Epilogo
Bella pov.
Ahora me encontraba en un avión a punto de aterrizar en los ángeles. Después de más de tres meses regresaba a mis adorados Los Ángeles, para volver a ver a mi familia a toda mi familia.
Claro estaba que no venia sola, Edward también venia y nuestro querido bebe que pronto tendría cinco meses de vida en mi vientre, aquí en mi ciudad Carlisle llevaría mi control por lo cual no me preocupaba, Carlisle era mi suegro, mi segundo padre y ahora el abuelo de mi hijo, además de que lo conocía de toda la vida ¿quien mejor para cuidar de mi embarazo y dar a luz a mi primer hijo?.
El avión ya había aterrizado y ahora con Edward me encontraba tomando el equipaje, pero Edward no me permite tomar casi ninguna maleta y eso por no decir que ninguna y eso me frustraba, estaba embarazada no era una inútil ni estaba enferma al grado de no poder tocar nada.
Edward sabia que me enojaba que me trataran así, pero no había remedio con el. Al igual que yo era un necio, testarudo ahora entendía como se ponía cuando no le hacia caso, pero eso nunca cambiaria. Era una mujer que se sabia valer por si misma y que hacia lo que quería y aun que Edward ahora estaba a mi lado y pronto nos casaríamos y formáramos una familia eso no iba a cambiarme, si me quería que me quisiera tal cual soy, yo lo amo así como es con sus defectos y virtudes.
-Bella entiende que entre menos cargues mejor.- dijo cansado he irritado.
-ahh pero que no entiendes que odio que hagan todo por mi.- me queje
-lose amor pero entiende que es por tu bien y él bebe… ok no lo hagas por ti hazlo por nuestro hijo.- me miro tierno pero severo.
-esta bien tu ganas.- suspire
-te amo.- me dio un beso en la frente y tomo todas las maletas muy a mi pesar solo medio una pequeña bolsa.
Caminamos un buen tramo casi hasta la salida del aeropuerto y ahí estaba toda la familia y cuando digo TODA es toda, estaba mis padres y hermanos Junto con los Cullen. Si que nos extrañaban pero no los culpaba tenía más de cinco meses que no los veíamos, puesto desde que nos fuimos a nueva york no volvimos hasta ahora.
Mi hermano salió corriendo a nuestro encuentro he intento cargarme como siempre acostumbraba pero Edward se interpuso en su camino, yo solo rodé los ojos.
-tonto sobre protector.- dije en apenas un susurro audible.
-porque no me dejas abrazar a mi hermana?- Emmett frunció el seño, ya los otros venían mas cerca.
-debes tener cuidado, no puedes abrasarle como estas acostumbrado hacerlo, ella esta embarazada por lo tanto debe ser tratada con mas delicadeza.- Edward le hablo calmado a emmett pero nunca dejo esa posición autoritaria, yo solo lo hice a un lado y me lance a los brazos de mi hermano, claro con mucho cuidado de no lastimar a mi bebe.
-hermanita, Edward es un tonto… no me deja abrazarte.- yo sonreí
-no te preocupes Emmett, ya te estoy abrazando.- le calme
-hija no sabes cuanto te hemos extrañado.- mi mamá me arrebato de los brazos de mi querido hermano.
-Oh mama te he extrañado mucho.- lloriquee en sus brazos
-Bella, hija… estas hermosa.- esa fue mi segunda madre que me abrazo tan maternal
-Isabella.- voltee hacia mi padre casi con miedo por el tono que implanto al pronunciar mi nombre.
-para tu padre no abra un abrazo.- su tono cambio a dulce y yo corrí a sus brazos, mi papá jamás seria duro conmigo, él me amaba y daría su vida por mi y yo, bueno yo lo amaba.
-papito te amo mucho.- dije tal cual una niña chiquita
-mi princesa no importa que me hagas abuelo tan joven, tu siempre serás mi princesa, mia piccola.- mi padre siempre me decía así cuando estaba feliz
-mio padre bella.- le conteste de igual forma.- ambos sonreímos, siempre nos comunicábamos en italiano cuando ambos estábamos felices.
Después de ese emotivo momento con mi padre, todos nos saludaron mi padre felicito a mi Edward, claro esta que lo amenazó si no me hacia feliz, pero todo salió perfecto.
Decidimos ir a casa de mis padres. Todavía no sabia, si Edward se quedaría conmigo o se iría a su casa, la verdad era que yo lo quería a mi lado, lo necesitaba y mucho.
Cuando deje de divagar en mis pensamientos pude darme cuenta que nos habíamos desviado del camino hacia mi casa y en ves de eso nos aviamos ido por otro camino, no muy lejano a mi casa.
-Edward este no es el camino.- le dije confundida
-lo se amor.- fruncí el seño
-a… adonde vamos.- esto era raro, porque tanto misterio
-ya lo veras, solo espera unos minutos.- no quise agregar mas nada, en vez de eso preferí callar y esperar lo que me avecinaba, después de todo confiaba plenamente en Edward y sabia que él no me aria daño.
-llegamos.- pronuncio, Edward se bajo del volvo, que sus hermanos habían traído para nosotros y me abrió la puerta como todo un caballero, cuando fije mi vista en una hermosa casa de colores crema, mejor dicho era una mansión, tenia amplios jardines y una hermosa fuente, la mansión era de dos pisos con grandes ventanales y una hermosa entrada. La mansión era perfecta.
-te gusta mi amor, este será nuestro hogar… esta es tu casa Bella.- me abrazo y me dio un beso en la frente al tiempo que sonreíamos ambos.
-es perfecta Edward.- pronuncie con lágrimas en los ojos, esto era maravilloso, Edward había pensado en todo y esta casa o mejor dicho mansión era perfecta para nuestro hijo.
-no llores bebe.- me limpio las mejillas con su dedo pulgar
-no puedo evitarlo estas hormonas me ganan.- reí tontamente
-te amo, con o sin hormonas.- era tan tierno como no podía amar a este hombre.
-vasta de ternura conozcamos la casa, ya que solo las mujeres Swan y Cullen la conocen.-grito a todo pulmón Emmett, rompiendo ese momento tan mágico entre Edward y yo.
3 meses después
Tres meses habían pasado en los que Edward y yo estábamos juntos, habíamos decorado la habitación del bebe en tonos azules y blancos ya que seria un niño, un hermoso niño de eso estaba segura. La habitación había quedado preciosa, aun que al principio tuvimos unos pequeños inconvenientes con Alice ya que ella la quería decorar, pero como era de esperarse Edward y yo no lo permitimos, era nuestro primer hijo y todo lo queríamos hacer nosotros dos y nadie más. Queríamos que fuera perfecto para nuestro bebe.
Ahora estábamos en la sala viendo una película el Titanic yo lloraba, aun que ya no sabia si era por los sentimientos que provocaba la película o los pequeños dolores que sentía en mi vientre. Esto era normal conforme se acercara el parto yo sentiría dolores prematuros, Carlisle me lo había explicado pero hoy se habían vuelto mas constantes y dolorosos; Edward solo me acariciaba el vientre con su mano derecha y con la otra me abrazaba infundiéndome valor.
-quieres algo de beber, princesa.- solo hice una mueca por el profundo dolor que se instalo en mi vientre.
-estas bien.- negué
-duele, mucho.- me queje
-crees que ya va a nacer.- solo asentí los dolores eran cada mes mas fuertes, no me quejaba, solo hacia muecas de dolor.
-trae la pañalera y todo lo necesario.- grite
De pronto sentí agua correr por mis piernas había roto fuente y el dolor era mas fuerte. Edward estaba inmóvil no se movía para nada y yo tenia que hacer algo.
-Edward mueve tu trasero que nuestro bebe va a nacer.- le grite, este reacciono al instante y subió por las escaleras tan rápido como pudo, al minuto ya estaba a mi lado ayudándome a levantar para llevarme al volvo y al hospital.
Me dejo en el asiento y se apresuró a llegar al suyo, saco su celular y marco un numero, la verdad poco me importaba a quien llamara solo me concentre en las contracciones y en hacer todo lo que Carlisle me había indicado cuando llegara el momento. Después de unos minutos llegamos al hospital donde Carlisle nos esperaba en la puerta con una silla de ruedas.
-Bella estas bien.- me dijo mientras me llevaba por el interminable pasillo, no dije nada
-Bella estas bien.- volvió a pronunciar, demonios que no entendían que no quería hablar, si lo hacia empezaría a quejarme y a gritar impropiedades.
-estoy bien.- grite
-tranquila mi amor.- solo le mire mal, no sé que vio Edward en mis ojos porque bajo la mirada.
-Bella estas muy tranquila como para estar de parto.- estaba tranquila por fuera pero por dentro estaba que me llevaba el demonio, no hacia mas que insulta y gritar de dolor en mi fuero interno, tampoco quería hacer una escena por todo el hospital así que preferí guardar mis gritos para mi.
Después de unos minutos todos estábamos en quirófano, Edward había entrado conmigo, me había informado que toda la familia estaba aquí, yo nunca conteste a ninguna de sus preguntas solo hacia muecas por el dolor que me producía el parto.
-bien Bella estamos listos puja a la cuenta de tres.- me indico Carlisle
-hay al fin.- dije eso en vez de pujar
-una dos tres
-ahhh.- grite por primera vez ya que una contracción muy fuerte me azoto por todo mi cuerpo. Puje y puje por varios minutos pero mi bebe no cedía al parecer quería hacer a sufrir a su madre, yo no dejaba de pujar y sudar, el dolor seguía siendo menos soportable y mas desesperante.
-ahhh.- grite por última vez y mi grito fue callado por un hermoso llanto de bebe, mi bebe había nacido, mi pequeño hijo.
-Edward quieres cortarle el cordón umbilical.- Edward seguía agarrándome la mano y no reacciono hasta que Carlisle le hablo, el solo asintió.
-gracias, te amo.- me beso en la frente y fue a cortar el cordón de nuestro bebe, solo sonreí.
Valía la pena todo este dolor que sentí hace unos instantes por mí bebe.
Después de un momento más Edward se acercó con nuestro pequeño hijo y me lo dio en brazos.
Era hermoso, tan guapo como su padre y era mio y de Edward. Tenia el pelo color bronce como su padre, era de piel pálida aun que todavía estaba rojito por el parto, su nariz estaba un poco afilada pero aun era un botoncito por que estaba pequeño, sus labios eran finos y bien delineados y su carita era un poco ovalada, de repente abrió sus ojitos mostrando unos hermosos ojos color verde esmeralda, sin duda era la copia de Edward y aun que tenia facciones mías las de Edward predominaban y yo me sentía la mujer mas feliz del mundo mi bebe era hermoso.
-es igualito a ti.- pronuncie
-es hermosos y lo amo, los amo a los dos sin importar a quien se parezca.- dijo con ternura.
Esto era por lo que había luchado estos ocho meses, esto era la prueba del amor que tenía por Edward y de la familia que empezaríamos a formar juntos. Mi Bebe valía la pena, mi bebe lo era todo para mi. Por el simple echo de ser un pedacito de Edward y mio, el fruto de nuestro amor, por ser mi hijo.
5 meses después
Hoy era el gran día, hoy por fin me casaba con el amor de mi vida, después de todos estos meses, después de haber tenido a mi preciado Anthony. Hoy me casaba con Edward, mi Edward.
Había paso cinco meses desde que nació mi hijo Edward Anthony Cullen Swan. Así lo habíamos nombrado como su padre ya que era una copia de él. Y conforme pasaban los meses eso seguía siendo igual.
Bueno aquí me encontraba en mi habitación siendo maquillada y peinada por Rosalie y Alice que se habían empeñado en arreglarme eso se los concedí ya que como en la decoración de la habitación del bebe y también en mi boda Edward y yo no les habíamos permitido meterse en nada.
Todo lo escogimos juntos, el banquete, la música la recepción la iglesia absolutamente todo.
-estas lista y hermosa.- canturrio Alice
-gracias chicas que aria sin ustedes.- estas se miraron
-nada.- y soltaron a reír
-chicas no quiero interrumpir pero la carrosa espera.- mi papi dijo tan propio como un chofer de la edad media
-por supuesto noble caballero.- jugué un poco
- se ve hermosa señorita si me permite escoltarla hasta el altar.- me dio su brazo y yo lo acepte gustosa
-seria un honor.- sonreí
-hija sé que este es el mejor día de tu vida y quiero decirte que estoy orgulloso de ti, eres una excelente mujer y madre y sé que serás una excelente esposa, eres la hija que siempre desee tener y que por suerte tengo, te amo con todo mi corazón y quiero que sepas que siempre vas a tener este viejo a tu lado apoyándote en cada una de tus decisiones sin importar lo que sea.- se me salieron unas lagrimas, igual que a mi padre, pero no importaba esto era uno de los momentos mas hermosos de mi vida.
-te amo papá no sabes cuan importante para mi es que me digas estas palabras.- le abrace
Rompimos el abrazo y bajamos a la primera planta donde nos esperaba el chofer que nos llevaría a la iglesia.
Todo el camino fue hermoso, íbamos en un tranquilo silencio tomados de la mano yo y mi padre, estos momentos jamás los olvidaría. Mi papa me apoyaba en todas mis decisiones era su orgullo y eso era lo mejor aparte de mi hijo y Edward, que me había pasado en toda mi vida.
Llegamos a la iglesia y mi padre me ayudo a bajar del auto, ya todos estaban adentro esperando por mi.
Entonces con mi papá nos dirigimos a la iglesia, recién llegamos a la entrada la canción que Edward y yo escogimos empezó a sonar por toda la iglesia, yo apreté el brazo de mi padre suspire y sonreí a mi amado que me esperaba al pie del altar; ahí fue cuando todo a mi alrededor dejo de existir ahora solo éramos Edward y yo.
Mi papá me dejo ahí junto a Edward y el padre empezó la misa.
-yo Edward Cullen prometo amarte por toda la eternidad
- y yo Isabella Swan prometo amarte por toda la eternidad
-por siempre.- dijimos al unísono
Nos miramos a los ojo con amor, ternura y pasión no importaba nadie por que solo éramos el y yo. Edward y Bella nada mas.
Nos acercamos tan lento el uno al otro hasta que unimos nuestros labios en un beso tierno y apasionado, el primer beso como marido y mujer, mi primer beso como la señora Cullen. Un beso el cual sellaba una promesa que nos arriamos, una la cual jamás romperíamos, estar siempre juntos sin importar nada.
-te amo será Cullen.- rompimos el beso y todos aplaudieron
Edward me acerco más a él y poso sus labios en mi frente.
-te amo Edward…
Al fin juntos y por siempre, al fin habíamos logrado todas nuestras metas y roto todas aquellas barreras que se pusieron en nuestro camino.
Nuestro amor era un amor peligros, tuvimos que enfrentar muchas cosas para estar completamente juntos. Enfrentamos la maldad, la venganza, la avaricia, el dolor y la tristeza junto con la perdida y la felicidad pero al final logramos vencer todas aquellas cosas malas que se nos cruzaron en nuestro camino.
En nuestro amor.
Y ahora seriamos felices con nuestra familia ya no había nada que nos lastimara he hiciera daño. Seriamos felices por siempre.
Con nuestro amor
Un amor peligroso.
FIN.
Dos meces después.
Edward y yo caminábamos por el parque con nuestro hermoso bebe, estábamos disfrutando de una tarde maravillosa aquí en los Ángeles.
Nuestra vida era perfecta, que podíamos pedir estábamos casados y éramos padres de un hermoso bebe.
De repente un señor vestido todo de negro se nos acercó.
-Isabella y Edward Cullen?-pregunto el hombre misteriosos
-somos nosotros.- fruncimos el seño
-esto es para ustedes.- nos tendió un sobre y se fue, Edward empezó abrirlo.
Queridos sr. Cullen
Esto no es el final sino el comienzo.
Aro Vulturi.
Chicas quiero agradecerles todo su apoyo y sus comentarios y votos para con mi historia, sin ust6des no podría ver seguido ni terminado, ustedes eran las que me hacían escribir todo esto. Espero haya sido de su agrado. Sé que no es la mejor historia pero tan poco sé que es la peor si no ustedes no hubieran comentado. Quiero pedirles mil disculpas por mi falta de ortografía y se lo mejor que pude con esto, no soy perfecta pero trato de serlo.
Muchas gracias, por todo: por leer, por apoyarme, por comentar y votar mil gracias.
gracias por toodooo
Las quiero.
Y esperen la secuela.
UN AMOR PELIGROSO (LA VERDAD SERA REVELADA)
GRACIAS
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