BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59345
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 46: Sentimientos absurdos

Narra Alma

 

 

 

-         Abuelo…- le dije intentando mantener la respiración, notaba como el aroma de Jacob aun estaba cerca.

-         Ya estamos casi, ahora te voy a decir lo que tienes que hacer, pero se que hueles la sangre de Jacob, mantén ahora, hasta que encontremos una presa, ¿vale?

Asentí en la cabeza y pensé como estaría Jacob en estos mismos momentos.

Mi abuelo, Carlisle, me desvió de mis pensamientos.

-         Alma, ven, ahí, silenciosamente, abalánzate hacía él…

-         Supongo que sé, vi un par de veces a mis padres… Por favor, te puedo pedir una cosa, un secreto.

-         Claro, cariño.

-         Por favor, júrame, que si pretendo matar a seres humanos, alguna vez, y más a Jacob, haz todo lo posible. ¿Me sigues?

-         Alma… eso nunca ocurrirá, ¿vale? Tranquila.

-         Prométemelo, por favor, estaré más tranquila.

-         Te lo prometo.- dijo no muy conforme. – Ahora ves.

Me guié por el aroma del ciervo, y silenciosamente, por mi instinto, me abalancé y lo aferré bien fuerte, y metí mis colmillos en su cuello, la ponzoña de mi garganta que ardía por causa de la sed, iba desvaneciéndose, poco a poco.

Entonces cuando ya estaba satisfecha, con fuerza, me sentía mucho mejor; miré al ciervo, muerto. Me entró tristeza por haberlo matado, pero en ese instante también pensé, prefiero que muera él que no ningún ser querido, ni una persona.

Cuando terminé mi abuelo y yo volvimos a casa, tenía vergüenza de ver a Jacob, por la reacción que obtuve.

-         Alma, ¿ya estás mejor?

-         Sí. Esto… tengo miedo.

-         ¿Por?

-         No quiero que piensen que soy una mata animales, ni nada.

-         Lo dices por él…

-         Sí… después de lo ocurrido.

-         Tranquila, sabes que te quiere, no te abandonará.

Llegamos corriendo en un par de segundos a casa de mis abuelos.

Allí se encontraba mi madre y mi padre, esperándome.

Miré a la cara a Jacob, mi cara transmitía vergüenza, así que no me atrevía a hablarle ahora mismo, por lo que decidí hablarle con mi don. Y puse el escudo para que mi padre no pudiera oír lo que le decía.

 

Papá… lo siento, voy a poner el escudo, espero que no te importe.  Lo pensé, acto seguido mi padre me respondía con una mirada.

Cogí aire, y ahora me daba cuenta que estando allí, ya había cambiado, la sangre, la sangre de Jacob, ya no la olía. Ahora volvía a la normalidad, solo durante un tiempo.

Me concentré y pensé en Jacob después de poner mi escudo.

 

Jacob… Empecé y me respondió con una mirada.

Cerré los ojos y continué.

Jake, lo siento mucho por lo de antes… no volverá a pasar. Estoy… ¿como decírtelo? Avergonzada por mi comportamiento, lo siento.

 

Aun con los ojos cerrados quité mi escudo, y fui fuera.

Quiero estar sola… Pensé para que mi padre lo supiera.

 

Me senté en el borde de la piscina de la casa de mis abuelos, a pensar.

Necesitaba estar sola y pensar. ¿Cómo podía ser que fuera esta clase de… monstruo? Es que ya no era ni humana ni vampira, ni nada. Era una mezcla. Me daba mi propio miedo. No sabía como Jacob soportaba estar al lado de una, como yo.

De solo pensarlo me cayeron unas lágrimas.

Oí unos pasos detrás de mí y me giré repentinamente.

Fijé mis ojos en los suyos, sin decir ninguna palabra y de no actuar, me quedé igual que él, mirándonos. Hasta que mis sentimientos se apoderaron de mí y agaché la cabeza, mis lágrimas derramaron por mis mejillas.

Y oí como esos pasos volvían hacía a mí, otra vez; esta vez se puso a mi lado, sentado igual que yo.

 

-         ¿Qué te pasa? –me dijo acogiéndome de la mano.

Miré nuestras manos juntas, y esa mini corriente que atravesaba, era tan...Genial.

-         Nada… necesitaba estar sola. –admití.

-         Lo sé, pero quería hablar contigo, asolas.

-         ¿De qué? De lo hortera, y mal que me he comportado delante de ti, tranquilo no te pondré más en peligro, te lo juro. – me levanté del suelo dispuesta a irme.

-         Alma, vuelve, no ha pasado nada.

Me dirigí corriendo hacía el bosque, no podía estar al lado de Jacob, todo lo que ocurría a partir de ahora, eran problemas, y mucho daño.

 

 

 

Narra Jacob


 

Se levantó rápidamente, no la pude coger del brazo y pararla. Seguidamente entré en fase para poder ir más rápido y olfatear su aroma para hallarla.

Olfateé por todos los sitios para encontrar alguna pista de Alma, por fin la encontré, tan solo hizo falta mirar por encima de los arbustos un poco y la encontré llorando al lado del lago, donde de pequeña, se escapó para que Sam y la manada no le hiciera daño, donde la encontré.

Me transformé otra vez en humano y caminé hacía ella, sabía que me había escuchado, por lo que opté por hablarle, antes de que huyera de mí.

 

-         Alma, por favor, no te vayas, otra vez. –me senté a su lado, y le cogí su rostro perfecto.

-         Mírame por favor, te lo pido. –le supliqué.

Ella alzó su cara, y en sus ojos marrones vi la lágrima que derramaba por su mejilla, pronto la cacé y la quité de su mejilla.

-         No llores, tan solo harás que te duela esa cabeza que tienes. –le dediqué una sonrisa.

-         Jacob… no deberías. –me dijo casi susurrando.

-         ¿No debería el que?

-         Estar conmigo. No te mereces lo que tienes.

-         Es verdad, ahora mismo no lo merezco, y tú tampoco, quiero que estemos juntos, pero si no quieres, tranquila. Sé que estás pasando por momentos difíciles, lo entiendo, por eso quiero que me entiendas tú a mí. Quiero ayudarte. Pero si no me dejas, por favor, un intento.

-         Jake… por favor…, si yo lo agradezco, de verdad, pero…

-         ¿Pero?

-         No quiero que salgas herido si estás conmigo.

-         Sabes que eso no pasará. Además ha sido la primera vez, es normal. –la cogí de los hombros, e iba acercándome lentamente hacía ella.

-         Jacob, no lo hagas…- dijo susurrando.

-         ¿Qué no haga que? ¿No me quieres?

Le desafié aun estando cerca de ella, pero no tuve ninguna respuesta.

-         Alma, si no me quieres dímelo a los ojos, y te dejaré en paz.

Alzó sus preciosos ojos para mirarme, luchando para no derramar la lágrima que quería salir de sus ojos, abrió la boca para vocalizar, pero no le salió tan rápidamente las palabras.

 

-         Esto… yo no…

-         No me quieres… - acabé la frase.

-         Jake, yo, yo si que te quiero, tanto que te quiero, por eso te digo que te alejes del monstruo que estoy echo. – la lagrima que estaba conteniendo no pudo más y sobrepasó la línea por la cual estaba luchando.

-         Alma, no eres ningún monstruo, ¿vale? Por favor…

-         Jake, que pasará si dentro de poco me vuelve a pasar lo de hoy.

-         Pues te ayudaré, siempre tendrás mi apoyo, siempre.

-         ¿No te aré daño?

-         ¡Que va mujer! Sabemos tanto tú como yo, que no.

-         No estoy segura… hoy me he controlado.

-         Lo sé, te he visto. Y sabes que.

-         Qué.

-         Que lo has hecho de maravilla. Confía contigo misma. –respiró hondo cerrando los ojos, y vi como se relajaba.

Aproveché que estaba con los ojos cerrados y me acerqué a ella, hasta que junté por fin nuestros labios, lo cual fui respondido.

 

Te quiero, y lo siento por haberme comportado así.

 

Me dijo Alma a través de su don.

 

-         Yo también te quiero. –le susurré entre beso y beso.

Capítulo 45: Sedienta de sangre Capítulo 47: Secreto bajo llave

 


 


 
14639737 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10859 usuarios