CRUELITY
(Crueldad)
Todo hombre alimenta un secreto sueño, que no es la bondad ni el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y egoísmo.
...
¡Mierda!, ¡mierda, y más ¡mierda!
¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? mire con el ceño fruncido la mancha de semen en mi falda ¿Algo más, señor? ¿No sé, tal vez qué me parta un rayo? La estúpida mancha blanca relucía por sobre el dobladillo de esta. ¡Mierda! Con mucho cuidado entre de nuevo al bar para no ser vista por nadie y corrí hacia el fondo de la bodega a un lado de donde dejábamos nuestras cosas.
- Mmmh, siii, justo ahí – escuche los gemidos de una chica en medio de la habitación.
Sorpresa la que me lleve al ver a Jane entre las piernas de Renata ¡zorra!
Carraspeé mi garganta para hacerles saber que me encontraba ahí. – Creo que el juego termino chicas – dije palmeando la espalda de Jane.
Renata abrió ampliamente sus ojos, poniéndose nerviosa al instante.
- ¡Bella!
- La misma de siempre, Henderson – dije levantando mis cejas – y ahora si no te importa Renata, tengo cosas que aclarar con Jane – le dije tirándola hacia fuera de la habitación cerrándole la puerta en la cara.
Jane y yo nos vimos a la cara y no paramos de reír –Ok, oficialmente necesito una hora con el psicólogo para superar lo que vi. Y necesito tu ayuda Henderson – mire hacia donde se encontraba la asquerosa mancha.
- ¡Woow y doble Woow! Si serás perra Swan ¿Cómo llego eso ahí?
- En resumidas cuentas: extraño, sexo, auto. Simple. ¿De casualidad no tendrás algo que pueda usar? Porque créeme no está en mis planes que Emmett se entere de esto.
Jane me inspecciono de arriba abajo sin perderse un solo detalle. – Como dije ¡si serás perra, Swan! Creo que por aquí tengo una falda que podría servirte aunque pensándolo bien… - me dio la vuelta y dio una bofetada a mi trasero – Con ese gran culo, nena, dudo que entres en mi faldita.
.
.
.
.
Sentí desde lejos un molestoso ruido.
¡Ring, ring, ring!
La vibración del celular retumbaba en mi cabeza, acabando con mi nula paciencia.
- ¡Diablos! ¡Si eres tu Henderson voy a patear tu culo hasta dejarlo más rojo que tu coño! – grite por el teléfono.
- ¿Bella? Soy yo Charlie, cariño.
Oh, oh. Creo que metí la pata hasta el fondo, fondo. Mentalmente me regañe por eso, no me gustaba cubrir a Charlie con mis palabrotas. Si es cierto su esposa era una perra, no por eso él dejaba de ser una buena persona.
- Lo siento Charlie pensé que eras otra persona y sabes que no reacciono bien a estas horas de la mañana.
Él rio al otro lado de la línea – Cariño son las dos de la tarde. Sue, yo y la familia te estamos esperando para almorzar. ¿Se te olvido el cumpleaños de tu hermana?
Mierda. Eso era un gran royo. Empezando porque tendría que verle la zarrapastrosa cara a mi "madrastra querida". Charlie se había vuelto a casar después del desastroso matrimonio que tuvo con mi madre y claro está, después de haberla encontrado como conejo en celo en nuestra sala.
- ¿Sam esta de cumpleaños? – internamente conté los días. Pero ciertamente no sabía ni en qué mes estaba. ¿Mayo? ¿Junio tal vez? Quién sabe. Sentía como todo me daba vueltas. Lo último que recuerdo de anoche es que al salir del bar, Jane y yo sacamos algunas botellas de la bodega y nos emborrachamos en mi departamento. Sepa Dios como llego Jane a su casa.
- Claro que si, Bells. Hoy haremos un almuerzo en casa para celebrarlo. ¿Sue no te lo dijo?
Lo más probable era que la perra de Sue no me lo había dicho, pero como me encontraba en cierto coma etílico decidí dejarlo pasar.
- Lo siento Charlie, creo que se me fue. He estado muy ocupada esto días. Mmmh creo que luego pasare a ver a Sam
- Bella sabes que pocas veces te pido algo pero quisiera que estuvieras con nosotros hoy. Sam está muy entusiasmada de ver a su hermana mayor y he jugado todas mis cartas para retrasar un poco la comida para que almuerces con nosotros cariño. Por favor.
Rodee mis ojos. Odiaba cuando Charlie me hablaba de esa manera.
- De seguro tu esposa debe estar votando bilis por la boca al tener que retrasar su almuerzo por mí. Está bien papá, iré. Dame unos treinta minutos y estaré allá.
- Gracias cariño. Te veo en un rato más entonces.
- Adiós - Y cortó. Perezosamente me levante de mis cálidas sabanas. Odiaba levantarme y mucho más para tener que ir a ver el agrio rostro de Sue, pero todo sea por Sam.
Sam era la hija del nuevo matrimonio de Charlie. A pesar de que en un principio me desagradaba saber que tenía una media hermana, cuando volví de mi infierno personal que fue mi vida junto a Carlisle, me encontré a una niña mucho más agradable de lo que recordaba. Ella y yo congeniábamos bien, es más, más bien que ella con Leah, la hija de Sue.
Leah era igual de pedante y odiosa que su madre, quién al igual que Sue no me podía ni ver en pintura. Cuando nació Sam, pensé que ella sería igual que su hermana. Años después me di cuenta de mi error. Ella era una niña tímida, tranquila y sí, algo tierna.
Si no fuera por tener que soportar a Sue y a sus agrios comentarios cada vez que la visitaba, ella y yo nos veríamos más seguido.
Entre a la ducha sin muchas ganas, el agua corrió mi ya corrido maquillaje. ¡Cielos! Era un desastre hecho mujer.
Una vez que estuve algo más decente me moví en dirección a mi ropa. Al pasar vi en mi pequeño armario el vestido negro. El primer vestido que Edward me regalo. Con el cual había caído ante mí.
Llevaba días seduciéndolo, jugando con él. Pasaba horas en la piscina de su casa, con diminutos bikinis y cuando lo veía venir me daba la vuelta quedando de espalda, desabrochando la parte de arriba.
Amaba ver como se ponía nervioso ante mis insinuaciones. Mi golpe final fue cuando, bajo mis artimañas lo lleve a una tienda de ropa bajo la escusa de ayudarlo con escoger algún regalo para Alice.
Me probé varios vestidos, todos muy escotados y sexys. Con cada nueva prenda le mostraba una nueva porción de mi cuerpo. Su mirada divagaba por todo mi cuerpo. Sus sonrisas eran coquetas. Sabía que lo quería. Sabía que lo deseaba. Pero lo que él no sabía era que yo sería su perdición.
En el fondo de la tienda se hallaba un grandioso y exquisito vestido negro. Estaba trazado con líneas azules que se enredaban con las negras. Me lo probé y me vi en el reflejo del gran espejo de vestidor. El vestido acentuaba mis curvas, y mis ojos, mis felinos ojos verdes brillaban por la excitación.
Tu belleza será tu fortuna y tu perdición, Isabella.
Las palabras de mi abuela siempre me perseguían. Deseche todo tipo de pensamiento de ella. Recordarla me inquietaba.
Continuando con mi plan le pedí a Edward que me ayudara a sacar el vestido. Por el reflejo vi como su mirada se perdía en mi trasero. Sus ojos al igual que los míos brillaban. Cadenciosamente me di la vuelta, rozando mi aliento con el de él. Olía a menta. Sus ojos miraban tortuosos mis labios. Di un sólo movimiento y él estampo sus labios en mi boca. Su lengua entro lento y suave en ella. Queriendo llevar todo a un nuevo nivel, deje caer el vestido quedando sólo con mi brasier y tanga. Sus manos recorriendo todo mi cuerpo, sin dejar un mínimo espacio sin arder.
Dimos a parar hasta la pared. Abrí mis piernas y repte por él enganchando mis piernas a sus caderas. Su polla crecía cada vez más deseando entrar en mí.
- Me vuelves loco Bella, yo…
- Shhh, sólo bésame.
Sus labios viajaron desde el nacimiento de mis senos, pasando por mi cuello, llegando a mi mandíbula, y finalizado en mis labios.
Todo me daba vueltas, había fantaseado muchas veces con besarlo, pero ahora que lo tenía asi, aquí, de esta manera era mil jodidas veces mejor.
Edward me hacia querer más, siempre era asi con él. Nunca había deseado tanto a un hombre como lo había deseado a él.
Quizás era porque estaba casado, era alguien prohibido, o a lo mejor porque era rico, o porque su cuerpo era una paleta que deseaba chupar lentamente.
O simplemente la combinación mortal de todo esto.
Mis gemidos salían sin querer de mí. Sus dedos se adentraron en mí. Calor, mucho calor llego a mí. Quería que siguiera, que me abrasara con su calor, su deseo.
Rápidamente me baje de sus brazos y tome mis cosas.
- Salgamos de aquí.
Esa fue la primera vez que tuvimos sexo, sexo rudo, sexo caliente. Me llevo a un motel grandioso, ciertamente parecía más un hotel. Su fortuna me deslumbraba. Lo quería todo, todo de él.
Y en ese momento no tuve duda alguna que no descansaría hasta que eso fuera asi.
Lo que más recuerdo de ese lugar eran sus sabanas. Eran de un rojo carmín hechas de seda. Suaves, muy suaves. Tan suaves que se refalaban por mi cuerpo. Me encanto ese lugar. Eran cosas que jamás iba a olvidar. De eso ya habían pasado años.
En ningún momento me detuve a pensar en ella. ¿Era yo una mala persona? Siempre, todas las personas que me rodeaban se jactaban de eso. Pero ¿Realmente lo era? Cada vez que pensaba en ello entraba en cierto transe. Yo solo quería lo mejor para mí. ¿Estaba acaso eso mal? ¿Desear al marido de mi amiga? ¿Querer lo que ella tiene? ¡Diablos!
A veces deseaba que todo fuera distinto. Desaparecer. Huir de toda aquella mierda que me rodeaba, porque a pesar de que amaba a Edward, estar con él me destruía lentamente, día a día.
Y de nuevo miraba lo que me rodeaba. Cosas sin valor, siempre sumida en la pobreza. Y todas mis metas y objetivos renacían desde el fondo de mí, envenenándome, intoxicándome.
Yo tendría todo por lo que he luchado. Eso y más, mucho más.
.
.
.
.
.
.
.
Hola ñ.ñ Ainss esta BitchBella es una loquilla no? jajaja. Bueno espero que les haya gustado el cap ;)
Muchas gracias a todas las chicas que se detienen a comentar :D es super duper leer lo escriben :3
saludos!