BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59311
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

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Capítulo 50: Decisión

Narra Bella


 

Una vez Alma dormida… Empezamos hablar por la decisión de nuestra hija, era absurdo, y ella sola no podía. Dejarla en manos de Los Vulturis, no…

Desde que Alma nos había dicho eso, Edward parecía descompuesto.

 

-         Edward… - le susurré.

-         Que. –dijo con la mirada perdida.

-         Mírame por favor. –y seguidamente hizo caso, nuestras miradas se cruzaron.

-         Tú que puedes… dime que le ha pasado con Jacob.

-         Pues… la verdad ella no ha ido al instituto, le ha entrado ganas de beber sangre, así que se ha ido y al ir al bosque, se guió por su instinto y justamente Jacob estaba en forma lobuna, ella estaba con los ojos cerrados cuando le atacó. –estaba quedándome perpleja ante la situación.

-         ¿Qué?

-         Sí, pero no le ha hecho nada, por que Jacob… la apartó y se dio cuenta. Entonces ella está mal por eso, y quiere irse por un tiempo, pero no se por que quiere irse a Italia, yo nunca le he hablado de la familia Vulturi… ¿tu?

-         No. Nunca los he nombrado.

-         La cuestión es que Alma quiere irse un tiempo, le daremos una opción si quieres aceptarla, claro está.

-         Claro, ¿cuál es?

-         Irnos con ella un tiempo, desaparecer de aquí por un tiempo.

-         A ¿Italia?

-         A Italia, a España, donde sea. Pero juntos.

-         ¿Y si no quiere?

-         Pues… dejarla un tiempo a su bola, es mayor sabe lo que tiene que hacer, pero ir a verla casi todos los días. ¿No?

-         Mi pequeña irse de casa…

-         Volverá, seguro que vuelve.

-         ¿Y si no?

-         Tranquila.

Ante esa idea, yo quería que mi hija fuese feliz, si necesitaba un tiempo, que contara con nosotros, que somos sus padres.

 

-         Edward…-susurré antes de darle un beso.

-         Cariño… no quiero que nuestra hija se vaya…

-         Yo tampoco, pero hay que apoyarla, ¿o no?

-         Sí. Pondremos esas condiciones, y tendrá que aceptarlas.

-         Por supuesto. Pero ¿Y Jacob? ¿Lo sabe?

-         No, no sabe nada, y no quiere decírselo tampoco.

-         ¿Pero como? Dios santo… -me puse las manos a la cabeza.

-         Tranquila, hablamos con ella mañana.

 

 

 

Narra Alma


 

Por la mañana me levanté y decidí llamar a Andrew para decirle que no iba a ir al instituto que estaba enferma.

Así que me quedé en cama un par de horas y entonces entró mi madre por la puerta.

 

-         Buenos días, podría saber… -me dijo.

-         No quería ir por si atacaba a alguien y además no creo que vuelva.

-         Tienes razón.

-         ¿Cómo?

-         Hemos estado pensando tu padre y yo, y bueno si que te dejamos irte pero no con los Vulturis, y queríamos ir contigo pero supongo que no querrás, y por lo menos ir cada semana a verte.

-         ¿Con los Vulturis? Por que…

-         Si quieres viajar, viaja, si quieres irte a Italia vete, pero por favor no te unas a los Vulturis, por favor.

-         Vale, entonces puedo irme.

-         Despídete de Jacob. –al decirme eso me imaginé la cara de Jacob cuando se lo dijera y si lo dijera, se me cayeron las lágrimas de solo pensarlo.

-         No se si será buena idea, mamá. –dije limpiándome las lágrimas.

-         Será muchísimo peor si se lo digo yo cuando estés tan solo a quinientos mil kilómetros de distancia.

-         Es que no se que decirle.

-         Piénsatelo, pero ahora mismo donde quieres ir.

-         A Italia, quiero ir allí, me alquilaré una casita, te lo prometo.

-         Vamos a una agencia y te compramos una casa allí.

-         ¿Sí? Gracias.

-         Venga vístete, y luego de la agencia quiero que nos vayamos de compras y te hagas las maletas y todo eso, y por último, por favor…

-         Sí, me despediré de él, te lo prometo. ¿Y de compras?

-         Claro, no querrás irte con poca cosa.

-         Gracias.

 

Me gustaba la idea, y tanto, pero me costaría despedirme de mi Jake, mi amor, no sabía como dejarlo. Le tendré que mentir.

Vino mi padre después de vestirme y fuimos a una agencia cerca de nuestro pueblo.

 

-         Buenos días. –dijo una chica.

-         Buenas, queríamos ver pisos en Italia, si tienen disponibles y catálogos, por supuesto. –dijo mi padre.

-         Claro, señor. –dijo esta chica embobada.

 

Pasamos a una sala pequeña donde había un ordenador y muchos papeles de casas.

Tomamos todos, un asiento y empezamos a mirar casas en Italia.

-         Pero hay pequeñitas, es que es para mí sola.

-         Sí, mira está es… bueno para una persona está muy bien, y es acogedora, no es muy cara.

-         Si el precio es lo de menos. –dijo mi padre.

-         Bueno pues eso… quieren mirar algo más.

-         No, gracias. –le dije a la chica con una sonrisa. –esto… quiero esta casa papá, mamá, me gusta y para yo estar sola y cuando vengáis… está bien.

-         Pues te la quedas. –dijo mi madre. –una pregunta. –se dirigió a la chica.

-         Dime.

-         ¿Aquí también se puede tomar un avión? Me refiero…

-         Sí, billetes. –dijo la chica.

-         Para Italia, el vuelo más cercano. –dije yo ahora.

-         Ahora lo miro y te digo los horarios y días.

-         No muy tarde por favor.

 

Compré la casa y rápidamente me dijo los horarios de vuelos hacía Italia.

-         El próximo vuelvo es hoy, pero ya está apunto de salir.

-         ¿Y el próximo? –pregunté.

-         Mañana por la tarde.

-         Vale, pues ese.

 

Compramos mi billete y la casa, mañana cuando llegara tendría mi casa.

 

 

Por la tarde del mismo día fuimos mi madre y yo de compras, solas. Nadie sabía que yo me iba, solo mi padre y mi madre.

Mi madre cogió el coche para irnos al centro comercial.

A mitad de la carretera donde está el bosque mi tía Alice se puso delante del coche, nos asustó. Paramos.

-         ¿Se puede saber dónde vais sin mí? –dijo un poco molesta.

-         Esto… lo siento tía, quieres venirte.

-         Así me gusta, y ya de paso tenemos que hablar.

Ese “tenemos que hablar” no me gustó para nada, ¿acaso mi tía vio que me iba?

Una vez subida al coche nos fuimos.

 

-         ¡Oye! ¿Cuándo me ibais a decir que te vas? –dijo.

-         Esto… no quería, por lo menos no ahora.

-         Claro, te vas a Italia y a tú tía no se lo dices, pues mal. ¿Y se puede saber la razón?

-         Ahora no por favor… -supliqué para no entristecerme por Jake, lo que pasaría entre él y yo.

 

 

Después de comprar todo lo que necesitaba me arreglé las maletas y un montón de cajas que envolví para llevármelas a mi nueva casa.

Mientras que me preparaba todo puse en mi ordenador música.

Tardé como media hora, esa era la agilidad que tenía de ser medio vampiro, la rapidez.

Llamaron a la puerta y bajé para abrirla.

-         Jake. ¿Qué haces aquí? –dije sorprendida.

-         Pues a ver a mi niña favorita.

-         Sí. Pasa.

Nos tomamos un vaso de coca cola y al pasar mi madre se me quedó mirando, sabía que era esa mirada, no pude contener esa mirada que transmitía y bajé la cabeza.

Pero hoy no quería decírselo, ahora no, mañana antes de irme, se lo diría.

Tendría que buscarme una escusa.

Fuimos a dar un paseo, cogidos de la mano, no apartaba la vista de nuestras manos unidas, por última vez. Llegamos a nuestro sitio favorito, al estanque pequeñito que estaba detrás de mi casa, pero un poco más lejos.

-         Mañana será un día importante… -dijo con una sonrisa.

-         ¿Por? –pregunté.

-         ¿No te acuerdas?

-         No, lo siento, hazme memoria.

-         Cumplimos cinco meses.

¡¿Qué?! –pensé.

Madre mía, mañana cumplíamos cinco meses y era el día en que yo me iba y le partiría el corazón a mi Jake, a mi se me rompía de solo pensarlo.

-         Es genial…vaya… -dije sin muchos ánimos.

-         ¿Qué te pasa? –me preguntó Jake, lo notó.

-         Eh, nada, estoy cansada, mañana será un gran día, seguro.

-         Vamos, te acompaño a casa.

-         No, tranquilo, ve a dormir, te quiero.

-         Yo mucho más.

Juntó sus labios contra los míos, siendo presos de los suyos, me encantaban esos besos tan dulces, tan apasionados.

-         Lo sé.

Eché a correr luego y entré en mi casa.

Esa noche no me apetecía para nada dormir, lo único que hice, ponerme en mi habitación los videos y fotos de los ratos que pasábamos Jacob y yo.

Con tantos recuerdos bonitos, los que ya no podré disfrutar, se me caían las lágrimas de alegría al recordar y tristeza por lo que tiene que ocurrir.

 

 

 

Narra Jacob

 

 

 

 

Cada vez que hablaba con Alma la notaba más rara conmigo, no sé que le podría ocurrir.

Cuando le he dicho lo de mañana, cinco meses juntos, no lo recordaba, eso es algo muy extraño con ella.

Mientras me iba a mi casa, sumergido en mis pensamientos, y tenía muchas ganas de que fuera mañana para darle mi regalo, era un lobo cortado por mí de madera, era tamañazo mediano.

Sabía que a ella le gustaban mucho los lobos, por que yo era uno.

 

 

Cuando desperté noté que sería un largo día, por lo que decidí ir a pasear solo por la playa y luego entrar en fase un rato, hasta luego de comer.

 

Entré en fase pero no estaba solo.

 

-         ¡Ey, Jacob!

-         Sam, que tal todo.

-         Muy bien, como siempre, estirando las patas de lobo un rato.

-         Yo igual, voy a estar un ratito y voy a ver a Alma.

-         ¿Cómo está?

-         Está, pues, bien. Un poco rara, pero bien. 

-         ¿Os pasa algo?

-         No.

Mantuvimos una pequeña conversación, echamos unas cuantas carreras y volvimos a nuestros hogares para comer.

Capítulo 49: Mi destino elegido Capítulo 51: La despedida

 


 


 
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