El Despertar De Isabella (18+)

Autor: Bella_Yexsi
Género: + 18
Fecha Creación: 06/06/2013
Fecha Actualización: 27/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 8
Visitas: 7758
Capítulos: 6

 Unos padres a los cuales el tema del sexo es un completo tabú y un novio con excesivas prevenciones para no dejarla embarazada, llevara a Isabella una chica de solo 18 años con grandes deseos sexuales y ganas de experimentar a tener una aventura con el guapo y sexy Edward Cullen.

 

Por aca vengo con un nueva historia chicas...

Espero sea de su agrado

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Capítulo 5: La Propuesta (POV Edward)

*Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen son propiedad de Stephenie Meyer. Yo solo los utilizo para crear mis propias historias.

*Advertencia: Está clasificada con "rated M". Contiene escenas de sexo y vocabulario explícitos.

Muchísimas gracias a mi beta Sool Onuma, Betas FFAD.

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Escuché unos nudillos tocar la puerta de mi oficina.

—Adelante —dije, para ver a mi secretaria la Señorita Weber. Nadie entraba a mi despacho sin mi permiso, eso lo había dejado muy claro cuándo comencé a trabajar en Cullen Entreprise.

—Señor Cullen, su padre está aquí. —Me acomodé en mi escritorio, Carlisle raramente venía, a no ser que fuese algo estrictamente obligatorio. Él había dejado la empresa a mi cargo hace ya varios años, encargándose sólo de lo que más amaba: la medicina.

—Hazle pasar. —Se retiró. No pasaron más de unos pocos minutos para que Carlisle entrara, como siempre, con un traje muy formal.

—Buenas días hijo, espero no interrumpir nada. —Tomó asiento en la silla delante de mí.

—Me podrías decir ¿por qué estás aquí Carlisle? ¿Hay algún problema con mamá?

—No Edward, no es eso —parecía debatir algo—, Kate ha llamado a casa. —Sentí un frio recorrer mi cuerpo, me levanté de la silla para comenzar a caminar por la oficina como león enjaulado. Necesitaba un trago. Carlisle se dirigió hacia el pequeño bar, sirvió dos vasos hasta la mitad con Whisky, caminé hasta él tomándolo sin pensar y bebiéndolo por completo.

—¿Cómo demonios esa mujer consiguió el número? Joder Carlisle… Han pasado más de cinco años… cinco malditos años y ella se digna a aparecer ahora. —Esto no podía estar pasando. Volví a servirme un poco más de la bebida.

—No sé cómo lo consiguió hijo, ha llamado para saber de Vanessa. Tu madre ha hablado con ella y te juro que ha dicho palabras que jamás le había escuchado, así que dudo mucho que esa mujer vuelva a llamar.

Tenía que hacer algo, no se merecía a Vanessa. La maldita nos había dejado cuando ella sólo tenía un año de vida, alegando que no estaba preparada para tal compromiso. Nessie quedó sin madre y yo con un corazón roto en mil pedazos gracias a ella. Para mi suerte Esme me ayudó mucho, junto con Alice, pero no era lo mismo, cada vez que veía a Nessie podía observar lo mucho que se parecía a su madre cuando éramos novios… tan feliz, tan llena de vida… Me he alejado un poco de ella a causa de eso, sabía que mi hija no tenía la culpa de nada, pero el dolor en mi pecho no había cesado desde ese fatídico día. No llegue a saber más nada de Kate y tampoco quise buscarla, no lo merecía, no después de dejarnos de esa manera.

Mi relación con las mujeres había cambiado, sólo era sexo… Una tras otra, cada semana, hasta que conocí a Tanya hace ya dos años, la mejor amiga de Alice en la universidad, era un monumento de mujer que me dejó encantado, no precisamente por su forma de ser… Una noche la invité a cenar y descubrí que era una completa zorra en la cama. Desde ese instante estoy con ella.

No es que haya dejado atrás mis aventuras, pero ya eran menos seguidas, ahora Tanya quería casarse y yo no estaba dispuesto a dar ese paso. Ultimadamente su insistencia me tenía intrigado… si accedía a su petición le sería fiel, eso lo tenía muy claro, por lo tanto tenía que pensar muy bien si Tanya era la indicada.

—¿Edward?—Levanté mi rostro hacia Carlisle, seguramente esperaba una respuesta.

—¿Por qué no esperaste a que llegara a casa para decírmelo? —pregunté confundido.

—Hijo, quiero proponerte algo. Tal vez tu madre y Alice no estén de acuerdo, pero será mejor que os vayáis de New York, sólo por unos meses.

Me senté en el sillón de cuero en forma de L apretando mi nariz…

—¿Crees que es lo mejor?— Carlisle tomó asiento, igual que yo.

—Nunca la mejor solución es huir de los problemas Edward, siempre de alguna manera ellos nos encontrarán, pero Nessie no está preparada para recibir tal noticia, no está lista para saber que su madre, quien la abandonó cuando era bebé, ha vuelto.

No había otra manera, Nessie era muy pequeña para sufrir tantas cosas. La noticia le caería como un balde de agua fría… No podía hacerle esto a mi hija, si tenía que irme por unos meses, lo haría.

Cinco meses después…

La lluvia golpeaba fuertemente, los truenos retumbaban en el cielo… Me había despertado a media noche cuando escuché unos pequeños toques.

—¿Papi? —Mi pequeña estaba parada en la puerta con su cobija rosada en la mano, esto siempre pasaba cuando llovía, una de las razones por las cuales Tanya no dormía conmigo.

—Ven acá pequeña. —Le hice un espacio en la cama para que se acostara junto a mí. Colocó su cabeza en mi pecho como siempre y se acurrucó.

—¿Papi? —preguntó somnolienta—, ¿podemos ir a comprar el regalo de Bella mañana? — Recordé que había escogido uno ya, cuando me mostró la foto que ellas se tomaron tocando el piano. Algo que mi mamá le había enseñado desde los cinco años a Vanessa y que aprendió muy rápido. La primera vez que vi a Isabella Swan fue en esa foto, una chica muy linda… con buenos dotes, sus pechos resaltaban con la blusa de escote pronunciado. Nessie se había quedado dormida en mis brazos, puse la sábana sobre nosotros para cubrirnos del frío de la noche.

Recordé que la madre de la Señorita había llamado esta tarde invitándonos a su cumpleaños, que sería el día de hoy, también había mandado la invitación con James.

Hace ya 4 meses y medio que nos habíamos mudado a Seatlle, Tanya no aceptó un no como respuesta y se vino junto con nosotros. Había contratado a alguien para cuidar a Nessie, Josefine, mi ama de llaves se encargaba de su alimentación aquí en casa, pero como no podía estar pendiente de ella y de la limpieza, decidí que la cuidara una niñera, con la condición de que James llevaría y traería a Vanessa de la casa de la chica. Tanya estaba de encargada en una de las tiendas de ropa de Alice aquí y yo, en la sede de la empresa.

.

.

El día pasó sin mucha novedad, unas cuantas reuniones en la oficina; firmar unos permisos; ir a casa y arreglarme para la dichosa fiesta… Pero aquí estábamos, en la casa Swan llena de gente.

Había varias personas conocidas, noté que la familia Swan era más popular en Seattle de lo que yo creía. Los padres nos recibieron muy bien, la Sra. Swan, a mi parecer, es una mujer demasiado material, en toda la conversación estuvo hablando sobre lo que tenía, lo que compraba o cosas parecidas… no le presté mucha atención. Su marido era todo lo contrario, callado y humilde por lo que pude notar.

Vanessa me pidió el regalo y salió corriendo para pararse detrás de una chica, me disculpé con Tanya dejándola hablando con otros invitados y caminé directo hacia ellas, cuando me iba acercando puede visualizarla bien… Era la Señorita Swan, Isabella… Tenía un vestido negro ceñido al cuerpo dejando ver sus curvas, su cabello color chocolate caía en ondas hasta sus caderas…

Vi como Vanessa le entregaba el regalo y ella sonreía feliz agachándose para abrazarla, lo que hizo que esa parte de mi anatomía se tensara al tener una hermosa vista de sus largas piernas, se quedó viendo el vestuario de ella sin darse cuenta de que yo estaba detrás. Carraspeé para hacerme notar, cuando subió su vista y nuestras miradas se encontraron. Comenzó a pasar su mirada por todo mi cuerpo y yo igualmente por el de ella, dejándola en sus pechos que parecían salirse en algún momento de la ajustada tela, nuestras miradas volvieron a encontrarse y sonreí, haciéndole saber que estaba claro que sabía cómo ella me comía con sus ojos.

En los casi cinco meses que llevaba en Seattle no había estado con otra mujer que no fuera Tanya, ninguna había despertado mi interés… hasta ahora.

No pude evitar tocar su piel cuando unimos nuestras manos para presentarnos finalmente, ella pareció no notarlo. Conversamos un poco, Vanessa me conto de nuevo, pero esta vez frente a ella, todo lo que hacían cuando estaban juntas… en toda la conversación no pude dejar de mirar sus pechos o su cuerpo. Mi polla quería saltar de mi pantalón cada vez que ella se mordía el labio, tal vez por nerviosismo.

Tanya nos interrumpió tomándome del brazo, algo que me hizo tensar inmediatamente, no me gustaban las escenitas y ella lo sabía muy bien. Isabella se excusó con que iría al baño, tuve que disimular un poco mi deseo de seguirla, mis manos picaban por tocarla.

Caminé junto a Tanya y Vanessa a nuestra mesa, esperé unos minutos para pedir permiso y dirigirme a la casa. Pregunté a unos camareros en dónde se encontraba el baño y me indicaron la puerta, pero quería verla a ella, así que subí al segundo piso, buscando dónde podría estar. Me cercioré de que no hubiese más nadie buscando habitación por habitación, hasta que la encontré… Estaba sentada en una silla con los ojos cerrados, pensativa. Cuando los abrió me miró a través del espejo. Esperé para ver su reacción, pensó por un momento y entonces habló.

—Si buscabas el baño está abajo. —Su voz apenas se escuchó.

—No buscaba el baño. — respondí para aclarar su duda, caminé hasta ella para subir mis manos por sus brazos, sintiendo su piel suave y tersa.

—La buscaba a usted, señorita Isabella…

Se había quedado sin habla, pero no me pedía que parase.

—Señor Cullen… —dijo apenas en un susurro.

—Shh… Si no quiere que haga nada, sólo dígalo Isabella. —Bajé mis dedos hasta su escote provocándola—, pero sé que sería mentira si me dice que no le gusta lo que hago, que no le agrada la sensación que siente cuando la toco. Y señorita Isabella… es malo decir mentiras. — Mordí su labio y un gruñido salió de mi pecho.

Jugué con mis dedos por el borde de la tela, adentrando sólo la punta de ellos, tuve que controlarme para no saltar a tocarla toda de una vez… desvestirla y follarla ahí mismo. Le dije que me detuviera si no quería que siguiera, pero no objetó, bajé su vestido dejando ver sus senos, sus pezones rosados estaban erguidos por la excitación.

Sus gemidos eran incesables, su piel era tan suave como la de un bebé… quemaba bajo mis manos. Apretaba sus pezones, mientras los tocaba y masajeaba como yo sabía que a las mujeres les gustaba. Su respiración se aceleró, bajó sus párpados rindiéndose al placer y no pude más que sonreír victorioso.

—Abre los ojos, Isabella —ordené para que se viera en el espejo. Quería que observara cómo se veía disfrutando de lo que yo le hacía, cómo su rostro estaba por mi causa.

Una música comenzó a sonar, su celular vibraba en el mueble del frente. Solté un poco mi agarre, pero no mucho, para dejar que se acercara a tomarlo, cuando vi la pantalla de su celular fue cuando me di cuenta de que tenía novio, pero eso no era un obstáculo. Yo estaba "comprometido" y sólo seria fiel cuando me casara… todavía no.

Le ordené que contestara, era algo que me gustaba, es mi manera de saber que tengo el control de las cosas. Después de lo de Kate, me había vuelto un hombre desconfiado, a pesar de llevar ya dos años junto a Tanya, mi confianza por ella seguía igual a como el primer día que nos conocimos.

Habló con mucha dificultad ya que no dejé de tocarla, pero el tiempo estaba pasando y, si seguía aquí, Tanya podría sospechar algo, así que con mucho pesar la solté para salir finalmente del cuarto y encaminarme nuevamente a la fiesta, claramente pasando por el baño un momento para acomodar un poco "mi problema", que ya se notaba demasiado sobre el pantalón. No podía llegar a la fiesta con un bulto… lo arreglaría cuando llegara a casa.

—Mi amor ¿está todo bien? —pregunto Tanya al sentarme en nuestra mesa.

—Sí Tanya, todo bien. —Sonreí tranquilamente.

Entre conversaciones y bebidas se hizo la hora del pastel, me levanté para junto a ella y Vanessa colocarnos en un lugar dónde pudiésemos ver a la cumpleañera. Un chico estaba a su lado, moreno, alto de bien parecido, seguramente era el novio. Tanya se recostó en mi pecho y pasé una de mis manos por su cintura, lo que hizo que moviera su trasero por encima de mi polla y ésta despertara de nuevo, escuché una risa de su parte.

Isabella le hizo señas a Vanessa para que se acercara a ella. Cuando llegó a su lado alzó la mirada encontrándose con la mía, le di una de mis sonrisas que sabía que nunca fallaban y, con ella no fue diferente, el rubor en sus mejillas se hizo presente. El chico a su lado le tomó el rostro besándola, confirmando mis sospechas.

.

.

La hora de irnos había llegado, Isabella me había tentado toda la noche… mucho más cuando comenzó a bailar sensualmente en la pista, no pude quitar mi vista de su cuerpo. Necesitaba una buena follada, esta noche Tanya dormiría conmigo, pero no sería suficiente, la quería a ella… había despertado una obsesión en mí que tenía que saciar, o ver la manera de calmar de algún modo.

Cargué a Vanessa que estaba agotada y caminé junto con Tanya para despedirnos.

—Buenas noches, señorita Isabella. Muchas gracias por su invitación —dije como si nada hubiese pasado.

El chico a su lado la agarró de la cadera…

Celoso… A veces es bueno compartir.

—Gracias a usted por haber aceptado —respondió sonriente.

—Disculpen mi descuido, les presento a mi prometida, Tanya Denali. — Esperé a ver su reacción, pero no se inmutó, esa era una buena señal.

—Mucho gusto, señorita Tanya. —Hizo un asentimiento de cabeza.

—El gusto es mío, Isabella. — Tanya habló educada, simpatizaba rápidamente con las personas.

—Les presento a mi novio, Jacob Black. —Ofrecí mi mano para estrecharla con la de él, e igualmente Tanya.

—Bueno, espero que hayas disfrutado lo de esta noche —dije pícaro, esperando que entendiera a que me refería—. A esta fiesta que tus padres prepararon.

—De hecho sí, lo disfruté mucho. Gracias. —Sonrió juntando su mirada con la mía, había entendido y ahora me seguía el juego… esto me gustaba.

—Espero que te guste el regalo, yo mismo lo escogí. —Pareció no entender a qué me refería, le di una sonrisa disipando sus dudas. No sé porqué me parecía excitante provocarla en presencia de nuestras parejas.

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Me despedí de ellos y de los padres de Isabella, necesitaba una descarga rápido… Maldito bulto… Traté de nuevo de acomodarlo en mi pantalón para que no se notara, mientras nos marchábamos de la casa Swan. Salimos en mi volvo, Tanya estaba con una sonrisa pícara, ella sabía lo que provocaba en mí cada vez que se restregaba contra mi polla, pero eso acumulado a lo sucedido con Isabella, me tenía peor que otras veces.

Llegamos a casa, dejé a Vanessa en su habitación durmiendo y, sin esperar, entré en la habitación de Tanya.

Estaba de espaldas a la puerta, el vestido rojo que tenía puesto estaba enrollado en sus caderas, dejando su espalda desnuda. Caminé hacia ella tomando sus pechos en mis manos haciéndola gemir, movía sus caderas restregándolas esta vez con más descaro en mi polla haciendo que creciera rápidamente.

—Edward. —Jadeó mientras besaba y mordía su cuello excitándola.

Hizo el intento de voltearse, pero la detuve apretando sus pezones sacando un grito de sus labios. Bajé una de mis manos hasta su vestido quitándolo por completo, rozando su piel en el camino. Se giró atacando mis labios con ferocidad, sus manos fueron ansiosas hasta mi camisa desabotonándola, la apreté a mí haciéndola gemir cuando sintió mi virilidad en su húmedo sexo. Puse mis manos sobre sus pechos inclinándome un poco para saborearlos, mordiendo sus pezones mientras gritaba mi nombre.

Sus manos volaron hasta mi cinturón, lo soltó bajando mi bóxer y dejando escapar mi polla que ya tenía un poco de líquido pre seminal, tomé su trasero entre mis manos para alzarla haciendo que ella envolviera sus piernas en mis caderas, enterrándome en ella con una sola estocada. Mi miembro salía y entraba una y otra vez de ella mientras nos besábamos desesperados…

—Más Edward… más…

Aceleré mis movimientos entrando más profundo en ella, el sudor corría por mi pecho y sentía que iba a venirme. Tanya dio el último grito de éxtasis mientras yo me liberaba en ella… Lo extraño es que en el último momento, esos ojos castaños y los gemidos de Isabella, habían llegado a mi mente acelerando el proceso para hacerme venir…

.

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El fin de semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos, Tanya se fue de viaje el sábado temprano a New York, tenía que arreglar unos asuntos de la tienda con Alice y no volvería hasta una semana después. La mitad de ese día lo pasé trabajando en mi despacho, mientras Vanessa estaba viendo sus caricaturas.

Hoy, Carlisle y Esme habían llamado como siempre para hablar con mi hija, ella los extrañaba, tenía pensado ir en unas semanas, pero la noticia de mi madre me había hecho dejar en el olvido tal visita.

Kate vino a la casa ayer hijo, dijo que te encontraría Edward…

Maldita… No dejaría que se acercara a Vanessa…

En la tarde del domingo decidí llevar a Nessie al Warren G. Magnuson Park, pude compartir un poco con ella. Se veía tan feliz… No permitiría que nadie le quitara eso, la hermosa sonrisa que ella tenía siempre. Mientras estaba recostado en mi coche viendo como Vanessa corría de un lado a otro jugando con el agua del lago Isabella vino a mi mente. Ella había disfrutado lo que yo le hice, al parecer no le confesó nada a su novio y disimuló todo el tiempo sobre lo sucedido.

Esa noche Tanya había bajado mi calentura, pero hizo un trabajo que no era de ella, era de Isabella. Yo la quería en mi cama, no me importaba si ella tenía novio o yo estaba comprometido, eso ayudaba mucho más a lo que tenía pensado hacer.

Llegamos a casa un poco cansados, pero antes de dormir tenía algo pendiente… Así que tome el teléfono y llamé ordenándole que estuviese mañana temprano aquí, si cuidaba a Vanessa en mi casa las cosas serían más fáciles. Dudó por un momento, pero yo no le dejé opción, por lo que finalmente no le tocó más que acceder.

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Me desperté temprano como siempre, tomé una ducha. Salí de nuevo al cuarto con la toalla en la cadera, me sequé y me puse mi traje azul con una camisa del mismo color y mi corbata.

Bajé a tomar el desayuno junto a Vanessa, que ya me esperaba en el comedor, revisé mi celular para divisar la hora. Llegaría tarde… Josefine entró a la cocina excusándose.

—Señor, la Señorita Swan ha llegado.

—Dile que me espere en mi despecho Josefine. —Terminé mi desayuno, revisé de nuevo la hora y ciertamente así había sido, llegó tarde.

Caminé hasta mi despacho abriendo la puerta de madera para entrar, ella se encontraba parada de espalda a mí. Mi polla saltó, irguiéndose al momento… Sus piernas estaban completamente visibles gracias al pantalón corto que se había puesto, una camisa blanca y el cabello lacio llegando a sus caderas, casi tocando su trasero.

Llegue a mi silla sentándome frente a ella, indicándole que también tomara asiento. Estaba ruborizada, en realidad se veía jodidamente sexy así.

—Señor Cullen…

—Isabella has llegado tarde, así que tienes una falta, además de que ahora vuelves a llamarme Señor.

—Discúlpeme no era mi intención. —Bajó su rostro hacia sus piernas, dándome una hermosa vista de sus pechos—. Es que anoche…

—¿Qué? ¿Estuvo follando con su novio? —Su rostro estaba más rojo que antes—. Isabella, te he dicho que tienes un falta, pero antes que nada quiero hablar contigo.

—Dígame… —Sonó casi en un susurro.

—Quiero hacerte una propuesta Isabella, sé que lo de la otra noche te gustó…

—No, discúlpeme, pero no puedo.

—¿No puedes qué Isabella? —Me levanté de mi asiento rodeándolo para llegar frente a ella—. Te dije que no me gustan las mentiras… —Pasé mis manos por sus hombros, ella cerró sus ojos dejándose llevar—. Te quiero Isabella… pero necesito que digas que sí.

—Yo… No puedo… Jacob… —tartamudeó.

—No me interesa tu novio Isabella, tampoco Tanya, esto será entre tú y yo. — Ella abrió sus ojos mirándome, tal vez preguntándose si era una broma—. Tengo entendido que se casarán en algún momento —ella asintió—. Te propongo un trato Isabella —paseé mis manos por sus brazos bajando lentamente las tiras del jeans—. Quiero que estemos juntos, quiero tenerte conmigo hasta que alguno de nosotros nos casemos. No dormiremos juntos, sólo follar… Tú puedes estar con tu novio y yo igualmente con Tanya, pero hasta que nos casemos estarás conmigo.

—¿Cómo? —Se levantó de la silla. Sus ojos me miraban interrogantes pero no la dejaría ir, no aceptaría un no como respuesta. Tomándola por sorpresa ataqué sus labios saboreándolos, mordí su labio inferior pasando mi lengua por él para pedir permiso, ella jadeó y no esperé más para introducir mi lengua. Su cuerpo estaba caliente, su respiración acelerada… Cuando el aire ya nos faltaba a ambos me alejé un poco agarrándola de los hombros.

—Isabella necesito que me digas que sí…

—Lo hare… Haz lo que quieras conmigo. —Sonreí triunfante… La disfrutaré… Isabella sería mía de todas las maneras sexualmente posibles…

 


  

¿Qué les pareció este primer POV Edward? Ya ven, la pequeña Vanessa tiene madre y no es Tanya. Edward ha sufrido mucho así que ya saben por qué es como es. Ya todo ha comenzado, Isabella ha aceptado la propuesta de Edward pero ¿ahora que pasara?... ¿Kated encontrara a Vanessa y Edward? ¿Se arrepentirá Isabella de la decisión que ha tomado?

Muchas preguntas que pronto tendrán respuesta nenas, así que no se pierdan ningún capitulo. Por ahora estoy con unos problemitas para conectarme e igualmente mi beta pero haremos todo lo posible para traerle nuevo cap esta semana que comienza.

Como siempre las invito a unirse a nuestro grupo en Facebook allí publico adelantos especiales para las lectoras, imágenes, videos y muchas cosas más sobre esta historia.

Muchas gracias por sus votos y comentarios, son mi unica paga.

Besos y nos leemos la próxima…

Las quiere, Yexsi

 

 

Capítulo 4: "Lo que es igual no es trampa" Capítulo 6: Rendición

 


 


 
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