4.20 Bromas
Salí corriendo del salón persiguiendo a Edward y a Emmet, que fueron directamente hacia la cocina para huir por la puerta trasera.
-¡Chupasangres cobardes, no huyáis! – les grité saltando desde la puerta al jardín trasero.
Los dos se detuvieron tan repentinamente que al intentar pararme mis pies resbalaron sobre la hierba y acabé sentado en el suelo. Los dos empezaron a reírse mientras se agarraban el estomago.
-Jake, parece que has perdido reflejos – dijo Edward entre risas -. Quizá eso de hacer de novio perfecto no es para ti.
-¡Ed, lo hemos malacostumbrado, el perrito ha perdido sus facultades de caza, se ha vuelto casero! – se carcajeó Emmet.
-Qué graciosos… Tenéis suerte de que estemos en el mismo bando y no me gusten las sanguijuelas a la parrilla…
-Oh, ¡Boby nos amenaza Em! Voy a tener que comprar un bozal de tamaño extra grande – añadió Edward haciendo que pensaba.
-Oye, Ed… - me levanté del suelo con una sonrisa en los labios – ¿No te apetece hurgar un poco en mi mente?
Empecé a pensar en mis anteriores encuentros con Nessie. Sabía que iba a crisparle si veía esos momentos tan íntimos. Vio cómo desgarraba la camiseta de su niña con los dientes mientras ella reptaba con su mano hacia el borde de mi pantalón. Vio como los colmillos de Nessie se deslizaban por mi pecho entre jadeos…
Pero una piedra que chocó contra mi cabeza hizo que perdiera el hilo de mis pensamientos. Emmet estaba tirado en el suelo mientras se reía y Edward me miraba de forma peligrosa.
-Jaque, Ed – me burlé sacándole la lengua.
-Jake, tienes suerte de no poder leer mentes… Te atormentaría con imágenes de mis noches con Bella. Aunque quizá así aprenderías algo, porque me parece que mi hija se va a perder la diversión estando contigo, no tienes ni la menor idea sobre el sexo… ¡Jaque mate!
Emmet se carcajeó todavía más fuerte.
-Jake, Ed lleva años de entrenamiento con mis bromas, no lo vas a coger desprevenido, tienes mucho que aprender de mi… ¡En todos los terrenos!
-Ja, ja, ja –reí sarcásticamente -. La verdad es que me dais pena… Nunca vais a saber qué es el calor del sexo con alguien como Nessie.
Salí corriendo antes de que Edward me volviera a tirar una piedra. Podía escuchar las burlas de Emmet detrás de mí mientras entraba de nuevo en la casa. En la cocina vi un montón de bocadillos preparados sobre una mesa. Supuse que serían para mí y para Nessie, ya que éramos los únicos que comíamos algo que no fuera exclusivamente sangre. Cogí la bandeja para llevarla al salón. Nessie no había salido al jardín, así que supuse que seguiría allí.
-Cariño, te traigo… - me detuve. Ella no estaba allí. – ¿Nessie? ¿Dónde estás?
Caminé hacia donde estaban los sofás, quizá se había dormido en uno…
La bandeja se me cayó de las manos en cuanto vi aquella escena. Un gran charco de sangre invadía el salón y ella estaba tumbada en el suelo, sin conocimiento… Y sin respiración. Me abalancé sobre ella al momento.
-¡Edward! ¡Rápido! ¡EDWARD!
ºO.o Nere o.Oº