Un Amor En 1920

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 12/08/2010
Fecha Actualización: 12/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 43
Visitas: 46623
Capítulos: 27

En la epoca de 1920 las mujeres eran obligadas a casarse, aunque no existiese el amor. ¿Como sera la vida de Bella una adolecente de alta sociedad , cuando se enamore de un campesino hijo de su nana, Edward Cullen? ¿Que hara su padre para separarlos?

Hola chicas aca les traigo una nueva historia otra q me encanto y la queria compartir con ustedes, la autora es LOkiicita Cullen. Esperoq les guste y la voten y comenten.

Terminada

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Capítulo 5: -El Trabajo Mejor Pago-

Debo decir que han sucedido cosas bastante extrañas pero agradables, ha pasado una semana desde que Edward me trajo de vuelta cuando Carlisle me dejo sola, ha pasado una semana en la que Edward no a dicho ninguna pesadez, ya que ahora simplemente me ignora, la verdad es que no se cual de las dos es mejor, pero el simple hecho de que no sea hiriente ya mejora mi ánimo.

Por las tardes Carlisle me seguía enseñando a cabalgar, aunque yo prefería de la manera tradicional, bueno tradicional para un hombre, es decir, con una pierna a cada lado, Carlisle decidió también enseñarme de la manera tradicional para una señorita, es decir, sentada de lado, con ambas piernas a un costado, lo cual era sumamente complicado, pero debía hacerlo ya que si alguien comentaba que me veían pasear a caballo debía mostrarle a mi padre de la mejor manera en la que me habían enseñado.

Mis días prácticamente la pasaba en casa de los Cullen, solo llegaba a la mía para dormir. Esme me aseguro que era bienvenida por "todos". Alice siempre encontraba algo con que podría entretenerme, aunque la mayor parte del tiempo ayudábamos a la boda. Días después de mi llegada Emmett me presento a su novia, Rosalie, poseedora de una belleza deslumbrante, pero sobre todo es muy dulce, en general como todos los de la familia Cullen. Pasábamos parte del día eligiendo colores para decorar la pequeña recepción, algunas comidas, y lo peor, los vestidos, bueno en realidad Alice y Rosalie, yo solo asentía por cortesía ya que lo mío no era mucho lo de la moda, yo quería salir y hacer actividad al aire libre, aprovechar mis días sin tener a mi padre encima. Recuerdo que esa tarde, cuando estábamos en la mesa almorzando, Esme le comentaba a Carlisle que la señora encargada de ciertos labores de los animales se encontraba enferma con alguna especie de virus, así que no podía debía acercarse a los animales para prevenir algún contagio, por ende tendría que ir ella, Carlisle era capataz de mi padre, brazo derecho de los negocios del campo y Esme mi niñera así que ellos no se relacionaban directamente con los trabajos forzados, pero si podían ayudar en algo lo hacían. Cuando escuche cuando Esme le comentaba esto a Carlisle no pude evitar meterme.

-Esme, habría alguna posibilidad de poder acompañarte- de reojo pude ver la mirada de Alice y Rosalie –No es que no me divierta con las chicas, pero quisiera estar más al aire libre, quizás aprender de otras cosas que con mi papá a mi lado no podría a serlo - sentía la mirada de todos, pero lejos la que más me agrado fue la de Edward, que parecía como si se estuviese riendo.

-Cariño, no tengo problemas en llevarte conmigo, pero no creo que sea conveniente, tendré que madrugar y además no creo que entiendas los trabajos que tengo que hacer.

-Esme por favor no me subestimes como toda la gente que conozco, puedo madrugar y trabajar, me tendrás que enseñar eso si pero prometo poner todo de mi parte- le dije con bastante suficiencia.

Bueno a partir de ese día, comencé a levantarme a eso de las 5 de la madrugada para desayunar he irme a trabajar con Esme, tengo que reconocer que nunca imagine lo que tendría que hacer y reconocer que me costo y mucho, pero no quería verme derrotada y sobre todo verme incapaz de trabajar por mí misma, Emmett cada vez que llegaba a la casa se burlaba de mí, y para que decir las risitas que daba Edward, partiendo por mis ropas, Esme me entrego unos vestidos viejos para no estropear los míos, por la mañana íbamos a sacarle leche a las vacas, la primera vez que lo intente al tomar la tetilla me rocié la cara con leche, como no conseguía atinarle dentro de la cubeta aunque intentara a diario, Esme dejo que mirara solamente y luego me llevaba a que arriara a las oveja para llevarlas a su corral para que comieran del abundante pasto que había en el lugar. También cepillaba la crin de Aura, me encantaba pasar tiempo con ella, ya que de cierta manera sentía que estaba cerca de mi madre y de algo que ella apreciaba y cuidaba, con las prácticas de Carlisle nos habíamos afiatado bastante.

La última mañana que intente ordeñar, ya estaba muy frustrada por qué no conseguía ni medio vaso, lo único que me relajaba era que la vaca que respondía al nombre de Matilde no parecía tenerme antipatía como me hizo notar Esme un día, al parecer esta vaca no dejaba tocarse por cualquiera.

-Para serle sincero debo decir que se ve bastante tierna intentando hacer eso- me sobresalte al escuchar a mi espalda esa voz que aceleraba cada parte de mi cuerpo, esa voz aterciopelada que rogaría por escucharla siempre. Me sentí muy avergonzada pues ahí estaba yo, intentando realizar tareas que no debería, de seguro me veía patética intentando mezclarme en un mundo que no era el mío, aunque lo deseara con todo mí ser.

-Déjeme ayudarla, no es tan difícil como Ud. cree- y se acerco a mí, acercando otra banca, posicionándose en mi espalda, envolviéndome en sus brazos, me sobresalte cuando sus manos tomaron las mías, instintivamente nos soltamos, ambos, de seguro él también sintió la descarga eléctrica que emano nuestro contacto.

-No le haré daño- dijo con un tono triste, me sentí mal, no quería que el pensara que le tenia mido o algo por el estilo, así que acto reflejo tome yo sus manos y él me sonrió. Me explico que yo apretaba y jalaba la tetilla de la vaca muy fuerte, cuando el mío guío me hablaba cerca del odio, no pude evitar sonrojarme, Dios mío, este hombre provocará que tenga una combustión espontánea en este mismo momento. Cada vez que jalaba sentía como sus manos acariciaban la mía y sus brazos rozaban los míos, su aliento en mi cuello y oído, no dejaban de pensar en la calidez que emanaba Edward.

- ¿Srita. Isabella?- escuche al fin la voz de Edward llamarme, voz que en un momento me pareció tan lejana al estar tan pendiente de mis reacciones por su cuerpo.

-¿sí?- fue todo lo que pude decir, me avergonzaba el hecho de haber estado tan distraída por culpa de él, y de seguro mi cara era la más boba, solo espero que no lo allá notado.

-Bien hecho Srita. Isabella, mire- y apunto a la cubeta –lo hice Ud. sola ya que cuando llevaba la mitad le solté las manos y continuo Ud. por su cuenta, aunque de seguro por eso estaba inmersa en sus pensamientos, por lo bien que lo estaba haciendo, realmente se veía fascinada- y su sonrisa me quito el aire, era una sonrisa de admiración, de plena felicidad, al menos no descubrió el porqué de mi estado de ausencia, provocado por él.

-Por favor Edward, deja de tratarme de Ud. de verdad que me haces sentir como tu abuela- realmente me sentía incomoda tanta formalidad, ya me había dado cuenta de lo caballero que es, los detalles de correr la silla con cada mujer de su familia incluso conmigo, el abrir las puertas, y así muchas más, pero que me tratara de Ud. no sabía si lo hacía por respeto o por seguir con su indiferencia.

-Entonces ¿Isabella?- me saco de mis pensamientos.

-uhm cerca, pero mejor aún seria Bella.

-Pensé que ese diminutivo era solo para tus amigos- dijo mientras bajaba la cabeza.

-También te considero un buen amigo, aunque tú no me veas así- y ahí estaba yo hablando de más como siempre, de seguro se levantaba y se iba, no pude evitar la manera en que comenzaron a arder mis mejillas. También note que Edward comenzó a sentirse incomodo, de seguro no tenía nada que decir, no iba a dejar de ser un caballero y decirme que en efecto no me consideraba su amiga.

-Ven, quisiera mostrarte algo, se supone que no debo llevar a nadie, pero sé que te encantada- seguido de esto tomo mi mano y me saco de los corrales mientras cargaba la cubeta con la leche que acabábamos de sacar.

-¿Dónde vamos?

-Espera y veras, no seas impaciente- y me sonrió, definitivamente no me aburriría nunca de verlo así, esta faceta me encantaba, cuando era indiferente debo reconocer que hacía que me interesara de igual manera, ese misterio en sus ojos, pero así, más cercano, será mi perdición.

Llegamos aun silo, bajamos por unas escaleras, al momento de entrar se encontraba un Sr. que no reconocí.

-Edward, te dije que vinieras solo, se pondrá inquieta y celosa, ya ha costado que reconozca a los pequeños- dijo el Sr. la verdad es que no entendía de que hablaban, ¿Qué pequeños?

-No te preocupes George, es de la familia, está conmigo- y me tomo de la mano, sentí que despegue los pies del suelo y volaba -Además te asombrarías de ver lo bien que se llevo con Matilde, mira esta leche las saco ella, ¿podrías llevársela a mi madre?, de seguro querrá hacer algún postre para el almuerzo- y le paso la cubeta – Relájate, de seguro no le irá mal con Luna- termino de decir Edward, me forcé volver al lugar, ya que no quería parecer como si aquello a lo que me había llevado Edward no me interesaba, de hecho cualquier cosa que él quisiera mostrarme estaría 100% interesada.

-Ven acércate- me dijo Edward, empujándome hacia él con la mano que me tenía tomada, en ese momento note quien era Luna, en el centro del lugar rodeada de pasto seco se encontraba una perra hermosa, no sé de razas pero era grande y de pelaje blanco, pero lo más hermoso se encontraba cerca de ella, habían unos seis cachorritos, que emitían débiles chillidos.

-Es un labrador, se llama Luna y me lo regalo Carlisle cuando tenía 6 años, ha estado aquí desde entonces, es muy dócil con la gente que conoce, pero tuvimos que intervenir para sacar a los cachorros, ya que se estaban ahogando, murió uno, pareciera que supiera que tuvimos que intervenir y ahora no deja que los cachorros se alimente- me contó Edward quien se acerco a su perra y comenzó a acariciarla mientras intentaba colarle los cachorritos a la madre –ven, acércate, no te hará nada si te ve conmigo.

La perrita es hermosa y al momento de estar cerca de ella no pude evitar hacerle cariño, al principio me miro con celos, pero acto seguido comenzó a lamerme la mano, Edward estaba radiante de felicidad, y yo por mi parte estaba feliz de que el compartiera esto conmigo, el había dicho que nadie debería acercarse, pero aún así me llevo al lugar. Pasamos unos buenos momentos acompañando a Luna a que se relajara, ya estábamos solos ya que el Sr. Geroge hace mucho que había abandonado el lugar. Intente acercar a los cachorritos a su madre, me daba mucha pena el ruidito que emitían por tener hambre.

-Luna, mira aquí están tus bebes, míralos que hermosos son y te quieren mucho- le dije a la perrita Luna instintivamente, a pesar de que fueran animalitos no me gustaba verlos sufrir. Edward comenzó a acariciar mi espalda, formando pequeños círculos con su pulgar, la corriente eléctrica que se producía con cada contacto que teníamos no se hizo esperar, acomode a los perritos con su madre y ésta les permitió acercase a ella y los amamanto.

-Ves, sabía que tu conseguirías que Luna los alimente- me dijo Edward mientras miraba a Luna con orgullo, en ese momento volteo a verme con sus ojos llenos de cariño y su hermosa sonrisa torcida que me quitaba el aliento, sus ojos penetrantes clavados en los mío –Tienes ese don para hacer que humano cerca de ti, inevitablemente haga lo que quieras, no querer separarse de ti y quererte- estaba confirmado, mi cuerpo estaba en este mundo, mi mente aún no podría especificar donde estaba, Edward me miraba de una manera que debería ser ilegal, sus ojos me invitaban a no perder contacto, pero tuve que hacerlo, mis mejillas en cualquier momento se derretirían con lo colorada que estaba.

Si este es el pago que recibiré cada vez que intente trabajar en el campo, definitivamente dejaría mi vida en la ciudad para dedicarme a trabajar en este maravilloso lugar.

-Lo mejor de todo es que al parecer no haz cambiado- Dijo Edward momento en se levantaba e iba por agua para Luna.

¿Qué no había cambiado?, a que se refería con eso.

Continuara...

Capítulo 4: -No Tan Malo Despues De Todo- Capítulo 6: -"Sueños ¿Que tan Sueños Son?" -

 
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