Escoltada por Heidi y Alec, traspasamos las grandes puertas, y ahí se encontraban a la espera los 3 señores.
- Buenos días, Nessie –me saludaba Aro-. Bueno, ¿Prefieres que te llame Renesmee?
- Está bien –fue lo único que respondí.
- Ahora que todos estamos reunido -¿Todos? ¿A quiénes más se refería Aro? Fui pasando mi mirada por todos los presentes en la sala, y fue cuando me di cuenta de que mi corazón no era el único presente, escuchaba otros más ¿Humanos? No lo creo. Mi mirada se encontró con la de unos ojos muy familiares, unos que me contemplaban igual que yo a él. Su piel morena no había cambiado en lo absoluto, pero el cabello si, se lo había cortado, ya no usaba liga para amarrarse el cabello, ahora ya lo tenía lo bastante corto, con onduladas, se veía mojado. Sus ojos cafés chocolate, intactos como los años. ¿Qué hacía Nahuel aquí también?-. Seguramente se han de preguntar por qué se encuentran aquí, ¿Cierto? –Después, pude percatarme de 2 siluetas que se encontraban a su lado, eran mujeres, con ciertos rasgos parecidos a los de él-. Bueno, es una tragedia de verdad, siento tanto lo que está a punto de suceder. Pero, ¿Nunca han considerado las posibilidades de qué su raza… sea peligrosa? –pareciera que de verdad le costara hablar.
- ¿Peligrosa? –repetí atónita.
- Bueno, no exactamente ustedes. –me miró con compasión-. Es decir, no son ninguna clase de experimento, pero no es algo común.
- ¿Para usted es normal ser lo qué es? –dijo con acritud Nahuel. Por fin había escuchado su voz, era igual que como la recordaba.
- No, pero ustedes son una especie que no tiene…argumentos para decirnos que será de ustedes en unos años. ¿Acaso sabes si duraras toda una existencia? ¿Si llegara un punto en el que envejezcas? –él se quedo callado-. Exacto. Ustedes no son objetos para experimentar, y ¿Con quiénes se reproducirían? Eso es una verdadera incógnita. En el síntoma de apareamiento, no sabríamos a lo qué le darían vida –me estremecí a la manera tan repulsiva en la que había dicho “qué” como si nuestros futuros hijos fueran algo mortal-. Todos, como cualquier otro animal, tienen esa necesidad de reproducción, pero la pregunta es… ¿A quiénes elegirían para ese experimento? ¿Qué cosa se crearía después de ello? –hizo una pausa-. No estamos seguros, nadie lo sabe.
Eso era una gran pregunta… si me llegue a ver como madre alrededor de unos pequeños bebés, formar un núcleo familiar con Jacob. Muchas veces esa día llegó a cruzar por mi cabeza, pero jamás me puse a pensar en lo que eso implicaría, en como saldría una mescla así. Ya comprendía lo que estaba explicando Aro, nosotros habíamos demostrado no ser un problema, pero… ¿Al ser al que le diéramos vida? ¿A quién escogeríamos? Eso era absurdo, no sería peligroso, al contrario, pienso que serían más listos, o simplemente no tendría por qué haber una mezcla atroz.
- Muchos aquí se han de preguntar qué clase de experimentación me refiero –todos se quedaron pacientes esperando a que Aro prosiguiera-. ¿Demetrí? ¿Luca? –llamó, y se escuchó el movimiento de algo de fierro extremadamente pesado, el chillar de una especie de ruedas, poco a poco se fue viendo una especie de jaula, que contenía a …una criatura, una cosa que se movía como si tuviera toques por el piso de metal en el que se encontraba, al vernos, se lanzó contra la reja, sus dientes se veían dañinos, como si pertenecieran a otro animal, sus ojos eran negros, un negro que parecía estar ciego. Gritaba y abría demasiado la boca como si quisiera atacarnos. Se veía que iba perdiendo pelo, su piel era demasiado débil, parecía ser semi-transparente. Sus ojos con las pupilas dilatadas, se concentraron en mí. Sentí un dolor punzante en la cabeza, como si me estuvieran haciendo una presión insoportable dentro. Que alguien agarrara mi cerebro y lo empezara a ir apretando más y más.
Di un grito de dolor, y sentí que me desmayaría del dolor que me estaba provocando. Con ambas manos me rodee la cabeza, y cuando caería al piso, Alec me tomó por los hombros y me sostuvo en un abrazo.
- Jane –dijo Aro, un tanto horrorizado.
- Por supuesto, señor –ahora el dolor se iba haciendo ligero, pero el ambiente no quedo en silencio cuando yo había parado de gritar, ahora estaba lleno por los gritos que provenía de lo que estuviera en esa jaula.
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- “Creo que…ya un poco mejor” –le conteste a través de mi don, y él se quedo inmóvil al
percibirlo. Debí de haber sido más cuidadosa, claro, esta había sido la primera vez que lo usaba
con él.
Era increíble… la primera vez. En mi casa era extraño escucharme responder en voz alta, ó
hablar siquiera. Siempre prefería hablar usando mi “don”. En este lugar si se nota que he
tenido que hablar bastante, no creo haberlo hecho tanto desde que… ¡Auu! Aún me dolí un poco.
Poco a poco el dolor fue cesando, y ya podía ver con claridad. Me incorporé, pero aún Alec no me
soltaba, y me mantenía agarrando con una mano por la cintura.
- ¿Renesmee? –llamó Aro, y lo fulminé con la mirada