control, yo me moví con él, experimentando poco a poco el placer de tenerlo dentro de mí. Supe que la próxima vez sería muchísimo más placentera. Entonces todo su sensual cuerpo comenzó a temblar, lo miré a los ojos, sus labios entre abiertos y su cara contraída en una mueca de puro placer, mil mariposas bailaron en mi vientre. Sentí su miembro sacudirse dentro de mí y como mi vagina comenzaba a palpitar de nuevo, ya no había dolor. Los ojos de Edward quedaron en blanco mientras se corría con un gruñido, fue una imagen lo suficientemente estimulante para que volviera a excitarme de nuevo. Subí mis caderas, para que llegara hasta el fondo de mí y él gimió roncamente. Estábamos llegando juntos a nuestro primer orgasmos.

 

“También es mi primera vez

Siento como tiemblo ya vez

Tuve sexo mil veces

Pero nunca hice el amor…”

 

-      ¡Dios! ¡Sí cariño, sí!- Edward balbuceaba mientras sus manos se apretaban en mi trasero. Pronto comenzó a relajarse e hizo el amago de salir de mi interior.

-      Quédate un rato así, para poder acostumbrarme a esto- le beso sus cabellos y le acaricie su espalda.

-      Te amo, tanto, este es el mejor regalo que me puedes haber dado- puso su cara en mi pecho- hola pequita, tu eres mía- le hablo a la pequita que tenia entre mis dos pechos, yo solo reí por su comentario.

-      Este no es tu regalo, tonto, luego te doy tu regalo- estaba atardeciendo, deberían ser como las ocho de las tarde.

-      Duerme, “pequita”-yo sonreí- te amo, hoy ha sido un día muy largo- salió de mi interior, me abrazo y me atrajo a su pecho, yo le di un pequeño beso.

De lo último que me acuerdo es de haber dicho “Edward” antes de caer rendida a los brazos de Morfeo.

 

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Capítulo 4: Un pequeño en tus brazos *-* Capítulo 6: Tambien es mi primera vez (parte II)

 
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