BELLA POV
Después de 10 minutos, risas y regaños por parte de los niños las escaleras estaban listas, las examine por todos los ángulos y los clavos no se miraban mucho.
-bueno niños, esta parte esta lista, así que adentro, no tengo la menor idea de que hora sea pero deben comer algo,¿tienen hambre?- como si hubiera dicho unas palabras mágicas Christian se llevo sus manos a su estomago y empezó a asentir al igual que los demás peques, de seguro los malditos secuestradores no los habían alimentado.
Entramos a la casa y mientras los niños trasladaban las cosas al último cuarto yo atrancaría la puerta, la amarre como pude con el mismo alambre que tenía cuando llegamos y moví una repisa que se encontraba al lado derecho de la puerta, esta era una especia de mesa en la cual habían varios botes de pintura, la puse enfrente de la puerta.
Los niños ya habían movido todas las bolsas y las maletas al último cuarto así que dando una última mirada por la ventana apague la luz y me dirigí con los niños.
Cerré la puerta del cuarto a mis espaldas, mire a los niños y ellos tenían una mirada ansiosa que conocía muy bien
-¿hambre?- solo escuche 3 dulces vocecitas que decían que si a coro.
-bueno, que les parece si acomodamos primero las cobijas que traemos en el piso y alguna ropa para poder sentarnos y estar mas cómodos.- los niños asintieron y empezamos a abrir las bolsas para sacar lo que necesitaríamos.
En las bolsas traíamos ropa, cobijas, comida, algunos juegos de mesa de Ethan, las pistolas estaban en mi bolso al igual que mi celular que seguía sin pila, claro, como si con este tiempo fuera a cargar autónomamente, me reprendí a mí misma.
Entre los cuatro empezamos a acomodar la ropa en el piso que se encontraba un pocolevantado.
-así no bella, mira.- me reprendió Megan, estábamos acomodando una ropa para sentarnos en ella y ella decía que se acomodaba diferente.
Después de que los niños me regañaran y se rieran de mí como 100 veces por acomodarlo mal, nos encontrábamos los 4 sentados en el piso.
-Bueno niños no tengo mucho aquí, pero creo que con lo que traigo bastara.- agradecía que se me hubiera ocurrido comprar muchas cosas en la fondita en la que nos habíamos detenido el día anterior; empecé a sacar las cosas de mi bolsa, traía 4 lonches, bolsas de papitas, dulces de los que le gustaban a Ethan, algunos jugos pau-pau y una caja de gansitos, mi bebe y yo éramos amantes de la comida chatarra así que siempre andaba preparada como si fuera a alimentar a una multitud.
-bueno, cada uno se come un lonche, después de eso, pueden comer los dulces que quieran
-¡SI!- gritaron Christian y Ethan chocando las manos mientras que Megan aplaudía emocionada.
Terminamos nuestros lonches y mientras comíamos papitas y dulces los niños quisieron jugar al "uno", pensé que era una buena idea, por la situación en la que estábamos estaba claro que nadie tenía sueño, y yo menos que ellos quería dormir.
Megan y yo hicimos equipo, y la primera ronda la ganamos nosotros.
-¡sí!- grito Megan mientras me abrazaba por el cuello y me daba un beso que me sorprendió, la pequeña me soltó y bajo la mirada, le devolví el beso y la niña rio mientras se acomodaba nuevamente entre mis piernas.
Sorprendimos varias veces a Ethan y Christian queriendo ver nuestras cartas así que la penalización para ellos era que tenían que darnos dos besos a cada una por cada vez que intentaran hacer trampa.
Al poco tiempo los niños se aburrieron de jugar al "uno" y se empeñaron en jugar otro diferente, "el twister". Jugábamos y reíamos como si nada nos preocupara, como si estuviera en casa preparando palomitas para la noche "madre e hijo" una noche que hacíamos Ethan y yo una vez por semana aunque esta vez eran 3 niños.
Por un momento sentí que eran mis hijos, que eran parte de mi familia, cada que la pequeña Megan se acercaba a darme un dulce beso y a abrazarme sentía como si fuera mi hija, no había diferencia entre las muestras de afecto entre los que estabamos en esa habitación, nos encontrabamos en un cuarto sin muebles y frio pero aun así se podía sentir el cariño que cada niño emanaba, Christian y Megan eran unos niños increíblemente adorables, era imposible no amarlos al instante, eran dos pequeños angelitos que necesitaban ser protegidos, y por el momento, ahora, yo los protegería.
El juego prosiguió y pronto los niños se cansaron, se tumbaron en el piso aun riendo, de pronto esas risas fueron cambiadas por un largo silencio, el cual no duro mucho ya que escuche una dulce voz que se encargo de romperlo:
Tengo miedo bella.- dijo el pequeño Cristian quien me miraba con esas hermosas orbes verdes.
Le Sonreí tristemente, no sabía que nos esperaría mañana, no podía prometerles que estaríamos a salvo aunque haría todo lo posible para que así fuera.
- no tengas miedo Christian, hare lo posible para sacarlos de aquí, a los tres, sanos y salvos, hare todo lo que esté en mis manos, no permitiré que nadie los toque sin antes pasar sobre mí, ¿entendido?- el pequeño asintió, se levanto de su lugar y se acerco a mí, me dio un gran abrazo.
-gracias bella, te quiero.- deposito un beso en mi mejilla y regreso a su lugar.
El momento fue muy emotivo para mi, lagrimas picaban mis ojos anunciando su salida pero yo no lo permitiría, no podía dejar que me vieran llorar, así que sonreí y sacudí un poco mi cabeza.
-Bueno mis niños, llego la hora de dormir.- los niños se acomodaron a mi lado para acostarse, Megan estaba a mi derecha, Ethan a lado de Megan y el pequeño Christian enseguida de Ethan.
-Podrías cantar una canción.- musito una voz adormilada que aun luchaba por mantener los ojitos abiertos.
-si mama por favor.- la pequeña Megan fue secundada por Ethan, mientras que los hermosos ojos de Christian me miraban con ilusión.
-Está bien, pero después de la canción a dormir pequeños.- los niños asintieron y empecé a cantar mientras tocaba el cabello de la hermosa bebe de rizos color cobre.
-A la nanita nana nanita nana nanita ella, mis niños tienen sueño bendito sean bendito sean, fuentecita que corre clara y sonora, ruiseñor que en la selva cantando llora, canta mientras la cuna se balancea canta nanita nana nanita ella.- mire a mis pequeños y parecían que se habían quedado dormidos.
-¿Bella así es como se siente?- pregunto la pequeña Megan mientras trataba de abrir sus ojitos adormilados.
-¿Que corazón?- no sabía a qué se refería, la observe detenidamente
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