BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59348
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 45: Sedienta de sangre

Narra Alma

 

Llegamos al parque donde quedamos con Andrew y María ese día, hacía frío, un frío horroroso, ese frío que hace en estas fechas.

Mientras los esperábamos hablamos nosotros dos.

-         Alma… - me susurró Jacob, mientras cogía mi mano y la enterraba a la suya.

-         Dime.

-         ¿Estás segura? Y si de repente, no sé, quieres atacarles.

-         ¿Qué?- le miré dudosamente.

-         No has estado con humanos, no sabes como reaccionarás.

-         He estado a tu lado…

-         No es lo mismo.

-         Si que es, y además, si noto algo raro dejaremos el plan para otro día, no pienso hacerles daño, a nadie.

-         Lo sé, tú avisa, ¿vale?

-         Tranquilo.

Al cabo de pocos minutos oí unas pisadas a lo lejos, y unas voces, las cuales reconocí, Andrew y María.

-         Están apunto de llegar. – le anuncié a Jacob.

-         Vaya.

Pocos minutos después aparecieron a la entrada del parque, nosotros fuimos hasta ellos, los recibimos con dos besos, menos los chicos un apretujón de manos.

-         ¡Alma! Cada vez estás más guapa, como lo haces tía.- me dijo María, sonreí sin ganas.

-         Me cuido la piel.- solté unas risas tontas, Jake me miró.

-         Bueno, ¿vamos a una cafetería?, que hace un frío que pela.- dijo Andrew.

-         Claro, vamos.- dijimos.

 

Hablamos María y yo, de nuestras cosas, de chicas. Y Jake y Andrew hablaban ellos.

Entramos en una cafetería de Forks, la única que estaba en estas fechas abierta. Nos sentamos en una mesa de cuatro y pedimos.

-         Hola chicos, que alegría volver a veros.- dijo Brinca, la camarera.

-         Hola Brinca, Feliz Navidad, aunque ya a pasado. ¿Qué tal?- le pregunté.

-         Bien, ¿y vosotros? Con frío me parece…

-         Sí. Muchísimo.

-         Bueno chicos, que queréis.- dijo Brinca.

-         Un batido de chocolate.- dijo María.

-         Que sean dos.- le dije.

-         Dos batidos de chocolate…- dijo mientras apuntaba en una mini libretita.

-         Yo un café.- dijo Jake.

Pobrecito, seguro que esa noche le tocaría guardia en el bosque.

-         Y yo un bombón.- dijo finalmente Andrew.

-         Vale, ahora os lo traigo.- dijo Brinca antes de marcharse atrás de la barra.

Mientras tanto estuvimos hablando sobre volver a quedar.

-         ¿Qué os parece si en nochevieja lo celebramos juntos?- dijo María.

-         Bien. Me da igual. Lo que queráis.- dijimos.

Brinca vino con lo que pedimos y se volvió a su sitio.

Puse mis manos alrededor del vaso caliente.

En ese momento, parecía que el tiempo se iba parando poco a poco. Ese perfume tan delicioso, ya no era perfume, era distinto. No sabía que me estaba ocurriendo.

En ese instante me noté mareada, y mi mirada se posó en la de María. Fijamente.

-         ¿Qué te ocurre Alma?- me preguntó María pude reaccionar, aunque ese aroma me perseguía.

-         Esto… nada. – mentí.

-         Bueno pues quedamos para nochevieja, ¿o no?

-         Ya lo confirmaré seguro, ¿vale?- les dije.

-         ¿Qué ocurre?- me preguntó Andrew.

-         Nada. ¿Qué hora es?- pregunté para tener una escusa para salir de ahí.

-         Pues… las ocho y media ¿tienes prisa?- me preguntaron.

-         Si, lo siento, se me fue el santo al cielo. Debo volver enseguida a casa, me dijeron mis padres… por que he estado enferma, y aun no estoy del todo bien.- dije.

-         OH, pues bueno… ya hablamos y quedaremos otro día que estés mejor. Cuídate.- nos dimos dos besos cada uno.

Me acerqué a María para darle dos besos, y en la garganta noté como un líquido me quemara, como si necesitase algo. Repentinamente me aparté de ella. ¿Estaría sedienta de sangre?

-         ¿Me acompañas a casa, Jake?- le pregunté mirando al suelo.

-         Si, vamos.- dijo algo preocupado.

Salimos por fin de aquel sitio, pero el aroma aun no desapareció, solo pude captar el de María, y el de Andrew, no.

 

 

 

 

Narra Jacob

 

 

 

Noté a Alma extraña, preguntando la hora, cuando no tenía hora para volver. Entonces capté cuando se arrimó a María para darle dos besos, me fijé en su cara, y la que puso antes, eran igualitas, algo raro le estaría ocurriendo.

Una vez fuera, esperé a preguntarle cuando estuviéramos por el bosque.

Caminamos en silencio, Alma estaba extraña, la verdad.

 

 

-         Alma, ¿Qué te ha pasado?- le pregunté cogiéndola de la mano.

-         Jake…- dijo volviéndose hacía a mí llorando, la abracé para consolarla.

-         Shh, shh, que te ocurre.

-         Jake… ¿no lo has notado? Por dios, tú…- puso cara rara.

-         ¿Qué te pasa?- le pregunté extrañado.

-         Jake, por favor, aléjate. – ahora me estaba preocupando.

-         ¿Qué te ocurre Alma? por dios, dímelo.

-         Apártate, estás en peligro a mi lado.- dijo llorando.

-         Por que…

-         ¡Estoy sedienta de sangre!- chilló.- No puedes estar cerca de mí, tu…sangre, ese aroma me inunda mi garganta, por favor. Vete te aré daño, me ha resultado fácil con María, pero tú, eres… especial.- dijo tapándose la garganta.

-         ¡Vamos!- dije animándola.- te voy a llevar a tu abuelo.

-         ¡No entiendes!, te aré daño como te arrimes a mí.

-         Se que no me harás daño.

-         No lo sabes…

La cogí de la mano y corrimos hasta que llegamos a casa de los Cullen.

Noté como varias veces se resistía, pero lo que evitaba morderme, si eso era lo que su instinto pensaba, yo sabía que lo evitaba por nuestro amor.

 

 

Alice abrió rápidamente la puerta.

Senté a Alma en el sofá, quieta, muy quieta, resistiéndose a mi sangre.

-         Carlisle, tenemos un problema.- le dije mientras él bajaba.

-         Lo sé Jacob, tranquilo, déjamela en mis manos.

-         Sí.

Cogió a Alma y la levantó.

-         Alma, ¿me oyes?- le preguntó. Aun estaba en estado de shock, se podría decir.

-         Abuelo… por favor… que…se valla. Díselo tú, a mi no me hace caso… por favor.- se refería a mí.

-         Tranquila Alma, él no se irá, no tiene el por qué, nosotros si que nos vamos. Tranquila.

-         Por favor…

La aferró fuertemente y acto seguido salieron al bosque.

Me quedé con Alice, me consolaba.

-         Jacob, tranquilo. Ya lo sabíamos… ¿o no?

-         Sí, pero no sabía que fuese tan pronto.

-         Pronto o tarde, algún día debía de ser.

-         Y ya ha llegado.- dije poniéndome las manos a la cabeza.

-         Sí… pero después de hoy, ya no volverá a probar la sangre de los animales después de ¿un mes? Seguramente. Pero tú… ¿la sigues queriendo?

-         Por supuesto. No podría estar sin ella, y ahora…

-         Ahora no puedes hacer nada, y cuando le pase esto… hasta que se acostumbre, aléjate un poco de ella, por tu seguridad.

-         ¿Mi seguridad? Que me estás contando Alice.

-         Jacob… yo te lo digo. Después, como te vuelva atacar…

-         …¿atacar?- le interrumpí

-         ¿No te ha atacado?- me preguntó perpleja.

-         No, y a María, tampoco.

-         ¡Humanos! Jacob Black…

-         Habían quedado, además Alma cuando ha notado que algo iba mal, ha dicho que se encontraba mal, hasta que me lo ha dicho en el bosque.

-         No te ha atacado…- repitió.

-         No, Alice, no me ha atacado. ¿Debería?

-         Supongo que sí. Será verdad eso…

-         ¿El que?

-         Hay conexión entre vosotros.

-         ¡No me digas!

-         No de esa forma tonto. Me refiero… a ver, ¿tú sabes el sacrificio que habrá echo para no atacarte?

-         Me lo imagino.

-         No puedes, no sabes lo que es.

-         Cierto. Pero…

-         Significa que estando con ella, aunque esté sedienta… no te podrá hacer nada, te ama más de lo que te piensas.

-          Vaya…

-         Pero por precaución…

-         Tranquila. Además soy fuerte.

-         Y ella.

Dejamos ahí esa conversación, y no volvimos hablar de nada más.

Mantuvimos ese silencio hasta que llegaron Edward y Bella.

Capítulo 44: Día de Navidad Capítulo 46: Sentimientos absurdos

 


 


 
14639737 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10859 usuarios