PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 146209
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 46: Juegos de amor

A la luz de la luna que se colaba por la ventana,contemplaba a la mujer que yacía dormida,acurrucada contra su costado,con la cabeza apoyada en el hueco de su hombro y la mano al abrigo del latido violento de su pecho.Había cumplido su promesa.La había llevado a su cama y le había hecho el amor despacio la segunda vez,desnudándola con calma mientras ella lo desnudaba a él.

Le recorrió con un dedo la parte superior del pecho.Suspirando,Bella se acurrucó aún más contra él.Edward pensó que nunca se cansaría de oír sus leves suspiros,de mirarla mientras dormía,del modo en que le frotaba la pantorrilla con la planta del pie hasta quedarse dormida,como un bebé que necesita el movimiento repetitivo de quien lo mece para dormirse.

No es que ella fuera un bebé,ni mucho menos.Lástima que Inglaterra le desagradara tanto.Habría sido una condesa ejemplar.La esposa de su elección,una buena compañera.Pero la vida con él disminuiría sus sonrisas,reduciría sus risas y los haría desgraciados.No podía hacerle eso.

Bella pestañeó,abrió los ojos y elevando las comisuras de los labios,esbozó una soñolienta sonrisa.

—¿Qué haces?—preguntó en voz baja.

—Verte dormir.

—¿No estás cansado?

—Puedo dormir luego.—Cuando sólo su recuerdo le hiciera compañía.

—Probablemente debería volver a mi habitación—dijo ella,bostezando.

—Quédate un poco más.

Empezó a darle golpecitos con el dedo en el pecho.

—Le dije a Alice que en Tejas no había carabinas porque todo el mundo se comportaba.No se comportan,¿verdad?

—Supongo que depende de lo que entiendas por no comportarse.

—Para mí esto es no comportarse.—Lo dijo con un acento arrastrado que hizo reír a Edward.

—Me gusta cuando no hablas con propiedad.

—Ah,¿ahora te gusta?

—Pues claro,también me gusta cuando hablas con propiedad,sobre todo cuando me atacas.Sigues siendo muy fácil de sulfurar.

—Tú sigues dándome motivos para que me sulfure.

—¿Qué te parece si hago algo que no te sulfure en absoluto?

Ella se estiró lánguidamente contra él.

—Eres insaciable,¿lo sabes?

—¿Eso te supone un problema?

Bella sonrió.

—Creo que no,porque yo también lo soy.—Dejó de sonreír.—No me había dado cuenta hasta ahora.

—Eso es porque soy un amante muy habilidoso.

—Amante.Supongo que eres mi amante.Eso hace que todo esto parezca tan perverso...

—Sólo lo sabremos nosotros,querida.

Ella rodó sobre él,le besó el pecho,se deslizó un poco hacia arriba y le pasó la lengua por el pezón.Con un gemido profundo,Edward le acarició la espalda hasta llegar a sus nalgas desnudas.Miró hacia la ventana,vio un atisbo de luz y sonrió.La tormenta se había desplazado y había dejado tras de sí un cielo despejado.

—Ven,querida—le dijo,dándole una palmadita en el trasero.

—Ya estoy aquí—replicó ella levantando la cabeza.

—Me refiero a que te levantes de encima de mí.

—Ahora ya estoy despejada y me apetece un poquito de amor.

Le dio otra palmada en el trasero.

—Y yo te lo quiero dar,pero primero vamos a levantarnos de la cama.

—¿Lo vamos a hacer contra la pared en lugar de contra la estantería esta vez?

—No exactamente.Ven,Bella.

—Edward...

—Mira por la ventana.

Ella se incorporó y giró la cabeza.

—¿Eso ha sido una estrella fugaz?

—Creo que sí.

Bella salió arrastrándose de la cama,dio unos pasos hacia la ventana y se asomó.

—Oh,Edward,el cielo está tan despejado que las estrellas parecen diamantes vertidos sobre terciopelo.¡Mira, otra!¿Por qué hay tantas aquí?

Él se situó detrás de ella.

—No sé si hay más o es que como el cielo está tan oscuro,son más fáciles de ver.

Le levantó la melena,se la descolgó por los hombros para que le cubriera el pecho y el estómago y le dejara la espalda al descubierto.Luego le besó la nuca.Bella suspiró e iba a volverse cuando él la detuvo,poniéndole las manos en los hombros.

—No,sigue mirando las estrellas.

—¿Qué vas a hacer?

—Tú sigue mirando las estrellas.

—Pero quiero tocart...

—Chissss.Puede que nunca volvamos a tener un momento así.

Cuando Edward volvió a posar su boca abierta,cálida,en su cuello y la rodeó con los brazos para acariciarle el pecho,ella dejó de quejarse.Se le daba muy bien convencerla de que hicieran las cosas a su manera.

Bella echó la cabeza hacia atrás.

—Mantén los ojos abiertos—dijo él.

—Sí...mira...allí hay una.

Le recorrió la columna con la boca,abriéndose camino arriba y abajo,hasta los hombros,de nuevo a la columna,cada movimiento de su lengua,cada mordisquito de sus dientes la hacía estremecer.Sus manos se paseaban provocadoras por sus pechos,su estómago.Ella seguía allí de pie,aceptando estoicamente la tortura a la que la sometía,gimiendo,retorciéndose,deseando volverse para poder aplicarle a él la suya.

También Bella podía hacerlo.Acariciarle las piernas despacio,besarle las pantorrillas,los muslos,las nalgas.Pasear las manos por su pecho,jugar con sus pezones,descender hasta...

Los dedos de Edward orquestaban una magia deliciosamente maravillosa y perversa.

—Estás muy húmeda y muy caliente—le dijo con voz áspera.—Muy preparada.No cierres los ojos.

Ella soltó un gemido diminuto que esperó que él entendiera como señal de aceptación.Al sentir su empuje,Bella se agarró a los bordes de la ventana,aunque habría preferido volverse y agarrarse a él.Abrazarlo con fuerza,con la misma fuerza con que Edward la abrazaba en aquel instante.Tocarlo como él la tocaba.Montarlo como él la montaba.

Notó que crecía la presión,que aumentaba el placer...Vio la estrella pasar como un rayo...

—¡Ahí viene!¡Ya!¡Cielo santo!

El apretó la boca abierta en el hombro de ella,se sacudió con fuerza contra su cuerpo y Bella le devolvió la sacudida,presa del placer.Su último empujón fue violento y profundo y acto seguido,la presionó contra su cuerpo,jadeando en su oído y ella se preguntó cómo seguían aún de pie.

—He visto las estrellas en el cielo y las he sentido en mi cuerpo—le susurró con la respiración entrecortada.—Ese deseo tiene que cumplirse.

Edward soltó una risita sofocada.

—Espero que fuera uno bueno.

—Lo era—le aseguró Bella,sin entender por qué hasta aquella noche jamás había visto una estrella fugaz en aquella parte del mundo.¿Qué otras cosas se había perdido?

Capítulo 45: Malos recuerdos Capítulo 47: El reino

 


 


 
14671093 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10905 usuarios