Rob abrió la puerta de la habitación y ambos entramos. Este me estampó contra la pared mientras acariciaba desesperadamente mis muslos por debajo del vestido. Esto me hizo gemir. Nunca había tenido esta experiencia con ningún chico, ni siquiera me habían hecho sentir lo que estaba sintiendo en ese preciso momento.
-Robert-le paré las manos-Robert, escúchame-le detuve para que me escuchase y me dejase hablar.
-¿Qué?-su respiración era entrecortada, pero me miró a los ojos para escuchar lo que le iba a decir.
-Rob, yo…yo nunca he…bueno…-no me salían las palabras. La verdad es que me daba vergüenza.-Yo nunca he hecho esto…soy…soy virgen-le dije, mencionando las últimas palabras con vergüenza.
-Oh…Bella, si no quieres hacer esto…yo no quiero presionarte…-le interrumpí, más bien no le dejé hablar.
-Ssss…-le puse mi dedo en su boca para que se callase-No es por eso…es porque no tengo experiencia en esto…pero claro que quiero hacerlo contigo…-le toqueteé el pelo
-Tranquila, déjate llevar-me dijo mientras me daba un intenso beso en el cuello, lo cual me hizo suspirar de placer.
Siguió besándome, y no solo en el cuello, sino que siguió por mi oreja y continuó besándome el escote. Pude notar como una de sus manos se posaba en mi espalada y bajaba la cremallera de mi vestido. Yo comencé a desabrocharle la camisa mientras nos besábamos con deseo y lujuria. Logró quitarme el vestido y se encontró con mi ropa interior. Mientras yo conseguía quitarle la camisa del todo, él me acariciaba toda parte de mi cuerpo, haciéndome sentir un gran cosquilleo. Acaricié su duro y musculoso pecho. Nuestras respiraciones crearon una música acompasada entrecortada. Bajé mis manos por su pecho hasta encontrarme con el botón de su vaquero, el cual me costó desabrochar debido al placer que me causaba los besos y las caricias de Robert. Le quité el pantalón e intenté acariciar su miembro, ya erecto, por encima de su bóxer, pero no lo conseguí, ya que Rob me cogió las manos y me las colocó a ambos lados de la pared, quedando totalmente presa bajo su cuerpo. Nuestros gemidos fueron cada vez más intensos y Rob me quitó el sujetador, haciendo que una sonrisa pícara se dibujase en su cara al verme los pechos. Me los besó y yo gemí fuerte.
-¡Rob!-le grité en la oreja, pues me mordió un pezón.
-Bella, me encantas…me vuelves loco-me dijo mientras subía su boca por mi pecho hasta alcanzar la mía y besarla con lujuria y deseo.
Rob se bajó los boxers y pude ver su erecto y gran miembro, a lo cual reaccioné sonriéndole pícaramente. Él me quitó mis braguitas y enredó una de mis piernas alrededor de su cadera, posicionando su miembro en mi entrada.
-¿Estás preparada?-me susurró al oído con tono seductor.
-Sí-le contesté
Rob metió de un empujón su pene en mi intimidad. Al principio noté un notable dolor, pero que poco a poco se convirtió en un inmenso placer.
-¡Robert!-grité su nombre cada vez que me envestía, lo cual le ponía aún más.
-¿Quieres más?-me dijo seductoramente.
-¡Sí!-le grité con deseo- ¡Más fuerte!- sus embestidas se volvieron más fuertes y más aceleradas, haciendo que perdiera la poca cordura que me quedaba. Enredé mis dedos en su pelo y me uní más a él para que este me penetrara más fuerte.
-¡Rob…FÓLLAME!-le grité. Estaba muy excitada, pero él, ante este grito, se excitó aún más.
-Te estoy follando-me dijo con placer mientras besaba mi boca. Enredé mi otra pierna en su cadera, y la penetración se volvió más intensa.
-Aaaahhhh…..Roooobbeeeertt!-pude notar como su cuerpo se tensaba, al igual que el mío, estábamos a punto de alcanzar el orgasmos, y eso fue lo que pasó. Rob eyaculó dentro de mí y nuestros flujos se encontraron.
Nos quedamos parados, pero aún dentro de mí. Intentamos recuperar la respiración. Una vez recuperada, Rob me cogió y me tumbó en la cama. Allí volvimos a hacerlo, una y otra vez, hasta cansarnos y caer en un profundo sueño.
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