Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 150011
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

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Capítulo 39: Dia en familia y celos

Fuimos al local de Alice a buscar a nuestra hija, en el dedo corazón de mi mano izquierda brillaba mi hermoso anillo de compromiso.

-                     Quieres que vayamos al parque? –me pregunto Edward trayéndome de vuelta al presente.

-                     Claro. Podríamos parar en el departamento a buscar algún juguete para Lydia. –sugerí, el departamento estaba de camino a la tienda.

-                     También podríamos tomar una manta para sentarnos en el pasto. –concluyo Ed. Tomamos todo en la casa y fuimos a buscar a nuestra hija. Cuando llegamos nos la encontramos sentada en la ventana, en cuanto nos vio corrió a la puerta.

-                     Mami! Papi! –grito feliz y se abrazo a nosotros.

-                     Hola princesita. –la salude acariciando su lindo rostro y besando sus mejillas.

-                     Te aburriste mucho? –le pregunto Edward levantándola en sus brazos.

-                     La verdad que si. –dijo bajito, supongo que para que no la escuche su tia.

-                     Hola. –nos saludo Alice que cuando entramos la vi hablando por teléfono.

-                     Hola Al, se te complico mucho con Lydia? –no me gustaba dejar a mi hija a cargo de otros, aunque sean sus tios.

-                     No tuvimos ningún problema, es un angelito. Como les fue en el medico? Como esta mi sobrinita? –me reí para mis adentros.

-                     Perfectamente, ya me levantaron el reposo asi que mañana mismo empiezo a trabajar, el pequeño frijolito esta grande y gordito, quieres ver las fotos? –trate de usar un sobrenombre para no dejar al descubierto el sexo, esa noticia se la daríamos a toda la familia el fin de semana.

-                     Estas bromeando, claro que quiero? –dijo dando saltitos.

-                     Yo también quiero ver a mi hermanita. –dijo Lydia sonriente. Saque las imágenes de la esgrafía de mi bolso y se las mostré.

-                     Te amo. –le dije a Edward al oído cuando Al y mi hija estaban entretenidas con la eco, el me respondió con un tierno beso.

-                     No se parece a un bebe, ya me parecía raro que te entrara en esa pansa tan chiquita. –se quejo Lydia.

-                     No te preocupes que esa pansa ya crecerá. –le aseguro Alice ganándose mi peor mirada asesina.

-                     Mi amor los bebes demoran nueve meses en crecer, este –me acaricie mi pansa con amor- apenas lleva tres.

-                     Pero entonces falta muuucho tiempo. –dijo estirando la palabra.

-                     Veras que pasa rápido. –le asegure.

-                     Quien quiere ir al parque a tomar un helado? –pregunto Edward tratando de salvarnos de un millón de preguntas que nuestra hija estaba por formular.

-                     Yo, yo! –dijo Lydia contenta.

-                     Aguarden. Para festejar que Bella puede salir la cena hoy es en casa. –nos dijo Alice.

-                     Esta bien, quieres que llevemos algo?

-                     Ustedes se encargan del postre. –nos dijo complacida.

-                     Bueno entonces nos vemos en unas horas. –dijo Edward a modo de despedida.

-                     A las 8. –le aclaro ella.

-                     Adiós tia. –se despidió mi hija y se acerco para darle un beso.

-                     Adiós tesoro, cuídate mucho. –era raro ver a Alice en ese estado entre protector y algo maternal.

Salimos del local y fuimos hacia el auto, Edward acomodo a nuestra hija en el asiento trasero, yo me senté en el delantero y el condujo. Fuimos al mismo parque que Lydia y yo visitamos la primera vez que estuvimos solas por la ciudad, cuando estaba pensando en que negocio poner. Al llegar extendimos una frazada en el piso y nos sentamos a tomar un helado, Edward se reía de nosotras porque terminamos con toda la cara llena de chocolate. Después ellos jugaron a la pelota a mi alrededor, obviamente Edward no me dejo ni pararme a participar porque decía que era arriesgado para el bebe

A las cuatro de la tarde se me ocurrió pasar por el local, a ver cómo iba todo, ayudar a Rose y decirle que a partir de mañana ya no tendría que molestarse mas.

-                     Que les parece si pasamos por la perfumería? Quiero saber como va todo. –les pregunte a mis dos amores.

-                     Por mi no hay problema. –dijo Edward encogiéndose de hombros.

-                     Tu princesa, quieres ir a ver a la tia Rose? –le pregunte a nuestra linda hija.

-                     Claro mami. –dijo mi hija dando saltitos, ella también estaba feliz de pasar un dia al aire libre y en familia.

En el viaje en auto fuimos escuchando la música que le gusta a Lydia, Edward ya se había acostumbrado, por lo que no ponía caras de tortura. Llegamos al local y me sorprendió encontrar el estacionamiento lleno, mire a Edward con la interrogante escrita en mi rostro y el solo sonrió. Bajamos del auto, Edward tomo a Lydia en upa y pasó su brazo libre por mi cintura. Entramos a la tienda y me encontré a montón de mujeres recorriendo los pasillos y a las chicas atendiendo en los mostradores. La primera en acercarse a nosotros fue una de las chicas que Rose había contratado en estos meses, yo aun no la había visto pero confiaba completamente en su criterio. Cuando la chica, que si no recordaba mal se llama Irina, estuvo delante nuestro lo primero que hizo fue mirar a Edward de manera muy sugerente, eso no me gusto nada, ni le importo que llevara a nuestra hija en brazos o estuviera abrazándome.

-                     En que puedo ayudarlos? –nos pregunto pero solo miraba a Edward, carraspee para llamar su atención.

-                     En realidad en nada. Donde está la Srta. Hele? –me miro haciendo una mueca despectiva.

-                     Ella está ocupada. –tome la mano de Edward y me fui directo a la oficina que estaba al fondo, la tal Irina nos llamo a nuestras espaldas pero no le di la mayor importancia. Salude a las demás chicas al pasar por su lado, me felicitaron por el embarazo y me dieron la bienvenida.

-                     Se ve que no te gusto nada la nueva empleada. –comento Edward entre risitas cuando estábamos fuera de la oficina.

-                     No te rías, mas le vale que no trate asi a todos los clientes. –llame a la puerta y Rose nos invito a pasar.

-                     hola Rose. – la saludo Edward.

-                     Hola, que sorpresa. Como les fue en el medico? Como esta el bebe? Bella estas bien? –lo ultimo lo pregunto al notar mi cara de pocos amigos.

-                     Solo esta celosa. –dijo Edward de lo mas divertido.

-                     Que es estar celoso? –pregunto Lydia.

-                     Veras mi amor cuando una persona se mete con el novio de otra la novia se enfada y a ese enfado se le llama celos. –le explique a mi hija.

-                     Irina. –dijo Rose.

-                     Es asi de mal educada y regalada con todos los clientes?

-                     Mas o menos, esta a prueba aun pero parece no acostumbrarse a la tienda y meterse con la pareja de la dueña claramente no ha sido uno de sus mayores aciertos. –dijo mi cuñada riéndose.

-                     Dejen de reírse de mi. –dije enfadada, Edward me dio un beso en la frente para tranquilizarme.

-                     El prometido de la dueña solo tiene ojos para su prometida. –me dijo muy bajito al oído, de inmediato mi sonrisa mas tonta se extendió por toda mi cara.

-                     Díganme como les fue con el medico. –exigió Rose.

-                     Muy bien, pudimos ver a nuestro hermoso bebe, que esta bien sanito y grande, quieres ver la eco? –no termine de hacer la pregunta que ya estaba asintiendo.

-                     La foto no se parece a un bebe. –se volvió a quejar Lydia.

-                     Te prometo que de la pansa de mami –tome su mano con la mia y la apoye sobre mi vientre- va a salir un bebe igual de hermoso que tu. –mi princesita me sonrió y acaricio a su hermanito con cariño.

-                     Es tan pequeñito. Debe sentirse tan lindo tener una vida creciendo dentro de ti. –dijo Rose, las lagrimas comenzaban a hacerse presentes en sus ojos. La abrace fuertemente, me había dado tanta ternura su comentario que yo también estaba llorando.

-                     Paso algo malo papi? –pregunto Lydia haciendo que las dos nos riéramos.

-                     No mi amor, es solo que tu madre y tu tia están algo locas. –le explico Edward como si nada.

-                     Ah. –dijo nuestra hija procesando la nueva información.

-                     Rose yo venia a decirte que a partir de mañana voy a comenzar a trabajar, estas invitada a quedarte conmigo, con el mismo sueldo obviamente, o si quieres puedes solo trabajar hasta fin de mes, o solo hasta el viernes o fin de quincena. –le ofrecí.

-                     Si no te parece mal vendré solo hasta mañana, tengo unos asuntos personales que arreglar.

-                     No tienes que explicarme nada Rose, yo te estoy eternamente agradecida por lo que hiciste por mi, sin tu ayuda esta tienda no seria lo que es. –le dije de corazón.

-                     También queremos invitarlos a ti y a Emmett a una cena esta noche en casa de Alice, para celebrar que Bella ya no debe hacer reposo, o al menos eso dijo la enana. –los tres nos reímos del comentario de Edward.

-                     Ya me llamo para decirme que no puedo faltar y que debemos llevar el vino. –nos comento Rose. Por alguna razón, que sinceramente desconozco, mi cerebro asocio vino con pizza.

-                     Quiero comer pizza. –dije en voz alta y todos me quedaron mirando.

-                     Que? –pregunto Edward incrédulo.

-                     Que quiero comer pizza. –repetí.

-                     Es tu primer antojo? –me pregunto Rose divertida, yo solo asentí y mire a Edward como exigiéndole mi pizza.

-                     Esta bien, llamare a Jas para que no cocine. –le di una gran sonrisa y seguí hablando con Rose y Lydia mientras el llamaba por teléfono.

-                     Saben quién viene este fin de semana?

-                     Quien? –preguntaron las dos a la vez.

-                     Esme y Carlisle, tus abuelitos mi amor. –la ultima parte fue dedicada a mi hija.

-                     Que bien, podremos jugar, nadar y hacer barbacoa. –dijo contenta mi hija.

-                     Claro que si princesa.

-                     Listo, creo que Jas te esta agradecido, me dijo que ha tenido un dia pesadísimo. –dijo Edward cuando colgó la llamada.

-                     Tal vez deberíamos dejarlo para otro dia. –sugerí por lastima al pobre Jasper, se aproximaba la feria judicial y en el estudio lo tenían trabajo de trabajo.

-                     Yo también lo propuse, pero me dijo que le haría bien distraerse un poco.

-                     Esta bien, pero nos iremos tempano.

-                     Como tu digas amor, de todas formas hay cierta señorita que debe acostumbrarse a acostarse temprano. –dijo refiriéndose a Lydia que el lunes empieza las clases.

-                     Emmett debe estar por venir a buscarme, ya son casi las seis. –nos informo Rose.

-                     Lo esperamos asi lo puedo saludar, hace días que no lo veo.

-                     Si con todo lo del viaje de regreso ha estado un poco atareado.

-                     Ya decidió si venderá o conservara su piso? –le pregunto Edward ya que nosotros estábamos un poco por fuera de todo.

-                     Lo conservara, dijo que con ustedes viviendo aquí viajara mas seguido.

-                     Seguro es solo por nosotras. –le dije pícaramente.

-                     Bueno será mejor que salgamos a ver que están haciendo las chicas, no acostumbran estar tanto tiempo solas. –dijo Rose poniéndose de pie, todos la imitamos. Al salir de la oficina ya casi no quedaban clientes dentro del local, supongo se debía a que ya estábamos en casi en hora de cierre. Irina me miraba entre temerosa y arrepentida pero no me dijo nada, por suerte, ya vería que hacer con ella luego de verla trabajar.

Cuando faltaban cinco para las seis llego mi hermano, se puso muy contento por vernos, estuvo jugando a las escondidas con Lydia mientras Rose y yo hablábamos con las empleadas, Edward se sumo al juego de escondidas ya que no le interesaba mucho nuestra conversación.

Alrededor de seis y media salimos cada cual para su casa a arreglarnos para la noche.

Capítulo 38: Sorpresas. Capítulo 40: Cena en casa de Al y Jas

 
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