Se volvió hacia mí, y acercó su rostro ligeramente al mío.
- No hay opción –susurró.
- No… -susurré con un hilo de voz, y al hacerlo, inevitablemente una lágrima desbordó por mi mejilla. Él con un dedo la limpió, y sin previo aviso…me abrazó. Sentí como lágrimas se desbordaban por mis mejillas. No podría ser tan fuerte como para dejarlo aquí…ya había algo por lo cual quedarme y luchar. Pero…mi familia, ya los vería a todos, inclusive a mi…Jacob.
Nunca lo olvidé, pero ahora veo que me duele de verdad el saber que él no me amaba como yo a él… Que siempre fui el estorbo de en medio entre Bella y él, estaría bien. Yo no tendría rencor contra ninguno al volver, pero sí tengo mucho que arreglar, muchas cosas que se dejaron a medias…
Me despegó de su cuerpo, pero una de sus manos sostenía mi nuca, como si fuese la de un bebé que aún no puede mantenerla firme. Aún seguía mirándolo a los ojos… ahora esa lucha interna se había desvanecido, pero aún había algo que no comprendía. Lentamente fue acercando su rostro al mío, y me besó en la frente.
- Veté –ordenó-. Te prometo que nos volveremos a ver.
Cuando estuve al punto en que protestaría, él simplemente me empujo para que no pudiera hacerlo, y todos los vampiros presentes se movieron en una sincronización que no pude ver completamente. Arenha me jaló –alargando su escudo para los gemelos-. Y cuando vi estaba frente a la extraña cocina que se encontraba ahí.
- Nessie, entra –señalando a la cocina-. Una vez que lo hagas, pregunta por el cuarto de carne, diles que vas de parte mía. Ahí habrá una puerta al fondo, entrarás y verás una puerta al fondo es la que Alec te indicó.
- Arenha… -fue todo lo que pude decir, y me lancé a ella para abrazarla-. Muchas gracias por todo, pero no puedo… -ella me despegó de ella, y me miró atentamente.
- Claro que puedes –me afirmó, como si ella lo supiera mejor que yo-. Eres muy fuerte, Nessie. No permitas que nadie te diga lo contrario, de verdad fue un honor conocerte.
- Gracias… Pero, ¿Las hermanas de Nahuel, y…
- Ellas estarán bien, ya se adelantaron –me interrumpió dejando mi pregunta inconclusa-. Nahuel está con ellas, tomaron otra salida, no quisieron confiar en nosotros.
Se dio media vuelta sin esperar respuesta de mi parte, y desapareció para unirse a lo qué sea que se fuera a desatar en aquel lugar.
Entré al lugar como me ordenó. Hice todo y tal cual me dijo. Tratando de contener mis lágrimas –lo cual no era muy fácil-, el Chef al escuchar que venía de parte de ella, me llevó de inmediato al “Cuarto de carne”. Hacía demasiado frío, era el cuarto congelado, había grandes pedazos de carne de animal congelados. Y logré distinguir la puerta del fondo.
- Gracias –le dije al hombre, dándole a entender que se fuera.
- Si, señorita Vulturi –contestó él, y algo extrañado se fue.
“Señorita Vulturi”, repetí en mi cabeza… No podía dejarlos, no lo haría. Me di media vuelta, pero… a la vez no estaba segura si regresar por ellos, y luchar a su lado. Que alguien me dijera por qué era tan difícil tomar decisiones… no podría volver atrás una vez tomada la decisión. Con la duda en mí, seguí mi camino para la puerta que se encontraba al fondo de éste congelador gigante.
Estaba dura la cerradura, congelada… Pero, no imposible para mí, aquí un humano no podría abrirla por cuenta propia. Observé el pequeño túnel, estaba muy obscuro. No podía ver demasiado, sin pensarlo corrí adentro de él, sumergiéndome en todo los sentimientos que me consumían a su paso sin dejar de poder derramar lágrimas.
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