
4.14 Olor
Un olor familiar me despertó. No sabía cómo había llegado allí, lo único que recordaba era que me había dejado llevar por mis instintos animales, abandonando completamente mi parte humana. Pero ese olor hizo que el verdadero Jacob volviera. Mi mente humana estaba activa de nuevo. Ese olor… Nessie…
Me di cuenta de porqué su olor me rodeaba. No estaba cerca. Pero había estado aquí, conmigo, justo en este mismo lugar era donde nos habíamos encontrado. Podía observar toda la ciudad desde mi posición. Mi mente comenzaba a concentrarse en lo único que tenía sentido en mi vida, esa chiquilla que me había vuelto loco desde el primer momento en que la vi.
Me tumbé sobre mi estómago, todavía en mi forma lobuna, ensimismándome en mi obsesión por olfatear algo, un rastro que pudiera seguir. Pero el rastro de Nessie había desaparecido. Una ráfaga de viento me trajo de nuevo la esperanza. Era el olor de los Cullen. Bella, Edward, Jasper, Alice, Rosalie y Emmet… Estaban casi todos muy cerca… Pero otro olor atrajo todavía más mi atención. Más difuminado que los Cullen estaba Nahuel… Su olor de ser rastrero me quemaba el hocico todavía más que cualquier vampiro. Pero había huido, o al menos eso parecía. Su olor ya estaba desapareciendo, los Cullen lo estaban siguiendo. Parece que Edward por fin me hacía caso en cuanto a Nahuel. ¿Se habría dado cuenta de su don? No debí irme antes de explicárselo, pero había perdido el control sobre mí mismo. Tenía que unirme a ellos, juntos podríamos encontrarlo antes, y se que él nos llevará hasta Nessie. Decidí correr hacia donde se dirigían, atajando para encontrármelos sin tener que correr tras ellos. Los árboles desfilaban a mi alrededor mientras sorteaba las piedras que se interponían entre mis patas. Estaban cerca. Me detuve unos metros delante de ellos, justo en el lugar por el que iban a pasar.
-Esperad… hay algo cerca… ¿lo oís? – dijo Bella tan cauta como siempre. Todavía no los veía, pero mi oído estaba lo suficientemente desarrollado como para escucharlos.
-Tranquila cariño, sígueme, es una buena sorpresa – esta vez habló Edward, con una voz tranquilizadora.
Edward había escuchado mis pensamientos. Gimoteé para que Bella me reconociera y no siguiera asustada.
-¿Lo oyes? Ha vuelto – rió Edward al escucharme.
Por fin aparecieron entre los árboles. Edward estaba abrazando a Bella mientras caminaban y los demás los seguían. Los dos tenían un aspecto demacrado. Bella sonrió al verme y se acercó velozmente a donde yo estaba. Me abrazó y comenzó a acariciarme el lomo, parecía realmente feliz al verme. Apoyé mi cabeza contra su pecho mientras cerraba los ojos. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan unido a la que desde hacía muchos años era mi mejor amiga. Aunque echaba de menos su calidez de cuando era humana, ahora era como un cubito de hielo.
-Jake, no te aproveches de la situación, tu ya estás imprimado – bromeó Edward -. Además, todavía tienes que contarme alguna que otra cosa, ¿recuerdas?
Eso era cierto. Me aparté de Bella y volví a transformarme en un humano. Tenía varias cosas que contarles.
-Nahuel tiene un don – dije sin rodeos mientras me iba poniendo los pantalones. Era un milagro que todavía continuaran atados a mi pierna –. Él puede convencer a la gente de lo que sea, incluso puede modificar sus pensamientos para que alguien con el don de Edward no pueda descubrir qué es lo que oculta. Pero la verdad es que yo creo que su don todavía va más allá, porque…
-¿Qué? ¿Era ese maldito el que me impedía leer mentes? – me interrumpió Edward - No hace falta que continúes, ahora ya está claro que ha sido él el causante de todo.
-Te lo advertí – dije con una sonrisa de autosuficiencia. Por una vez era yo el que se había dado cuenta de todo mucho antes que cualquiera -. Pero ahora tenemos que salvar a Nessie, esa sanguijuela de Nahuel quiere utilizarla para algo más que para chuparle la sangre.
Los ojos de Bella se abrieron de par en par. Lo había pillado al vuelo.
-Mi niña… ¡Ella no va a ser utilizada sexualmente mientras yo siga existiendo! – gritó.
Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza mientras escuchaba una risita de Emmet detrás de mí. Decidí entrar en fase antes de que alguna pregunta inoportuna me provocara grandes lesiones, la mayor ventaja de ser un lobo era no poder hablar.
-De acuerdo, ahora que confirmamos a quién tenemos que buscar, sigamos el rastro – concluyó Edward mientras echaba a correr.
°o.O Nere O.o°
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