BAJO LA LUZ DE LA LUNA

Autor: fati_fitimeta
Género: Romance
Fecha Creación: 20/06/2010
Fecha Actualización: 22/06/2010
Finalizado: SI
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 59343
Capítulos: 55

 

En el amor vale todo, lo darías todo cuanto quieres a esa persona que te ilumina cada mañana, tan solo con esa sonrisa perfecta.

El lugar más bonito es bajo luz de la luna, a veces en situaciones, como la adolescencia pensamos que esa persona no es correspondida, ¿pero y si se trata de un hombre lobo?

¿Y si ese hombre lobo está imprimado de ti?

En tal caso, pasan obstáculos en nuestra vida, tanto buenos como malos.

Hay que fer valientes y afrontar a esas cosas.

¿Qué pasaría si fueras una chica semi vampira y semi humana?

Fantástico, ¡eh! Pero muchas veces las cosas cambian, pueden ocurrir cosas desagradables, que puedes llegar a tiempo a saber lo que pasa o no, incluso ¿Os habéis parado a pensar que los sueños se hacen realidad? Pues, en algunos casos, las pesadillas si… pueden llegar a ser horribles.

Y pase lo que pase, siempre tendrás a tu lado a la persona que realmente te ama.

Básicamente son cosas de adolescentes, una vida muy aventurera, con muchas cosas.

 Pero es como un cuento de hadas, ¿podrá tener un final feliz?

 

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Capítulo 41: Porcentajes

Narra Alma

 

 

Noté algo en mi cuerpo, después de tanto dolor y tranquilidad, fue solo un par de minutos, y rápidamente empecé a notar como estaba despertándome de aquella pesadilla que era la realidad.

Entonces percibí un ambiente como casi nada pesado, no estaba cansada, no me dolía nada, estaba genial. Abrí los ojos, la luz cegadora me molestó asta que pude enfocar mejor.

-         Cariño, ¿Cómo te encuentras? – me preguntó mi abuelo.

-         Abu, estoy bien, muy bien. ¿Y mis padres? ¿Y Jacob?

-         Ahora vendrán…

-         Vale.

-         ¿Notas algo raro…a ti?

-         Pues no, nada. ¿Debería?

-         Quieres ¿verlo? Por ti misma.

-         Si.

Estaba asustándome ¿debería de notar algo? Me levanté ágilmente de la cama, me quedé flipada, mi abuelo me cogió de la mano pero su contacto me resultaba más cálido que de costumbre, me quedé mirándolo y asintió.

Me condujo asta el espejo del baño.

-         Míralo por tu misma.

Contemplé en el espejo ¿esa? ¿Esa era yo? Era muchísimo más guapa, ya lo creo.

Mi piel era pálida, no mucho pero algo más. Entonces pensé en si mi piel fuera dura como la de los vampiros, y aparté la vista del espejo.

¿Cómo podía ser? Estaba un poco sorprendida hacía mis cambios.

-         ¿Soy vampira 100%? – le pregunté a mi abuelo.

-         No, solo un 65%

-         ¡Más de la mitad!

-         Pero tranquila…

-         ¿Tranquila? ¡Menos mal que no bebo sangre! – miré a mi abuelo y todo lo contrario… agachó la cabeza.

-         ¡¿Qué?! – proseguí.

-         Tranquila… no bebes sangre, por lo menos no como nosotros.

-         Haber…

-         Te alimentarás de sangre de animal cuando solo lo necesites. Y punto.

-         Ostia…

-         Tranquilízate… respira y expira.

-         Ahora… me molestará la olor de Jacob. ¡No podré estar con él!

-         Solo te molestará cuando se vaya acercando la hora de beber, querrás matarlo, seguro. Pero contrólate.

-         ¡Nunca lo mataría!

-         Hija… Cariño, ¿Cómo estás?

-         Mamá… estoy bien, aunque algo malhumorada.

-         No ocurrirá nada cariño.- dijo mi padre.

Siempre leyéndome los pensamientos.

-         Vamos a probar tus dones. – me cogió la mano mi abuelo.

-         Mi piel… con la tuya no está fría…

-         Lo sé. Lo sabemos. – suspiré-

-         Bueno… dime que tengo que hacer.

-         ¿Te acuerdas como funcionaban tus dones?

-         Si.

-         Pues utilízalos.

Me quedé parada en medio de la habitación y me concentré en el don de comunicarme.

Me concentré en mi madre.

Mamá… No le dije gran cosa.

Entonces nos miramos a los ojos.

-         Fantástico, ni yo lo e oído, lo has desarrollado más ese don. – me dijo mi padre dándome un abrazo. Luego mi madre me dio un beso.

-         Gracias. Me alegro mucho de tenerlo, ahora no gastaré tanto el móvil. – reímos.

-         Bueno pues lo otro supongo que lo tendrás igual o más que antes.

-         ¿Probamos la velocidad? – dije.

-         Una carrera.- me desafió mi padre. – asta el otro lado.

-         Vale. Cuando quieras.

Fuimos delante de la casa y entonces empezó nuestra carrera.

Era rápida, incluso igual que mi padre, me alegraba un montón.

Atravesamos el bosque y noté con mi sentido del olfato… un aroma dulce.

Paré de correr. Y mi padre me susurró:

-         Es Jacob. Suerte.

Me acerque corriendo hacia él, estaba solo, se dirigía a casa de mis abuelos. Decidí darle una sorpresa.

Sigilosamente me acerqué.

Le di un beso en la mejilla. Este saltó del susto.

-         Hola…- dije alejándome de él. 

No me dijo nada, estuvo observándome unos cuantos segundos y yo agaché la cabeza.

Tan cambiada estoy… ¿verdad? Lo siento Jake… Le dije con mi don.

Se quedó perplejo y suspiró.

Me acerqué a él.

-         ¿Qué es lo que ocurre? – le pregunté acercándome preocupada.- ¿Qué ya no me quieres así? Pesaba que para siempre… pero ya veo que no.- me cayó una lágrima, esa lágrima me demostró que era verdad, no era vampira entera.

Eché un paso hacía atrás, Jake vino hasta a mí y me dio un beso, lleno de pasión y de alegría, mojado entre mis lágrimas.

-         Alma… lo siento pero como crees que tenía que reaccionar. ¡Dios vendito! Pero eres mi amor de por vida, no digas más esas tonterías. Te amo, te amo.

-         Yo también Jake. – juntamos otra vez nuestros labios.

Estaba tan cómoda a su lado, pero su piel al roce con la mía estaba un poco helada. Pero me daba exactamente igual.

-         Como se nota que tienes más cosas de vampira que de humana.

-         ¿Por?

-         Nuestro contacto… ¿no lo notas?

-         Si, pero me gusta.

-         A mi también.

-         Gracias por pasarte los últimos días conmigo.

-         Eres mi vida, que hubiera sido si mi vida la dejaba allí, sola… no ni pensarlo.

-         Te quiero.

-         Y yo. Esta noche ¿nos hacemos un ciervo? – me dijo en tono burlón.

-         Ja, ja y ja, Jacob Black, que gracioso eres.

-         Mucho, lo sé.

-         Creído…- le dije, pero me uní a su risa.

Empecé a correr y él me siguió.

Llegamos a casa de los abuelos. De nuevo en casa.

Era feliz.

Te amo… nunca cambiarán las cosas…

Le dije a Jake y paralizando para que mi padre no oyera mi pensamiento. Ya que necesitaba algo de intimidad, lo que siempre quise.

Por fin, era yo de nuevo. 

Capítulo 40: Apoyo Capítulo 42: Navidades

 


 


 
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