Hasta los vampiros cometen errores.

Autor: Huellas
Género: Romance
Fecha Creación: 24/07/2010
Fecha Actualización: 24/07/2010
Finalizado: SI
Votos: 7
Comentarios: 31
Visitas: 33968
Capítulos: 16

¿Qué hubiera pasado si Reneesme no hubiera venido al mundo? Aquí les dejo un Amanecer alterno. Hasta los vampiros cometen errores.

 

 

 Todos los derechos de autor reservados a Stephanie Meyer autora de la Saga Crepúsculo, quien es la autora oficial de los personajes conocidos del siguiente FanFic.  

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Capítulo 5: Enemiga?

 

   

 

 

Jacob POV

Desde que Bella había unido su existencia al chupasangre, no había vuelto a casa. De eso hace cuatro años, seguro los muy malditos como eran inmortales y cambiaban, ya se habían ido de Forks dejando nada más que el recuerdo de algo desagradable en la manada.

Estaba tan lejos que ni siquiera podía oír los reclamos y regaños de Seth y Leah. Sam, Quil, Embry y los demás dejaron de hablarme un mes después de mi despedida improvisada, claro, no me había despedido.

Y aquí me encontraba, corriendo en cuatro patas de vuelta a casa. Sin riesgo de encontrarme con una vampiresa llamada Bella, claro, si es que Edward no la había matado en el intento de convertirla en una asquerosa figura mitológica como él.

Corrí hasta que el instinto me detuvo. Un olor desagradable a sangre y piel me detuvo, conocía ese olor bien, pero este me era diferente. Era una mezcla de vampiro con algo que yo conocía bien, pero ¿Qué era? Caminé más lento gruñendo, esperando que me saltara el maldito chupasangre que tenía a menos de cien metros. Ese olor familiar, ese olor a vampiro, revuelto con fresas y… ¿qué era?

-¿Jacob? –preguntó Bella con una voz improvista de sentimientos. La miré y la volví a mirar desde mi vista lobuna.

Estaba hermosa, no más que eso, estaba radiante. Pero no, no podía pensar en eso, ella ahora era una vampiresa, ahora era mi enemigo natural, yo debía odiarla por eso. Simplemente por eso. Pero al verla ahí, enfrente de mí solo pude quedarme quieto  asintiendo con la cabeza.

Algo en su mirada me sorprendió, estaba mal, no qué digo, estaba muy mal. ¿Qué le había pasado? Había desaparecido ese brillo en sus ojos, no el brillo horripilante de los ojos rubíes aunque alcanzaba a ver el destello de ellos, el brillo de la felicidad, el brillo de la vida.

Me escondí detrás de un árbol y volví cambiado, con el pantalón que llevaba amarrado al tobillo. Bella me dedicó una sonrisa que no le llegó a los ojos, pero alcanzó a remover la vida que se había perdido en ellos. Me puse a un metro de ella, debatiéndome entre abrazarla o no.

Ahí estaba la mujer que yo mas amaba en el mundo, por la cual abandoné mi vida entera, ahí convertida en mi enemiga mortal, en mi enemiga innata. Pero  no quería acabar con ella, quería abrazarla.

-Jacob, entiendo si me quieres apartar. Solo estaba de camino –dijo haciendo ademán de tomar otra dirección. Entonces contra todo pronóstico, la estreché entre mis brazos.

Era la primera vez que abrazaba a un vampiro, el frío me hizo estremecer pero un poco de la calidez de la Bella de la que me enamoré seguía allí.

-Te extrañé tanto –susurré contra el hueco de su cuello y su hombro.

Ella introdujo sus delicadas y finas manos por mi cintura y me abrazó más a ella. Entonces sentí cómo se deshacía en sollozos contenidos. Claro que nunca había visto a un chupasangre llorando, hasta donde sabía, era imposible. Pero el sollozo era una forma de calmar el dolor.

-¿Bella? ¿Bella, qué pasa? –me senté en el suelo con ella en mis piernas.

-Abrázame, Jacob. No me sueltes –susurró con voz rota. Sobé su cabello mientras ella seguía llorando, bueno, lo que sea que ellos hicieran.

El sol empezó a ocultarse, y Bella seguí allí tirada encima de mi cuerpo.

-Yo… ohm… Gracias, Jacke. Lo siento, yo… ¿ibas a casa? –se levantó enseguida y acomodó su blusa llena de lodo. Me reí y me puse de pie.

-Parece que nada cambia. Yo iba a casa, sí. ¿Y tú? ¿A dónde ibas? –no iba a preguntarle por qué estaba así si no me quería contar. Siempre haría lo que ella quisiera, aunque en el proceso ella me partiera el alma.

-Yo… no sé –admitió. Me miró y pude jurar que lágrimas iban a salir de sus ojos con destellos rubíes.

-¿Me vas a contar? –ella sacudió la cabeza como cuando era humana, y se rió, pero no llegó a sus ojos la tímida alegría.

-Mi historia de hadas ha terminado –masculló entre dientes reprimiendo la rabia o el dolor, o cualquier sentimiento.

No pude más que enfurecerme. Edward, ese maldito chupasangre la estaba haciendo sufrir. Mis manos empezaron a temblar, ella se alejó un paso con miedo, traté de calmarme. Después de varias respiraciones lo logré.

-¿Qué te hizo? –exigí furioso.

-No tiene caso, Jacke. Me tengo que ir, deben estar siguiéndome. No quiero que me encuentren –pidió al ver que yo no le daba paso. Me miró con ojos cargados de angustia.

-Bella, pensé que no te sentiría mi Bella después de esto, pero… -acerqué mi mano a su rostro, ella no se apartó, al contrario, descansó su cabeza contra mi palma.

-No te puedo ofrecer nada, Jacob. Esta vez sí estoy rota –dijo antes de desaparecer. Intenté seguir su olor pero en forma humana no era eficaz, me transformé pero ya era muy tarde, había desaparecido.

Capítulo 4: Y mi "felices por siempre"? Capítulo 6: El peor error.

 
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