Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 149997
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

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Capítulo 41: Primer dia de trabajo

La mañana del viernes me levante a las seis y media de la mañana, mientras Edward se bañaba yo prepare el desayuno para los tres, luego yo me fui a duchar y el se encargo de despertar y ayudar a bañar a Lydia, desayunamos los juntos y luego Ed se fue.
Ordene un poco la casa, limpie la cocina, guarde en un bolso algunos juguetes para Lydia y luego nos fuimos a la tienda. Aun faltaban 45 minutos para abrir pero debía llegar a esta hora para abrirles a las chicas de la limpieza.
Mientras limpiaban Lydia se fue a dormir a la oficina, yo me quede abriendo la caja y de apoco fueron llegando el resto de las empleadas, la última en llegar fue Irina que por poco y llega tarde, estaba haciendo todo el merito para caerme mal y ni hablar que se encuentra en periodo de prueba. La mañana transcurrió movida, a la hora del almuerzo Rose, mi hija y yo comimos en la oficina. La tarde no fue mas tranquila pero no me podía quejar las ventas eran buenas. A las cuatro llego Edward a buscar a Lydia, se quedo media hora haciéndome compañía y luego se fue a hacer la cena, llevaron a Rose al apartamento de Em por lo que quede sola con las chicas del local, a última hora el flujo de gente se calmo un poco por lo que aprovechamos para hablar un poco, me preguntaron mas detalles del embarazo, de Lydia, Irina pregunto por mi Ed pero le respondí con monosílabos, yo les pregunte como se sentían en el trabajo y como era la relación entre ellas, dijeron que se llevaban todas perfectamente pero por la cara de algunas sabia que mentían, pero no era el momento de preguntar mas. Me fui a casa, estaba agotadísima y eso que solo había sido un día, esto de estar todo el día acostada me había mal acostumbrado.
En cuanto entre a casa me invadió un rico olor a lasaña, que rico! Fui hasta la cocina y me encontré con dos de mis amores cocinando.
-    A que hora llega mama? –pregunto mi hija, no me escucharon a causa de la música.
-    Ahora. –le dije haciéndome notar.
-    Mami! –grito emocionada y corrió hacia mi.
-    Hola princesita hermosa! me extrañabas? –le pregunte mientras la estrechaba fuertemente entre mis brazos.
-    Si, demoraste mucho –se quejo-. A que no sabes que nos compro papi? –pregunto con una gran sonrisa en su carita, mire a Edward extrañada, el estaba muy cerca de nosotras mirándonos con amor.
-    Que nos compro?
-    Helado! –dijo de lo mas feliz dando saltitos entre mis brazos, no pude evitar reírme a carcajes.
-    Si seguimos con tanto helado vamos a terminar rodando. –me miro extrañada.
-    Como estas mi amor? Como te fue en el primer día? –me pregunto Edward acercándose a mi para darme un tierno beso en los labios.
-    Estoy muerta, tanto tiempo sin hacer nada creo que me he convertido en una vaga. –Ed se rio por mi comentario y me abrazo con amor.
-    En ese caso a lavarse las manos y a descansar. –me dijo como si hablara con un niño, no pude evitar reírme. Antes de ir a cambiarme y asearme les di un beso a los dos.
Cuando regrese a la cocina la mesa ya estaba puesta y mi familia me esperaba lista para cenar. Comimos hablando y contando chistes, Edward nos conto como le fue en su día y que había hablado con sus padres para explicarles que iríamos luego del mediodía, cuando yo saliera de la tienda, Lydia se iría con Emmett mas temprano, para poder pasar mas tiempo con sus abuelos. Después de comer miramos una película familiar los cuatro en nuestra cama, cuando Lydia se quedo dormida su padre la llevo a su cama y luego tuve una noche de sexo apasionado con mi prometido.
A la mañana siguiente me desperté temprano, puse la alarma debajo de mi almohada en vibrador para no despertar a Edward, me di una ducha, prepare el desayuno y fui a despertar a Lydia, tomamos el desayuno juntas y la fui a dejar con Em, le deje una nota a Ed explicándole que ya me había encargado de dejar a nuestra hija y que lo pasaba a buscar a las doce asi íbamos en un solo auto.
Llegue a la tienda siete y media, iba con quince minutos de retraso, le abrí al personal de limpieza, me disculpe con ellas unas cien veces y luego comencé como el día anterior, las chicas fueron llegando y a las ocho se abrió al público, no llego nadie hasta alrededor de las nueve, luego el movimiento de gente hizo la mañana mas llevadera.
Alrededor de las diez me fui a la oficina, debía hablar con Tanya por unas fragancias que se estaban agotando. Decidí mandarle un correo ya que no era adecuado interrumpirla a esta hora un sábado. Cuando sali de la oficina escuche la voz mas hermosa del mundo pero el contesto de la conversación no me gusto nada, todas las chicas se pusieron nerviosas en cuanto me vieron.
-    Que no! No me interesa ninguna fragancia ni que te me ofrezcas como un pedazo de carne! –dijo la voz de Edward, se oía exasperado. No necesite llegar hasta donde estaban, detrás de la última góndola, para saber con quien hablaba.
-    Pero le puedes comprar un perfume a tu novia… o a tu amante. –como se atrevía?
-    Pero que te piensas? –justo en ese momento llegue donde se encontraban.
-    Su PROMETIDA es la dueña del lugar –le escupí en la cara la palabra prometida, Ed se acerco rápidamente a mi y me abrazo por la espalda- y además el no se fija en zorras regaladas, asi que no pierdas mas tu tiempo. –me quedo mirando con la boca abierta, sin saber que decir.
-    No es lo que parece. –dijo después de unos segundos.
-    No me importa lo que puedas llegar a decir, mejor ve a recoger tus cosas y vete de una buena vez.
-    Me despides? –pregunto sorprendida la muy ingrata.
-    Estas tratando de ligar a mi prometido –le mostré mi anillo-, eres tan idiota para esperar algo mas?
-    O para no darte cuenta que nunca me fijaría en nadie teniendo a la mujer mas hermosa del mundo a mi lado? –agrego Edward dando un beso tierno y amoroso cuando termino de hablar.
-    Ya veremos si crees eso cuando tu mujer hermosa este gorda como un elefante. –la mire incrédula, no daba crédito a mis oídos.
-    Escúchame muy bien igualada, no vuelvas a ofender, herir o agredir a mi Bella porque te ira muy mal. Ya quisieras tu tener el uno por ciento de su belleza. Ahora vete de aquí de una buena vez que no quiero que una zorra me arruine el sábado. –me sorprendió la reacción de Edward.
-    Vamos amor, no vale la pena rebajarse. –nos fuimos juntos detrás del mostrador, el resto de las chicas se quedaron con la boca abierta. Todos observamos a Irina recoger sus cosas y luego la vimos salir.
-    Lamento que hayan tenido que presenciar esto, ni Edward ni yo somos de tratar de esta forma a las personas, pero yo no permito que se metan con el y como vieron a el no le gusta nada que me falten el respeto. Esto sonara insensible en este momento, pero hay un puesto vacante, si alguna conoce a alguien que realmente lo necesite y merezca es bienvenida a traerla aquí para hacerle una entrevista. –todas asintieron y Ed y yo nos fuimos a la oficina. Nos sentamos juntos en el sillón.
-    Te dije que iba a quedar hecha una vaca. –a pesar de que me trate de hacer la valiente ese comentario me lastimo, y mucho.
-    Ven aquí –me dijo mi amor con tono dulce mientras me sentaba en sus piernas-. Escúchame bien mi bomboncito relleno…
-    En serio? Estoy teniendo una crisis por mi peso y tu me dices bombon relleno?
-    No ha sido mi mejor analogía pero de lo que estas rellena es de nuestro pequeño príncipe –acaricio mi pancita-, además los dos sabemos que no eres gorda, tienes tu pancita pero luego de dar a luz volverán mis caderas de infarto. –no lo arreglo muy bien.
-    No te iras a buscar otras caderas si la mía no te infarta? –le pregunte como niña pequeña.
-    Créeme que si lo harán, soy cardiólogo se del tema. Además no me tienes loco solo por tus caderas, piensas que podría vivir sin esos ojitos, sin tu sonrojo, sin esa carita que haces cuando descubres algo, sin ese brillo en los ojos que me dice que me ama sin que menciones ni una sola palabra, eres la persona mas pura, buena, amable y solidaria que existe en este mundo, nunca podría alejarme de ti –mis ojos estaban llenos de lagrimas-. No llores pequeña. –pidió preocupado mientras secaba mis lagrimas.
-    Malditas hormonas. –fue lo único que conseguí decir y los dos nos reímos por el comentario.
Nos quedamos abrazados mirándonos el uno al otro, en uno de esos momentos en los que las palabras sobran.
-    Creo que será mejor que vayamos a cerrar, nuestra princesa nos espera. –le dije a Ed cuando me percate de que solo faltaban quince para las doce. Salimos tomados de la mano, le di permiso a las chicas para que se fueran, cerré la caja, asegure todas las puertas, puse la alarma y nos fuimos. Edward fue al local en taxi para que no tengamos que andar en autos distintos.
El viaje a casa de Esme fuimos escuchando música. Cuando llegamos Ed me ayudo a bajar y nos encaminamos juntos al interior de la casa, se escuchaban las risas provenientes del jardín por lo que fuimos directo para ahí. En cuanto nuestra hija nos vio corrió a nosotros y nos abrazo fuertemente.
-    Porque demoraron tanto?
-    Perdona cariño, tu sabes que mami tiene que trabajar y que papi es el hombre mas sobre protector del mundo. –me disculpe, siempre se ponía asi de mimosa los días previos al comienzo de clases.
-    Como esta mi embarazada favorita? –pregunto Esme dándome un cálido abrazo.
-    Algo exhausta. –dije sinceramente.
-    Bella debes tomarte las cosas con calma. –me regaño Carlisle.
-    Lo se Carlisle, es solo la falta de costumbre. –me excuse.
-    Edward debes dejar que mi hermanita duerma por las noches. –dijo Emmett a modo de regaño, me puse como un tomate al escucharlo, lo que hizo que todos se rieran.
-    Emmett! –lo regañe.
-    Perdón hermanita, yo solo decía.
-    Emmett no molestes a la madre de mis nietos –me defendió Esme-. Mejor pasemos a la mesa. –nos encaminamos todos a la mesa, mi hija iba tomada de mi mano y de la de su padre.
El almuerzo fue tranquilo pero a medida que notaba como se vaciaban los platos me ponía muy nerviosa, no sabia como se tomaría la familia mi boda con Edward.
-    Familia tenemos un importante anuncio que hacerles. –dijo Ed, el momento había llegado.
-    Ya sabemos que Bella esta embarazada. –se burlo Em.
-    Si, pero no saben que nos vamos a casar. –dijo mi prometido como si nada. Todos nos miraron atónitos, menos Alice, como no lo imagine?
-    Desde cuando lo sabes? –le pregunte a mi “queridísima” cuñada.
-    Nada pasa sin que yo lo sepa. –dijo de forma mística, rodé los ojos y negué con la cabeza.
-    Que bueno chicos! –dijo una emocionada Renee y se nos acerco a abrazarnos- Ustedes se aman, se que serán un extraordinario matrimonio. –después de ella siguieron los demás expresándonos lo felices que se sentían por nuestro compromiso, a mi hija le encanto la noticio y mas cuando Alice le dijo que ella seria la encargada de los anillos.
-    También podríamos pedirles ayuda para mañana. –dije mirando pícaramente a Ed, luego de que Rose nos felicito.
-    Ayuda en que? –pregunto Jas.
-    Pues en la mudanza.
-    Mudanza? –preguntaron Em y Carlisle a la vez.
-    Si, mañana nos mudamos a nuestra casa, la casa de nuestra familia. –dijo Ed lleno de orgullo.
-    Eso es fantástico hijos. –dijo Carlisle y nos volvió a abrazar.
-    Y claro que cuentan con todo nuestro apoyo. –nos dijo Esme tiernamente.
-    Así que mañana toca trabar. –dijo Em frotándose las manos.

Capítulo 40: Cena en casa de Al y Jas Capítulo 42: La Boda

 
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