BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59302
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 49: Mi destino elegido

Narra Alma

 

 

 

Después de unos días, volví al instituto, iba con precaución al ser parte vampiriza.

Pero todo era normal, como siempre.

-         ¡Alma! ¿Cómo está todo? –me preguntó María, en la biblioteca.

-         Bien, por ahora. Espero que no me cargue ninguna.

-         Yo supongo que tampoco. ¿Sabes que? –dijo lo último sonriendo, sería una buena noticia.

-         ¿Qué? ¿Buenas noticias?

-         Sí, mucho. –suspiró.

-         Dime, no puedo aguantarme más.

-         Mis padres vuelven a casa, ha pasado ya las navidades, y dentro de unos días estarán de vuelta a casa.

-         Es fantástico. –le dije dándole un amistoso abrazo. – ¿ya lo sabe Andrew?

-         No, aun no. ¿Crees que es buena idea presentárselo a mis padres, ya?

-         ¡Como preguntas eso! –dije casi chillando.

-         Shh… -dijeron todos los presentes.

-         Lo siento. –me disculpé.

-         ¿Por qué dices eso? –se lo volví a decir más despacito.

-         No se, y si no les cae bien… mis padres son raritos ¿sabes?

-         ¿Cómo no les tiene que caer bien? Sabes como es Andrew, es muy buena persona, ¿o no?

-         Sí, demasiado.

-         Pues no te tienes que preocupar por nada.

-         Gracias, Alma.

-         Venga, ves a decírselo.

 

 

A la semana siguiente…

 

-         ¡Alma! –gritó María al verme en la entrada del instituto.

-         Ey, que pasa.

-         Ya les he dicho a mis padres lo mío con Andrew, bueno lo sabían, pero… les he dicho que hoy por la noche lo llevaré a cenar.

-         ¡Que bien! –le di un abrazo.

En ese instante, percibí el aroma, sí, el mismo aroma que la primera vez, la sangre de María.

Tenía que salir de ahí inmediatamente.

-         Esto… ya me cuentas, me voy a casa que no me encuentro nada bien.

-         Vale, mejórate.

Salí corriendo hacía mi casa, pero me paré en el bosque, me senté en la hierba para poder calmarme.

 

 

Narra Jacob

 

 

 

Iba paseando por la Push, ahora Alma había empezado el instituto, otra vez.

Decidí irme a dar un paseo por el bosque, ya que hacía bastantes días que no entraba en fase.

Así fue, pensado y echo.

Estiré las piernas de lobo que tenía y me dediqué a pasear y a correr por el bosque.

Era un día espléndido, tenía ganas de volver a ver a Alma. Sólo hacía que pensar en ella.

Pero un choque contra algo, produjo que me cayera al suelo, esa cosa que había chocado conmigo la tenía encima mía, esos dientes, eran de un vampiro, miré la cara y era ¿Alma? ¿Cómo podía ser eso? ¿Alma atacándome?

Luchaba por quitármela de encima y que recuperara el sentido. No podía ser que estuviera atacándome, a mi no.

 

 

 

Narra Alma

 

 

 

Tarde solo unos minutos y cuando ese ardor que se producía en el interior de mi garganta, la ponzoña, me guié por mis instintos, para poder cazar algo delicioso.

Y cuando empecé a correr, como un imán caí encima de algo delicioso, cerré los ojos, notaba su sangre recorrer por el cuello, así que sin abrir los ojos me acercaba donde se producía el ruido de la sangre.

Antes de morder a ese animal, cuyo estaba atrapado por mi fuerza, dio un pequeño empujón, reaccioné y abrí los ojos.

Me quedé en shock, no podía ser lo que estaba viendo.

-         ¡Dios! –chillé y luego salí corriendo.

No podía ser cierto, había estado apunto de cometer el mayor error que nadie podía cometer, sobre todo yo. ¿Matar a mi propio novio? Mi amor de existencia… Que vergüenza.

 

 

 

Narra Jacob

 

 

 

Cuando abrió los ojos y vio quien era ese animal, solo exclamó una palabra.

-         ¡Dios! –fue lo último que dijo antes de salir corriendo.

Yo con mi forma lobuna eché detrás de ella. Había estado apunto de beber mi sangre.

No la encontraba por ningún lado.

Decidí cambiar a mi forma humana para continuar en su búsqueda, sabía como estaría ahora, destrozada, con vergüenza de volver a mirarme a la cara.

Entonces oí un chillido de un animal, y lo vi, Alma estaba bebiendo la sangre de un animal. Rápidamente terminó, lo cual me acerqué a ella.

No quería que se culpara, y todo quería arreglarlo con solo un gesto de mi amor.

Me oyó ir, por que se giró y agachó la cabeza, lo único que hice fue, acercarme a ella y besarla con todo mi amor hacía ella.

Una lágrima resbaló por su mejilla y chocó contra la mía.

-         Te quiero, y no quiero que me pidas perdón ni nada, ¿vale? – solo asintió.

Le miré a los ojos y vi como estaba un poco tensa, no estaba del todo satisfecha de sangre, se le notaba también por sus ojos, alrededor de su pupila tenía un color rojo anaranjado.

-         Lo siento, no puedo todavía… -me anunció.

-         Te dejo que termines, te amo.

-         Yo también.

Me fui a otro sitio del bosque a esperarla.

 

 

Narra Andrew

 

Estaba muy nervioso por la cena de esta noche.

Llegó la hora de ir a casa de María.

 

Toc, toc, toc

Llamé a la puerta y me abrió ella; le di un beso y luego entré.

En el comedor un señor y una señora se levantaron del sofá y acudieron donde nos encontrábamos.

-         Usted debe de ser la Sra. Pérez. –le dije aveniblemente.

-         Sí, y tú el afortunado Andrew, y por favor llámame Elizabeth o Lizzie.

-         Joven, encantado de conocerte, quiero que seas bienvenido a nuestra familia, María nos ha hablado mucho de ti.

-         Sí, gracias señor.

-         Llámame por mi nombre Andrew.

-         Lo tendré en cuenta Peter.

 

Nos sentamos a cenar, y hablamos todos, me cayeron muy bien los padres de mi novia, eran fantásticos.

Fue una noche corta, de verdad. Pero siempre hay un fin, cuando una llamada te lo estropea todo.

-         ¿Diga?

-         Andrew, soy tu madre.

-         Mamá, que pasa.

-         Estamos en el hospital.

-         ¿Qué ocurre?

-         Celia, está ingresada.

-         ¡¿Qué?! –me alarmé ante esa noticia.

-         Tranquilo, está mejor. Estaremos aquí toda la noche.

-         En que habitación.

-         513, tercera planta.

-         Vale, voy enseguida.

 

Colgué y me levanté de la mesa.

-         Lo siento muchísimo, pero he recibido una llamada importante.

-         ¿Quién era? –me preguntó mi novia.

-         Mi madre, Celia está ingresada, no se que le ha pasado, quiero ir a verla.

-         Te acompañaré. –me dijo.

-         Sí, puedes ir con él. –dijeron sus padre. –que se mejore tu hermana.

-         Gracias.

Luego de despedirnos cogí la moto y fuimos al hospital.

-         Espero que no sea nada de la fiesta…

Tenía hoy una fiesta, un cumpleaños de una amiga, dos años más mayor que ella, de mi edad. Espero que no sea nada.

 

 

 

Narra Celia

 

 

Me desperté y estaba en una cama de hospital, y muchos tubos conectados a mí.

-         Papá, mamá, ¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí?

-         Celia, cariño, nos has dado un gran susto. –me dieron un beso en la frente.

-         ¿Qué ha pasado? –volví a exigir.

Entró mi hermano por la puerta con María y seguidamente el doctor.

-         Celia, que te ha pasado. –dijo mi hermano dándome un abrazo.

-         Un coma etílico. –dijo el doctor.

-         ¿Qué has tomado? –me preguntaron.

-         Lo siento, me ofrecieron bebida, y yo pues…

-         ¡Bebiste! –gritó mi madre.

-         Mamá… no lo volveré hacer.

-         Oh, ya lo creo que no, estás castigada sin fiestas.

-         Vale…

-         Lo que importa mamá ahora, es que esté bien, déjate los castigos en casa un rato. –dijo mi hermano.

-         Tete, lo siento mucho…

-         Tú tranquila, ahora a descansar.

 

 

Flashbacks

 

-         ¿Quieres? –me preguntó el chico que tanto me gustaba, solo tenía dos años más que yo.

-         No se yo…

-         ¿No tendrás miedo? No pasará nada.

-         No tengo miedo, sino que no me apetece.

-         Venga… se que quieres… -dijo susurrándome al oído.

-         Solo un trago.

Me dio un vaso y me lo bebí, no sabía que llevaba dentro. Pero después de tres vasos más, sabía que estaba mareándome, con esos focos y la música, y él chico… estaba mareado, ya no sabía lo que hacía.

Y caí en el suelo.

 

Fin del flashbacks 

 

Al rato mis padres fueron a la cafetería y me quedé con mi hermano, ya que antes llevó a María a su casa.

 

-         Tete.

-         Dime. –dijo con una sonrisa.

-         Yo lo siento muchísimo por todo lo que ha pasado.

-         Solo quiero que me digas quien te ha puesto o te ha dado la bebida.

-         Zack May.

-         ¿Te mareaste antes?

-         ¿Cómo que antes?

-         Sí, con una o dos copas…

-         Sí.

-         Sabes donde se encuentra ese.

-         Supongo que en la fiesta. ¿Qué pasa?

-         Nada, ahora vuelvo.

 

Me estaba preocupando por lo que quería hacer mi hermano.

 

 

Narra Andrew

 

 

 

 

Cuando salí de la habitación, solo tenía una cosa en la cabeza, encontrar a ese crío y decirle unas cuántas cosas.

Primero fui hablar con el doctor para saber que más le habían encontrado.

Mi sorpresa fue que aparte de la bebida una sustancia, droga. Eso fue lo que explotó dentro de mi fuero interno.

Cogía la moto y me planté en la fiesta, donde pregunté por ese tal Zack y lo encontré liado con una chica, no me importó lo cuál lo cogí por delante y le di un puñetazo que sangró.

-         ¡Qué haces! –me gritó.

-         No tú, que le has hecho a mi hermana.

-         Yo nada.

-         Serás… te voy a matar… -le amenacé y le volví a pegar un puñetazo, luego me devolvió en todo el ojo.

-         No está muerta esa cría de mierda… -y se mofó.

-         Serás… no digo tacos por que no quiero ser de esos. Pero te juro que no sales de aquí sano.

-         Se lo merecía, decía por ahí que le gustaba, y a mí como esa cría, búa, que asco.

-         Es mi hermana, ¡te enteras capullo!

Empecé a decirle de todo y a pegarle, yo también recibí por una parte, ¿pero estaba consiguiendo algo? No, pero me estaba desahogando por lo que le hizo a mi hermana pequeña. Por una simple chorrada, o ha lo mejor por otras cosas, le dio eso.

Cuando lo dejé en el suelo fui otra vez al hospital, me vi que tenía sucia la camiseta de sangre, así que me abroché la chaqueta.

Me limpié la cara con un pañuelo, pero se notaba que me había pasado algo.

 

 

Por suerte mi hermana ya estaba durmiendo y mis padres no se enteraron.

Llegó  una hora determinada y me fui a mi casa a descansar.

 

 

 

Narra Alma

 

 

 

El ocurrido con Jacob, no volvería a ocurrir, estaba pensando en irme un tiempo de la ciudad, dejar por una vez, de poner siempre en peligro a Jacob, mi Jake.

No podía permitir tal cosa.

No iba a decirle nada, tan solo se lo diría a mis padres, solo tenía curiosidad y si podía obtener alguna ayuda con Los Vulturis…

Me hablaron, tan solo una vez de ellos, de pequeña sé que vinieron a por mí, o algo parecido, pero aquí estoy, y ahora soy yo la que quiere ir, pero solo si mis padres lo aprueban, por que no puedo seguir con esta vida así. Todos cuanto tengo alrededor sufren, yo sé que sí.

 

-         Jacob… - me acerqué a él, como si no hubiese ocurrido nada, tal y como él preferiría.

-         Alma, ¿estás mejor?

-         Sí. –cerré los ojos. –pero necesito irme a casa, por favor.

-         Claro, te acompaño.

 

Cuando estuvimos apunto de llegar le paré.

-         Jake, lo siento, sé que no quieres que te pida disculpas, pero ha sido excesivo lo ocurrido, estoy tan avergonzada, te prometo y por favor hazme caso, que no voy hacerte más esto, de verdad.

-         No ha pasado nada, tranquila.

-         Sí, sí que ha pasado y tú lo sabes perfectamente. Bueno hemos llegado, gracias y…

-         ¿Y? –me sonrió.

-         Te quiero con toda mi alma, de verdad. –dije soltando una lágrima.

-         Ssh...cariño no llores, si lo sé, yo también te quiero. –seguidamente me dio un beso al cual, sería nuestro último beso.

-         Te quiero siempre será así. –le dije por última vez.

 

Entré en mi casa y ahora solo faltaba comunicarles a mis padres lo que necesitaba.

-         Papá, mamá… quiero deciros una cosa. –dije al cabo de un rato.

-         Di hija.

-         Sé que os sonará absurdo, pero lo necesito, y quiero que me apoyéis. Necesito irme de aquí, sola, un tiempo, hoy he estado apunto de matar a Jacob, solo por su sangre, estoy asustada, mucho. No quiero causar daño, ni a él ni a nadie, así que he estado dándole vueltas a una idea…

-         ¿Qué idea? –dijo mi padre preocupado.

-         Italia…

-         ¡¿Qué?! No, no. –dijeron los dos.

-         ¿Por qué? Lo necesito, no os estaría pidiendo ayuda si no lo necesitara, por favor…

-         Lo pensaremos… -dijo mi madre. –a que sí Edward.

Mi padre estaba en sus pensamientos, no hablaba ni respondía a nuestros actos.

Decidí irme a dormir, y consultarlo en la almohada.

Capítulo 48: Fin de año Capítulo 50: Decisión

 


 


 
14639736 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10859 usuarios