
4.16 Fuego
Continuábamos siguiendo el rastro de Nahuel, acercándonos cada vez más a la ciudad. Quizá nos estaba llevando hacia alguna trampa, pero su rastro era en lo único que podíamos confiar, nuestra única esperanza era que él estuviera con Nessie… Pero eso era algo que me repugnaba.
-Tranquilo Jacob – susurró Edward acercándose a mi mientras corríamos -, Nessie estará bien… Pero espero que no tengas razón en lo de la trampa.
Estábamos a punto de comenzar a subir por los tejados cuando un olor me golpeó en la cara como si me tiraran una piedra. Nos detuvimos todos en seco. Era Nessie. Su olor había llegado repentinamente, pero ahora su rastro era my fuerte, nos dirigía directamente hacia ella. Comencé a correr dejando atrás a los Cullen, tenía que llegar a aquel lugar. Cruzaba de un tejado a otro sin ni siquiera mirar hacia atrás, únicamente seguía a mi olfato.
-¡Jacob, la gente te está viendo! – me gritó Edward, que ya me había alcanzado. Pero eso no me importaba. ¿Por qué debía preocuparme de que los parisinos viesen un lobo gigante? No pensaba pasar mucho más tiempo en ésta ciudad.
Ignoré completamente el gruñido que emitió a mi lado. Por fin conseguí ver mi objetivo. Nessie estaba en aquella casa. Corrí todavía más rápido, sentía cómo se rompían las tejas bajo mis patas. Me lancé al vacío, aterrizando justo delante de aquella casa. Derribé la puerta y busqué las escaleras. Olí a Nessie en el piso de arriba y corrí hacia aquella habitación. En cuanto entré allí el pelo de mi lomo se me erizó con lo que vi.
Nahuel estaba acercándose peligrosamente al cuello de Nessie. Ella estaba atada de pies y manos, no podía moverse. Esa visión hizo que la cólera recorriera mi cuerpo y perdiera el control.
Me abalancé sobre Nahuel apartándolo de Nessie de un solo golpe. Su cuerpo atravesó la habitación estrellándose contra un espejo que había en una de las paredes. Vi cómo se levantaba rápidamente y gruñí mientras me lanzaba de nuevo hacia él. Fue más rápido que yo y me clavó un fragmento del espejo en una de las patas. Pero el dolor no me detuvo. Abrí mi boca hasta conseguir agarrar el cuello de Nahuel.
-¡Suéltame maldito chucho! – vociferó intentando defenderse. Pero su voz se quebró antes de que consiguiera emitir alguna otra palabra. Le partí el cuello clavándole mis colmillos. Sentía su sangre saliendo a borbotones entre mis dientes. Aún así todavía seguía vivo, sentía su corazón latir débilmente. Lo lancé contra el suelo y me acerqué a él, saboreando el momento de su muerte en mis manos. Su mirada de terror tan cerca de mi hocico hizo que se disparara mi adrenalina. Ya estaba agonizando, pero no iba a dejar que muriese, iba a matarlo yo. Con un mordisco partí en dos su cuello, separando su cabeza del resto de su cuerpo mientras clavaba una de mis patas delanteras en su pecho, aplastando su corazón de semi-vampiro.
-Ya lo has matado, no hace falta que continúes destrozando su cuerpo – me dijo Edward.
Por primera vez volví la vista hacia la puerta de la habitación. Ya estaban allí todos, observando el sadismo con el que mataba a aquel engendro. Bella abrazaba a Nessie, que sollozaba mientras me observaba.
Pero teníamos que acabar el trabajo. Robert y Nahuel estaban muertos, pero era necesario hacer desaparecer sus restos. Nahuel era semi vampiro, pero no me fiaba que bastara lo que había hecho para mantenerlo muerto.
-Salid de la casa – Edward se dirigió hacia su familia – tenemos que incendiar todo esto, esperad en un lugar seguro.
Comenzó a prenderle fuego a la cama, que ardió rápidamente. Vi un pequeño mueble bar en el lado opuesto de la habitación y lo golpeé para que el alcohol cayera sobre todas las zonas posibles. Edward encendió el alcohol que había derramado por el suelo.
-Vámonos ya Jake, el fuego no es bueno para ninguno de los dos.
Corrimos hacia la salida de la casa antes de que el fuego invadiera todas las habitaciones. Una vez fuera nos reunimos con los demás hasta encontrar un lugar en el que nadie nos vería, sobre los tejados más altos de París. El incendio se extendía cada vez más. Noté cómo Nessie se aferraba a mí, abrazándome lo más fuerte que podía.
-Gracias Jake, me has salvado… - me susurró al oído mientras me daba un beso en el hocico.
-Oh, qué escena más tierna… Qué pena que me haya perdido toda la diversión – el sonido de la voz tintineante que pronunció esas palabras nos sobresaltó a todos.
°o.O Nere O.o°
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