
4. 15 Maldad
-Nahuel… -apenas pude pronunciar su nombre, mis ojos de inundaron.
No podía creer lo que estaba ocurriendo ¡Nahuel estaba detrás de todo! ¡El había ordenado a Robert que me secuestrase! ¿Por qué? ¡Nahuel! Sabía desde el principio que ocultaba algo, pero nunca pude imaginar algo… así. ¡Como había conseguido manipularnos a todos! Una profunda arcada me saco de mis pensamientos.
-Como… ¡como has podido! –grite- ¡Suéltame cabrón! –forcejee con los precintos que ataban mis muñecas -¡Suéltame!
-Deja de comportarte como una cría Renee –pronuncio Nahuel mientras se acercaba a la cama donde me encontraba.
-Re… ¿Renee? ¡Cállate maldito! –grite histérica.
Como se atrevía a dirigirme la palabra. ¿Renee? Podía masticar la ira que me invadía. Solo deseaba soltar mis ataduras y lanzarme sobre el. ¡Maldito asqueroso! ¡Me repugna!
-Que linda estas cuando enfureces –rió. Robert le siguió como un simple lacayo.
-¡Me repugnas! ¡Suéltame para que pueda darte tu merecido! –grite mientras forcejeaba. Un líquido caliente broto de mis muñecas… pero aquello no me detuvo. La ira me consumía. El odio movía cada uno de mis músculos y la venganza era la única palabra que resonaba en mi cabeza.
-Deberías estarte quieta… estas sangrando –dijo Robert.
-¡Cállate maldita sanguijuela faldera! ¡Ni que te preocupase! –escupí cada una de las palabras mas alto que la anterior.
-¿Sanguijuela faldera? ¡Deberías callar tu bocaza! ¡No te encuentras en una buena situación! Te lo recuerdo – exclamo, una luz rojiza proveniente de sus ojos me indico… que mis palabras debían haberle… “molestado”.
-Ya vale a los dos, no tengo ganas de aguantaros- dijo Nahuel mientras se pasaba los dedos por la frente, de forma dubitativa.
-¡Pero amo!- lloriqueo Robert.
-¡Ja! –reí- ¿y yo soy la cría? ¡Por lo menos no lloriqueo así delante de nadie! –reí a pesar de lo delicada de mi situación. Ni siquiera lo vi venir. Su sombra se traslado y sus pérfidas manos sujetaron las mías antes de que pudiese reaccionar.
-Ya basta Renee –sus palabras, lentas y con confianza intentaron calmar mi ira. Pero sabía perfectamente que era su “don” el que estaba actuando ahora… y demasiado bien a mi pesar.
Se sentó a mi lado y se llevo mis muñecas a la boca. Pensé que ese era mi fin. Todo había acabado. Cerré los ojos y desee que todo esto no hubiese ocurrido nunca. Pero lo que sucedió después, me sorprendió aun más. No eran sus colmillos los que se adentraban en mi fina piel, sino su lengua, la que lamía cuidadosamente la sangre que me habían hecho las heridas del forcejeo.
No supe como reaccionar ante eso ¡Que quería! ¿Qué quería conseguir? ¿Por qué lo había hecho? El último roce de su lengua contra mi piel, fue mas intenso que el resto, lentamente levanto la cabeza y me dedico una mirada hambrienta. Deseaba más. Y temí lo peor.
-¿Qué quieres de mi? –me atreví a preguntar.
-Tu sangre –respondió sin un atisbo de sorpresa en su voz.
-Mi… mi ¿sangre? –pregunte anonadada.
Mi sangre… entonces era cierto que quería matarme. ¿Pero para eso había organizado todo aquello? ¿Tantas molestias solo para beber mi sangre? ¡Aquello no tenia ningún sentido! ¡Paris! ¡Robert! ¡El secuestro! ¡Todo esto! ¿Solo para matarme así?
-¿Para esto me has secuestrado? ¿Para desangrarme? –pregunte confusa, necesitaba respuestas. Aunque fuese lo último que escuchase.
-¿Quién a dicho que iba a ser yo el que te matase? –sus palabras eran ahora mas confusas que antes.
-Pero no dijiste que… ¿querías mi sangre?
-Así es, pero no para desangrarte aquí mismo. No para alimentarme de ti – se tomo toda la calma que pudo para pronunciar aquellas palabras. Vale ahora si que estaba perdida.
-Entonces… no lo comprendo –susurre- ¿Quién va a matarme? –pregunte ansiosa por escuchar su respuesta.
Y parecía que había acertado de pleno con la pregunta, por que la cara de Nahuel cambio. En su rostro se dibujo la victoria, en sus labios la felicidad y en sus ojos… se reflejo la sombra de la muerte.
-En verdad que siento todo esto Renee, seguramente habríamos formado una pareja excelente –rió- pero hay cosas que se interponen en nuestro… bueno en realidad en “Tu” futuro mas cercano. En la vida hay que elegir Y yo elegí vivir. Para ello he tenido que tomar muchas decisiones difíciles… aunque admito que esta no fue de las mas difíciles –carcajeo y se dio la vuelta. Su brazo se estiro y su mano se cerró en el cuello de Robert.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué pretendía hacer Nahuel?
-A… amo que..
-Gracias por tus servicios, pero ya no me eres de mas utilidad –apretó aun mas su cuello entre sus dedos. La mirada agonizante de Robert no tardo en desaparecer de sus ojos y en su lugar un crujido sordo le desencajo el cuello. Su cuerpo inmóvil cayó al suelo. Nahuel se agacho a su lado y desenvaino una pequeña daga que llevaba atada en la pierna. Su filo degolló sus restos.
-Mas tarde haré una pequeña barbacoa con tus restos –rió mientras limpiaba su daga en las ropas de Robert- ¿por donde íbamos Renee? –pregunto mientras su diabólica sonrisa dejaba entre ver sus afilados colmillos- ¡Ah, si! En el interesante tema de quien iba a matarte –rió.
-¡Como has podido! ¡Lo has matado! –grite contemplando su cuerpo- ¡El habría hecho cualquier cosa por ti!
-Lo se, pero sabe demasiado y no quiero que mi hermana se moleste con su presencia.
-Ka… ¡Kahiel!
-¿Al fin lo has entendido Renee? No te lo tomes como algo personal querida, pero es tu vida o la mía y prefiero que seas tu el querido alimento de mi hermana. O acaso… ¿no te has preguntado de qué se alimenta para tener ese color de ojos?
O_o_kristy_o_O
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